[Canarias}> Una isla sin muros ni celdas que sirvió como cárcel durante los siglos más oscuros de España

13-08-2025

Jorge Siverio

Una isla sin muros ni celdas que sirvió como cárcel durante los siglos más oscuros de España

 Su geografía, su aislamiento y la precariedad de sus conexiones marítimas eran suficientes para garantizar que quienes llegaban allí como exiliados rara vez pudieran escapar

En la historia de España, hay cárceles que nunca tuvieron rejas. Lugares donde el aislamiento fue más eficaz que los muros de piedra, y el silencio actuó como grillete. Uno de ellos fue El Hierro, la más occidental de Canarias, utilizada durante más de 150 años como destino de destierro político. Aunque hoy se asocia con la tranquilidad del turismo rural y la belleza de sus paisajes, hubo un tiempo en que en esta ínsula fue escenario de represión, exilio forzoso y olvido.

Lejos de los focos históricos que han visibilizado el papel represivo de otras islas como Fuerteventura, El Hierro permaneció en la penumbra de la memoria colectiva. Sin embargo, desde finales del siglo XVIII hasta bien entrado el franquismo, esta pequeña isla, de apenas 270 km² y escasos medios de comunicación, sirvió como un eficiente mecanismo de castigo para regímenes que buscaban apartar a quienes incomodaban con sus ideas, su ciencia o su pensamiento libre.

Cárcel sin muros

 El Hierro no contaba con penitenciarías ni garitas. Su geografía, su aislamiento y la precariedad de sus conexiones marítimas eran suficientes para garantizar que quienes llegaban allí como exiliados rara vez pudieran escapar. No se necesitaban barrotes: la isla entera funcionaba como una prisión natural.

Durante el reinado de Fernando VII, y posteriormente bajo distintas formas de gobierno, desde monarquías autoritarias hasta la dictadura franquista, intelectuales, médicos, maestros y políticos fueron enviados al exilio insular. Muchos no habían cometido más delito que pensar de forma diferente

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