Por Eugenio Quirantes Sánchez
¿Te has caído alguna vez por una escalera y la has contado?
Creo que sobran las palabras. Eludir, no se sabe cómo, el duro cemento o la áspera piedra, y siempre con sus aristas y vértices, destroza pellejos.
Sí, es duro pensar en aquél que cayó rodando y no tiene la experiencia, porque a veces están escondidos los rincones en que Dios te llama, susurrándote si lo quieres de verdad.
Para que, como dijo Einstein, no se equivoque uno sobre el azar que el Creador «deja a su antojo».
Guamasa, Tenerife, 02/03/2006
