01-05-13
Carlos M.Padrón
Esto de las carbonerías que ilustra el archivo que puede verse/bajarse clicando AQUÍ —y a las que en El Paso llamábamos carboneras—, me recuerda a Macho y Magdalena, una pintoresca pareja de El Paso de principios del siglo XX, a quienes no conocí, pero supe de ellos por los cuentos que escuché en boca de mis padres.
Sí que vi, y en acción, los dos tipos de planchas de hierro al carbón.
Macho y su mujer, Magdalena se dedicaban a eso: a hacer carbón en el monte, en carboneras piramidales que lucían como las del archivo que adjunto, a venderlo luego en el pueblo…. y a emborrarche con vino usando el dinero así recaudado.
Después se mostraban su «amor» cayéndose a golpes, hasta que se les pasaba la rasca y volvían de nuevo al monte, donde vivían, a hacer más carbón.
Según me contaron, el aspecto físico de Macho y de Magdalena era el de las personas que, con cara, manos y ropas sucias por el carbón, pueden verse al comienzo del archivo.

Personajes con méritos suficientes para participar como actores secundarios en la novela que algún día te decidirás a escribir.
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Saldría yo de ahí todo tiznado, Adolfo 🙂
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Como dijo Enrique IV, el Hugonote: «París bien vale una Misa». Tíznese pero escriba: una novela costumbrista con sabor a pueblo isleño, a emigración, a guerra civil, a amores pasados, bien vale otra Misa.
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Gracias, Adolfo. Lo tendré en cuenta. Según he sabido, ahora se puede publicar en forma digital vía, por ejemplo, de Amazon.
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Así es. Y no cobran nada por subirlo. Puedes colocar el libro gratis para terceros o ponerle un precio.
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Me propongo investigar más al respecto. Si sabes algo, pásamelo, please!
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Esta anécdota me recuerda a una pareja de carboneros que eran madre e hijo, españoles pero no de las Islas Canarias; unas bellas personas. Recuerdo que él se llamaba César, y que yo de niña iba con mi abuela Lola a comprar carbón, que era lo que se usaba por aquellos tiempos, y que, por cierto, quedaba la comida exquisita.
Recuerdo también que ellos tenían una gran cría de gallinas y una mula, que le servía a César para tirar su carro donde vendía el carbón.
Son pasajes de nuestra vida cotidiana que trae gratos recuerdos, aún al paso de los años.
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Recuerdo oírle contar a mi abuelo que Macho era de origen andaluz, fue emigrante en Cuba de donde regresó a España pero sin fortuna y sin dinero, y se quedó en La Palma, y mi abuelo decía, con total y absoluta seguridad, que Macho era el abuelo de la cantante Lola Flores.
Magdalena, al parecer, era del Retamal, en Los Llanos, y una vez Macho le pegó una paliza tan grande que le abrió una herida en la cabeza y se la cerró con hilo de bala y una lezna con la que cosían los sacos de carbón; no se le infectó.
Lo de que Macho era el abuelo de Lola Flores es lo que más gracia me hacía de estos personajes que mi abuelo conoció siendo un niño en El Paso. Cada que él veía a Lola Flores en TV decía «Ésa es la nieta de Macho», ¡y mira donde llegó que sale donde mismo Franco!
Cuando dos personas eran inseparables, en El Paso se decía «Parecen Macho y Magdalena».
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Gracias, Mare, por este excelente aporte. Ya había yo olvidado lo de «Parecen Macho y Magdalena».
Lo de la «caricia» que Macho le hizo a Magdalena debe llevarnos a considerar que antes los hombres eran hombres, y que ahora la gente se ha vuelto ñanguita y apenas tienen una herida –aunque sea no inflingida con cariño, como la de Macho a Magdalena– salen corriendo a meterse mil antisépticos, si es que no van directamente al aséptico quirófano. Esta historia nos enseña que hacer carbón es saludable, y que propinar «cariocias» como las de Macho contribuye a la estabilidad de la pareja.
Lo que sí me sabe muy mal es que a Macho le hayan echado arriba la afrenta y vergüenza de que es abuelo de Lola Flores. ¡Pobre hombre! Tal vez por eso se emborrachaba. 🙂
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Muchas gracias. Mi abuela me comentó esto y agradeció mucho este aporte porque su madre se lo decía de pequeña: «Te pareces a Macho y Magdalena»
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Ese comentario de la abuela hace que uno se pregunte si el parecido era en bueno o no. 🙂
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