[LE}– ‘Vir bonus dicendi peritus’, ¡si Catón levantara cabeza!

2012-12-22

A. de Miguel

Me permito el titular con un famoso latinajo, por ser una maravilla de concisión. Es así como define Catón el Viejo la figura del hombre público: «Un hombre honrado diestro en el arte de hablar en público».

El hombre público de su tiempo era sobre todo el orador del foro; hoy lo sería el político o el sindicalista delante de una cámara de televisión o un micrófono. Si Catón levantara la cabeza se quedaría patidifuso.

Los ratios

El otro día, en una tertulia política de la televisión, un representante del Partido Socialista, encargado de los asuntos culturales, repitió con insistencia lo de «los ratios». Lo siento, compañero. Debe decirse «las ratios», y, mejor todavía, «las proporciones, los índices, las razones, los cocientes».

Los currículums

En otra tertulia un alto cargo del Ministerio de Educación repitió también lo de «los currículums». Con lo fácil que hubiera sido decir «los currículos» o «los currículum».

No sé cómo vamos a adiestrar a los mozalbetes si las autoridades educativas hablan tan mal.

Presuntamente inocente

Más grave fue la afirmación del oscense Josep Antoni Duran i Lleida (de soltero, José Antonio Durán y Lérida) cuando se refirió al diputado Santiago Cervera como «presuntamente inocente».

Esa calificación la he oído más veces en algunas tertulias; no es lógica. A ver si nos aclaramos.

La inocencia no se puede presumir porque no se puede probar. En los litigios penales, el encausado es declarado culpable o no culpable. Si se dice «inocente» se está falseando la lógica. Antes de la sentencia, los jueces, fiscales y abogados presumen que el acusado no es culpable.

Sólo así puede haber un juicio justo. Lo malo es que en la práctica a ese ejercicio se le llama «presunción de inocencia»; mal dicho. Por otro lado, esa presunción debe obligar sólo a los jueces, fiscales y abogados que intervienen en el proceso judicial. Los demás podemos opinar lo que nos dé la gana.

Finalidad que no tiene una finalidad

Tampoco es que los jueces sean claros en sus declaraciones. Hace poco, Joaquín Bosch, de la asociación Jueces para la Democracia, espetó ante el micrófono de la tele: «La finalidad de las reformas no tiene una finalidad…». En ese momento zapeé de canal.

Muy exhaustivo

Ya no me acuerdo quién dijo el otro día en la radio (era una autoridad) que no sé qué informe era «muy exhaustivo». Supongo que cabe la posibilidad de que hubiera sido poco exhaustivo o incluso nada exhaustivo.

Parámetros

Lo que me pone realmente enfermo es lo de los «parámetros».

Se trata de una figura matemática muy precisa, normalmente una constante que puede recibir distintos valores. Pero en boca de nuestros hombres públicos (y mujeres públicas, claro) puede equivaler a un abanico de significados: circunstancias, consideraciones, datos, mediciones, factores, etc.

Lo que pasa es que queda uno bien ante ese palabro. Es un ejemplo de lo que el otro día llamábamos aquí hipersemia o semiorrea. Es decir, significa tantas cosas distintas que acaba por no querer decir nada.

Cabrear

Hay un verbo coloquial muy expresivo que es cabrear, algo así como enfadar o poner de mal humor en grado superlativo. Lo curioso es que algunos remilgados añaden «perdón por el término».

No sé por qué hay que pedir perdón, pues no es una palabra malsonante; no se vincula a ninguna raíz de tipo sexual o escatológico. Aún así, si a usted le sigue sonando mal, diga «encocorar», que resulta más fino. Equivale al gesto de levantar el dedo meñique cuando se lleva uno a la boca una taza de café.

Varios

De la tradición romana nos queda la costumbre de introducir en el lenguaje de los hombres públicos multitud de términos jurídicos. Vayan éstos por delante para hacer boca: «Habida cuenta«, «de obligado cumplimiento«, «sin que sirva de precedente«, «considerando«. Puede que también sea una muletilla del foro esa de «dicho lo cual«, que con tanto cariño han acogido los tertulianos.

Fuente: Libertad Digital

Fuente: Libertad Digital

0 comentarios sobre “[LE}– ‘Vir bonus dicendi peritus’, ¡si Catón levantara cabeza!

  1. Lo de «ratio» me parece debe ser más bien un anglicismo, pues «ratio» es una palabra de uso común aquí, entre personas de alguna educación, claro.

    Yo veo TEI (Televisión Española Internacional) y me llama la atención cómo a sus locutores les gusta usar términos en inglés. ¡Franco debe estar dando vueltas en su tumba!

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  2. Javier, ‘ratio’ es palabra latina. ¿Y tú ves TEI? No te suponía de tan mal gusto.

    Como ya he dicho varias veces, en España dicen detestar el inglés pero se mueren por poder hablarlo. Como no lo logran han llegado a la conclusión de que si a una raíz española le añaden la desinencia ‘-ing’ resulta automáticamente una palabra correcta en inglés, y así dicen ‘puenting’ en vez de ‘bungee’, ‘footing’ en vez de ‘jogging’, y ‘balconing’ para referirise a ese nuevo ‘deporte’ que consiste en acostarse sobre la baranda de un balcón que esté en el piso alto de un edificio. Ignoro el nombre que tal locura tenga en inglés.

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