[*FP}– Mi trato con la tabla Ouija (1/5): El encuentro

Carlos M. Padrón

La primera vez que escuché la palabra ‘ouija’ fue a raíz de la película “El exorcista”, película que, por cierto, nunca he visto completa. El vocablo resulta de unir la afirmación ‘Sí’ en francés (oui) y en alemán (ja).

Como para entonces —año 1973— aún estaba muy fresco en mí el recuerdo de la muerte de mi padre, ocurrida en junio de 1969, me di a la tarea de buscar libros que hablaran de la ouija, y en un viaje a México encontré, en la librería del Sanborn’s de San Ángel, uno cuyo título olvidé pero que había sido escrito supuestamente por el Dr. Joseph Banks Rhine quien, junto con su esposa, Dra. Louisa E. Rhine, en la Duke University (Durham, North Carolina, USA) se dedicó por muchos años a investigaciones sobre ESP (Percepción extrasensorial) y otros fenómenos, como clarividencia, espiritismo, etc., y por sus hallazgos es considerado el padre de la moderna Parapsicología.

Antes de continuar explico lo de por qué no recuerdo el título de este libro, y por qué digo que fue ‘supuestamente’ escrito por el Dr. Rhine: ocurrió que como después de leerlo conté mis experiencias con la ouija y de dónde había sacado yo las guías para usarla, alguien me lo pidió “prestado”,… y nunca me lo devolvió.

Sin éxito lo busqué en México, Argentina, Colombia y Ecuador, y entonces recurrí a Internet, encontré la dirección de la fundación del Dr. Rhine y por e-mail les pregunté por el libro, indicando que me serviría en español o en inglés. Para mi consternación, la respuesta fue que en esa Fundación no sabían de la existencia de tal libro, y que tampoco sabían que el Dr. Rhine hubiera usado nunca la ouija ni de que tuviera un primo hermano.

Sin embargo, en Internet aparecen varias entradas que vinculan el nombre del Dr. Rhine con la ouija, y concretamente aquí se dice textualmente “In fact, even J.B. Rhine, most well-known for his interest in ESP and his experiments using Zener cards, conducted experiments using the Ouija Board”. (De hecho, incluso el Dr. Rhine, muy conocido por su interés en ESP y sus experimentos con las cartas Zener, condujo experimentos usando la ouija), lo cual tiene mucho sentido porque, dado el interés del Dr. Rhine en todo lo paranormal, no se entendería que dejara fuera de sus investigaciones algo como la ouija que, según se dice, data del año 540 a.C., de los días de Pitágoras, y ha sido desde entonces un completo enigma.

Hecha esta aclaratoria, continúo con mi historia.

Todo el libro me resultó muy interesante, pero en especial el capítulo dedicado a la ouija, del que resumo lo más destacado que aún recuerdo.

Para estudio de la ouija el Dr. Rhine usó a dos de sus asistentes. Cuenta que en una de las sesiones “contactó” con un primo suyo que había muerto en la Segunda Guerra Mundial, y que en prueba de que la “persona” con quien el Dr. Rhine había contactado era realmente su primo, ésta le confesó ciertos hechos que sólo él y su madre conocían. El Dr. Rhine fue a visitar a la madre de su primo, la interrogó al respecto y, efectivamente, los hechos eran ciertos.

Durante el uso de la ouija se notaron, cada vez más, conductas extrañas en los investigadores, y afloraron obsesiones y otras actitudes anormales. Tal vez como consecuencia, los dos asistentes antes mencionados se suicidaron, y ante eso el Dr. Rhine abandonó totalmente la ouija, y al respecto escribió que no debería venderse como un juguete, pues es extremadamente peligrosa ya que, a medida que se usa, activa en los usuarios una especie de sensibilidad a fuerzas ocultas que pueden causar mucho daño, y esa sensibilidad aumenta con cada sesión.

Funciona mejor con dos personas, que deben estar tranquilas, en armonía, y de mutuo acuerdo en cuanto a lo que de la tabla se espera. Pero apenas los usuarios sientan que su sensibilidad aumenta, lo cual suele tener lugar cuando las repuestas de la ouija son cada vez más frecuentes y más rápidas, deben dejar de lado la tabla y no usarla más.

Sin embargo, el Dr. Rhine deja bien claro que, en su opinión, las más de las veces las respuestas de la ouija salen de la mente de quienes la están usando o de quienes estén observando a otros usarla.

Recuerdo muy bien que ese capítulo sobre la ouija terminaba con una declaración impactante: “No puedo asegurar que la ouija sirva para comunicarse con el más allá, pero si éste existe, la ouija es el mejor de los medios que conozco para lograr tal comunicación”.

Esto me animó a probar, y en el próximo viaje a USA me compré una tabla ouija que, como está en inglés, luce así:

ouija1

La base es de cartón-piedra sobre cuya cara lisa va adherida una calcomanía (pegatina) con las letras, números y palabras que se ven en la foto. La pieza con forma de triángulo isósceles —a la que en adelante me referiré como la PT, por pieza triangular— que se ve en la esquina inferior derecha, tiene tres patas, una bajo cada uno de sus vértices, de tal vez 1,5 cm de largo y que terminan en un fieltro como el que tienen en su punta los tacos de billar.

El círculo que aparece cerca del más estrecho de los ángulos es en realidad un hueco que tiene montada una lupa. Cuando la pieza triangular se posa sobre cualquiera de los números o letras que hay impresos en la tabla, éstos se ven ampliados por efecto de la lupa, lo cual permite que los usuarios puedan distinguir muy bien de qué letra o número se trata.

El mejor uso es entre dos personas, una de las cuales dirigirá la sesión, y tarde en la noche, cuando suelen disminuir los ruidos ambientales y el riesgo de que suene el teléfono o aparezca algún visitante inoportuno.

Las dos personas se sientan frente a frente, en contacto las rodillas de la una con las de la otra, apoyan sobre éstas la tabla, de forma que quede en posición horizontal, posan sus dedos índice y medio sobre la PT, sin obstruir la lupa y sin hacer presión, y una de ellas, que sería quien dirige la sesión, pregunta: “¿Alguien quiere comunicarse con nosotros?”. Y se espera una posible respuesta, sin reírse y sin protestar; sólo se espera, con seriedad y sobriedad. Si también se espera con fe, posiblemente ayude.

Cuando la ouija funciona, de pronto la PT se mueve y se detiene sobre la palabra ‘SÍ’, y lo normal es que la primera vez que esto ocurre una de las dos personas, al percatarse de que la PT se movió sin que ella la empujara, acusa a la otra de haberla empujado, y es frecuente que se inicie una discusión, o que la persona que preguntó se levante de golpe y huya asustada.

Cuando tal persona acepta por fin ese hecho, y ese ‘SÍ’ ya no la espanta, la próxima pregunta del líder es: “¿Quién eres?”. Y la PT volverá a moverse colocándose secuencialmente sobre las letras que configuran un nombre.

Es posible que la primera pregunta no obtenga respuesta alguna, o que ésta sea ‘NO’. En cualquiera de los casos lo mejor es abandonar la sesión, pues esa noche la ouija no funcionará.

***

Continuará algún martes con «[*FP}– Mi trato con la tabla Ouija (2/5): Las primeras sesiones».

4 comentarios sobre “[*FP}– Mi trato con la tabla Ouija (1/5): El encuentro

  1. Yo la usé en mi época estudiantil para saber las preguntas de los exámenes y de los amores, cuando estudiaba ahí, en Venezuela.

    Recuerdo vagamente que sí nos respondió muchas cosas, pero, como bien dices, siempre pensé que «el vaso» (porque era un vaso lo que usábamos en lugar de tu PT, y a veces un cartón con todo dibujado por nosotras mismas) lo movian quienes jugaban.

    Lo hacíamos sin pensar en las consecuencias que más tarde escuche, tal como relatas, y más nunca quise saber de la ouija, pues a una de las chicas que solía usarla se le murió un familiar cercano y a otras les pasaron cosas desagradables.
    Yo siempre le tuve respeto, por no decir miedo, pero menos cuando estaba en el colegio, siempre fui expectadora, aunque creo que una vez lo intenté y pensé que era la compañera quien lo movía, aunque las preguntas que nos dijo salieron en el examen, supongo que porque eran las mas importantes y sabíamos que iban a caer seguro.
    Ni creo ni dejo de creer, pero no pienso tocarla más por si las moscas.
    Espero con expectación tus relatos sobre ella. Un abrazo.

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