[LE}– Origen de dichos y expresiones: Eres más tonto que Abundio

22/09/2014

M. Arrizabalaga

Hay distintas hipótesis sobre el personaje que da origen a ese dicho, desde un campesino cordobés o navarro a un capitán de fragata.

A los más de 600 españoles que se llaman Abundio a buen seguro que no les hace ninguna gracia el dicho popular «ser más tonto que Abundio». Entre los miles de nombres que existen, ¿por qué tuvo que tocar el suyo? ¿Quién fue ese Abundio que les colgó el sambenito?, pensarán.

De Abundio dicen «que vendió los zapatos para comprarse los cordones», «que vendió el coche para comprar gasolina», «que vendió la vaca para comprar leche» o «que fue a vendimiar y se llevó uvas de postre». Así ha caído para muchos el nombre de origen latino que significa «abundante», «desbordante» o «copioso» y que llevaron diversos santos de la Iglesia Católica.

En España el nombre gozó de popularidad debido al culto a san Abundio, un presbítero cordobés martirizado por los árabes en el año 854 cuya fiesta se celebra el 11 de julio. Hay quien cuenta que este mismo santo estaría en el origen del dicho ya que hasta en once ocasiones le ofrecieron los musulmanes desdecirse de sus supuestas injurias al Corán, pero sin éxito.

En la misma Córdoba sitúa Pancracio Celdrán a otro Abundio susceptible de haber popularizado el refrán. En «El gran libro de los insultos» señala que, al , «el personaje existió entre los siglos XVII y XVIII en Córdoba, donde protagonizaría alguna solemne tontería».

A este Abundio se le achaca el haber pretendido regar un cortijo «con el solo chorrillo de la verga», es decir, con apenas agua. «Acaso nos encontremos ante el precursor del riego por goteo, y debiéramos levantarle un monumento», dice Celdrán, aunque «en su día pasó por loco insigne, diciéndose hoy de quien da muestras de imbecilidad que es «más tonto que Abundio, que en una carrera en la que corría él sólo llegó el segundo»».

José María Iribarren menciona en «El porqué de los dichos» a un Abundio navarro «que cuando iba a vendimiar se llevaba uvas para postre» del que cuentan que «una tarde de estío los dueños de una huerta le mandaron al pueblo por bolados y, a la vuelta, para que no se le calentasen los azucarillos, sumergía la cesta en las acequias del trayecto».

Otros apuntan, sin embargo, a un capitán de fragata llamado al parecer Abundio Martínez de Soria, que habría nacido en 1848.

Cuentan que, en 1898, en la guerra de Filipinas, se encontró de frente con la Armada estadounidense y, en lugar de huir, se enfrentó solo a ella, hundiendo la embarcación en su ataque. Esta supuesta hazaña, de la que no hay noticia en las hemerotecas, habría sido considerada en la Península como una tontería, dando pie al dicho.

La explicación más plausible la ofrece Roberto Faure en su «Diccionario de los nombres propios», donde constata que antiguamente fue nombre frecuente entre la gente del pueblo. «Probablemente por ser nombre considerado rústico y propio de labradores nació el famoso dicho de “Más tonto que Abundio, que cuando se fue a vendimiar se llevó uvas para el postre”».

Fuente

[LE}– Origen o uso de palabras, dichos y expresiones: Sangre, sudor y lágrimas

21-11-12

Aunque fue el Primer Ministro Winston Churchill el que se llevó la fama de haber pronunciado estas famosas palabras, no fue el primero en haberlas dicho, pues se encuentran en la historia otros personajes ilustres que las dijeron mucho antes que el gran estadista británico.

Una de las primeras constancias (documentada) que existe de la expresión aparece en 1823 en la obra ‘La Edad de Bronce’ dentro de un poema escrito por Lord Byron.

26 años después (2 de julio de 1849) fueron pronunciadas por Giuseppe Garibaldi a los soldados que lo acompañaban durante la defensa de la República Italiana frente a los franceses enviados por Napoleón III.

Nuevamente nos encontramos la frase en una obra literaria, esta vez en ‘Las bostonianas’ de Henry James y escrita entre 1885-86.

El siguiente en pronunciar el ‘sangre, sudor y lágrimas’ fue Theodore Roosevelt en 1897, por aquel entonces Secretario de la Marina estadounidense y que las dijo durante un discurso ante los alumnos de la academia naval.

El 13 de mayo de 1940 es la fecha en la que sí fueron pronunciadas por Winston Churchill cuando se dirigió a la Cámara de los Comunes y con las que pretendía exaltar el valor de los soldados del ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial.

Aunque lo que el Primer Ministro dijo en realidad fue: “Nada puedo ofrecer sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor” (I have nothing to otfer but blood, toil, tears and sweat”), quedando la palabra ‘esfuerzo’ olvidada por el camino.

Posteriormente, el propio Churchill utilizaría tal recurrente expresión para decirla en otros discursos.

Fuentes: Muy Interesante P&R (primavera 2012) / wikipedia