24-08-2012
Carlos M. Padrón
Lo que revela el artículo que sigue me reafirma en mi convicción de que me interesa más la justicia que la Ley.
Y de ahí que me moleste tanto escuchar con qué fruición los gringos dicen It’s the law! (= ¡Es la Ley!) sin reparar en si el hecho que eso les hace decir es o no justo.
Tanto me molesta que cuando escucho esa expresión y creo que el hecho que la provoca es injusto, siento unas ganas locas de violar la bendita Ley.
Ese apego —las más de las veces ciego, y muchas veces insensible e irracional— es la causa de que en USA abunden tanto los abogados, al extremo que se considera grave que alguien carezca de uno, y la causa de la legalitis que padece ese país, enfermedad que, en mi opinión, terminará haciéndole mucho daño.
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24/08/2012
Elena Sanz
Los humanos tendemos priorizar que no se cometan injusticias
Una persona rechazaría un vaso de agua, incluso teniendo sed, si considera que la oferta que le hacen es injusta, según se desprende de un nuevo estudio del University College de Londres, en Reino Unido.
El hallazgo tiene implicaciones importantes para entender qué criterios valoramos más cuando tomamos decisiones.
Mientras que los chimpancés, nuestros parientes más próximos, están dispuestos a aceptar cualquier oferta sin valorar en base a criterios subjetivos si es “justa” o “injusta”, varios experimentos muestran que los humanos estamos dispuestos incluso a renunciar a ganar dinero si consideramos que nos hacen una propuesta inapropiada, por ejemplo si a otra persona le ofrecen, en las mismas condiciones, más cantidad.
Investigadores del Centro de Neuroimagen Wellcome Trust decidieron averiguar si esto también se cumple cuando las ofertas afectan a necesidades fisiológicas, como la comida, el agua o el sexo.
En sus experimentos trabajaron con 21 participantes sanos y, tras someterlos a sed extrema, les ofrecieron vasos de agua con 62,5 mililitros, mientras que la persona que hacía la oferta se quedaba con una botella de 500 mililitros. Los participantes tenían 15 segundos para aceptar o rechazar la propuesta, y, en la mayoría de los casos, dijeron que no al vaso, incluso cuando sus análisis de sangre mostraban que fisiológicamente necesitaban beber.
“Sorprendentemente, los humanos tendemos a rechazar una propuesta injusta basada en una recompensa primaria, como agua o comida, incluso si se encuentran en situación de necesitarla”, aclara Nick Wright, coautor del trabajo.
Esta motivación parece ir en contra de sus propios intereses, por lo que resulta fascinante tratar de “entender cómo este sentimiento subjetivo de la justicia influye en nuestras decisiones cotidianas, incluyendo las relacionadas con el mercado laboral”, añade el investigador.
Fuente: MUY

Hay tantas injusticias en la actualidad en este mundo, que son mucho más fuertes que el de no querer aceptar un vaso de agua, aún cuando se tenga sed por el ejemplo que expresan los expertos, así como un trabajo pagado por debajo de lo que se debiera ganar. Creo que también es una necesidad fisiológica del ser humano tener derecho a vivir rodeado de paz, sin carencias y en un medio ambiente sano; la falta de todo esto es también una injusticia, que muchos no aceptan.
Estela
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