[LE}– Origen de dichos y expresiones: De Madrid al cielo

19/08/2014

En su origen, esta frase se usaba para recalcar lo orgullosos que se encontraban los madrileños por las reformas desarrolladas en la capital del reino por Carlos III, quien fue denominado como «El alcalde de Madrid» por las grandes mejoras urbanísticas que ordenó realizar durante su reinado.

Con el paso del tiempo, esta expresión ha adquirido cierto tono chovinista y suele ser vista con algo de recelo por los habitantes del resto de España debido a su presunto tono centralista.

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[LE}– El origen de ‘poner los cuernos’, ‘dormir la mona’ o ‘manda huevos’

09/06/2014

La filóloga Héloïse Guerrier desvela de dónde vienen algunas de las expresiones castizas más empleadas.

Cuando en la Edad Media un señor feudal ponía en práctica el derecho de pernada sobre la esposa de un vasallo, se colocaba en la casa una cornamenta de ciervo que dio origen a la conocida frase «poner los cuernos», una de las expresiones cuyo origen revela la filóloga Héloïse Guerrier .

La filóloga francesa analiza castizos modismos, como «estar en todos los fregados», «dar el coñazo» o «cágate lorito», ante el desconcierto que le produjeron como extranjera estas expresiones populares formadas con palabras y términos sencillos, entre el surrealismo y lo escatológico, y cuyo significado real no tiene nada que ver con lo enunciado.

A Guerrier (Francia, 1981), que estudió filología hispánica en la Sorbona, el interés por estas frases le vino cuando se trasladó a vivir a Madrid, hace diez años. «En la Facultad no te enseñan las expresiones de este tipo que se usan en la calle, y las españolas son muy gráficas: «cagarse en la leche», «montar un pollo», «que te folle un pez»… Yo me las apuntaba porque si te paras a pensar en ellas son verdaderamente perturbadoras», explica.

Investigó su origen en diccionarios de dichos, frases hechas y populares (como los de Buitrago, Celdrán o Seco), «buceó» por internet y comprobó que detrás de cada una de esas expresiones «había mucha miga».

La filóloga analizó la etimología, cuál era el uso inicial, en qué contexto se creó, y cómo habían ido evolucionando.

«Dormir la mona», por ejemplo, se remonta al siglo XVI y hace referencia a la costumbre que había de dar vino a los monos para ver el efecto que les provocaba.

«Montar un pollo» viene de la palabra poyo, un banco de piedra arrimado a la pared junto a la puerta de las casas de los pueblos. Así se llamaba en el siglo XIX al podio en el que los oradores pronunciaban sus discursos en las plazas, y que solían terminar en polémicas y encendidas discusiones.

«Manda huevos» es la versión romance del «mandat opus!» (= la necesidad obliga), que se empleaba en el ámbito jurídico.

Por encima del machismo residual que lleva consigo en ocasiones la lengua —»es la polla» para referirse a algo positivo, mientras que «menudo coñazo» se asocia a algo negativo—, Guerrier encontró que muchas expresiones utilizaban palabras vinculadas a la comida y al sexo: «estar metido en el ajo», «que te den morcilla», «joder la marrana», «echar un polvo»,…

«En Francia hay expresiones así, pero aquí son más bestias», comenta Guerrier, que aún recuerda su sorpresa cuando un compañero de Astiberri, cansado de que algunos autores se pasaran por la editorial sin avisar, gritó: «Esto parece el coño de la Bernarda».

Esta extraña frase hace referencia a una curandera granadina cuya vagina se halló intacta al desenterrarla, pero en otras, se dio por vencida ante la dificultad para convertirlas en una imagen.

«Frases como «no tengo el chichi para farolillos» y con «verdades como templos» tuvo que sacarlas de la lista porque eran demasiado complicadas», comenta sonriente.

Las explicaciones de las locuciones está traducida al inglés y al francés (tanto en su significado real como literal: «to shit in the milk», «etre fourré dans l’ail«, por citar dos ejemplos) por lo que el glosario saciará la curiosidad de los nativos y ayudará a combatir las dudas de los extranjeros que suelen «hacerse la picha un lío» cuando buscan la literalidad de algunas expresiones.

Para el escritor Pablo Martín Sánchez, la obra de Guerrier presenta «una combinación hilarante de modismos y de imágenes que producen cosquillas en el cerebro».

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[LE}– Origen o uso de palabras, dichos y expresiones: Zapatero a tus zapatos

14-09-12

Zapatero a tus zapatos es una de las expresiones que más se utilizan en lengua castellana para advertir a alguien que se está extralimitando de sus funciones o qué opina de algo para lo que no está facultado.

A través del Libro XXXV escrito por Plinio el Viejo (siglo I a.C.) podemos encontrarnos con el origen de este famoso dicho, el cual tiene tras de sí una curiosa anécdota que se sitúa en la Antigua Grecia del siglo IV a.C.

Apeles era uno de los más afamados y admirados pintores de su época y cada vez que terminaba un cuadro tenía por costumbre exponerlo ante los transeúntes para que estos le dieran sus opiniones respecto a la obra recién acabada.

En cierta ocasión entre el grupo de personas que admiraban y opinaban sobre su última pintura se encontraba un zapatero local, quién recriminó a Apeles un grave fallo en una de las sandalias que portaba el protagonista del cuadro.

El pintor escuchó atentamente y ese mismo día enmendó su error, mostrando el cuadro de nuevo al día siguiente. El zapatero, envalentonado y orgulloso del  éxito que había obtenido al influir con su crítica en la rectificación del cuadro, decidió volver a opinar sobre el mismo, esta vez dando su punto de vista sobre la pierna del protagonista de la obra.

Fue en ese momento cuando Apeles hizo callar al zapatero diciéndole:

«El zapatero no debe juzgar más arriba de las sandalias» (Ne supra crepidam sutor judicaret)* también traducido cómo «El zapatero no debe ir más allá de las sandalias»

Y que ha llegado hasta nuestros días con el famoso «zapatero a tus zapatos»

(*) La expresión aparece en latín y no en griego (originario de Apeles) debido a que conocemos la anécdota a través de lo escrito por Plinio el Viejo

Fuentes de consulta: “Intimidades de la Historia” de Carlos Fisas / Libro XXXV de Plinio el Viejo / Wikipedia

[LE}– Origen o uso de palabras, dichos y expresiones: Ser cabeza de turco

24-09-12  

Se denomina cabeza de turco a una persona —o grupo de ellas— a la quen se quiere hacer culpable de algo de lo que no lo es, sirviendo así de excusa a los fines del inculpador.

De manera más específica, se emplea este apelativo para calificar a aquellos a quienes se aplica injustamente una acusación o condena, para impedir que los auténticos responsables sean juzgados.

Desde una perspectiva histórica, en el período de las Cruzadas, los cruzados libraron cruentas batallas contra los turcos. La animadversión que se profesaban ambos bandos era tan grande que, para un cristiano, cercenarle la cabeza a un turco era un logro encomiable.

Cuando lo lograban, los cruzados colgaban la cabeza en un mástil de barco, o la ensartaban en una lanza, y los soldados la acusaban de todos los males habidos y por haber.

Por este motivo, se dice que alguien es cabeza de turco, cuando es objeto de todo el daño y las acusaciones de las que son culpables otros.

Fuente: Wikipedia

[LE}– Origen o uso de palabras, dichos y expresiones: Que te den morcilla

28-11-12

Cuando a alguien le dicen esto es que están deseando su muerte, y no lo que a veces se supone.
Hace mucho tiempo, el método para acabar con los perros callejeros de las ciudades era terrible y brutal. Se trataba directamente de matarlos, de acabar con ellos sin mayores miramientos. ¿Cómo?

Los empleados del Ayuntamiento buscaban esos perros vagabundos y les daban de comer morcilla envenenada con estricnina. De ahí viene la expresión «Que te den morcilla» que viene a decir que nos deberían tratar como a aquellos pobres perros.
Más tarde este método fue sustituido por la captura de los perros callejeros y su reclusión en algún centro, tal y como ocurre actualmente con las perreras municipales.

Fuente: El porqué de los dichos, de José María Iribarren