[*Opino}– Ver para creer: palabrejas que ahora acepta el DRAE

29-10-14

Carlos M. Padrón

Después de leer lo que copio abajo no me extrañaría que en la próxima edición del DRAE recibieran su bendición «tamién», en vez de también, «perfeto» en vez de perfecto, «esato» en vez de exacto, «adatar» en vez de adaptar (ya lo hacen con la palabra Mapfre que todos pronuncian «mafre»),… y cualquier otro vocablo cuya pronunciación conlleve cierta dificultad para el aparato fonador de los españoles, ése que, según Amando de Miguel, no está preparado para, por ejemplo, pronunciar la S líquida de la palabra «stop».

Esto de la RAE ya tiene visos de relajo y de invitación a que no se haga esfuerzo por aprender a hablar y escribir correctamente nuestro idioma, así que no me extrañaría que hasta se metieran con los signos de puntuación y aceptaran que en vez de coma, punto, y punto y coma se usaran puntos suspensivos, como se ve cada vez más en la Red.

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29/10/2014

Elena Mengual

22 palabras que nunca imaginarías que están admitidas por el DRAE

Este octubre (u otubre) ha llegado a las librerías la nueva edición del Diccionario de la Real Academia Española, que incorpora, entre otras novedades, palabras como amigovio (sí, lo que en España se conoce como «follamigos», término que la RAE no descarta incorporar próximamente ), papichulo o bótox. A cambio, salen otras por no emplearse desde hace siglos.

Y luego están esas palabras que, cuando las oyes, frunces el ceño presa de la duda mientras desarrollas el siguiente diálogo interior: «¿Arremangarse existe? Bueno, si lo dice la vicepresidenta, que es una mujer muy cultivada, tiene que existir, claro. Entonces… ¿Pasará lo mismo con ‘arrascarse’? Porque a mí me suena igual de mal».

Son esas palabras que originan polémica en las reuniones de amigos (si bien ahora con san Google en el ‘smartphone’ todas esas discusiones bizantinas son prácticamente cosa del pasado).

Recopilamos algunos de esos términos que,. hasta que no los ves en el DRAE, no te los crees:

Palabro

La palabra palabro parece un palabro. Pero no, es el término para referirse a una «palabra mal dicha o estrambótica».

Almóndiga

Tú te reías cuando oías a tu vecina de patio desde su cocina decir que iba a hacer «almóndigas». Pues resulta que la buena mujer usa un término recogido por el DRAE, si bien el propio diccionario señala que está «en desuso» y es un vulgarismo. También puede que la hayas oído decir que ella las cocina «asín» . Ay, amigo, tu compañera de descansillo no es ninguna erudita, pero en ninguno de los dos casos ha cometido incorrección. ¿»Cocretas»? Vale, ahí sí la has pillado. El DRAE sólo admite como forma correcta croquetas. Todo se andará.

Apechusques

En La Mancha, Andalucía y Murcia se utiliza este término para hacer referencia a los trastos, utensilios o cachivaches. No obstante, en la comarca de La Manchuela, «apechusque» se utiliza también para referirse a una «enfermedad repentina de la cual no se sabe muy bien la causa», tal y como recoge ‘El Bienhablao’.

Culamen y pompis

Culamen es una incorporación reciente al Diccionario de la RAE para referirse al culo. Una palabra que ya tiene unos cuantos sinónimos: trasero, pandero, posaderas, nalgas, pompis… Todas ellas recogidas en el DRAE. Sí, también pompis.

Otubre, conceto

Tanto reírnos de Manuel Manquiña y su «conceto» en ‘Airbag’, y resulta que está admitido. Eso sí, como forma «en desuso». Lo mismo sucede con otubre para hacer referencia al décimo mes del año.

Descambiar

En contra de lo que mucha gente piensa, descambiar es correcto. Según el DRAE, es sinónimo de destrocar, esto es: deshacer el trueque o cambio. También es válido su uso, frecuente en la lengua coloquial, con el sentido de «devolver una compra», ya que, tal y como explica el Diccionario Panhispánico de Dudas, «en definitiva, se trata de deshacer un cambio previo realizado en el momento de la adquisición, al entregar dinero a cambio del artículo

Uebos

Sí, sí, lo que leen. Procede del latín opus, y el DRAE lo define como «necesidad, cosa necesaria». De hecho, la expresión «Manda huevos» —que tan célebre hizo Federico Trillo cuando era presidente del Congreso— es en realidad una distorsión de «¡Manda uebos!», del latín ‘¡Mandat opus!’, es decir, ‘¡La necesidad obliga!’ Lo correcto sería sin h y con b.

Arremangarse

Cierto es que en muchas regiones, como en Andalucía, no suena extraña esta forma, si bien remangarse está más extendida. No sucede lo mismo con «arrascarse», que es un vulgarismo muy extendido y que no está admitido.

Ño. Norabuena

Apócope de señor. Es tan correcto como norabuena para decir enhorabuena. Y si dices: «Norabuena, ño», cierras el círculo.

Ño es además una interjección muy recurrente en Canarias. Tanto que un supermercado lanzó una campaña cuyo lema era: «¡Ño! ¡Qué precios!».

Albericoque

Pues sí, al albaricoque también se le puede decir albericoque. No da licencia esto para pensar que todo el campo es orégano: ni «molocotón» ni «mondarina» están admitidos.

Jonrón

Aunque en España suena raro, el término jonrón (de «home run«) no resulta tan extraño en países donde el béisbol es un deporte popular, como Venezuela o Cuba. ¿El plural? Jonrones, con perdón.

Abracadabrante

Si se te agotan los sinónimos de sorprendente o desconcertante, siempre puedes sacar abracadabrante de la chistera.

Toballa

Cuando tenías tres años y te referías a la tela con la que te secabas como toballa, en realidad lo estabas diciendo bien. Toballa está admitida.

Bluyín y yin

Al reparar en que en buena parte de Hispanoamérica nadie habla de pantalones vaqueros, sino de «blue jeans«, la RAE decidió incorporar el término, pero, eso sí, adaptando la grafía al español. Y ése es el resultado: blueyín.

Güisqui

He aquí otro caso similar al del bluyín. Nos permitimos fantasear con el momento de su inclusión:

Capuzar, chapuzar

Si nos lee desde el levante sur español, probablemente esta palabra le resulte de lo más normal. Del latín caput (cabeza) y *putere (sumergir), capuzar quiere decir exactamente eso: sumergir la cabeza en el agua. Y la acción y efecto de capuzar es un capuzón.

Agibílibus o agílibus

No es el nombre de la empresa de autobuses más rápidos de la zona. Agílibus hace referencia a la habilidad, el ingenio, a veces pícaro, para desenvolverse en la vida. Algo parecido a la «Inteligencia Emocional» que con tanto éxito acuñó Daniel Goleman.

Pinchaúvas

Si alguna vez te metes en una máquina del tiempo, viajas cuatro siglos atrás y te llaman pinchaúvas, que sepas que no te están diciendo precisamente «bonito», sino más bien «hombre despreciable», tal y como recoge la segunda acepción del DRAE. La primera, más literal, se refiere al «pillo que en los mercados comía la granuja, picándola con un alfiler, palillo u otro instrumento».

Apartotel

Ni «apartahotel», ni «aparthotel». La forma correcta para referirse a un hotel de apartamentos es apartotel. Es un anglicismo que se ha adoptado tal cual.

Quitaipón

Quitaipón o quitapón es «el adorno, generalmente de lana de colores y con borlas, que suele ponerse en la testera de las cabezadas del ganado mular y de carga». No confundir con «de quita y pon».

Papahuevos

Papahuevos es el papanatas de toda la vida. También conocido como pazguato, cándido o bobalicón.

Zangolotear, zangolotino

Zangolotear hace referencia a un movimiento continuo y violento, de una parte a otra, sin concierto ni propósito. Niño zangolotino, tal y como recoge el DRAE, es el «muchacho que quiere o a quien se quiere hacer pasar por niño».

Fuente

[*Opino}– Se pretende que, en español, WhatsApp se pronuncie ‘wasap’, con plural ‘wasaps’

01-07-13

Carlos M. Padrón

Me parece bien lo de esta adaptación, pero me gustaría saber

  1. Dónde fue a parar la ‘ts’
  2. Cuántos españoles van a pronunciar la ‘p’ o ‘ps’ final

Saco estas consideraciones a raíz de que, hablando hace poco con un amigo que vive en Canarias, me preguntó si yo usaba “guasa”. Entendí que me preguntaba si lo que yo decía era broma o chanza, pues eso es lo que significa guasa.

Pero no, se refería a WhatsApp, y al percatarme de ello y pedirle que tratara de pronunciar bien esa palabra, perdí mi tiempo. Creo que mi amigo no lo habría conseguido aunque hubiera de por medio una buena cantidad de dinero.

Así que me temo que pretender que en España pronuncien bien la ‘p’ final de ‘wasap’ no va a ser tarea fácil, aunque la Ortografía de la Lengua Española les haya evitado el calvario de pronunciar la ‘ts’ intermedia de la palabra WhatsUp.

Si a esto sumo el hecho, para mí incomprensible, de que conozco españoles —una de ellos empleado de Microsoft— que no logran pronunciar correctamente la palabra ‘Outlook’, nombre de un programa de Microsoft que se pronuncia ‘autluk’, sino que dicen ‘outlut’, estoy por creer que Amando de Miguel tiene razón al afirmar que el aparato fonador de los españoles no está preparado para esas pronunciaciones, aunque, como ya dije, salvo malformaciones, ese aparato es el mismo en todos los seres humanos.

Que no esté preparado es una cosa, y que no esté entrenado, o no se le quiera entrenar, es otra.

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01/07/2013

El sustantivo wasap (‘mensaje gratuito enviado por la aplicación de mensajería instantánea WhatsApp’), así como su verbo derivado wasapear (‘intercambiar mensajes por WhatsApp’), son adaptaciones adecuadas al español, de acuerdo con los criterios de la Ortografía de la Lengua Española.

Esta obra señala que la letra w es apropiada para representar la secuencia /gu/, entre otras, en palabras extranjeras adaptadas al español (waterpolo y web, por ejemplo), criterio por tanto aplicable a wasap como españolización del nombre que se da a los mensajes enviados por WhatsApp, cuya denominación comercial conviene respetar.

Así pues, frases como

  • «Su segundo hijo también le manda wasaps desde París, donde está cursando un máster» o
  • «¿Quieres promocionar tu negocio con una aplicación para wasapear?»

pueden considerarse correctas, sin necesidad de cursivas ni comillas.

El plural de wasap es wasaps, sin tilde, pese a acabar en s, dado que se trata de una palabra aguda terminada en grupo consonántico.

Por otra parte, aunque también pueden resultar admisibles las adaptaciones guasap, plural guasaps, y guasapear, al perderse la referencia a la marca original y percibirse como más coloquiales, se prefieren las formas con w.

Fuente: Fundéu

[*Opino}– Más sobre el doblaje de películas

11-12-11

Carlos M. Padrón

Me temo que el Sr. Lucea Deltoro, autor del artículo que copio más abajo, podrá mondarse todo lo que quiera, pero creo no ha visto muchas películas subtituladas, pues ¿de dónde saca él —por sólo mencionar uno de sus ejemplos— que el beneficio de ver versiones originales subtituladas es que los niños, al alcanzar la mayoría de edad, hablan varios idiomas?

No, señor, en referencia a los niños, el beneficio está en que no sólo aprenden a leer rápido, sino que hacen el oído a pronunciaciones para las cuales, según dicen algunos, no está preparado el aparato fonador de los españoles y, en consecuencia, esos niños tienen luego mucha más facilidad para aprender un idioma extranjero.

Lo del aparato fonador da vergüenza ajena.

En un programa de «Españoles en el mundo» cuya mayor parte trascurrió en San Petersburgo (Rusia) entrevistaron a varios españoles que habían residido allí entre 4 y 17 años.

Es increíble, pero ni uno solo de ellos logró pronunciar bien el nombre de esa ciudad en la que por tanto tiempo habían vivido.

Unos decían «peteSburgo» y otros «peteRburgo», pero ninguno «peteRSburgo». Por lo visto su aparato fonador —¿o su oído?— no puede con el sonido RS, como no puede con la P de Mapfre.

Es muy cierto que parte importante de la actuación es la declamación; se le atribuye nada menos que el 60% de importancia, de aquí que el solo hecho de doblar la voz es una flagrante adulteración, cuando no una arrogancia.

En 1994 ó 95 vi en la TV española una película protagonizada por Maribel Verdú (española) y Orlando Urdaneta (venezolano), y me quedé de piedra al comprobar que allá, en España, habían doblado la voz de Orlando para que éste hablara castizo. ¿No es esto algo arrogante y peyorativo?

Y los dobladores podrán ser todo lo actores que quieran, pero sólo logran engañar a quienes no han probado las bondades de las versiones originales.

Sus risas, lloros, gemidos y gritos son, las más de las veces, patéticos por lo poco convincentes. Y no digamos cuando tratan de imitar un acento de Brooklyn, caribeño, etc. Sólo engañan a quienes no hayan tenido contacto real con gentes de esos lugares.

Precisamente porque los subtítulos son un extracto es por lo que el espectador termina complementándolos con lo hablado en el otro idioma y, aunque alguien no lo crea, así se aprende también la que es tal vez la parte más importante de ese otro idioma: la básica, la del habla de la calle, la más común.

Cuando tuve que entrevistar a jóvenes, varones y hembras, que aspiraban a un puesto de trabajo en el que hablar inglés era requisito obligatorio, me sorprendí al dar con varios que lo hablaban bien porque, según me dijeron, esa parte básica e inicial la habían aprendido escuchando canciones en ese idioma.

Confieso que al primero que me lo dijo no le creí, aunque no había motivos para que me diera tal explicación. Pero cuando fueron varios los que, sin conocerse entre ellos, me dijeron lo mismo, tuve que cambiar mi opinión, que luego validé con profesores de inglés.

A veces sospecho que el motivo por el que en España se doblan las películas y series de TV es porque el doblaje resulta tremendo negocio para alguien o para muchos.

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11/12/2011

Víctor Lucea Deltoro

El doblaje

El doblaje de las películas es un asunto recurrente. Me refiero a las opiniones a favor y en contra. Tarde o temprano aparece en algún debate.

El pasado día 5 de diciembre del 2011, La Contra de este diario, recogía la opinión del señor Augusto M. Torres que recomienda la visión de películas en versión original subtitulada.

No es nuevo. Le doy toda la razón cuando dice que nos perdemos las voces de los actores. Es una parte importantísima de su actuación. Los dobladores también son actores. No son traductores. Ríen, lloran, gimen, gritan de pánico si toca…

Pero creo yo que hay un problema. Las críticas al doblaje incluyen indefectiblemente un argumento que me llama la atención. Es el de la cultura. El de que en otros países europeos, en los que los niños se acostumbran a las versiones originales subtituladas, resulta que al alcanzar la mayoría de edad hablan no se sabe cuantos idiomas.

Y perdónenme pero eso no me lo trago. Los subtítulos son un extracto, una síntesis de las conversaciones que cruzan los actores en la escena de turno. A lo largo de una película subtitulada se pierden cientos de palabras del idioma original. Es imposible asociar una palabra traducida a otra pronunciada, puesto que no sabemos dónde encajan.

Si se tradujeran todas las frases sería imposible seguir el hilo de la narración; no nos daría tiempo a acabar de leer; la escena ya sería otra.

Dice el señor Augusto M. Torres que los jóvenes, con los subtítulos, aparte de mejorar la ortografía, también aprenderían idiomas, como por ejemplo el inglés.

Y aquí, con todos mis respetos, me mondo. ¿Alguna alma cándida puede creer que tras ver quinientas películas suecas subtituladas acabará hablando sueco?

Fuente: La Vanguardia