[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Juan Delgado Vera del Castillo, y Agustín de Quesada

Nació Juan Delgado Vera del Castillo, apreciable compatriota, en el año de 1809, en el pueblo de Candelaria, de la isla de Tenerife.

Muy joven emigró a Puerto Príncipe, en unión de su primo, D. Juan del Castillo, después de haber concluido el bachillerato en la Universidad Literaria de San Cristóbal de La Laguna, obteniendo brillantísimas notas en sus exámenes de curso.

En Puerto Príncipe se dedicó al comercio, adquiriendo, por su buen comportamiento, las mejores relaciones de la sociedad cama­güeyana.

En dicho punto contrajo matrimonio con la señorita Doña Belén de Castro y Agüero, perteneciente a una de las familias más distinguidas de la comarca.

Desempeñó varios e importantes cargos en la Administración. Más tarde se trasladó a la ciudad de Holguín, dedicándose nuevamente al comercio por mayor y a grandes cortes de madera en una hacienda de su propiedad.

Pero la suerte, que a veces se muestra ingrata, al querer realizar sus valiosísimos bienes para trasladarse al país natal, falleció repentinamente en 1856, desapare­ciendo su cuantioso capital entre manos extrañas, sin que sus legíti­mos herederos pudieran percibir ni un centavo.

Todo se convirtió en humo, entre el tribunal llamado Jurado de Difuntos, y las imaginarias cuentas del gran capitán, presentadas por uno de sus asociados, como lo asegura la voz pública.

No es sólo el capital de nuestro compatriota Juan Delgado Vera del Castillo, acumulado en los primeros pasos de su vida, para su descanso en el día de mañana, lo único que ha desaparecido sin que pudieran disfrutarlo sus legítimos herederos, pues la misma suerte corrió el de nuestro compatriota, D. Agustín de Quesada, a su muerte en la floreciente ciudad de Cienfuegos.

Quesada era natural de la Villa de Gáldar, y sus bienes eran valiosísi­mos y suficientes como para dar títulos nobiliarios a distintas personas.

A tristes comentarios se prestan ambas biografías en el epílogo de sus vidas, pero los dejamos al lector.

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