29-10-12
Una de las misiones encomendadas a los religiosos —y, en este caso, a los sacerdotes— era la de prestar asistencia a los enfermos y desvalidos, pero, sobre todo, el “cuidar de las almas” de sus feligreses.
La palabra cura proviene del latín, y su significado es “cuidado” “solicitud”.
Todo parece indicar que fue sobre el año 1330 cuando se empezó a aplicar esta denominación al párroco por tener a su cargo la cura de almas, o cuidado espiritual de las personas. El sacerdote es el “médico de las almas”, el que está al cuidado (cura) de las almas de sus fieles.
Fuente: diocesisdecanarias
