Había una pareja de mediana edad que tenía dos bellas y hermosas hijas adolescentes.
La pareja decidió intentar una última vez por el hijo varón que siempre quisieron. Luego de “trabajar” por meses, la esposa finalmente quedó embarazada y dio a luz a un saludable varoncito, y el padre, al recibir la noticia, corrió al retén a conocer a su nuevo hijo.
Al mirarlo se horrorizó ya que el niño era el bebé más feo que él había visto nunca en su vida, y de inmediato fue a ver a su esposa y le dijo que no había manera de que él fuera el padre de ese niño.
—¡Mira las dos hermosas hijas que hice anteriormente!
Luego la miró desconfiado y le preguntó:
—¿Me has estado engañando?»
La esposa sonrió dulcemente y le dijo,
—Puedes creerme, mi cielo, pero ¡esta vez no!
