19/08/2014
En su origen, esta frase se usaba para recalcar lo orgullosos que se encontraban los madrileños por las reformas desarrolladas en la capital del reino por Carlos III, quien fue denominado como «El alcalde de Madrid» por las grandes mejoras urbanísticas que ordenó realizar durante su reinado.
Con el paso del tiempo, esta expresión ha adquirido cierto tono chovinista y suele ser vista con algo de recelo por los habitantes del resto de España debido a su presunto tono centralista.
