17/08/2025
Así era la antigua isla perdida de Canarias que ya no existe, pero que dejó un rastro geológico visible
Durante milenios formó una sola unidad con varias islas actuales, pero el aumento del nivel del mar al final de la última glaciación acabó fragmentándola
La historia de Canarias es también la historia del tiempo, de la piedra y del agua. El archipiélago, que hoy conocemos dividido en ocho islas principales y varios islotes, no siempre tuvo su forma actual.
En el extremo oriental del mapa, entre Fuerteventura y Lanzarote, las teorías científicas respaldan la existencia deuna antigua isla unificada que surgió hace unos 40 millones de años y desapareció al final del Pleistoceno, cuando el mar subió y la naturaleza la dividió en varias. Antes de eso, era la isla más grande de Canarias.
Ese territorio desaparecido ha sido bautizado modernamente como Mahan, un nombre de resonancia aborigen que alude a la fuerza primigenia de la isla y al imaginario colectivo de los majoreros (es el nombre de un legendario gigante aborigen).
Aunque no se trata de una denominación científica, sí es útil para referirse a una realidad geológica demostrada: hasta hace algo más de 10.000 años, el nivel del mar era mucho más bajo, lo suficiente como para que Fuerteventura, Lanzarote, la isla de Lobos y el Archipiélago Chinijo fueran parte de una misma plataforma emergida.
Unidas por tierra firme y especies comunes
La hipótesis está respaldada por diversos estudios y evidencias. El canal entre Lanzarote y Fuerteventura, conocido comoLa Bocaina, tiene una profundidad variable que oscila entre los 30 y los 60 metros, mientras que el estrecho que separa Lobos de Corralejo apenas alcanza los 10 metros en su punto más profundo.
Esta poca distancia marina, junto a las similitudes de las formaciones volcánicas y los materiales basales de ambas islas, refuerzan la teoría de una conexión terrestre durante el Pleistoceno tardío.
Además, los científicos destacan que numerosas especies de flora y fauna endémicas coinciden en esas dos islas. Algunos ejemplos son la Crocidura canariensis (musaraña canaria), o plantas como Pulicaria canariensis y Sideritis pumila, entre otras, que confirman que en el pasado existía una continuidad ecológica.
La ruptura definitiva se produjo tras la última glaciación, cuando el deshielo global provocó una elevación del nivel del mar de más de 100 metros y sumergió las conexiones naturales que existían.
Aunque a menudo se presenta con cierto aire de leyenda, la antigua isla de Mahan no es ningún mito, sino algo que los expertos llevan años estudiando como una realidad geológica.
Se estima que la superficie emergida de Mahan pudo alcanzar los 5.000 kilómetros cuadrados, superando por tanto a cualquier otra isla actual del archipiélago. Esta cifra incluiría los terrenos hoy sumergidos que formaban el espacio entre las islas actuales, y da una idea de la magnitud del territorio perdido. Aunque hoy ya no esté en los mapas, su huella sigue presente en cada roca y cada especie compartida.
