[*Opino}— Europa y el galimatías de los enchufes eléctricos… y otros

05-01-2018

Carlos M. Padrón

Según el artículo que copio abajo, en Europa hay seis tipos diferentes de enchufes.

En mi opinión, son más. Y, al menos en España, que es el país sobre el que puedo hablar por experiencia personal, lo de los enchufes me ha traído por la calle de la amargura.

No sólo es que el enchufe macho de algunos de los aparatos que compré y usé en Madrid durante mi estadía en esa ciudad no sirven ahora en las hembras de moda, pues debe coincidir el grueso de las clavijas y la concavidad que algunas hembras tienen antes de las bocas de inserción de las clavijas. Para colmo, el cuerpo del macho puede tener diferentes formas que deben coincidir con la concavidad de las hembras. Lo mismo con los llamados “ladrones”, ésos que de una hembra hacen varias; puede ocurrir que la de la pared sea de un tipo, pero las del ladrón sean de otro.

Los archivadores para papeles también son un dolor de cabeza, pues además de los aptos para dos huecos más una palanca para abrir las púas donde se insertan los papales, que son los que antes (años 50) eran el estándar, ahora los hay también para cuatro huecos que son mucho más difíciles de operar que los de tres huecos, usados al otro lado del charco. Por tanto, he tenido que reperforar los papeles que me traje, y nfadarme un poco cada vez que tengo que archivar o sacar uno de ellos.

~~~

¿En qué países puedo usar mis enchufes?

En el mundo existen, al menos, 14 tipos diferentes de enchufes. Este desorden, que comenzó en los albores de la revolución eléctrica, obliga hoy a los turistas a viajar equipados con adaptadores, y a los compradores online a comprobar la compatibilidad de los aparatos antes de adquirirlos en otros mercados.

No sólo hay que tener en cuenta la forma física y disposición de las clavijas, sino el voltaje y la frecuencia de cada país. Un enchufe de igual tipo pero de menor o mayor voltaje no haría funcionar el aparato eléctrico, o podría dañarlo. Haría falta un transformador de corriente. Con otra frecuencia tampoco serviría.

Descubre en este buscador el tipo de enchufe usado en cada lugar del mundo, elaborado a partir del listado de la International Electrotechnical Comission. Selecciona el país y comprueba la forma de las tomas para conocer si es necesario un adaptador, y el voltaje y la frecuencia para saber si además hace falta un transformador de corriente.

clip_image001

El origen de este desorden mundial está en los comienzos de la revolución eléctrica a finales del siglo XIX. Los primeros aparatos eléctricos se enganchaban rudimentariamente al cableado de la luz de los hogares. Los enchufes surgieron a principios del siglo pasado como forma segura de conexión, y cada país ideó sus propias soluciones. Entonces, los viajes eran infrecuentes y los electrodomésticos eran de todo menos portátiles, así que no se vio la necesidad de crear un enchufe universal. Cuando la situación cambió, el desorden tenía difícil arreglo.

En la Unión Europea, tipos C y F

En Europa, la mayoría de países usan el mismo enchufe, el tipo C, de dos clavijas redondeadas. El C o uno compatible con él, como ocurre en España con el F, también conocido como «schuko», de origen alemán, con contactos de protección a tierra en forma de pestañas.

El tipo E, utilizado en Francia y Bélgica entre otros, es también compatible con clavijas del tipo C y F. Las tomas de corriente del tipo J, de tres clavijas redondeadas en triángulo, usado en Suiza, también admite aparatos del tipo C y F. Y las del tipo K, de Dinamarca, también son compatibles con los usados en España. En Italia conviven los tipos C, F y L, este último de tres clavijas en paralelo, pero con tomas compatibles con las dos clavijas de los anteriores.

Es decir, las clavijas de los aparatos eléctricos usados en España (tipos C, F) servirían también en esos países (tipos E, K y L).

Otros voltajes y frecuencias

Pero hay excepciones dentro de Europa, como el Reino Unido e Irlanda, con el tipo G, de tres clavijas planas. Sí coinciden, sin embargo, en voltaje y frecuencia: 230 vatios y 50 hercios.

No ocurre igual con el voltaje y la frecuencia de otros lugares del mundo. En América del Norte (Estados Unidos, México), América Central (Panamá, Costa Rica), Caribe (Cuba, República Dominicana) y parte de Sudamérica (Venezuela, Colombia, Bolivia) y Japón usan un voltaje inferior, entre 100 y 120 vatios, y una frecuencia de 60 hercios. Muchos aparatos eléctricos especifican que están preparados para trabajar en ambos voltajes y frecuencias; si no, es necesario un transformador para evitar dañarlos. Allí impera el tipo de enchufe A, de origen useño, con dos clavijas planas, o el B, más seguro puesto que incluye una tercera para la toma de tierra. Son compatibles entre sí.

El tipo G británico, implantado después de la Segunda Guerra Mundial, no llegó a sus colonias. La mayoría de ellas conservan el estándar anterior, el tipo M, de tres clavijas redondeadas dispuestas en triángulo. O el tipo D, usado en India, similar al M, pero de menor dimensión y, por tanto, incompatibles entre ellas. Otras colonias como Australia o Nueva Zelanda siguieron su propio camino. Sus enchufes son del tipo I, el mismo que el usado en Argentina.

A finales de los años 60 hubo un intento de enchufe universal, el tipo N, pero sólo lo adoptaron Brasil y Sudáfrica. La estandarización aún queda lejos, con el horizonte puesto en las conexiones USB.

Fuente

[LE}— ‘Bitcóin’, ‘bitcoines’, adaptación al español de ‘bitcoin’, ‘bitcoins’

11-12-2017

La forma bitcóin, plural bitcoines, es la adaptación al español de bitcoin, plural bitcoins, nombre de esta conocida moneda electrónica.

Con motivo del debut de esta criptomoneda en el mercado de futuros de Chicago, en los medios de comunicación pueden verse frases como 

  • «Los grandes inversores ya pueden apostar al alza o a la baja con el precio del bitcoin»,
  • «La locura del bitcoin: la divisa virtual alcanza los 16 000 dólares» o
  • «¿Son de fiar los bitcoins?».

En español, este término inglés se adapta adecuadamente como bitcóin, plural bitcoines (pronunciado /bitcóin/, pl. /bitcóines/), y se escribe con tilde, por ser voz aguda acabada en ene, así como en minúscula y sin ningún resalte tipográfico, al igual que el resto de los nombres de las monedas (dólar, franco, yen).

Por otra parte, se encuentra en expresiones como fondos/transacciones bitcóin, en las que se usa en aposición y con el plural invariable; sin embargo, lo adecuado habría sido escribir fondos/transacciones en bitcoines, igual que fondos/transacciones en dólares, en lugar de fondos/transacciones dólar.

Así pues, en los ejemplos iniciales lo recomendable habría sido escribir 

  • «Los grandes inversores ya pueden apostar al alza o a la baja con el precio del bitcóin»,
  • «La locura del bitcóin: la divisa virtual alcanza los 16 000dólares» y
  • «¿Son de fiar los bitcoines?».

Si se desea utilizar las formas originales inglesas (bitcoin, bitcoins), lo apropiado es emplear la cursiva o entrecomillarlas.

Como nombre del protocolo y de la red informática que lo sustenta, se trata de una marca, por lo que se escribirá en redonda, en singular y sólo con la inicial en mayúscula: red Bitcoin o direcciones Bitcoin y no «Es posible generar de forma gratuita tantas direcciones BitCoins como deseemos».

Fuente

[Hum}– Pautas de evolución de la histeria femenina

  • A los 10 años de edad, la histeria se produce por el incipiente desarrollo hormonal.
  • A los 20, por la búsqueda de su identidad como mujer.
  • A los 30, por conseguir un buen candidato para no quedar sola.
  • A los 40, porque el espejo es muy cruel.
  • A los 50, por la menopausia.
  • A los 60, por la sobreprotección de hijos y nietos. En caso de no tenerlos, por sobreproteger a alguien de su entorno.
  • A los 70 y posteriormente porque, a esta altura de la vida… ¿para qué cambiar?