Tal vez yo sea pesimista, pero cuando leo noticias como las que copio abajo concluyo que no me gustaría vivir en un mundo como el que esas noticias pintan.
Me atrevo a afirmar —pues en mi caso es cierto— que cuando los que ahora somos mayores de 50 años éramos niños y jóvenes, ni en nuestros hogares ni en los centros de educación por los que pasamos nos enseñaron los efectos derivados del aumento de la población, o los cambios de estilos y hábitos de vida que traerían las nuevas tecnologías.
En aquella época nos educaban para un mundo basado en un pasado y un presente como el que entonces se veía desde y en aquel mundo; un mundo en el que las costumbres y las cosas eran duraderas, y se daba por sentado que tanto nosotros como nuestros hijos practicaríamos esas mismas costumbres y usaríamos esas mismas cosas.
Pero no, las costumbres —y con ellas la moral, la cohesión familiar, el respeto por los demás, etc.— han cambiado, por no decir que se han corrompido, y los avances tecnológicos, reforzados por el facilismo que han traído consigo, han hecho que la vida de las cosas, y en especial de los aparatos, sea efímera, con consecuencias como que en el campo de lo electrónico ya no se hacen reparaciones sino que se compra nuevo, y simplemente se bota lo que se haya estropeado, sin tomar en cuenta, entre otros aspectos, los consiguientes problemas para la salud del planeta.
Y tal vez porque eso que nos inculcaron es ahora un lastre, y porque cuando supimos de la Teoría de Malthus ya era tarde —y poco caso se le hizo— es por lo que yo, que detesto las multitudes, no me veo viviendo en un planeta de 8.300 millones de personas que padecen escasez de agua y comida, y habitan en una ciudad contenida en un solo megaedificio, tal vez en apartamentos tipo cubículo (dos metros cuadrados), como los que ya se usan en China, o aún peores.
Para tolerar eso tiene uno que haber sido preparado desde niño, y tener conciencia de la percepción del tiempo —algo fundamental que tampoco nos enseñaron, pero que a cierta edad comenzará a permear a todos a velocidad alarmante—, del avance exponencial de la tecnología y, por tanto, de lo efímero de los aparatos y hábitos derivados de ello.
Cuando a mi edad percibo cómo —tanto yo como muchos amigos coetáneos míos— cada vez encajo menos en el mundo que me rodea, y que al percatarme de cambios como los descritos más abajo entiendo que cada vez encajaré menos, concluyo que la muerte es una necesidad, no importa cuán flexible o dotado de resiliencia esté un ser humano de hoy.
En lo que sigue, echo en falta algo en lo que los especialistas no pensaron; algo que alteraría drásticamente sus predicciones y que cada vez resulta más próximo: el efecto devastador de una guerra mundial.
Carlos M. Padrón
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15 de abril de 2010
LAS INCREÍBLES PROFESIONES DEL FUTURO
Cirujanos de aumento de memoria, policías del clima, granjeros verticales, o pilotos, guías y arquitectos… ¡espaciales! Ésas son algunas de las opciones en las que habrá de formarse si quiere un trabajo en el futuro.
Según el estudio The shape of jobs to come (Los trabajos que se vienen) realizado por FastFuture, una consultora especializada en tendencias y previsiones del futuro, ésas serán algunas de las profesiones más demandadas de aquí al 2030.
Se calcula que en 20 años el planeta tendrá más de 8.300 millones de personas, habrá que lidiar a diario con el cambio climático, y la escasez de agua corriente y de comida serán uno de los rompecabezas más difíciles de solucionar para la comunidad internacional.
FastFuture consultó a más de 486 especialistas de entre 58 países distintos y procedentes de cinco continentes.
Partiendo de un ejercicio de intercambio de ideas acerca de una serie de tendencias en temas económicos, políticos, sociales, demográficos, medioambientales y científicos, se elaboró una lista que se dividía básicamente entre "trabajos que no existen todavía" (por ejemplo, policía del clima) y trabajos que ya existen pero que serán mucho más predominantes (nanomédicos).
Como muestra la selección de los 20 trabajos más importantes, ser experto en una sola materia ya no tiene futuro. La combinación de calificaciones y de habilidades en disciplinas diferentes es una de las tónicas.
LOS TRABAJOS MÁS IMPORTANTES
Fabricantes de partes del cuerpo
La Medicina regenerativa ya está dando sus primeros pasos. En el futuro necesitará de personas que combinen calificaciones médicas, de robótica y de ingeniería.
Nanomédicos
Permitirá una Medicina mucho más personalizada, donde los fármacos se administran al lugar dónde se produce la enfermedad.
Se necesitarán personas con formación en biomedicina, biotecnología, física o robótica, que sean capaces de administrar los tratamientos en el pequeñísimo nivel subatómico de la "nanoescala".
Farmagranjeros
Conocimientos farmacéuticos que permitan modificar genéticamente las plantas, de forma que los cultivos puedan producir más cantidad de alimentos con mayores cantidades terapéuticas y proteínas.
Las posibilidades del futuro incluyen tomates que sirven como vacunas o leches terapéuticas.
Especialistas médicos en la tercera edad
Que sepan cómo tratar a personas de la tercera edad, y prolongarles su vida activa durante más tiempo. Y especialistas no sólo en cuestiones médicas sino también en temas como la salud mental, psicología o ejercicio físico natural.
Cirujanos para el aumento de la memoria
Parece ser que en el futuro se podrá implantar un chip que haga las veces de disco duro del computador humano, y almacenar allí todas las memorias que una persona no es capaz de retener.
Serán necesarios cirujanos que sepan llevar a cabo la operación.
Experto en ética científica
A medida que la tecnología y la Ciencia se integran más en el día a día a través de la nanotecnología, la protoneómica (estudio de todas las proteínas del cuerpo humano) o la genómica, coparán los debates sociales muchos más temas sobre el posible uso maléfico de las tecnologías.
Serán necesarias entonces personas que conozcan todas las ciencias, y el futuro no planteará tanto la cuestión de "¿Se puede hacer?" como la de "¿Está bien que se haga?".
Arquitectos, pilotos o guías turísticos… espaciales
Se necesitarán pilotos capaces de dirigir las naves espaciales, y diseñadores que permitan ajustar el espacio fuera del planeta Tierra.
Granjeros verticales
El futuro de la producción agrícola es vertical. Cada vez se escucha más la idea de una ciudad contenida en un solo edificio, probablemente un rascacielos de pisos ilimitados, donde la comida se cultiva en las distintas plantas de un edificio. Es más económico y más ecológico.
Especialista en reversión de cambio climático
Habrá cada vez más demanda de profesionales que sean capaces de revertir los efectos más devastadores de este fenómeno. Personas con capacidad de aplicar soluciones multidisciplinares, como construir paraguas gigantes para desviar los rayos del sol.
Vigilantes de cuarentenas
Las amenazas incumplidas que trajo consigo la gripe porcina dan cuenta de la importancia de tener más profesionales capacitados para luchar contra las epidemias. Si un virus se esparce de forma fulminante habrá pocos países preparados, o médicos, enfermeras y otros profesionales especializados.
Policía del clima
Con cada vez más países tratando de "provocar" ciertos fenómenos meteorológicos, serán necesarias figuras que salvaguarden internacionalmente la cantidad de cohetes con yoduro de plata que se envíen a la atmósfera.
Abogados y profesores virtuales
Se espera que crezcan los conflictos sobre derechos de propiedad y descargas de Internet, y la educación a distancia a través de la Red.
Ingeniero de vehículos alternativos
De autos eléctricos o de hidrógeno, pero la posibilidad de los autos que vuelan o que van por debajo del agua también requiera de personas con cualidades técnicas y profesionales, y formadas en distintos ámbitos de la ingeniería.
Periodistas de audiencias segmentadas
Se acabaron las audiencias globales y los programas dirigidos a millones de personas. El futuro está en la especialización, y los periodistas se dirigirán a audiencias pequeñas.
Desechador de datos personales
Personas especializadas se dedicarán a destruir los datos e información altamente sensibles que se deben desechar de forma segura para que no sean objeto de ciberataques.
Organizadores de vidas electrónicas
La cantidad de información resultará tan desbordante que serán necesarios especialistas en organizar la vida electrónica: leer y archivar el correo electrónico, asegurar que la maraña ingente de datos estén ordenados de forma coherente, y manejar tarjetas de crédito y de identificación electrónica.
Inversor/agente de tiempo
El tiempo será, más que nunca, un valor en alza. Será necesario alguien que sepa administrarlo de forma efectiva y sacarle beneficio.
Ya existen bancos de tiempo. De ahí a que existan inversores o brokers que lo comercien, sólo hay un paso.
Agentes de redes sociales
Para que nadie se sienta excluido de las redes sociales se formarán personas dentro del ámbito de trabajo social, cuya función será facilitar la integración de los individuos en esas redes.
Gestores personales de marca
Ya vivimos en una sociedad obsesionada con las marcas. La del futuro enfatiza su necesidad creando una figura que se dedica a gestionarlas.
¿Qué personalidad proyectas en Facebook, Twitter y tu blog? ¿Qué valores personales quieres añadir a tu imagen? ¿Son consistentes con tu verdadero yo?
