[*ElPaso}– «Espejo de la Vida» / Poesías de Pedro Martín Hernández y Castillo: Parte 2, II

– II – 

Nada creo, aunque oiga y vea,
del mundo degenerado.
Hizo que así piense y crea,
aquélla que me ha burlado.
¡Maldita, maldita sea!

Por una hermosa mujer
do hallara solo cariño,
virtud y eterno querer,
soñaba desde muy niño,
ángel que no pude ver.

En mi madre solamente,
amores mil encontraba;
pero en mi ser imperaba
la ley del Omnipotente,
y en otra mujer soñaba.

En mis ansias por el mundo
iba en pos de esa deidad,
viendo con dolor profundo,
hijas do la vanidad.
¡Y proseguía errabundo!

Un día en cierto balcón,
encontré la ninfa aquélla,
que me miró con pasión…
Entonces… creyendo en ella,
latir sentí el corazón.

De la altiva aristocracia
era la joven hermosa
a quien amé por desgracia;
por lo bella y por su gracia
parecíame una diosa.

Yo amaba a aquella mujer
y en mi constante delirio,
ya no sabía qué hacer:
si continuar mi martirio
u ofrecerla mi querer.

Un día tras otro día,
mirábala y me miraba,
mi pecho en amor ardía,
la duda me atormentaba,
y amándola padecía.

Con mi espíritu en torturas
y el cerebro en devaneos,
soñaba mil aventuras
que aumentaban mis deseos,
mis ansias tiernas y puras.

Y hablarla de la pureza
de mis primeros amores;
mas, pensaba en mi pobreza
y concebía temores
que me causaban tristeza.

Por fin, ante aquel balcón,
la declare mi pasión,
y, quien creí enamorada,
diome por contestación
¡sarcástica carcajada!

Aquel fatal desengaño,
por espejo lo he tomado,
de que todo es un engaño;
del mundo degenerado
de nada malo me extraño.

Nada creo, aunque oiga y vea
la verdad más inaudita.
Hizo que así piense y crea
aquella mujer maldita.
¡¡Maldita, maldita sea!!

[Col}– Luminoso iridiscente mirar interior / Eugenio Quirantes Sánchez

Esta noche se sienta orgullosa hiriendo con las sombras del Amor.
Las migrantes ideas se agolpan en cambio en el embudo de la precipitación,
pugnando a coronar el estado ebrio del exótico Dios ante su semblante.
Sólo se oyen los coches a lo lejos como bocas que susurran al oído,…
la historia.

Las mujeres me gritan con ojos de inocente perdón subyugante
escondido por entre los senos turgentes de una hembra que llora,…
de Amor.

Es necesario que todo el mundo entienda que esto no es necesario
¿Es acaso mi dilema el cambiar de dirección ante este público inesperado,
sorprendido por la eficacia de mi experiencia,… espontánea?
Es realmente que quiero preguntarme a mi interior si en verdad quiero.
Verdad es que quiero, es en cambio cierto..
sí, quiero…
trascender mi umbral hacia fuera.

En verdad, sólo para contrastar, que más egoísmo que éste… ¿puedo?
Este calor sofocante sobre mi néctar encendido para regalar las inquietas miradas
a los transeúntes compañeros olvidados en el primer agujero de todos.
¿Es necesario acaso…? ¿Por qué he de decir que no lo siento?
O en verdad me pregunto, en verdad.

Yo no quiero fama, ni medallas, mi intimidad única como un tesoro del Amor.
El escondite perfecto de mi soledad con él o ella
no es de bastos, vulgares, es de basturrios, de baja estofa,
sólo por un deseo de contrastar,… de preguntar.

Guamasa, Tenerife.