San José y San pedro se aburren en el Cielo y deciden ir de caza. Pasa una paloma, y San José, sin dudarlo ni un segundo, le dispara y la mata.
Ya en el suelo la paloma, San José le cae a patadas aun cuando ya estaba muerta.
San Pedro, atónito, le dice:
—José, ¡te has cargado la Paloma de la Paz!
A lo que San José contesta, con profunda frustración:
—Ya lo sé, ¡pero es que hay cosas que nunca llegan a olvidarse!
