El fútbol es el único deporte que alguna vez, siendo yo niño aún, practiqué, y el único que sigo con gusto.
Después de ver muchos partidos de campeonatos mundiales, continentales, nacionales o amistosos, he llegado a la conclusión de que este deporte es “divertimento de los dioses”, pues sólo así consigo explicarme la cantidad de hechos raros —a veces sarcásticos, a veces hasta crueles— que en él se dan; hechos irrepetibles e insólitos que ponen a prueba la Ley de Probabilidades y que echan por tierra la lógica más elemental.
Como muestra, sólo dos ejemplos recientes: el gol de Villa a Chile porque el portero Bravo dejó la puerta. ¿Cada cuándo tiempo se repite algo así?
El gol de España, creo que a Paraguay, que comenzó con un tiro de Pedro al poste derecho de la portería, un rebote que chutó Villa y que pegó en el mismo poste derecho, luego en el poste izquierdo, y por fin entró a gol,… como bien pudo no hacerlo con sólo una diferencia de milímetros en el punto de contacto entre balón y palo.
Villa, y todos los jugadores del Mundial, podrían estar haciendo ese disparo durante años y jamás lograrían el mismo resultado. Algo así dice esta noticia:
La clave del Mundial de Sudáfrica para España fue saber ganar el tercer partido ante Chile
«El gol de Villa ante los chilenos fue muy importante; en ese partido nos lo jugábamos todo. Durante los primeros veinte minutos el rival nos estaba dando un baño. Menos mal que Villa se encontró con ese gol. A partir de ahí ya sabemos todos lo que pasó».
(¿Saber? ¿No dice luego que España se encontró con ese gol? ¿Es eso saber o es suerte?).
El análisis que sigue, totalmente esotérico, tal vez sea una explicación, total o parcial, a tales hechos.
Carlos M. Padrón
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Junio 5, 2010
Alejandro Jodorowsky
El fútbol, por un lado, canaliza el instinto gregario nacionalista, sirviendo de catarsis a los impulsos guerreros primitivos, y esto satisface el espíritu competitivo de los hombres de conciencia poco desarrollada. Sin embargo, cabe preguntarse el porqué de esta inmensa atracción hacia el fútbol, sobrepasando a las otras actividades deportivas.
Creo poder explicarlo.
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El ser humano, al mismo tiempo que es atraído por impulsos cavernarios, también es objeto de una fascinación por lo sagrado, y el fútbol reúne estos dos aspectos.
Fue creado por una sociedad esotérica inglesa, aplicando en su esquema principios de la alta magia.
Se juega sobre un rectángulo verde, siendo el verde el color que simboliza la eternidad.
El doble cuadrado es un signo iniciático donde se inscribe la sección aurea o divina, tan usada por pintores como Leonardo da Vinci. Las cartas del Tarot de Marsella son rectángulos.
Los lenguajes sagrados, como el hebreo o el sánscrito, tienen 22 letras principales. Los jugadores de un partido de fútbol son 22, tantos como los 22 arcanos mayores del Tarot o los 22 polígonos regulares.
En el centro de la cancha hay un círculo con un punto en el medio: símbolo del oro, en la alquimia, o del sol o del Dios esotérico.
En el terreno verde se delimitan en sus esquinas cuatro áreas indicadas por un cuarto de círculo. Corresponden a los cuatro símbolos de los arcanos menores del Tarot: espadas, copas, bastos y oros.
Frente a cada arco, que es un medio cuadrado vertical, se extienden dos medios cuadrados horizontales. Si se suman los dos arcos se obtienen tres cuadrados, uno más pequeño, uno medio y uno grande: son los tres cercos cuadrados, cuerpo, alma y espíritu, símbolos del templo, que va del cuadrado exotérico, al cuadrado interior esotérico, donde viene a anidarse la pelota, es decir el Cristo.
¿La pelota, símbolo del Señor? Sí. La pelota oficial está compuesta de pentágonos negros y hexágonos blancos. Cincos + seis. Jesús (cinco letras) + Cristo (seis letras).
Se parte del gran círculo con el punto central, el dios exterior, (Jehovah, Brahman, Alah), y se lucha para llevar a Dios al centro del templo. Con el gol el hombre simboliza al Dios interior, (Cristo, Atman, Buda).
Estas competencias donde se marcan goles existían entre los mayas y los aztecas mexicanos, los mapuches chilenos, y en gran cantidad de tribus primitivas. No me extraña que a veces se produzcan muertes en los partidos de fútbol, pues en ellos se une la violencia a lo sacro. Entre los mayas, a los ganadores del partido se les concedía el inmenso honor de ser degollados para que los dioses se alimentaran de su sangre.
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Cortesía de Natividad Recio
