Un hombre que estaba sentado viendo televisión, lanzaba un maní al aire, abría la boca y el maní caía en ella.
Su esposa le habló, él movió la cabeza para escucharla, y el maní cayó en su oreja. Por más esfuerzo que hizo no pudo sacarlo, y cuando ya estaban listos para ir al médico, llegó su hija con un amigo, y el amigo les dijo que él podía ayudar.
Sentó al padre en una silla, le introdujo dos dedos en la nariz y le dijo:
—¡¡Sople!!
Y, al sacar los dedos de golpe, el maní salió disparado.
Mientras la hija, de lo más contenta, llevó a la cocina a su amigo para brindarle una bebida, la madre le dijo al viejo:
—¡Qué muchacho más inteligente, viejo! ¿Qué crees tú que será cuando sea mayor?”
El hombre contestó:
—Pues, a juzgar por el olor de sus dedos, creo que será nuestro yerno.
