La palabra estatuafobia, que se ve con alguna frecuencia en las informaciones sobre las protestas contra la discriminación racial, significa ‘aversión o rechazo a las estatuas’, no ataques a estatuas ni destrucción de éstas.
Uso inadecuado
• La estatuafobia se extiende por el mundo.
• La estatuafobia crece y ya afecta a Churchill o Colón.
Uso adecuado
• La destrucción de estatuas se extiende por el mundo.
• Los ataques a estatuas crecen y ya afectan a Churchill o Colón.
El término estatuafobia puede considerarse bien formado a partir del sustantivo estatua y el elemento compositivo -fobia (‘aversión o rechazo’), pero su significado lógico sería el de ‘aversión o rechazo a las estatuas’ en general. También se emplea, aunque es minoritaria, la forma estatuofobia.
Esta palabra, sin embargo, se está empezando a usar para aludir a la destrucción de algunas estatuas concretas, aquéllas cuyos atacantes consideran que simbolizan el racismo. En este sentido, resulta más preciso hablar de ataques a o destrucción de estatuas y, si el contexto no lo deja claro, añadir consideradas racistas.
Cabe recordar que el español tiene desde hace siglos la forma iconoclasia (o iconoclastia) —creada a partir de las voces griegas eikón, -ónos (‘imagen’) y klásis (‘rotura, acción de romper’)—, que se refiere en origen a ‘la corriente que en el siglo VIII negaba el culto a las imágenes sagradas, las destruía y perseguía a quienes las veneraban’ y, de forma más general, a la ‘negación y rechazo de la autoridad de maestros, normas y modelos’, que por extensión puede aplicarse a algunos de los casos referidos.
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