Un próspero empresario fabricante de clavos que quería ampliar su negocio decidió armar una estrategia publicitaria a escala internacional. Luego de recorrer varias agencias, decidió darle el trabajo a una agencia publicitaria dirigida por un gallego, por ser la más barata.
—Mire, amigo— le dijo el empresario al gallego publicista—, mi empresa se dedica a la fabricación y venta de clavos. Quiero una cuña publicitaria para los medios televisivos que destaque y haga hincapié en la calidad de mis clavos»
—No se preocupe —le contestó el gallego—. Para la semana que viene se la tengo lista.
A la semana siguiente, el empresario volvió a la agencia, y el gallego le presentó una muestra de la cuña, especial para televisión, que, con medio minuto de duración, mostraba una escena de la crucifixión de Jesucristo. La Virgen María aparecía llorando a los pies de su Hijo, los soldados romanos burlándose, y Jesús clavado en la cruz. En lo alto de la cruz, donde generalmente aparece la inscripción «INRI», aparecía, en cambio, la leyenda: CLAVOS GONZÁLEZ.
Al ver aquello, el empresario se puso como loco, y le gritó furioso al gallego:
—Pero, ¿¡¡¡qué hizo usted, animal!!!? ¿Usted de veras pretende poner este aviso en los medios televisivos del mundo? ¡La tercera parte de la población mundial es cristiana. ¡¡¡Nadie me va a comprar clavos!!!
El gallego, asustado, le contestó:
—Disculpe, señor, disculpe. Entonces, ¿qué clase de aviso quiere usted?»
—¡Uno que destaque la calidad de mis clavos! Hágalo como quiera, ¡¡pero ni de chiste ponga a Cristo clavado con mis clavos!!—, gritó el empresario, y se marchó furioso.
A la semana siguiente, el tipo volvió a la agencia y el gallego le dijo:
—Mire, ya le tengo la nueva cuña, ¡y como usted la quería!
Y le proyectó otra cuña en la que aparecía un Jesús semidesnudo y huyendo despavorido de una horda de soldados romanos que lo persiguen por tortuosas calles. Al final de la cuña, uno de los dos centuriones romanos que van a la cabeza del grupo que persigue a Jesús le dice jadeante al que corre a su lado:
—Viste, jilipollas: ¡¡Te dije que usáramos CLAVOS GONZÁLEZ!!
