Un señor va en su carreta tirada por dos caballos, y un camión se los lleva por delante a todos. Cuando llegó la ambulancia, el hombre, gravemente herido, preguntó:
—¿Qué le paso a mis caballos?
—A los dos tuvimos que sacrificarlos porque se quejaban mucho. Seguro que usted tiene mucho dolor porque está muy herido.
—¡Nooooo, yo como nada! ¡estoy del carajo! ¡me siento mejor que nunca!