[*Otros}—La Catedral, y la tumba de Fernández de Lugo

19/sep/09

Antonio Cubillo Ferreria

Ahora que se está hablando tanto de la memoria histórica, de los nombres de calles que hay que quitar, de los monumentos a hacer desaparecer, y de los que hay que reconstruir —como el Obispado de La Laguna, que hace años se incendió, y las cúpulas de la catedral de La Laguna, en Tenerife—, hay que ver de limpiar bien, poner manos a la obra y ver de borrar muchos nombres y recuerdos que molestan a los canarios y sus descendientes, pues en muchas ciudades canarias siguen aún nombres de asesinos conquistadores españoles como Pedro de Vera (cuyos descendientes son los Cabeza de Vaca) o Alonso Fernández de Lugo.

Estos dos personajes del siglo XV vinieron desde la España medieval a conquistar un pueblo pacífico en las costas africanas, enviados por sus reyes y con patente de corso para capturar a los habitantes de estas islas y venderlos como esclavos a fin de pagar las deudas y los gastos de la escandalosa conquista.

Con la disculpa de que venían a cristianizar a este pueblo isleño, bautizaban a muchos de los bandos de paz y después los vendían en los mercados de esclavos de Sevilla o Valencia.

No se puede permitir que la ciudad de La Laguna, la Aguere de los guanches, se siga llamando en radios y TV la “Ciudad de los Adelantados”, ni tampoco que a la isla de La Gomera se la llame ahora la “Isla Colombina” por el simple hecho de que aquel marino genovés llamado Colón pasó por allí para encontrarse con su antigua querida, la Bobadilla, que compartió lecho con el rey Fernando, el cual ayudó a Colón en su viaje al otro lado del Atlántico para abrir una nueva ruta de navegación, y no para descubrir un continente, como se ha inventado.

Como Colón no encontró oro en la Española, el almirante y sus hermanos embarcaron como esclavos para los mercados españoles unos 2.000 indios, aparte de los que mandaron matar en la isla, siendo esto la causa de que en septiembre de 1500 fuera Colón reso y arrestado por el pesquisidor enviado por los reyes de España, Francisco de Bobadilla, quien lo trajo encadenado a España, junto con sus dos hermanos, Diego y Bartolomé (Revista Historia nº. 63. National Geographic).

Ahora que tantos nombres se están quitando con eso de la memoria histórica, debemos centrarnos también en los que más daño hicieron a Canarias. En estas islas tienen que desaparecer el nombre y los recuerdos, con su lápida y todo, de aquel bandolero de Alonso Fernández de Lugo, cuyos restos se encuentran tras el altar mayor de la catedral de La Laguna. En La Laguna, cuando de pequeños íbamos a dicho templo, siempre recitábamos aquellos famosos versos que decían: «Aquí yacen, según dice / Seño Juan el campanero, / los restos del bandolero / que conquistó Tenerife».

Yo nunca he comprendido cómo es que se conservan allí los restos de tal personaje, ni tampoco he comprendido cómo se siguen conservando en una capilla a la entrada de mi ciudad los restos del traidor Fernando Guanarteme, que en 1496 vino con su gente desde Las Palmas a ayudar a Fernández de Lugo en la batalla de La Laguna, donde murió en combate Quebehi Imoha Benkomo, el padre de la Patria, gracias a la ayuda que prestó el traidor Guanarteme.

Ahora que se está reformando la catedral lagunera, y ya han llegado sólo los fondos para las bóvedas nuevas, no se puede permitir que se terminen las obras y siga allí esa infamante tumba del bandolero que conquistó Tenerife.

En 1975, un comando que enviamos especialmente pasó una noche completa dentro de la catedral llenando de pinturas las paredes con consignas para que sacaran los restos de Fernández de Lugo de dicho templo, cuya lápida fue pintada de negro. La catedral se cerró una semana para reparar las pintadas, pero no se tomó en cuenta lo que decíamos, y fue una lástima.

Es hora ya de que se saquen esos restos, que avergüenzan a todos los canarios, y se los entreguen a los descendientes del citado bandolero, la familia de los Benítez de Lugo y los marqueses de Celada —que hay muchos aquí, en la isla— y que los entierren donde ellos quieran, en sus panteones o donde sea, pero que los saquen de la catedral lagunera.

Personalmente tengo mucho interés en esto, pues mi tatarabuelo, Atanasio Nóbrega, de Las Palmas, al venir a Tenerife y casar, el 21 de abril de 1840, con mi tatarabuela Severina González Rivero, de Tacoronte, fue nombrado sochantre administrador de la nueva catedral, antigua iglesia de Los Remedios, ya que Dña. Severina era sobrina del deán don Isidoro Rivero y al mismo tiempo del deán Benkomo, de la familia del último Mencey, y no pudieron hacer nada en aquel tiempo porque los descendientes del citado bandolero controlaban la Inquisición y sus tribunales.

Todos los laguneros, tinerfeños, canarios en general y patriotas de todas las islas estaríamos dispuestos a colaborar económicamente con aportaciones dinerarias para la reconstrucción de la catedral de La Laguna, a condición de que saquen de allí los restos del bandolero que conquistó Tenerife. El Obispado debe tomar en cuenta esta sugerencia y, por ahora, cuenta ya con 100 euros de mi parte. Hablé anoche con el cura Fernando Báez, de la isla de Las Palmas, buen patriota, y me dijo que para eso se podrían recoger donaciones en las iglesias de todas las islas, y que contaran con la suya y la de muchos curas amigos patriotas, dándome permiso para decirlo.

Fernández de Lugo, junto con el también bandolero Pedro de Vera, hicieron innumerables crímenes en Las Palmas y su recuerdo aún persiste en toda la isla, así como en La Gomera.

Ya va siendo hora de limpiar y adecentar nuestra historia.

Fuente: El Día

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Cortesía de Fabián Trujillo Plasencia.

[*FP}– Mi trato con la tabla Ouija (4/5): Sesión en casa ajena

Carlos M. Padrón

Mis relatos sobre la ouija llegaron a oídos de muchos en IBM, y al menos cuatro de ellos tenían ouija y la usaban como juego, hasta el punto de que la llevaban en el maletero de su carro para tenerla a mano cuando se les ocurriera montar una sesión. Supongo que a éstos les extrañaría el uso que yo le daba.

Un día de enero de 1974, estando yo sentado en mi puesto de trabajo, se me acercó el Sr. Gastone, un IBMista ya entrado en años a quien le habían diagnosticado cáncer, y me preguntó si yo me prestaría a llevar a cabo para él una sesión de ouija.

Sabiendo, como yo sabía, que a Gastone le quedaba poco tiempo de vida, esa petición me afectó. Me gustaría complacerle, le dije, pero para una sesión de ouija hacen falta ciertas condiciones —como un buen compañero, un sitio tranquilo, etc.— condiciones que no veía yo muy fácil conseguir para lo que él quería.

Tal vez movida por lo de la muerte cercana que esperaba a Gastone, Milagro, la secretaria de la Sucursal, dijo que ella ofrecía su casa para que fuéramos varios con dos o tres tablas de ouija y complaciéramos a Gastone. Y así lo hicimos una tarde al final de la jornada de trabajo.

Una vez todos en casa de Milagro —incluido Gastone, por supuesto— vino el consabido trago social, que en este caso era uno bien largo a base del whiskey preferido de la anfitriona. Aunqne no me gusta esa bebida, tomé mi trago por no desairar a Milagro, pero sentí que no me cayó bien.

Minutos después nos ubicamos por parejas en habitaciones diferentes, para no escucharnos unos a otros. Milagro era mi pareja, y tras de nosotros se vino Gastone.

Nos sentamos y montamos mi tabla ouija según las reglas. Gastone —supongo que expectante porque, y vuelvo a suponer, lo que él quería era convencerse de que había un más allá con el que era posible comunicarse—se puso de pie tras mi hombro derecho desde donde podía leer lo que la PT indicara.

Listo ya todo, hice la pregunta inicial:

—¿Alguien quiere comunicarse con nosotros?

—No—, fue la respuesta inmediata

Extrañado por tal velocidad, que no era propia al tener yo por pareja a alguien que nunca había usado una ouija, pregunté de nuevo

—¿Por qué?

Perche sei ubriaco (= “Porque estás borracho”, dicho en italiano)

Me quedé congelado, y luego de unos segundos de notoria inmovilidad me atreví por fin a voltearme para mirar a Gastone que con rostro lívido me devolvió la mirada. Y a pesar de mi lástima ante su desconsuelo, la ouija no quiso trabajar más.

Reconozco que yo estaba consciente de que el whiskey me había hecho daño, pero, ¿por qué la respuesta en italiano, el idioma nativo de Gastone y que yo entendía también?

Gastone murió en septiembre de 1976, y cada vez que paso por la funeraria donde lo velaron, o cada vez que oigo hablar de la ouija o veo una, me siento mal porque no puedo evitar preguntarme cuál fue realmente el móvil que lo llevó a pedirme lo que me pidió; cuáles los sentimientos, tal vez de esperanza, que él tenía asociados a la ouija, y cómo tomó aquella sorpresiva y cortante respuesta en italiano: “Perche sei ubriaco”.

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Continuará algún martes con «[*FP}– Mi trato con la tabla Ouija (5/5): La sesión final».

[*Otros}– Los órganos de La Palma, un patrimonio olvidado

17-09-09

José G. Rodríguez Escudero

Introducción

Según el principio en que se basen, los instrumentos de teclado pueden dividirse en dos grupos: el del órgano, y el de los instrumentos cuyo sonido es el producido por cuerdas vibrantes golpeadas (clavicordio, piano) o pulsadas (clavicémbalo).

El órgano es el más antiguo de los instrumentos de teclado. La palabra órgano deriva del griego ÓRGANOn, que significa máquina, utensilio o instrumento. Los primeros órganos se llamaron organa hidráulica (máquinas hidráulicas) o sencillamente hydra o hydraulis. Sólo a partir del siglo IV se les dio el nombre de organum.

Indiscutiblemente, los órganos de La Palma son parte importante de un valioso legado patrimonial heredado de unas orgullosas generaciones que, inexplicablemente, yacen abandonados en los coros de nuestros preciosos templos en espera de convertirse en polvo.

Muchos alemanes e ingleses, después de la conquista de Benahoare (La Palma), nos visitaron y dejaron sus valiosos instrumentos musicales. Los encontramos en San Francisco (1790), El Salvador (1823), Las Nieves (1857), San Andrés (1872), San Mauro de Puntagorda (1889), etc. Estos dos últimos han sido los que mas tardíamente se han incorporado al patrimonio de la Iglesia y que, a pesar de que ninguno ha sido restaurado, están bien conservados.

En los primeros siglos de su existencia, la Iglesia Cristiana se encontró ante el dilema de admitir o no la música durante las ceremonias religiosas. Los Padres de la Iglesia, en sus escritos, se mostraron fuertemente reacios al empleo de instrumentos musicales, considerándolos impropios para el culto. Solamente el canto era tolerado como forma de oración que elevaba el alma hacia Dios. Sin embargo, el órgano, aunque no estaba admitido por la Iglesia, gozaba de la admiración de sus representantes. El teólogo y exegeta egipcio llamado Orígenes (c. 185- 254) comparó la Iglesia con un órgano y San Gregorio Magno (540-604) lo consideró el símbolo de la Sancta Praedicatio.

Carecemos de documentos que atestigüen la introducción del órgano en la Iglesia, pero puede suponerse que Giorgio da Venecia, después de haber cumplido el encargo del rey de Francia, no resistió la tentación de construir también un instrumento para el convento en el que residía. Además, es muy probable que transmitiera sus conocimientos a otros monjes. En efecto, en los siglos siguientes, los constructores de órganos fueron en su mayoría religiosos.

Cuando se constató que el sonido del órgano no sólo sostenía o reemplazaba muy bien a las voces, sino que añadía cierta solemnidad a las ceremonias religiosas, el instrumento empezó a ser aceptado y difundido.

A principios del siglo X aparecieron los tratados sobre la construcción de órganos. En los siglos siguientes la difusión de este instrumento avanzó sin interrupción hasta que el Concilio de Milán (1287) admitió oficialmente su utilización en el culto religioso.

Originalmente, el órgano portátil estaba compuesto por cortos tubos de pico, con un teclado y un pequeño fuelle que el ejecutante accionaba con la mano izquierda. Se tocaba teniéndolo sobre las rodillas o suspendido del cuello por medio de una correa.

Una variedad más grande y más pesada de órgano portátil fue el positivo (del latín posare), que se colocaba en el suelo o encima de una mesa. En cuanto al realejo, era una versión del positivo con tubos de lengüeta. Estos instrumentos, que podríamos llamar de salón, se usaron hasta la aparición del clavicordio y del clavicémbalo.

La última innovación introducida en la baja Edad Media fue la caja de órgano. Los instrumentos antiguos y los de la alta Edad Media no poseían una caja cerrada. En el siglo XI se cubría el órgano con una especie de funda de tela y madera para preservarlo del polvo. La caja de madera se empezó a construir en el siglo XIV con el fin de proteger los tubos. La parte delantera o fachada se abría y cerraba por medio de postigos que se decoraron con pinturas, tallas y dorados, por lo que el órgano cobró una importancia arquitectónica en el conjunto de la iglesia.

El pedalero es una especie de teclado para los pies que ha tenido formas distintas a lo largo de su evolución. Su invención suele atribuirse a un tal Bernardo “el Alemán” en 1470, sin embargo, existen pruebas de que los pedales se introdujeron en época anterior. En su desarrollo se pueden distinguir varias etapas, desde que se les añadió unos tubos (bordones) accionados por válvulas situadas a la izquierda del teclado, pasando por el acople a los bajos del teclado manual de unos pedales o teclas (separatio), hasta que en el siglo XIV apareció el pedalero independiente del teclado manual, con teclas y juegos de tubos propios.

Los tubos están divididos en los que son de embocadura y los de lengüeta repartidos en diversos registros. La altura del sonido depende de la longitud del tubo; la intensidad, de la amplitud de su embocadura, y el timbre, del diámetro, de la forma y del material empleado en su fabricación. Antiguamente se emplearon metales preciosos, cuero, cartón, caña de bambú y vidrio. Más tarde se utilizó el cobre y el bronce, la madera y el zinc.

A los órganos también se les había aplicado motores de diversos tipos, como los térmicos, hidráulicos, de gas, etc.

El aire de los fuelles es recibido por la parte del órgano denominada secreto, y es donde se insertan los tubos. Está conectada con los teclados por medio de distintos mecanismos.

Un órgano puede tener de uno a seis teclados, dispuestos de abajo hacia arriba en este orden: positivo, gran órgano, brustwerk (recitativo), oberwerk y eco.

Los fuelles eran llamados por el prestigioso organista Juan Sebastián Bach (1685-1750) “los pulmones del órgano”. Inicialmente eran unos simples fuelles de forja. Más tarde se modificaron para evitar su rápido desgaste y se construyeron enteramente de madera; los pliegues eran también unas tablillas de madera muy delgadas unidas mediante bisagras. En el siglo XIX se inventó un gran fuelle múltiple con un depósito de aire que aseguraba una presión constante. Se movían a mano –con la ayuda de varios artefactos para ahorrar esfuerzo y personal- hasta el siglo pasado, en que se aplicaron, como dijimos, motores de diversos tipos.

La generación de nuestros padres añora el sonido de este fabuloso instrumento durante las “Misas de Luz” en Navidad, en Bodas, Misas solemnes, exequias, Fiestas de la Cruz, Bajadas de la Virgen, etc. Inexplicablemente dejó de oírse y muchos de sus tubos de estaño yacían hasta hace poco en el suelo. Otros han desaparecido. Triste suerte para una obra de arte y para el símbolo eclesiástico musical por antonomasia de la Isla.

Existe una confusión generalizada en cuanto a los términos organero y organista. Por el primero definimos al que fabrica y repara órganos, mientras que por organista nombramos al músico que lo toca. Como ejemplo de este último, es preciso mencionar a nuestra paisana palmera doña Inés Sánchez Bravo (Profesora Superior de Órgano). Gracias a su amable y desinteresada colaboración ha sido posible plasmar en este artículo la mayoría de las descripciones e informaciones sobre nuestros órganos.

En la primera mitad del siglo XIX, un organero palmero, Don Gregorio Medina Acosta, construyó los órganos de San Blas, de Villa de Mazo, y de la Virgen de Los Remedios, de Los Llanos de Aridane.

La construcción del órgano del Real Santuario de Nuestra Señora de Las Nieves, Patrona de La Palma, en 1857, fue un momento decisivo para la historia de la música en la Isla. Esto hizo que Don Manuel Henríquez Pestana lo tomara como modelo y llevara a cabo la ejecución de los órganos de Nuestra Señora de Bonanza (El Paso), San José (Breña Baja), San Pedro (Breña Alta) y San Juan (Puntallana).

Órgano de La Encarnación (Santa Cruz de La Palma)

El precioso organillo portátil (diminuto) o procesional que se custodia en la bella y antiquísima iglesia parroquial de Nuestra Señora de La Encarnación, extramuros de la capital, fue construido en 1658. Está considerado como el más valioso de sus características en el Archipiélago. Su larga restauración —se encontraba muy deteriorado— se llevó a cabo en Norden (Alemania) por el organero Bartelt Immer, y en 2007 se mostró al público en todo su esplendor en sendos conciertos. Uno de ellos lo ofreció el prestigioso organista Liuwe Tamminga el 31 de octubre de ese año.

Se conservaba parte del teclado, su caja (empleada como mueble para guardar ornamentos en la sacristía), y gran parte de la tubería que incluye tubos de metal y de madera.

Según el profesor palmero Jesús Pérez Morera, estamos ante el pequeño órgano positivo de mesa u organito de calle, que fue del monasterio de Santa Catalina de Siena, está fechado en 1620 y es el más antiguo del Archipiélago, traído presumiblemente de Sevilla por los fundadores del convento después de 1624.

Órgano de Las Angustias (Los Llanos de Aridane)

Tras la restauración del Santuario de Las Angustias, de Los Llanos de Aridane, entre 1980 y 1985, se sintió también la necesidad de rescatar su órgano. Se recuperó su caja, que ha respetado el modelo original, y que ha llevado a cabo una alemana afincada en la Isla. En la sacristía de esta ermita se podía encontrar gran parte de la tubería de metal original. Fue restaurado por don Federico Acitores, y el concierto inaugural corrió a cargo de la mencionada profesora Inés Bravo el 19 de julio de 1998.

Órgano de San Francisco (Santa Cruz De La Palma)

El Real Monasterio de La Inmaculada Concepción, de Santa Cruz de La Palma, fue fundado por disposición de la Reina Doña Juana en 1508. En esta histórica iglesia, hoy San Francisco de Asís, se conserva un órgano alemán de 1790 con una decoración tipo Luis XVI. Un precioso instrumento de un solo teclado (en lamentable estado y con las teclas arrancadas), sin pedalero, y con cuatro registros para tiples, cuatro para los bajos. Nunca ha sido restaurado.

Órgano de San Blas (Mazo)

Fue construido en 1798 y adquirido tras su compra a la iglesia de El Salvador al efectuar en este suntuoso templo capitalino unas polémicas obras de remodelación de su interior en el siglo XIX. Debido a un mal montaje en su nueva ubicación, nunca ha podido sonar. Es inconcebible.

Órgano de Los Remedios (Los Llanos de Aridane)

El organero palmero Don Gregorio Medina Acosta, en 1811 construyó el órgano de Los Remedios de Los Llanos de Aridane. Sus tubos son de diferentes épocas, así los de la fachada no pertenecen a la época de su ejecución. Tiene cuatro registros para los tiples y otros tantos para los bajos. Tiene un solo teclado y no posee pedalero. Se puede leer en su parte posterior la inscripción: Hízose en este lugar de Los Llanos año de 1811.

Órgano de El Salvador (Santa Cruz de La Palma)

La Parroquia Matriz de El Salvador del Mundo, en la capital palmera, tiene el instrumento más completo de la isla y uno de los mejores en cuanto a su calidad; no en vano estamos ante el templo más importante de La Palma. Fue construido por dos organeros alemanes en 1823 y tiene dos teclados y pedal, obsequio de don José Gabriel Martín. Está situado sobre el fabuloso coro rococó al fondo de la nave principal.

Órgano de Las Nieves (Santa Cruz de La Palma)

En el Real Santuario de la Patrona insular podemos admirar un órgano inglés de un teclado, sin pedalero, con cinco tiradores de registros en los que podemos leer: Open diapasón Bass, Open Diapasón Treble… Los tubos de la fachada son falsos (no suenan) y de madera. En su parte posterior reza la siguiente inscripción: Se estrenó en la noche de la Natividad D Ntro Señor Jesucristo. Año 1857.

Es uno de los pocos órganos que ha sido restaurado. Sin embargo, al no haber sido usado en los últimos tiempos, se ha vuelto a deteriorar. Los solemnes y multitudinarios actos que se celebran constantemente en este recinto sagrado, el más visitado de La Palma, se verían magnificados con este instrumento.

Órgano de Nuestra Señora de Bonanza (El Paso)

Fue construido por el organero palmero don Manuel Henríquez Pestano, como hemos dicho, al igual que otros tres en toda la Isla. Tiene sólo un teclado y carece de pedalero. Ha sido restaurado por Acitores en 1989. Respetó el fuelle y se le añadió un motor eléctrico.

Tiene los registros partidos:

• Quincena (bajos) – Quincena de tiples

• Flautado – Octava

• Bordón (bajos) – Bordón (tiples)

Órgano de San José (Breña Baja)

La antigua iglesia del Patriarca San José, de Breña Baja, aún sigue siendo restaurada, por lo que su órgano ha sido trasladado provisionalmente al otro templo modernista de la misma advocación. Como el mencionado anteriormente, tomó como ejemplo al de Las Nieves en la segunda mitad del XIX. También son falsos sus tubos de madera de la fachada. Sólo posee un teclado pero no pedalero. Así mismo sus registros son partidos para tiples y bajos.

En una placa que se encuentra en la parte delantera aparece el nombre de su autor, el lugar y la fecha: por Manuel Henríquez Pestana. Santa Cruz de La Palma, 1865.

Órgano de San Pedro (Breña Alta)

En torno a 1870, este mismo maestro palmero, Don Manuel Henríquez, construyó el penúltimo de sus órganos. Se trata el de San Pedro Apóstol, de Breña Alta. Comparte características con el resto de los órganos salidos de sus manos. Su estado de conservación es lamentable, a pesar de que la tubería “milagrosamente” se mantiene en pie. En su interior puede apreciarse: el fuelle, los tiradores de registros y la mecánica.

Órgano de San Juan Bautista (Puntallana)

En la fabulosa iglesia de San Juan Bautista, del término municipal de Puntallana, se guarda el último de los órganos construidos por el maestro Henríquez, y como los mencionados de las parroquias de El Paso y de las dos Breñas… todos de a cuatro y media octava bastante elogiados por los inteligentes.

Esta iglesia de San Juan Bautista es uno de los templos más singulares de La Palma, declarado por el Gobierno de Canarias “Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento” (Boletín Oficial de Canarias, nº 103, 22-VIII-1994).

Sin duda, este maestro organero heredó las habilidades de su progenitor, don Rafael Henríquez, el cual adquirió fama en la Isla por los instrumentos musicales y artilugios mecánicos que fabricaba.

Órgano de San Andrés (San Andrés y Sauces)

El del antiguo templo de San Andrés (del municipio norteño de San Andrés y Sauces) está datado en 1872 y tampoco ha sido restaurado. Es de registros partidos (típicos de los órganos españoles), cuatro de mano derecha y otros tantos de mano izquierda. Tiene la fuellería en el techo del órgano.

Órgano de San Mauro (Puntagorda)

El instrumento de San Mauro —o San Amaro— de Puntagorda era custodiado en este antiguo templo hasta que los feligreses, temiendo el desplome del templo debido a su estado de ruina, lo trasladaron a la nueva iglesia.

Es francés, de 1889, y pese a su antigüedad y a que no ha sido restaurado, se conserva bastante bien. En su parte trasera hay una inscripción que reza: Se inauguró el 7 de julio 1889. Sus registros son los típicos románticos:

• Vox humana 8’

• Vox celeste 8´

• Plein feu

[*Opino}– Concierto cultural

Carlos M. Padrón

Alguien me pidió una vez un ejemplo de qué era para mí un concierto musical cultural. Lástima que entonces no tenía yo a mano lo que ahora sí tengo: el vídeo de un concierto dado en Cortona, una pequeña ciudad de la Toscana italiana, por Andrè Rieu con su orquesta sinfónica.

Esto es cultura y un regalo para el espíritu, no los conciertos de Michael Jackson, Oscar D’León y similares —en especial los relacionados con la detestable y embrutecedora “salsa”— que nada tienen de culturales, pues en nada contribuyen al crecimiento del espíritu humano pero sí son regalo para los instintos.

Creo haber escrito ya antes que el mejor ejemplo de lo que me enseñaron que era cultura y civilización es el de dos libros: uno elegantemente impreso y encuadernado, con papel de primera calidad y brillantes ilustraciones a color, que trata sobre el desarrollo de una corrida de toros; y otro con pobre encuadernación, pero papel y muy malas ilustraciones, que es la novela “La guerra y la paz”, de león Tolstoi. El primero es ejemplo de avanzada civilización; el segundo lo es de cultura.

Y no me digan que esos conciertos rockeros, salsoides y demás son los que gustan a la gente joven, pues si se fijan en el que adjunto, entre el público hay personas de todas las edades, y gente del pueblo que toma parte activa en el espectáculo. Y todos parecen estar gozando un mundo.

Disfruta de este verdadero y admirable concierto clicando en esta URL:

http://www.youtube.com/watch?v=PG8quu2sQ2Y&feature=related

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Cortesía de Eva Maute.

[*FP}– Mi trato con la tabla Ouija (3/5): Efecto en otras personas

Carlos M. Padrón

Mis compañeros de trabajo en la Sucursal Finanzas de IBM de Venezuela supieron que yo había comprado una ouija y que estaba usándola, así que cuando en la oficina nos reuníamos todos a primera hora de la mañana, el tema obligado era la ouija.

En una misma mesa, larga y ancha, nos sentábamos cuatro vendedores: Guty, Amichi (así lo “bautizó” Juan Llorens cuando trabajó en esa Sucursal), JF y yo. Éste se sentaba justo frente a mí y era el que mayor interés mostraba por todo lo esotérico. En otra mesa vecina había otro vendedor: Angeleme.

Mis relatos sobre lo que me había ocurrido con la ouija tenían la virtud de producir en mis compañeros efectos disímiles.

Amichi no podía ocultar su fastidio porque todas esas historias le restaban la concentración que necesitaba para su trabajo y porque, además, los temas de espiritualidad, filosofía, esoterismo, etc. no le interesaban en absoluto; lo suyo era lo material y, como el tiempo se encargó de demostrar, el dinero.

JF, que era el que apenas llegar me preguntaba por la ouija, era tan sensible a lo paranormal que, sin darse cuenta, mientras absorto me prestaba atención, su cuerpo iba deslizándose poco a poco silla abajo hasta que su barbilla quedaba apoyada sobre el borde de la mesa, y él, sin percatarse de su ridícula posición, me miraba fijamente con ojos desorbitados y expresión de terror.

Y Guty, cuyo interés por el tema no llegaba a los extremos de JF, miraba de reojo a éste (lo tenía a su izquierda) mientras a duras penas contenía una sonrisa burlona.

Angeleme, sentado en la otra mesa pero de espaldas a mí, simulaba no escuchar, aunque a veces, ante alguna de las exclamaciones de JF, daba media vuelta hacia atrás para cerciorarse de que éste estaba bien, ya que a cada momento JF exclamaba:

—Coño, Charlie, ¡dime que todo eso es cierto!

Y cuando yo le aseguraba que sí, que era tal y como lo estaba contando, soltando un ahogado “¡Coooño!” con un intenso trémolo signado por el miedo, se hundía un poco más en su silla.

Un día Guty me preguntó dónde podría conseguir una ouija, le dije que no sabía si en Venezuela había, pero que, según yo había leído en el mencionado libro, era posible armar una. Sólo hacían falta,

· Una mesa de mármol liso,

· Recortar piezas de cartón, circulares o rectangulares, en las que luego se escribiría lo que viene impreso en la tabla original.

· Una copa de las de vino

· Distribuir alrededor del borde de la mesa las piezas de cartón, en la forma en que la ouija tiene organizadas las letras y palabras

· Colocar la copa boca abajo y usarla como PT, posando los usuarios sus dedos sobre la base de la copa

Pasadas las 08:30 de la mañana del día siguiente a mi explicación, Angeleme, que era tempranero, no había llegado ni había llamado. Llegó a las 08:45 am con cara de no haber dormido, lo cual nos preocupó a todos. Cuando le preguntamos qué le había pasado se dirigió a mí y me soltó sin más:

—Coño, Carlos, ¡Qué vaina me has echado!

—¿¡Yo!?—, exclamé extrañado.

—Sí, tú —respondió alterado Aneleme—, porque lo que aquí has contado de la ouija se lo he ido contando a mi mujer, y anoche me convenció de que improvisáramos una ouija en la mesa de mármol que tenemos de centro en el salón. Comenzamos a darle, y cuando esa bicha trabajó, mi mujer pegó un grito, agarró los cartoncitos y hasta la copa y lo botó todo a la basura.

Después de las risas de todos, la pregunta fue:

—Pero, ¿y por qué esa cara que traes?

—¡Porque fue tan grande el susto que luego no pudimos dormir!

***

Continuará algún martes con "[*FP}– Mi trato con la tabla Ouija (4/5): Sesión en casa ajena".

[*FP}– Vacaciones 2009 – Dos caras de una misma moneda. 2) Un tributo a la amistad

21 Septiembre, 2009

Carlos M. Padrón

Nota previa.- En esta entrega hay muchas fotos —tal vez demasiadas, aunque tengo más, tomadas por mí o por amigos— a las que, para poder publicarlas, les reduje el peso.

Pido disculpas por esto, pero precisamente por mi tributo a la amistad siento que debo publicarlas en la forma en que quienes visiten este post puedan verlas con el menor trabajo posible, y reitero mi agradecimiento a quienes tuvieron la gentileza de hacerme llegar las fotos tomadas por ellos/as ya que, como dije en la entrega anterior, la de LA CARA NEGATIVA, borré por error muchas de las que tomé con mi cámara antes del almuerzo que el martes 18/08 nos ofrecieron nuestros amigos, y , peor aún, todas las que tomé durante éste.

Si alguien quiere en peso completo (unos 2 MB) algunas de las fotos tomadas por mí, puedo enviársela por e-mail.

***

Tenerife

Como ya digo en el título de esta entrega, la parte positiva de este viaje fue un tributo a la amistad, un reencuentro con viejos amigos —y lo de viejos no lo digo por la edad, aunque todos son, con pequeñas diferencias, coetáneos conmigo, sino por el tiempo que ya tiene nuestra amistad—, un reencuentro que rebasó con creces todo lo que de bueno esperaba yo de este viaje, y la cuota de afecto mutuo que me une con todos ellos.

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Chepina, Lucy de Armas Padrón, y Carlos M. Padrón. Llegada a Los Rodeos.

Desde hace muchos años, cada vez que he anunciado mi llegada a Tenerife han ido a recibirme mi prima Lucy de Armas Padrón (en adelante, Lucy) y mis entrañables amigos de infancia Gilberto Cruz y Wifredo Ramos(cronista oficial de El Paso, pueblo natal de los tres y mío). Un gesto que con cada recepción aumenta mi agradecimiento y cariño hacia ellos.

Esta vez no fue excepción, y allí estaban los tres esperando a que sobre las 15:30 llegara el vuelo que el domingo 09/08 nos traía desde Madrid, y Chepina y yo saliéramos por fin del área de recogida de equipaje del aeropuerto de Los Rodeos.

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Wifredo Ramos y Gilberto Cruz. LLegada a Los Rodeos.

Y antes de continuar hacia el hotel en Santa Cruz de Tenerife, nada mejor para combatir la modorra que una dosis de cafeína, en especial si viene de un cafecito con leche condensada, de ésos que tan bien hacen allá y de los que tomé al menos uno cada día.

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Chepina y Lucy cargando cafeína.

El clima en Santa Cruz estaba tan bueno como casi siempre, y la ciudad muy linda y bastante tranquila, tal vez por el periodo de vacaciones veraniegas.

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El lunes 10/08 nos reunimos en Guamasa en la casa de José Quirantes. Lita, su señora, nos había preparado un sabroso conejo al salmorejo para un almuerzo al que también asistieron Eleuterio Sicilia y Charo, su señora.

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Lita, Pepe Quirantes, y Chepina.

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De izq. a derecha: Charo, Edel Quirantes, Eugenio Quirantes (en pie), José (Pepe) Quirantes, Chepina y Carlos M. Padrón.

La amistad entre Eleuterio y yo data nada menos que desde 1949, mientras que la que me une con Pepe (José Quirantes) comenzó en 1958, y se consolidó en los tiempos de la Palmera de la Psicología.

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Eleuterio Sicilia y Charo, su señora.

Y aunque a Pepe le perdí la pista en 1961, logré dar de nuevo con él, gracias a Internet, en 2006, y fue él quien me dio la clave que me permitió encontrar a Carmensa, mi primer amor.

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Pepe Quirantes, Chepina y Carlos M. Padrón, en la sobremesa.

Después del almuerzo y de lidiar durante unas horas con la computadora de Pepe que es la que, en conexión con la mía, permite que chateemos con frecuencia, Eleuterio nos dio un paseo por Punta Hidalgo y Bajamar, donde había más movimiento que de costumbre ya que son zonas de veraneo.

***

El martes 11/08, con los amigos Juan Antonio Pino y con Begoña, su señora, fuimos a almorzar en el restaurante Taberna Girón, en Las Caletillas, en el sur de Tenerife, y de regreso en Santa Cruz, donde ellos viven, mientras Juan Antonio y yo nos entreteníamos en su PC, Begoña y Chepina, a solas en otra parte de la casa, “conspiraban” como sólo saben hacerlo las mujeres. Ya diré cuál fue el producto de tal tejemaneje.

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Chepina en Masca.

Una de las varias veces que aprovechando un viaje de trabajo a Europa, Asia o Australia pasé yo por Canarias, Gilberto me llevó a Masca, una zona de Tenerife que era para mí desconocida pues supe siquiera de su existencia durante los 4 años en que viví en esa isla.

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Chepina y Gilberto Cruz en Masca.

Masca me resultó impresionante, algo realmente diferente al resto de la Isla, así que esta vez quise que Chepina viera ese sitio, y Gilberto, amablemente, nos llevó hasta allá el miércoles 12/08 pero haciendo un recorrido con escalas en Punta de Teno, el extremo noroccidental de la Isla, Los Silos y otros pueblos del

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(Faro de Punta de Teno).

norte cuyo factor común, desde un ángulo materialista, es que en todos ellos se come muy bien y sirven buen vino. Ese día almorzamos un buen pescado en el restaurante Trasmallo, en Garachico.

El aspecto general de Masca, con sus precipicios, me recuerda mucho a Apartadero (Venezuela), cuando se inicia la bajada desde Pico del Águila hasta Mérida.

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En La Plaza Weyler, el jueves 13/08 tuve ocasión de darle un abrazo a Ricardo García y a su hija Fabiola.

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Carlos M. Padrón, Chepina y Ricardo García.

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Fabiola, Chepina y Ricardo García.

Ricardo es un viejo amigo, nativo de Los Llanos de Aridane (La Palma) que vivió muchos años en Venezuela, donde nos conocimos. Para mí, Ricardo tiene hoy el gran mérito de que a pesar de su edad incursiona en Internet; casi a diario se manifiesta por él y lo hace bien, mientras que otros mucho más jóvenes no se atreven siquiera a intentar tal cosa.

Al mediodía de ese jueves, mi primo Pedro Bravo y su señora, Lourdes, nos llevaron al norte de la Isla y nos invitaron a almorzar en un restaurante de La Matanza en el que, para variar, había muy buen pescado. El vino no hay que mencionarlo, pues siempre es bueno.

De regreso nos dejaron en La Laguna, y fuimos a visitar a Antonio Pedro Dorta Martín, buen colaborador de este blog con sus siempre interesantes PPSs, y nieto de mi tío-abuelo Pedro Martín Hernández y Castillo (más conocido como Pedro Castillo) de quien he publicado mucho en este blog.

A Antonio Pedro, a quien todos conocíamos por Toñín, no lo veía yo desde 1980, y fue un placer darle un abrazo a un “muchacho” cuyo nacimiento, bautizo y años de infancia recuerdo muy bien.

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Eli, la señora de Toñín, Chepina y Carlos M. Padrón.

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Toñín, Carlos M. Padrón y Chepina.

La foto de arriba nos la tomamos adrede casi en el mismo lugar —frente a la iglesia de San Agustín, hoy en ruinas— en que el 04/04/1958 tomé yo, con mi cámara puesta en automático, ésta en que aparezco entre mi tío Pedro Castillo y su señora, Petronila (tía Nila).

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Tal vez me equivoque, pero al comparar las dos tengo la impresión de que me veo algo más viejo en la primera. clip_image020

La Palma

El viernes 14/08 volamos a La Palma en cuyo aeropuerto nos esperaban, para llevarnos a El Paso, los amigos Javier Simón y Francisco Lorenzo.

Ese vuelo duró apenas 22 minutos, y la mejor vía para llegar luego desde ese aeropuerto —que está en Mazo, en el lado Este de la Isla— hasta El Paso —que está en el lado oeste— es usar la carretera que sube hasta casi la mitad de la Cumbre Nueva, columna dorsal de la Isla, y luego atravesar un túnel que desemboca en el término municipal de El Paso, el más alto de los tres pueblos (El Paso, Los Llanos y Tazacorte) que hay en el llamado Valle de Aridane.

Generalmente y durante buena parte del año, a medida que desde el lado del aeropuerto se sube hacia ese túnel aumenta la nubosidad, cae una fina llovizna y disminuye la visibilidad, como puede verse en esta foto.

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Antes de entrar por la boca Este al túnel de la Cumbre Nueva. Foto cortesía de Lucy .

Pero apenas salir de ese túnel el tiempo cambia, como se ve en la siguiente foto, y, si es verano, el Sol brilla (¡y quema mucho!) en un cielo despejado y muy azul, que no se aprecia en esta foto.

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A la salida por la boca oeste del túnel de la Cumbre Nueva. Foto cortesía de Lucy .

A partir de ahí la carretera desciende hasta el centro de El Paso y demás pueblos, y poco después de salir del túnel puede verse desde ella la formación montañosa, con el pico Bejenao como punto más alto, que bordea La Caldera por su lado sur y que termina en su extremo derecho en un corte en ‘V’ que es La Cumbrecita, una de las dos entradas naturales a La Caldera.

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Al fondo y en el centro, Bejenao; a la derecha, La Cumbrecita; detrás, la Cumbre de Los Andenes; a la derecha, sobre La Cumbrecita, La Punta de los Roques. Foto cortesía de Lucy.

Lo que se ve al fondo de esa ‘V’ es la Cumbre de Los Andenes, borde norte de La Caldera, cuyo punto más alto es el Roque de Los Muchachos, el lugar más alto de La Palma (más de 2.426 m) y donde se han construido varios telescopios, entre ellos el famoso Grantecán.

Ya desde las estribaciones del área urbana de El Paso pueden verse las casas típicas del lugar que, aunque con muchos años de construidas, están muy bien cuidadas las más de ellas, como ésta de la foto.

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Foto cortesía de Lucy.

Y el día de nuestra llegada ya muchas lucían en sus fachadas objetos típicos como parte de la tradición de las fiestas de la Bajada de la Virgen de El Pino, cuya fecha fue la escogida para nuestro viaje.

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clip_image026Fotos cortesía de Lucy.Fotos cortesía de Lucy.

Después de llegar a mi casa natal, abrir por unas horas todas sus puertas y ventanas para ver de que se refrescara el interior, y deshacer totalmente el equipaje, bajé al centro del pueblo a recoger el carro que días atrás había reservado para mí el amigo Javier Simón, y de vuelta en casa llamé por celular al amigo Rafael García y, ya en el carro alquilado, Chepina y yo nos dirigimos a Puerto Naos.

A Rafael García, quien a finales de los 80 y hasta 1991 trabajó conmigo en IBM de Venezuela, lo vi por última vez en España en el verano de 1994, y le perdí la pista desde entonces.

Por Internet, y gracias a este blog, me contactó él el 28/12/2008 y al decirle yo que tenía planes de ir con Chepina a Canarias en agosto/2009 me contestó que él y Miriam, su señora, a quien yo no conocía, también irían para verse con nosotros, pues él siempre había pensado —me dijo— que de mi mano conocería Canarias.

Compró los pasajes, reservó hotel en Puerto Naos (La Palma), y carro en el aeropuerto de La Palma, y al mediodía del 13/08 llegaron ambos, él y su señora, a ese hotel y, siguiendo mi sugerencia, dedicaron el resto de ese día y la mayor parte del próximo a visitar Los Llanos, El Paso y La Cumbrecita, lugar que les encantó aunque dijeron no entender por qué no cobraban por verlo.

Como a las 19:00 de ese viernes 14/08, en el lobby del hotel de Puerto Naos nos dimos Rafael y yo el abrazo que había tardado demasiado tiempo en suceder y que por sí solo habría justificado mi viaje a Canarias.

Desde Puerto Naos, las dos parejas nos fuimos a Tazacorte y, durante una cena

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Rafael García y Miriam, su señora.

en el restaurante La Casa del Mar, Rafael y yo pudimos medio actualizarnos sobre lo ocurrido durante los catorce años que habían transcurrido desde nuestro último encuentro.

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Carlos M. Padrón y Chepina, en la cena con Rafael y Miriam en Tazacorte.

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Según el plan previamente trazado, el sábado 15/08 los recogimos en el hotel de Puerto Naos y, comenzando por Tijarafe, dimos vuelta a la Isla con la obligada subida al Roque de Los Muchachos, y posterior almuerzo en el hotel Palma Romántica, de Barlovento.

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Rafael García y Carlos M. Padrón en el mirador del Time. Al fondo, Los Llanos. Foto cortesía de Rafael García.

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Rafael García en el Roque de Los Muchachos. La flecha roja señala la zona en que, según los expertos, estaría el lugar donde pasé yo la noche del 06 al 07/07/1956, deshidratado, sediento al máximo y pensando que no podría salir vivo del trance. Foto cortesía de Rafael García.

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Miriam y Carlos M. Padrón en el Roque de Los Muchachos. Al Fondo, Los Llanos. Foto cortesía de Rafael García.

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Miriam y Chepina en el Roque de Los Muchachos. Al fondo, algunos de los telescopios. El grande de la izquierda es el Wiliam Herschel, o WHT, perteneciente al ING (Isaac Newton Group), según me ha explicado, en un comentario, un amable visitante de este blog. Foto cortesía de Rafael García.

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Chepina, Carlos M. Padrón y Miriam, durante el almuerzo en el hotel Palma Romántica, en Barlovento.

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Rafael García, Carlos M. Padrón y Chepina a la salida del almuerzo en Barlovento. Foto cortesía de Rafael García.

***

Y el domingo 16/08 fue la gran fiesta de la romería de la Bajada de la Virgen de El Pino. Rafael y Miriam llegaron en su carro desde Puerto Naos hasta mi casa y acordamos que lo dejarían allí y subiríamos hasta la ermita de El Pino usando el mío.

Y mientras Rafael y yo hablábamos se descubrió el producto de la conspiración: el pasado día 11/08 Begoña le había prestado a Chepina un vestido de “maga”, nombre que se da en Canarias al traje típico regional, ataviada con el cual se nos presentó a Rafael y a mí en el patio de mi casa. ¡Si no es saludable fiarse de una mujer, hacerlo de dos juntas es suicida! clip_image035

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Chepina y Miriam en el patio de mi casa natal.

En virtud de esta “infame conspiración”, hecha a mis espaldas y sin respeto alguno a mi gentilicio pasense,  Chepina, venezolana de pura cepa, fue a la romería ataviada con un traje de maga, mientras que yo, canario, lo hice vestido “de paisano”. Supongo que la puerta de la habitación en que nací, que es la que medio se ve al fondo, a la izquierda de la foto, se estremeció de ira.

Desde casa fuimos en carro hasta la ermita de El Pino donde se celebraba la misa después de la cual la imagen de la Virgen sería cargada a hombros en sus andas engalanadas, y así, en procesión, comenzaría su largo y lento descenso hasta la Iglesia Nueva, en el centro de El Paso.

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Ermita de la Virgen de El Pino. Foto cortesía de Lucy .

Nosotros bajamos antes hasta la explanada en que se reúnen las carrozas y los más de los romeros para, mientras se hace tiempo comiendo, bebiendo y cantando, incorporarse a la romería cuando la procesión llegue a ese lugar.

Allí nos reunimos con un grupo de amigos (Juan Antonio Pino, Antonio Capote Pozuelo, Raúl Zamora, Tomás Capote Pino, Roberto González Rodríguez, y otros cuyos nombres se me escapan ahora; mis excusas), que ya, junto al llamado Chorro de Las Canales, estaban dedicados a las “duras” tareas antes mencionadas.

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Chepina, Roberto González Rodríguez, y Carlos M. Padrón. Foto cortesía de Juan Antonio Pino.

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Juan Antonio Pino Capote, Chepina y Roberto González Rodríguez.

Roberto González Rodríguez, natural de El Paso, como yo, es una de esas personas con quien entré en contacto a través de este blog y a las que llamo “ciberamigos”. Con motivo de este viaje nos vimos en persona por primera vez y luego de pasar con él casi todo el día en que, según su ofrecimiento y mi promesa de aceptarlo, nos llevó a la Pared de Roberto, ya desapareció lo de “ciber” y quedó el resto: amigo. Una satisfacción más que me ha dado este blog.

También en el grupo había algunas amigas como Begoña “la conspiradora”, Lourdes Capote Pozuelo, Gloria Isabel Rodríguez, Carmen María Capote, Pilar Capote Cámara, y otras cuyos nombres, como en el caso de los varones, tampoco recuerdo. Vayan también mis excusas para ellas.

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Begoña y Chepina, las “conspiradoras”, listas ya para la romería, Foto cortesía de Juan Antonio Pino.

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Una de las carretas de la romería. El espíritu festivo quiere ignorar la crisis. Foto cortesía de Rafael García.

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Un espíritu que se manifiesta preparando comida a bordo de las carretas, o cargándolas con comida ya preparada, y , entre cantos y bailes, ofreciéndola a quienes la soliciten.

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Y un espíritu del que participan todos en la familia; muchos, como éstos, cuyos nombres ignoro, vestidos de “magos”, pero con trajes que no son los de El Paso, lo cual hace suponer que provienen de otro pueblo. Foto cortesía de Rafael García.

Cuando la imagen de la Virgen pasó por el lugar, Chepina y yo nos incorporamos a la romería bajando hacia el pueblo a mayor velocidad que ella mientras saludábamos a muchos más amigos y conocidos que encontramos en el trayecto, y disfrutábamos de la comida que nos ofrecían.

Así fuimos a reunirnos en la que en la familia llamamos Casa de Tío Daniel (un hermano de mi padre) que está ubicada en el extremo más bajo de una calle que en mis tiempos era de tierra y llamábamos La Corrala, pues desde allí se tiene tan buena vista de la romería que es el punto en que Televisión La Palma coloca sus cámaras para filmar.

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En la terraza de Casa de Tío Daniel. De izq. a derecha: Chepina, Carlos M. Padrón, María Celia Padrón, Carmelina Padrón y Violeta Padrón. Las tres últimas, primas-hermanas mías.

A la Bajada de la Virgen de El Pino de 2006 se dijo que asistieron 25.000 personas. Habida cuenta de que El Paso tiene poco más de 7.000 habitantes, 18.000 más luce como mucho, pero sí, doy fe de que ese año había mucha gente y muchas carrozas.

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Carroza y romeros bajando por La Corrala. Fotos cortesía de Lucy.

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La imagen de la Virgen llegando frente a la Casa de Tío Daniel. Foto cortesía de Lucy .

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Imagen ya frente a esa casa. Foto cortesía de Lucy.

Pero este año, y a pesar de la crisis, dijeron que había más gente, que asistieron 30.000, lo cual no creo porque, para empezar, nadie ha explicado qué sistema usan para calcular el número de asistentes.

Lo que sí puede calcularse el número de las carrozas, que este años fue de unas 240, de ahí que entre carrozas y romeros llenaran por completo aproximadamente 3 km del recorrido de la romería, y que si bien ésta pasó a las 15:30 por la explanada ya citada, todavía a medianoche había romeros y carrozas que no habían completado el trayecto hasta el centro del pueblo.

En ese trayecto abundaban los ventorrillos o puestos que mostraban productos de la gastronomía o artesanía local, como éste,

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De izq. a derecha: María Celia Padrón, Lucy , Carmelina Padrón, y Violeta Padrón, todas primas mías. Foto cortesía de Lucy.

en el que destaca la nota pintoresca de este calendario, extremadamente “preciso” según puede verse aquí:

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El lunes 17/08 pusimos en nuestro viaje una nota venezolana, pues con los amigos Juan Enrique Brito y Gilberto Cruz fuimos a cenar arepas y cachapas en la Arepera Yaracuy, que opera en El Paso.

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El martes 18/08 un grupo de amigos nos agasajó en Tazacorte con un almuerzo en el restaurante La Casa del Mar en celebración, según entendí, de que habíamos vuelto a El Paso. Fue una prueba de amistad de todos los que, algunos con sus señoras, se dieron cita en ese evento que tuvo la virtud de emocionarme y hacerme sentir un enorme aprecio por la amistad, en particular cuando es duradera y resiste los embates del tiempo y la distancia.

Desde aquí, mi profundo agradecimiento, y el de Chepina, a todos los que ese día nos agasajaron, y que aparecen en la lista y fotos que siguen.

Por orden alfabético, el nombre de los amigos que asistieron, seguido por el de sus señoras cuando éstas estuvieron presentes.

• Álvaro Taño, y Edita
• Fidel González, y María Nela
• Francisco Lorenzo
• Gilberto Cruz Calero
• Javier Simón, e Isabel
• José María Brito Pérez, y Laura
• Luis Herrera, y Erika
• Mario Rigoberto Rodríguez
• Wifredo Ramos, y Loly

Las fotos de este para mí memorable almuerzo son todas cortesía del amigo Luis Herrera, pues, como ya he dicho, muchas de las que yo había tomado antes, y todas las que tomé este día, las borré por error.

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A la izq., Francisco Lorenzo. A la derecha, desde el fondo hacia el frente: Loly, María Nela, Chepina, Carlos M. Padrón, Gilberto Cruz, Wifredo Ramos, Álvaro Taño, y José María Brito Pérez.

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De izq. a derecha: Juan Enrique Brito Pérez, Javier Simón, Francisco Lorenzo, Mario Rigoberto Rodríguez (apenas visible) y Fidel González.

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De izq. a derecha: Álvaro Taño, José María Brito y, ahora en primer plano, Mario Rigoberto Rodríguez.

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De delante hacia atrás. Izq: Erika y Laura. Derecha: Loly, María Nela y Chepina.

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De izq. a derecha: María Nela, Chepina y Carlos M. Padrón.

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Chepina y Carlos M. Padrón.

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Según parece, lo que contenía el recipiente que está frente a mí, y la copa en la que alguna vez hubo algo, me produce extrañas reacciones. Pero todo quedó entre amigos.

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Después del ajetreo de la romería, nada mejor que un refresco, el 19/08, en la cafetería del centro comercial San Martín, en El Paso.

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Carlos M. Padrón, Chepina y Lucy. Foto cortesía de Lucy.

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El jueves 20/08 cumplí la promesa hecha por e-mail al amigo Roberto Rodríguez y éste nos llevó, incluyendo un periplo por media Isla, a la Pared de Roberto, una imponente formación volcánica enclavada en el borde de La Caldera.

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Al fondo se ve la tal pared como si hubiera sido hecha por la mano del hombre, y con una abertura en ‘V’ que dio lugar a la leyenda que lleva su nombre.

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Carlos M. Padrón y Chepina frente a la Pared de Roberto.

Aquí luce más siniestra, y en este mismo lugar estaba yo cuando al querer tomar una foto noté que mi cámara no funcionaba bien. Se estropeó sin motivo aparente.

De bajada de la Pared de Roberto visitamos Santo Domingo de Garafía (ya olvidé cuándo había estado yo allí antes), y la Laguna de Barlovento.

Y luego de que en Puerto Espíndola (Los Sauces) e invitados también por Roberto (el amigo, no el de la pared), en el restaurante Mesón del Mar almorzamos muy buen pescado, rociado por buen vino, visitamos la para mí sorprendente iglesia de La Galga y después la para Chepina asombrosa (por la mucha plata en su altar) de la Virgen de Las Nieves, patrona de la Isla.

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El viernes 21/08 volvimos a Tazacorte a una cena con Javier Simón, Isabel y Gilberto Cruz.

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Izq.: Carlos M. Padrón, y Chepina. Derecha, Isabel Rodríguez y Gilberto Cruz.

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El sábado 22, el amigo Ángel Díaz Pino (Lelo), quien salvara mi pellejo en nuestra odisea en La Caldera, quiso, aprovechando que tanto Wifredo como Gilberto estaban al momento en El Paso, que repitiéramos lo hecho en 2006 cuando los cuatro que vivimos esa odisea fuimos a La Cumbrecita para celebrar el 50° aniversario de ella.

Por la urgente convocatoria de Lelo, Chepina y yo fuimos con Wifredo a Los Llanos a comprar comida ya preparada, y luego de recoger en El Paso al amigo Lelo, pasamos por la bodega de su familia para que yo escogiera el vino de mi gusto.

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Ángel Díaz (Lelo), Chepina y Carlos M. Padrón. Foto cortesía de Wifredo Ramos.

Seleccioné uno de 2008 y otro de 2005 que estoy catando en la foto que precede.

Desde ahí, y en el auto de Gilberto, que llegó minutos después, nos dirigimos a La Cumbrecita y nos tomamos, en la “raya crítica”, ésa desde la que el 07/07/1956 Lelo juró no pasar más, las fotos conmemorativas de rigor.

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De izq. a derecha: Gilberto Cruz, Ángel Díaz, Carlos M. Padrón, y Wifredo Ramos. Al fondo, la Cumbre de Los Andenes, borde norte de La Caldera.

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De izq. a derecha: Carlos M. Padrón, Gilberto Cruz, Ángel Díaz, y Wifredo Ramos,… ¡53 años después!.

Y luego, al igual que en 2006, bajamos a la Fuente del Pino a comer y beber lo que habíamos llevado. Y, al igual que en 2006, el vino de Lelo —el del 2005, que estaba muy bueno— se me subió a la cabeza,… por decirlo de alguna manera.

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De izq. a derecha: Carlos M. Padrón, Gilberto Cruz, Ángel Díaz, y Chepina.

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De izq. a derecha: Wifredo Ramos, Chepina, Ángel Díaz, y Carlos M. Padrón.

Y se hizo presente en esa parte de mi físico cuando, al igual que en 2006, de bajada de La Cumbrecita (recuérdese lo que pasa con el alcohol cuando luego de ingerirlo va uno a cotas más bajas) hicimos escala en la casa natal de Gilberto, en Las Canales, para saludar a su hermana Hildeliza.

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De izq. a derecha. Detrás y en pie, Chepina y Gilberto Cruz. Delante y sentados: Hildeliza Cruz, Carlos M. Padrón y Lelo.

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Chepina, como si emulara a Acerina, en la Fuente del Pino antes de comenzar la celebración.

Cuando veo esta foto no puedo evitar preguntarme quién en 1956 le diría a Chepina —o a mí— que en 2009 ella, hoy mi señora, estaría en La Cumbrecita y Fuente del Pino celebrando conmigo el 53 aniversario de un incidente que por poco me cuesta la vida; un incidente que de forma sorpresiva e insistente trajo a mi mente, en los momentos más críticos, la imagen de una muchacha, aún hoy soltera, y que cuando llegué a pensar que no saldría vivo del trance me hizo lamentarme porque no volvería a verla.

Algo para la reflexión de quienes en cuanto a asuntos de pareja creen en amor a primera vista, amor eterno, almas gemelas, un solo hombre para una mujer (y viceversa), y teorías semejantes.

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Aprovechando que en El Paso estaba también mi hermano Tomás, con Teresa, su señora, después de almorzar con ellos en Tazacorte el domingo 23/08,

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fuimos a ver la zona quemada por el terrible incendio que recientemente había asolado el sur de La Palma.

Tomamos la carretera que circunda el sur de la Isla, bajando por el oeste hacia el sur, y luego subiendo por el este hacia el norte, o sea, haciendo una ‘V’.

Al llegar al comienzo de la zona quemada anoté lo indicado por el cuentakilómetros del carro: 42.107 Para asombro de todos, cuando ya salimos de la zona quemada la lectura era 42.141, o sea, que por 34 km todo el monte está quemado, en un ancho que a veces se pierde de vista, a ambos lados de la carretera. Y también sorprenden algunas casas con las que el fuego se mostró selectivo, pues, por ejemplo, de tres que están pegadas una a la otra el incendio quemó la del centro y dejó intactas las otras dos.

Ésta es una muestra del paisaje que desde la carretera se ve durante la mayor parte de esos 34 km:

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Fotos cortesía de Lucy.

El pino canario demostró una vez más que parece ser incombustible, pues a pesar de que su corazón es de tea, madera altamente inflamable, los pinos permanecen erguidos aunque con su corteza quemada, y también se ven chamuscadas, pero aún en su sitio, sus delgadas hojas, que son como agujas. Si hay buena lluvia, dicen los lugareños, en un par de años estarán todos rehabilitados.

Luego de la obligada parada en uno de los cafés de Fuencaliente para, como en mis tiempos, comer almendrados acompañados por un vaso de Malvasía, seguimos hacia Mazo, Breña Alta y, a través del túnel de la Cumbre Nueva, hasta El Paso.

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La mayor parte del lunes 24/08 la dedicamos a Los Llanos, con almuerzo en casa de mi primo Álvaro Padrón, quien acompañado de nuestras primas María Celia (a la derecha) y la hija de ésta, Lucy (al centro), aparece en esta foto, cortesía de la mencionada Lucy:

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En la tarde de ese día tuvo lugar la inauguración del monumento en el que se dio sepultura a las cenizas de Don Antonio Pino Pérez, el poeta autor de los poemas del libro “Dándole vueltas al viento“, que ya han sido publicados en este blog.

Sus hijos —sabedores de que él adoraba a su pueblo de El Paso, La Caldera y la Brisa— en un lugar de El Paso que la brisa baña cuando ejerce a cabalidad, y desde el cual se ve La Cumbrecita, que es la entrada a La Caldera, y el borde norte de ésta, erigieron un monumento diseñado por Ruth Pino —hija de Begoña y Juan Antonio Pino, y nieta de Don Antonio— en el que dieron sepultura a las cenizas de éste y de su señora, doña Amparo Capote.

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El acto de inauguración fue altamente evocador y emotivo, lo cual destacó aún más porque tuvo lugar dentro de un pinar en el que el silencio reinante en el monte hacía más notorio el característico murmullo de la brisa entre las agujas de los pinos.

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En el extremo izq., Oswaldo Izquierdo; en el derecho, Pedro Capote Pérez (más conocido como Pedro Gabino), sacerdote pasense que bendijo el acto; y al centro, de izq. a derecha, Rosario Pino Capote, José Antonio Pino Capote, y Lourdes Pino Capote, los tres hijos de Don Antonio Pino Pérez.

La intervención de Oswaldo Izquierdo fue una clase magistral de poesía que de seguro habría gustado al homenajeado, y la de los hijos de éste alcanzó cotas emotivas en la que el llanto estranguló voces, como era de esperar dada la índole del acto.

***

Del 25 al 27/8 siguieron las comidas en casa de los amigos Javier Simón (cena) y Mario Rigoberto Rodríguez (almuerzo) y el viernes 28 tuvo lugar un muy concurrido almuerzo en la bodega del amigo Fidel González, un paraje del que él me dijo siempre que era poca cosa pero que, en realidad, tan sólo por el lugar en que está enclavado es excepcional: al sur de la ermita del Pino, a mitad de altura de la Cumbre Nueva e incrustado en ella, y, para remate, entre ésta y el manto de brisa que por esa cumbre baja cuando así lo decide ese veleidoso fenómeno.

Si tomamos como referencia la foto que sigue, cortesía de Lucy, la tal bodega

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estaría, más o menos, a la altura que señala la palmera (la misma que está cerca de mi casa y que aparece en la portada de este blog) y detrás del manto de la inmensa nube blanca.

Allí, deleitándonos con una espectacular vista del Llano de Las Cuevas, Fidel y María Nela fueron nuestro atentos anfitriones.

Antes de comenzar el almuerzo aproveché para tomarme una foto con Alicia González, hija de Fidel y María Nela, quien fue la amiga de mi hija Alicia cuando ésta, con apenas 13 años, estuvo en El Paso por primera y última vez,… hasta ahora, pues espero que algún día vaya de nuevo y muestre a sus hijos cómo es el pueblo donde nació y se crió su abuelo materno.

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Los comensales:

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Desde el fondo hacia el frente: Luis Herrera, Francisco Lorenzo, José Antonio Martín, José María Brito Pérez, y Oswaldo Izquierdo. Detrás, Fidel González en sus labores de anfitrión.

clip_image080De izq. a derecha: Francisco Lorenzo, José Antonio Martín, José María Brito Pérez, y Oswaldo Izquierdo. Detrás, con María Nela en sus labores de anfitriona.

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De izq. a derecha dando vuelta en ‘U’: Javier Simón, Álvaro Taño, Francisco Lorenzo, José Antonio Martín (de espaldas), María Nela (de pie), Oswaldo Izquierdo, Carlos M. Padrón, Chepina, Edita Martín, Laura, y Rosa Margot.

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De izq. a derecha: Francisco Lorenzo, José Antonio Martín, Oswaldo Izquierdo, Carlos M. Padrón, Chepina, e Isabel Rodríguez.

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De izq. a derecha: Luis Herrera, Javier Simón, y Álvaro Taño.

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De izq. a derecha: Rosa Margot, Berta Nola, e Isabel.

Madrid y Ávila

El sábado 29/08 volamos desde La Palma a Madrid.

Ya sé que en la entrega anterior, la que recoge lo negativo de estas vacaciones, conté lo que sigue, pero hay un motivo para que lo cuente de nuevo en ésta: la parte positiva, pues al igual que todo el viaje de las vacaciones 2009, este incidente tiene dos caras, una negativa, ya explicada, y otra positiva, que explico ahora.

En Barajas me puse a caminar por el área de recogida de equipajes mientras esperaba que saliera el nuestro, y cuando me acercaba a un punto de esa área noté que un hombre que estaba en silla de ruedas hacía señas hacia mí. Como no lo reconocí deduje que se las hacía a alguien que estaba a mis espaldas, pero no, las señas eran para mí. Y al llegar a su lado se me cayó el alma a los pies: era un amigo de la infancia al que no había yo visto desde 1994 cuando él, su señora y otra amiga fueron a visitarme al apartamento en que yo vivía en Madrid.

Al verlo me quedé totalmente cortado y sin saber qué decir, máxime cuando mi amigo o no podía hablar por causa del mismo mal que lo mantenía en silla de ruedas, o no podía hablar por la emoción del encuentro.

Cuando recogido ya su equipaje iban a retirarse, mi amigo me tomó la mano y alzando hacia mí sus ojos húmedos dijo con voz estrangulada y apenas perceptible: “¡Siempre!”.

Entendiendo que se refería a la duración de nuestra amistad, hice de tripas corazón y con voz también estrangulada le contesté “¡Siempre!”.

Si repito aquí este incidente es por la importancia que para nuestra amistad, y como tributo a ella, tuvo ese ‘siempre’.

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El amigo Rafael García nos recogió en el aeropuerto de Barajas y nos dejó en el hotel, y luego de tomar posesión de la habitación y dejar en ella el equipaje, salimos con Rafael a un paso por Madrid y el consiguiente “tapeo”.

De vuelta al hotel, y según ya dicho en la entrega anterior, pasamos una noche de perros porque a las 23:30 cortaron el aire acondicionado.

***

El domingo 30/08 el mismo Rafael nos recogió temprano en ese hotel (del que nos fuimos corriendo por lo del corte del aire acondicionado), nos llevó a cerciorarnos de que en el nuevo sí había aire acondicionado todo el día, y después de inspeccionar yo personalmente la habitación y darle un OK, dejé en ese nuevo hotel el equipaje pesado y con Rafael fuimos a su casa a dejar el pequeño, el de mano, y luego él nos llevó a Ávila, donde ambos habíamos estado en el verano de 1993.

Al llegar a esa ciudad no recordé nada de ella. Sólo pude ubicarme cuando subí al montículo en el que, según se dice, Santa Teresa sacudió el polvo de sus sandalias para no llevarse de Ávila ni siquiera eso.

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Chepina sobre la muralla de Ávila.

Allí, en un restaurante que está en la plaza de la iglesia de Nuestra Señora de Sonsoles, y que lleva este mismo nombre, como almuerzo hicimos honores al famoso Chuletón de Ávila, y regresamos a Madrid pasando por el Valle de los Caídos y El Escorial. Recogimos nuestro equipaje en casa de Rafael, y él mismo nos dejó en el nuevo hotel, uno en el que no cortaban el aire acondicionado.

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El martes 31/08 fue de compras para Chepina y de reunión para ambos con dos amigos y compañeros exIBMistas que residen en Madrid: Constantino Fernández (en la mañana) y María Elena Veronese (en la tarde).

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María Elena Veronese, y Chepina.

Y en la noche un paseo por Madrid guiado por el amigo Manuel Fernández (veterano de Carlson Wagonlit Travel España) y Maite, su señora, repleto de las explicaciones, anécdotas y hechos históricos en los que Manuel parece tener un máster, no sólo en lo tocante a Madrid sino a muchas otras regiones o ciudades de España, en especial Asturias, su patria chiquita.

Fin del tour en la cafetería de la terraza del Hotel Puerta de las Américas, y Manuel nos dejó en el hotel para preparar la salida para La Rioja a la mañana siguiente.

Agradezco a Manuel, una vez más, no sólo su gran ayuda en lo relativo a nuestros viajes por España, sino sus atenciones personales y las detalladas explicaciones antes mencionadas.

La Rioja y algo del País Vasco

El 01/09, tarde en la mañana, salimos en carro para La Rioja, esa parte de España por la que ya había pasado yo a mediados de los años 90, años en que también pasé por otras, incluido el País Vasco, y concluí que lo mío eran Galicia y Asturias, pues son las más verdes y de superficie accidentada, como La Palma, mi isla natal.

Esta vez, sin embargo, no pasé por La Rioja sino que la visité en bastante detalle de la mano de Damián y Charo Bodega, nuestros excelentes anfitriones residentes de Fuenmayor, que no sólo nos brindaron alojamiento en su apartamento sino que en su carro nos llevaron a San Sebastián, Laguardia y El Ciego, en el País Vasco (aunque El Ciego parece estar a caballo entre el País Vasco y La Rioja) y, en la propia Rioja, a Cenicero, Logroño, Briones, Navarrete, Arnedo, Enciso, Munilla, Herce, Arnedillo, Haro, y algunos otros por los que pasamos.

El factor común a los más de los pueblos de La Rioja es todo lo relativo al vino, o sea, viñedos y bodegas. Hay tantas, con espacios subterráneos para almacenar las barricas, que al ver un mapa del subsuelo de La Rioja parece que fuera algo de topos.

Los bien cuidados viñedos ponen una nota de verdor en un paisaje predominantemente color tierra, con los diferentes tonos de ésta, desde el beige al marrón oscuro, tonos que también predominan en las construcciones de los pueblos riojanos, tranquilos, apacibles y de ambiente sosegado. Sólo en Logroño destacan las construcciones nuevas, el ruido de la modernidad y el ambiente citadino.

***

El miércoles 02/11 comenzamos por San Sebastián (País Vasco). Nos tocó un día gris que tal vez acentuó el aire señorial que esa ciudad tiene, y puso una nota opaca en las fotos de la playa de La Concha.

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Torre de la catedral de San Sebastián.clip_image089

Uno de los muchos jardines.

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Charo Bodega y Chepina frente a La Concha, la misma de las dos fotos siguientes.

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Charo Bodega, Chepina y Carlos M. Padrón frente a La Concha. Foto cortesía de Charo Bodega.

Para la hora del almuerzo, que hicimos en un restaurante del puerto, ya brillaba el sol y pude tomar algunas fotos de ese pintoresco lugar.

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Puerto de San Sebastián.

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Otra vista del puerto de San Sebastián.

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Reparando redes en el puerto.

clip_image097Un parque de San Sebastián.

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Chepina en otro parque de San Sebastián.

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Chepina y Carlos M. Padrón. Foto cortesía de Charo Bodega.

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Charo Bodega y Chepina. Foto Cortesía de Charo Bodega.

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Un raro árbol en un parque de San Sebastián.

Una vez más corroboré con esta visita que San Sebastián es una ciudad señorial, pero si yo tuviera que vivir en alguno de los edificios de apartamentos del casco central que dan a la ciudad ese atributo, sería muy infeliz. Prefiero algo menos citadino, más alejado del mundanal ruido, más bucólico, de arquitectura más simple y funcional, y menos viejo.

Tengo un amigo que no gusta de comer verduras, en especial yerbas, como lechugas, repollo, brócoli, etc., y al respecto suele decir que el paisaje es para verlo, no para comerlo. Yo, hablando por boca de mi gusto personal, digo algo parecido acerca de las viviendas viejas, ya sean casas o edificios de apartamentos, y que reúnan algunas de las características que antes mencioné: Son para mirarlos, no para vivir en ellos.

Como ejemplo, éstas que en la foto que sigue se ven más allá del arco bajo el cual estoy esperando a Chepina y protegido del sol.

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Arco y calle en el centro de San Sebastián. Foto cortesía de Charo Bodega.

***

Briones es uno de los pueblos riojanos que, por su elegante enclave en lo alto de una colina, más llamó mi atención.

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Briones.

La vista desde Briones ilustra lo de la abundancia de los bien cuidados viñedos y las bodegas que, generalmente, son las construcciones grandes que se ven en esta foto.

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Vista de campos de vides desde lo alto de Briones.

En Briones se encuentra la bodega Dinastía Vivanco.

Dos veces he estado en Napa, la zona del vino en California (USA), y he tomado tours en alguna que otra de sus bodegas, pero ninguno comparable en poder docente e interacción con el guía al que tomamos en Dinastía Vivanco, que tal vez sea la bodega más moderna de La Rioja, inaugurada en 2004.

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Unas 3.000 barricas hay en este sótano de Dinastía Vivanco en que aparece Chepina.

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Charo Bodega, Chepina y Carlos M. Padrón. Foto cortesía de Charo Bodega.

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Carlos M. Padrón y Chepina en los jardines de Dinastía Vivanco.

A la izquierda de la entrada principal a esta bodega, y enmarcando sus jardines, hay un muro en el que deliberadamente dejaron una ventana que sirve de marco perfecto al paisaje típicamente riojano que puede verse a través de ella.

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El muro-ventana.

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Chepina en el muro-ventana.

Logroño, capital de La Rioja, es una ciudad acogedora con lindas plazas y cuidados parques. A mediados de los 90 no pude apreciarla porque apenas pasé por ella, pero esta vez sí la disfruté en bastante detalle.

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Chepina frente a la “Fuente de las espaldas mojadas”, en Logroño.

Me llamó la atención una zona dedicada al tapeo, zona que en la noche está abarrotada de público aunque el resto de la ciudad luzca casi desierta. Los más de los muchos locales de esa zona ofrecen tapas diferentes que pueden degustarse, por supuesto, con vino riojano o con cerveza. Una de las tapas que me gustó fue la de setas con gambas. Como puede verse en esta foto, las setas son muy “pequeñas”:

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En El Ciego destaca el hotel Marqués de Riscal —diseñado por el arquitecto canadiense Frank O. Gehry, el mismo del museo Guggenheim, de Bilbao—, de arquitectura muy moderna y precios muy altos pero que, según parece, o está ahora cerrado o tiene muy pocos huéspedes.

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Charo Bodega junto a la estatua frente al hotel.

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Detalle de la cúpula del hotel Marqués del Riscal.

La principal atracción de Enciso parece ser lo que llaman la Ruta de los Dinosaurios, un lugar en el que se han encontrado muchas huellas de esos animales y en el que, con base a esto, han hecho un parque y parece que siguen ampliándolo y excavando en busca de más huellas.

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Laguardia (País Vasco), cuna del famoso fabulista Félix María de Samaniego, me llamó la atención por el toque de diferencia con los pueblos de La Rioja. Creo que el carácter de los vascos hace que el lugar resulte un poco más ortodoxo y circunspecto, o menos alegre.

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Estatua de Samaniego, en Laguardia.

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Chepina en un parque de Laguardia con una original escultura.

En la mañana del sábado 05/09 nos despedimos de nuestros anfitriones, y ahora amigos (también en este caso desapareció el prefijo ‘ciber’), Damián y Charo Bodega, y a bordo del WV de alquiler pusimos rumbo a Madrid.

Una vez acomodados en el Hotel NH Barajas vino a vernos Natividad Recio (Nati), otra amiga exIBMista, pero de IBM-España, y con ella departimos un buen rato cerrando así la cita con amistades que marcó de forma destacada todo este viaje.

***

El domingo 06/09 volamos de regreso a Caracas. Espero que se entienda ahora por qué llegué física y emocionalmente agotado.

Pero bendito agotamiento, pues frente al valor de los muchos encuentros con amigos, frente al afecto que ellos me demostraron, frente a cómo se esforzaron para demostrarlo, y la huella de satisfacción y agradecimiento que eso dejó en mí, nada importan las calamidades de la parte negativa de este viaje.

Mis gracias a todos ellos por permitirme comprobar la verdad de lo mucho que se ha dicho sobre el valor de la amistad.

***

COMENTARIOS

CMP En respuesta a Natividad.

Gracias, Nati. Espero que así sea, que podamos vernos pronto.

Natividad Espero que sea pronto cuando volvamos a venos por Madrid, tanto a Chepina como a ti. Fue un verdadero placer compartir unos momentos con vosotros. Un abrazo.
CMP En respuesta a Eleuterio Sicilia.

Gracias a ustedes, amigos, por su presencia y las atenciones dispensadas.

Eleuterio Sicilia Carlos y Chepina: Me alegra mucho que nos hagas partícipe del extenso y siempre ameno relato de vuestras Vacaciones 2009, y con ello poder disfrutar, como lo hicieron ustedes como protagonistas del mismo. De nuevo, gracias y hasta siempre.
Eleuterio y Chari.
CMP En respuesta a Luis Herrera.

Luis, de nuevo, un millón de gracias a ti y a todos esos amigos, internautas o no, pero AMIGOS.

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Luis Herrera Todo lo bueno que nos cuentas, y más, es lo mejor que tenemos por aquí, y nos llena de satisfacción haber acertado a contribuir de alguna manera a hacer posible este gozo y disfrute a nuestros buenos amigos Carlos y Chepina.

Me permito hacer este comentario no sólo en nombre propio, sino también, por supuesto, en el de los amigos que, no internautas, no pueden manifestarse por este medio.

CMP En respuesta a Estela.

Ahora sí entiendo, Estela, la conversa fue con Begoña, la esposa de mi amigo Juan Ant° Pino, ¡la “conspiradora”!

Estela No Carlos , yo entendí, mientras usted conversaba con amigo, Juan Antonio Pino,, quizás no lo expresé bien, son tantos pasajes de su viaje a El Paso, que no digo yo si puede cambiar una un término, Chepina conversaba en un aparte con la esposa de Juan Antonio Pino, Begoña, y resultó que la conspiración era darles la sorpresa de los trajes para la bajada de la virgen.!Eso si es una sorpresa!Estela
CMP En respuesta a Estela.

Gracias, Estela.

Lo de haber dado con su pariente fue indudablemente algo positivo de este viaje, pero como era personal me abstuve de contarlo.

Lo de la prima de Chepina no lo entiendo; ella, que sepamos, no tiene parientes en Canarias.

Estela Bueno, Carlos, pienso que para ustedes fue un viaje maravilloso, y las fotos lo dicen todo, la familia, su esposa, muy bonito todo y felices. Lo importante de ello es también que comparte sus anécdotas y las imágenes, que nos enseñan un poco más de Tenerife, El Paso, entre otros lugares, el terruño donde nacieron mis abuelos. Y la fiesta de la Virgen, preciosa, las tradiciones y los trajes. La Virgen de las Nieves, de quien era devota mi abuela. Y la también buena sorpresa de Chepina y su prima. Pero se le olvidó algo de decir y que sirve también en su testimonio “Un tributo a la Amistad” y perdone que así lo cuente, es que con un don detectivesco haya usted encontrado allí en El Paso a mis parientes, a los hijos de los hijos de una prima de mi madre. Un humano gesto, suyo y de también su primo. Por lo menos ya saben éstos, sin otro interés, que yo existo.

Estela

CMP En respuesta a Lucy.

Gracias. Lucy. Y ya sabes que para esa excursión que propones hay que hacer cita previa, como la hizo Roberto conmigo para llevarme a la pared de su nombre: con un año de antelación. 

CMP En respuesta a Juan Antonio Pino Capote.

Gracias, Juan Antonio. Totalmente de acuerdo en lo que dices sobre Asturias: que el poco sol no contribuye a su realce. De todas formas, Galicia y Asturias son las regiones de la península que más me gustan, y es porque, por su verdor y accidentada geografía, me recuerdan a nuestra querida La Palma.

El acto en honor de tu padre me emocionó mucho más de lo que yo esperaba, y a pesar de que, como sabes, iba ya preparado.

Juan Antonio Pino Capote Bonito recuerdo de una historia que nos involucra a muchos. Me ha gustado el comentario de Luis A. Rodríguez cuando dice que La Palma es fotogénica.

Cuando desde Asturias, donde yo trabajaba, venía a La Palma me dí cuenta de que una causa importante está en su gran nitidez ambiental. A los asturianos les decía que Asturias es muy bonita, pero no tienen sol para verla. Los pocos días claros que allí se dan también la hacen lucir muy bonita.

Muchas gracias por el acierto y delicadeza con que has tratado el tema del monumento a nuestro padre.

Lucy Gracias, prima Ada, por tu hurra dedicado a mi. Un abrazote y mis disculpas por mi silencio. Pronto te contactaré.
Lucy !Menudo relato!!!! ¡¡¡Y qué sorpresa!!!

Me alegro de que lo hayan pasado bien a pesar de la parte negativa, y ya sabes: para la próxima habrá que concertar una cita para alguna excursión, menos a la dichosa “Pared”.

He disfrutado de la lectura, además de enterarme de vuestro periplo. ¡¡Con lo que me gusta a mi una historia ya te podrás imaginar cuanto disfruté!!.

Me he encargado personalmente de hacérselo saber a la familia “no cibernauta” , y decirles que aparecieron en Internet, y ¡qué crees que pasó? Que ya varios lo sabían !!por otras fuentes, y a los pocos minutos de su publicación!!. Ya te contaré. Eso te dará una idea de la popularidad, por estos lares, de éste tu blog.

Bastante que me alegro, y encantada de que mi material te haya servido, al menos para paliar en parte tu desaguisado; ya sabes que está a tu orden. ¿Tú ves ? ¡Y luego dices que para qué hago tantas fotos!

Bueno, pues una abrazo para ti y otro para la modelo de este post, Chepi, que está muy guapa en todas.

Mis felicitaciones y gracias por el relato y por hacerme partícipe de él. Al menos tambien estoy en la cara positiva de la moneda. Jejeje

CMP En respuesta a Luis A. Rodríguez.

Muchas gracias, Luis. Ya corregí el error.

Luis A. Rodríguez Unas fotos muy bonitas, la verdad que La Palma es fotogénica…

Una aclaración: En la foto donde salen los telescopios, el más grande de la izquierda es el Wiliam Herschel ó WHT, perteneciente al ING (Isaac Newton Group). El Grantecán estaría mucho más a la izquierda, es un poco más grande pero de color gris plata.

Lo comento porque precisamente trabajo en Grantecón ó GTC. El WHT tiene un espejo monolítico de 4,2m de diámetro y fue de los mayores del mundo no hace mucho. El GTC es el mayor del mundo y su espejo es segmentado, de 10,4m de diámetro.

CMP En respuesta a Roberto.

Gracias, Roberto. Esperemos que haya una próxima y que sea pronto. Y creo que para ésa preferiría las fiestas del Sagrado; menos gente y menos mundanal ruido.

 

[Col]> El trabajo creador del canario Tomás Felipe Camacho / Estela Hernández Rodríguez

26-08-2009

La provincia de Pinar del Río, en el occidente cubano, guarda una de las historias humanas y sensibles que reviven la belleza de las flores, y es precisamente allí donde se atesora gran parte de la belleza ecológica de nuestra isla.

Tal afirmación la pude constatar un día en que la visité, junto con un matrimonio que vino de España, y porque fue un día gris y de lluvia no se hizo tedioso el traslado de los más de 160 kilómetros de recorrido desde la capital hasta esa provincia.

Allí recorrimos varios lugares. El primero un cafetal, del siglo XIX, que perteneció a un francés y que todavía guarda restos de los barracones donde vivían los esclavos. También pueden verse todavía los implementos rústicos con que despulpaban el café y que les hacía duro ese trabajo. También, en Viñales, un lugar dibujado con la belleza de mogotes, visitamos la Casa del Veguero, la que se encuentra en un área de tierra que donó un descendiente de isleño, José Manuel Sixto, de setenta y siete años. La hija de éste explica a los visitantes todo el proceso de siembra y cosecha del tabaco. Y también “Las Terrazas”, que es otro lugar turístico donde vivió el cantautor Polo Montañés y que, luego de su muerte, se conserva esa casa como museo.

Pero uno de los lugares que nos llamó la atención, por la vinculación que guarda con un nativo canario, fue Soroa, ubicada en la Sierra del Rosario, en Pinar del Río. Un entorno montañoso con alturas de hasta 500-600 metros sobre el nivel del mar y que ha sido declarado reserva de la biosfera. Allí pude conocer, por los guías que nos atendieron, esta historia de la creación y legado de lo que llaman “orquideario”, un patrimonio nacional.

Tomás Felipe Camacho fue un Canario que emigró a Cuba, y en esta isla que lo acogió, no le fue económicamente mal, pues llegó a ser un acaudalado abogado. Era casado y tenía cuatro hijos: tres hembras y un varón.

La vida le propinó un fuerte golpe cuando una de sus hijas murió de parto. Desde ese momento se dio a la tarea de crear un lugar en homenaje a ella y a su propia esposa, pues a ambas les gustaban muchos las flores. Por este motivo se trasladó a vivir desde La Habana a Soroa, y esa provincia pinareña se instaló.

En 1943 comenzó a traer de todo el mundo plantas y flores, preferentemente orquídeas. Entre otras especies de plantas se conservan en ese lugar el Cuerno de Alce, Pata de Elefante, Zapatilla de Baile, Rosa de Porcelana, y, sobre todo, un algarrobo que tiene más de 200 años, árbol que ya se encontraba en ese sitio antes de la creación de ese jardín inmenso y natural, y por el conocimiento que tengo acerca del garoé, nada hay más parecido a él que este algarrobo.

Para nosotros fue una sorpresa cuando una de las guías nos convidó a oler una orquídea pequeña, que tiene como perfume el olor del chocolate, y ver otra que vive en una mata de café. Eso sin olvidar uno que otro colibrí, que al parecer no querían dejar de participar en la foto, de ahí que de cuando en vez apareciera alguno entre las plantas.

Para construir este maravilloso lugar, que hoy es la atracción de todo el que lo visita, el canario Tomás Felipe Camacho trabajó nueve años e invirtió un millón y medio de pesos.

El orquideario está dentro de la extensa área de la casa donde vivía. Una belleza que expone más de 700 especies, una verdadera joya de colorido ecológico que puede apreciarse desde la entrada al lugar hasta la bajada que por unas escaleras lleva a la salida. Hoy se utiliza como centro de investigaciones, de exhibición y también de experimentación por los Ministerios de Educación y de Ciencia de Cuba.

El orquideario de Soroa también posee una biblioteca especializada en esas flores, y cuenta con volúmenes valiosos que datan del siglo pasado.

Al paso por Cuba de dos feroces huracanes, Gustav e Ike, el orquideario fue casi totalmente destruido, pero las manos laboriosas de sus científicos y trabajadores hicieron posible, seis meses después, que la obra del tinerfeño Tomás Felipe Camacho no se perdiera. Ellos realizaron el saneamiento del arbolado, aplicando la reproducción in vitro en coordinación con el resto del sistema de jardines botánicos de Cuba, y gracias a ello el lugar exhibe nuevamente, en sus pabellones y jardines, las numerosas especies que el tinerfeño legó a la Isla.

Estela Hernández Rodríguez
La Habana, Cuba.

[*FP}– Mi trato con la tabla Ouija (2/5): Las primeras sesiones

Carlos M. Padrón

En 1973 vivía yo en un edificio ubicado en Vista Alegre (Caracas). Sólo éramos Cecilia, mi entonces mujer, Alicia, nuestra hija de 6 años, y yo.

Conseguir que Cecilia se prestara a usar la ouija requirió de mi parte mucho “jarabe de pico”, pues la sola idea del propósito que me animaba, que no era otro que contactar con el espíritu de mi padre, la asustaba. Pero como para entonces estaba ella embarazada y soñaba con que fuera un varón, el argumento de que a la ouija podría preguntarle el sexo y otros detalles la convenció, y accedió a que una noche, pasadas las 00:00 horas, usáramos la ouija.

Como era de esperar, no pasó nada. Pero al tercer intento, como dos semanas después, la PT se movió y apuntó al ‘SÍ’. La asustada Cecilia me acusó de que yo había movido la PT, y cuando lo negué se retiró molesta. La condición ya antes indicada de que entre las personas que usen la ouija debe reinar la armonía no era fácil de alcanzar entre nosotros.

Yo no había movido la PT, pero sí había notado que, cuando se movió y a pesar de que tenía 4 dedos posados sobre ella, no había emitido el siseo que sí emitía cuando se la empujaba para que se deslizara libre sobre la calcomanía.

Con más “jarabe de pico” de mi parte retomamos las sesiones. Yo, siguiendo las instrucciones del libro, las iniciaba teniendo a mano una lista con las preguntas a hacer y el posible orden en que hacerlas, y, a falta de un grabador portátil, tenía listos también papel y bolígrafo a fin de escribir todo en cuanto concluyera la sesión.

En este cuarto intento ocurrió lo que yo no esperaba. A pesar de haber alcanzado acuerdo en cuanto al procedimiento, apenas a la segunda respuesta que nos dio el supuesto espíritu que respondió, Cecilia exclamó. “¡Vamos a preguntarle en qué país nació!”. Me molesté, ya que esa pregunta no estaba en la lista de las acordadas, y la ouija dejó de funcionar.

No recuerdo cuántas sesiones tomó el que pudiéramos completar una sin contratiempos, pero sí recuerdo que ésta fue el 08-Ene-1974 y que además de Cecilia esta también su hermano, Tito.

(Como puede verse en la foto, la ouija no tiene minúsculas ni acentos. En las respuestas que transcribo, las mayúsculas/minúsculas y los acentos los puse yo para facilitar la comprensión de los textos).

Pregunta (P): Dio Tito vuelta a la isla de Tenerife
Respuesta (R): Sí

P: ¿En qué año nació Tito
R: 1947

P: ¿En qué mes?
R: 2

P: ¿Qué día?
R: 25

P: ¿Quién nos guía las manos?
R: Tomás G Padrón

P: ¿Dónde estás?
R: Purgatorio

P: ¿Está Carmen contigo?
R: No

P: ¿Dónde está Carmen?
R: Infierno

P: ¿Por qué?
R: (La PT divaga)

P: ¿Quieres decir algo más?
R: No

P: ¿Algo para terminar?
R: Adiós

Lo relativo a Tito, todo cierto, pudo salir de la mente del propio Tito. Y lo relativo a Carmen, pudo salir de la mente de Cecilia o mía, pues como Carmen se había suicidado, nuestra formación católica nos decía que debería estar en el Infierno.

Lo que realmente estaba fuera de lugar era esa ‘G’ entre Tomás y Padrón, pues, que yo supiera, el nombre y primer apellido de mi padre eran Tomás Padrón, sin ningún segundo nombre.

Con un compañero de IBM y su esposa hicimos también una sesión el 10-Ene-1974 en la que lo destacado fue la divagación. Aunque la sesión fue larga, el acierto, notable por su precisión, fue sólo uno: 362%, el porcentaje de realización de mi cuota de ventas que como vendedor de IBM lograría yo al final de ese año que apenas había comenzado. Y ése fui mi porcentaje oficial al cierre de 1974.

***

Continuará algún martes con "[*FP}– Mi trato con la tabla Ouija (3/5): Efecto en otros".

[*FP}– Vacaciones 2009 – Dos caras de una misma moneda. 1) La negativa

14-09-2009

La cara negativa

Por aquello de que lo mejor debe guardarse para el final, comenzaré con la parte mala.

Por la experiencia acumulada durante los años en que viajaba continuamente y me pasaba muchas horas en los aviones y muchas noches en hoteles, llegué a la conclusión de que los viajes que yo anunciaba con antelación salían mal, y éste de las vacaciones del verano de 2009, a comenzar en Canarias a primeros del pasado agosto, lo anuncié desde febrero, por lo que siempre supuse que algo saldría mal, y así fue, pues muchos “algos” salieron mal.

***

Las veces que desde 2003 he ido a El Paso, mi pueblo, he llevado mi laptop (computadora portátil) y la he conectado a Internet usando la opción de dial-up (que funciona a través de la línea del teléfono pero inhabilitando éste) que ofrecía Telefónica, pero como esta vez estarían allá mis hermanas, que son “telefonópatas”, ellas no iban a aceptar no poder disponer del teléfono, así que luego de investigar y preguntar decidí comprar un módem USB que se conecta a la red celular y trae un cierto número de MB para descarga gratuita.

Para mi sorpresa, mi prima Lucy, que vive en Tenerife, me dijo que esos modems estaban agotados en las tres operadoras que los ofrecían; Telefónica, Orange y Vodafone. Sin embargo, mi amigo Leo (que vive en Valencia, España) averiguó que los de Vodafone los vendían en El Corte Inglés. Lucy ya los había buscado, sin éxito, en El Corte Inglés de Santa Cruz de Tenerife, pero ante la información de Leo llamó a las dos de esas tiendas que hay en Las Palmas y en una de ellas quedaba uno de tales modems, que Lucy compró de inmediato e hizo que se lo enviaran a Tenerife por courier.

Luego hablaré más del bendito módem USB.

***

Con el señor, muy cumplido y responsable, que usualmente nos lleva a Maiquetía, el aeropuerto internacional de Caracas, acordé con la debida antelación la hora en que vendría a casa a buscarnos, pero cuando esa hora se aproximaba el señor me llamó para pedirme que buscara un taxi que nos llevara, porque él, a bordo de su carro (coche), estaba varado en plena autopista debido a una manifestación que había trancado esa vía.

A toda prisa llamé a un taxi que tardó unos 15 minutos en llegar. Afortunadamente tenía un maletero amplio en el que cupieron nuestras dos maletas, y el chofer, entendiendo nuestra urgencia, fue a muy buena velocidad y haciendo cabriolas entre el tráfico a fin de dejarnos en Maiquetía a tiempo de abordar nuestro vuelo.

Aún en la autopista, pero faltando poco para llegar al aeropuerto, notamos que el chofer del taxi se metía las manos en los bolsillos, buscaba luego entre las butacas delanteras y sobre el tapasol, etc. Intrigada, Chepina le preguntó si se le había perdido algo, a lo que el buen hombre contestó que no encontraba el llavero donde estaba la llave del maletero de su carro, o sea, que aunque llegáramos a tiempo al aeropuerto tendríamos que esperar a que, usando alguna herramienta que el chofer no tenía, alguien abriera por la fuerza el maletero para que pudiéramos sacar nuestras maletas.

Ante esto me dije que lo malo se había manifestado muy pronto poniendo en riesgo nuestro viaje.

Rumiando esos pensamientos estaba yo cuando un microbús que nos adelantó por el hombrillo (arsén) se mantuvo siempre paralelo a nosotros y su chofer comenzó a hacer sonar la corneta (claxon) para llamar nuestra atención. Cuando el chofer del taxi bajó el vidrio de la puerta delantera derecha y acercándose a ésta como pudo interrogó al chofer del microbús, éste le dijo que sobre el techo del taxi había unas llaves.

Nos quedamos de una pieza, pues habida cuenta de las cabriolas que por kilómetros había hecho entre el tráfico ese taxi, cambiando de canal a cada rato en giros bastante violentos, no se entendía que sobre el techo del vehículo estuvieran aún las llaves que, por supuesto, el taxista había dejado allí cuando aún frente a casa abrió el maletero para colocar dentro nuestras maletas.

La explicación que el taxista dio, luego de detener el taxi y recoger las llaves, fue que no se habían caído porque el techo de su vehículo tenía un reborde en todo su perímetro.

Aunque nos salvamos de ésta, el susto no pude evitarlo.

***

Luego de la larga cola para facturar el equipaje y obtener el pase a bordo, en la sala de espera del vuelo tuvimos que pasar sentados más de una hora después de la señalada para el abordaje, y cuando por fin entraron al avión todos los pasajeros y ya iban a cerrar las puertas, el capitán dijo que la salida se retrasaría porque las autoridades del aeropuerto querían revisar todas las maletas, lo cual tomaría un tiempo considerable que pasaríamos sentados dentro del avión porque —añadió el capitán— estaríamos más cómodos que en el área de espera del aeropuerto.

El vuelo, cuyo despegue estaba pautado para las 18:45, despegó a las 21:03, y al llegar a Madrid, a las 11:42 del día siguiente, pudimos tomar el vuelo de continuación a Tenerife gracias a que su salida estaba pautada para las 14:00.

***

Apenas llegar —¡por fin!— al aeropuerto de Los Rodeos, o Tenerife Norte, mi prima Lucy me entregó el módem USB de Vodafone, con bajada gratuita de150 MB, y Gilberto Cruz, un buen amigo que junto con Wifredo Ramos (buen amigo de ambos y cronista oficial de la ciudad de El Paso) había ido a esperarnos, nos llevó al Hotel Colón Rambla, un apartotel en Santa Cruz de Tenerife que yo había reservado por Internet meses antes, y visto también por ese medio que había sido remodelado en 2007.

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(De izq. a derecha: Lucy de Armas Padrón, Chepina, Carlos M. Padrón, y Gilberto Cruz. Foto cortesía de Wifredo Ramos)

En ese apartotel estuve yo solo en julio 2006, y luego con Chepina en junio 2007, y a ambos nos pareció excelente para nuestras necesidades de alojamiento: bien ubicado, cocina equipada, limpio, con aire acondicionado (A/A), Internet de buena velocidad, y buen precio módico.

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(De Izq. a derecha: Wifredo Ramos, Chepina y Carlos M. Padrón. Foto cortesía de Wifredo Ramos).

De ahí que, sin tener dudas al respecto, reservé por Internet desde marzo pasado, y como al hacerlo vi que había sido remodelado en 2007 concluí que si antes estaba excelente, mejor estaría ahora después de haber sido remodelado en la segunda mitad de ese año.

En la recepción había una sola persona, lo cual me extrañó. Apenas entrar en la habitación que nos asignaron —o pequeño apartamento, pues tiene salón, dormitorio, baño y cocina, todo independiente— notamos los cambios o mejoras, pero como esa habitación daba al poniente y el Sol la calienta mucho en las tardes pedí una que diera al Este. Ya que, por lo visto, el hotel estaba casi vacío no hubo problema en el cambio a otra habitación, excepto porque al probar en ella el A/A no arrancó, por lo cual nos asignaron otra que tuvo el mismo problema, y luego otra más que daba al Este y sí le funcionaba el A/A.

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(Chepina en las afueras del Hotel Colón Rambla).

Días después descubrí, porque me lo dijo el empleado que estaba de turno en recepción, que el motivo de que el A/A no funcionara en las habitaciones que probé el día de nuestra llegada era que la puerta del balcón no estaba trancada. Por lo visto, el recepcionista que nos recibió a nuestra llegada era un novato.

Cuando ya deshecho sólo el equipaje necesario indagamos mejor encontramos que la cocina estaba vacía —o sea, no tenía ni platos ni cubiertos ni nada— y que en el baño no había un solo gancho donde colgar una pieza de ropa, como un pijama o una bata, ni había luz sobre el espejo, lo cual dificulta mucho que un hombre pueda afeitarse bien, y hace casi imposible que una mujer pueda maquillarse.

Deseoso de probar mi flamante módem USB, arranqué a trabajar con él con una velocidad teórica de 3 GB, e hice así todo lo que en la laptop tenía que hacer ese día, pero cuando quise continuar a la mañana siguiente la velocidad se puso casi imposible y desapareció la indicación de los 3 GB.

Fui a una tienda de Vodafone, les conté mi caso, revisaron el módem y me dijeron que ya había yo consumido los 150 MB gratuitos y que para volver a trabajar bien con él tenía que recargar su tarjeta, lo cual hice porque no tuve mejor opción, pues iba a necesitarlo en El Paso.

En la misma tienda Vodafone pedí una tarjeta SIM para usarla en el celular que yo había llevado desde Caracas, y la respuesta fue que estaban agotadas…. en todas las operadoras.

Busqué en otras tiendas, tanto de Vodafone como de Teléfonica y Orange, y, efectivamente, la respuesta fue la misma, sólo que añadieron que, inexplicablemente para ellos, no había tarjetas SIM porque los asiáticos (encontré muchos en Santa Cruz de Tenerife) y los sudamericanos las compraban todas.

Por fin, en una tienda Orange, pequeña y medio escondida, conseguí una, pero para que me la vendieran debí presentar mi documentación y firmar un formulario. Y entonces deduje por qué los sudamericanos y los asiáticos las compraban todas: como muchos de ellos no tienen documentos, los que sí los tienen compran esas tarjetas y las revenden, sabrá Dios a qué precio, a los demás.

De vuelta al hotel para dejar algunos paquetes, antes de salir de nuevo pedí que me conectaran el servicio de Internet, el que yo había usado en 2006 y 2007 y que, aunque a velocidad de 54 Mbps, servía para lo que yo quería hacer.

Al llegar en la noche ya encontré disponible el cable para Internet, pero al conectarme descubrí consternado que la velocidad era de apenas 10 Mbps.

“¡Menos mal que este apartotel está ahora mejor!”, me dije resignado.

***

Ya en El Paso, en mi casa natal, al deshacer completamente el equipaje descubrimos que nuestras maletas, que son de material duro, tenían en aproximadamente el centro de su cara superior un hueco de unos 3 a 4 mm (¿¡!?).

Enseguida pedí a Telefónica que me habilitara el servicio de dial-up que yo había usado antes. Luego de mucho explicarles me dijeron que ese servicio se llamaba ahora “Dúo Internet + Llamadas”.

Cuando luego de unas 3 horas pude usarlo solté una mala palabra porque ese servicio, que antes había sido de 54 Mbps, como en años anteriores lo había sido en el Colón Rambla, era ahora de 10 Mbps…. teóricos, pues cuando comencé a usarlo quedó claro que iba mucho más lento que el de 10 Mbps del Colón Rambla, de lo cual deduje que era de menos de 10 Mbps.

Mi opción era usar el módem USB de Vodafone y gastar cada día un montón de euros, pero cuando lo conecté fui notificado de que la fuerza de la señal era muy pobre. Y tanto que de hecho iba a igual velocidad que el bendito Dúo de Telefónica.

Como la paciencia, sobre todo cuando uso una computadora, no es una de mis virtudes, desesperado por la lentitud de Internet olvidé lo que quería hacer y, por error, de un sólo clic borré todas las fotos que estaban en la flash-card de mi flamante cámara digital, que estrené en este viaje. De ahí que para una buena parte de este reportaje tendré que usar fotos tomadas por otras personas que amablemente me las cedieron.

Maldiciendo estaba yo por eso cuando un amigo llegó a darnos la bienvenida, y al saber de mi problema me prestó (pues él tenía ya ADSL) un módem USB abierto —o sea, que trabajaba con cualquier operadora— y cuyo uso sólo costaba 0.90 €/día.

Con esta solución pude usar Internet sin problemas y dejar libre el teléfono para que mis hermanas se explayaran por él. Lamentablemente, cuando recargué la tarjeta del Vodafone le puse 60 €, pero ya no había marcha atrás.

Mi amigo Lelo prometió en 1956, cuando me salvó el pellejo en nuestra odisea en La Caldera, que jamás pasaría más allá de La Cumbrecita, y yo prometí lo mismo luego de la otra odisea, vivida con Chepina en 2006, cuando gracias a la mala faena del taxista que nos llevó tuvimos que de salir caminando desde Los Brecitos hasta al Lomo de Los Caballos, por todo el barranco de Las Angustias, un calvario que nos tomó cinco horas y media de caminata continua a pelnos sol, con frecuentes caídas en pozos de agua corrompida, y sin agua potable con que calmar la sed.

Tal vez esta promesa mía no gustó a Roberto, nombre que los aborígenes palmeros daban al diablo, porque ya no tendría oportunidad de atentar una vez más contra mi vida, y por eso en la visita que llevados por el amigo Roberto González hicimos a la llamada Pared de Roberto —en las estribaciones de La Caldera, pero no dentro de ella— sin motivo aparente mi flamante cámara digital sufrió un desperfecto, y lo mismo le ocurrió a la del amigo Roberto, y ambos desperfectos ocurrieron al mismo tiempo y estando Roberto y yo junto a esa impresionante pared.

Mi cámara pudo seguir tomando fotos, pero tengo que tratar de que la arreglen ya que cada vez está peor.

***

Desde que estando aún en Caracas supe que la Liga Profesional de Fútbol comenzaría en España el domingo 30/08 y que ese día el Real Madrid jugaría en el Bernabeu, me di a la tarea de conseguir entradas para ese partido, pues nuestro plan era llegar a Madrid en la tarde del sábado 29/08.

Después de mucho batallar, el amigo Manuel Fernández nos consiguió las entradas, y por celular, estando nosotros aún en Canarias, me anunció contento que ya teníamos entradas para el partido del sábado 29/08 en el Bernabeu. Asustado le pregunté qué era eso del 29/08 si la Liga comenzaría el domingo 30. Luego de un breve silencio cayó en cuenta, y consternado me dijo que habían cambiado para el sábado 29 el partido que estaba previsto para el domingo 30, y por la hora en que comenzaría no llegaríamos a tiempo de verlo.

Por ese cambio nos quedamos sin ver jugar al Real Madrid en vivo, y sin ver el Bernabeu por dentro y también “en vivo”.

***

El vuelo directo desde La Palma a Madrid aterrizo a las 19:21, pero la recogida del equipaje en Barajas nos tomó 40 minutos. Durante la espera, cansado ya de estar en pie decidí caminar alrededor del sitio de recogida. Al acercarme a una de sus esquinas noté que un hombre que estaba en silla de ruedas hacía señas hacia mí. Como no lo reconocí deduje que se las hacía a alguien que estaba a mis espaldas, pero no, las señas eran para mí. Y al acercarme se me cayó el alma a los pies: era un amigo de la infancia al que no había yo visto desde 1994 cuando, junto con su esposa (también ahora en silla de ruedas), fue a visitarme a mi apartamento en Madrid.

Cada vez que desde entonces fui a Canarias pregunté por él pero nadie me dio información alguna, lo cual no me extrañó porque ya había vivido yo algo igual en la búsqueda de Carmensa. Pero al verlo me quedé totalmente cortado y sin saber qué decir, máxime cuando mi amigo o no podía hablar por causa del mismo mal que lo mantenía en silla de ruedas, o no podía hablar por la emoción del encuentro. Esto fue lo peor de todo el viaje,

Para alojarnos en Madrid, el amigo Manuel Fernández —el mismo que tanto nos ayudó en las vacaciones de 2006— a petición mía nos había reservado alojamiento en Apartamentos Juan Bravo, donde nos fue muy bien en 2006, pues además de ser también apartotel contaba con Internet, A/A y un salón con lavadoras y secadoras para uso de los huéspedes.

Rafael García —otro amigo cuyo reencuentro fue lo mejor del viaje— nos recogió en el aeropuerto de Barajas y como a las 20:30 nos dejó en Apartamentos Juan Bravo.

Me llamó la atención que en la recepción había una sola persona: un señor ya mayor que a mi pregunta de qué debía yo hacer para conectarme a Internet se limitó a entregarme un papel mientras decía: “De eso no sé nada. Entiendo que lo que hay que hacer está escrito en este papel. Si eso no le es suficiente, bajé después de las 23:00 que es cuando me relevará el que sí sabe de Internet”. Viendo que lo única importante de lo escrito era una dirección IP, no dije más y nos dirigimos a la habitación, dejamos el equipaje y salimos a dar un paseo con Rafael.

Cuando un par de horas después regresamos al hotel, apenas entrar en la habitación encendí el A/A y de inmediato Chepina dijo que allí olía mal. A mí no me olió a nada en particular, pero como sé que Chepina tiene olfato canino supuse que después de que el A/A trabajara por un rato el tal mal olor desaparecería. Pero no, para entonces la situación empeoró, especialmente en el dormitorio, al que Chepina decidió no entrar porque, dijo, no podría dormir, y se recostó en el sofá del salón.

Luego de deshacer el equipaje monté la laptop pero no pude conectarme a Internet. La dirección IP que aparecía en el papel que me entregaron en la recepción tenía varios dígitos tachados y en su lugar aparecían otros escritos a mano, pero ninguno sirvió.

Como ya eran las 23:30 bajé con la laptop a la recepción y resultó que el señor que supuestamente sabía de Internet tampoco pudo resolver mi problema, por lo que no me quedó otra opción que regresar a la habitación y aplicarme a la tarea hasta que por fin, y sin hacer caso de lo escrito en el papel, pude conseguir la ansiada conexión.

Era casi la 1 de la madrugada cuando terminé la tarea con Internet, y al percatarme de que Chepina estaba dispuesta a dormir en el sofá, y de que cada vez hacía más calor en la habitación, llamé a la recepción y pedí que nos cambiaran de habitación. Al explicarle al recepcionista los motivos para tal petición, dijo no entender lo del mal olor pero sí lo del calor, que era debido a que ¡¡ellos cortan el A/A a las 23:30!!

¡¡Qué riñones!! ¿Cómo es posible que hagan eso en un hotel? ¿Cuándo se necesita más el A/A, durante el día, cuando uno apenas está en la habitación, o en la noche cuando debe dormir en ella durante varias horas?

La explicación que a tal aberración he encontrado es el rechazo que en España se le tiene al A/A que, según dicen en ese país, causa afecciones respiratorias sobre todo si se mantiene activo mientras uno duerme. Eso explica por qué en muchos hoteles de España en los que he estado, la boca de salida del A/A está solamente en el salón aunque el dormitorio sea un espacio aparte. Igual estaba en el apartamento en que por más de dos años viví en Madrid, y para conseguir que el fresco llegara a mi dormitorio tenía yo que encender el A/A desde muchas horas antes de irme a la cama, y entornar de forma especial la puerta del dormitorio para de alguna manera forzar a que entrara en él más aire fresco.

Pero, ¿qué íbamos a hacer a la 1 de la madrugada? La opción fue apagar el A/A y abrir las ventanas. Apenas apagarlo, Chepina dijo que ya no sentía el mal olor. Por lo visto, éste procedía del recipiente o lugar desde el cual el ventilador (ya que el gas freón no estaba conectado) tomaba el aire que descargaba en la habitación.

Porque el calor me obligó a tratar de dormir con las ventanas abiertas y apenas echado sobre la cama, dormí muy poco y amanecí resfriado, algo que en España no entenderían los muchos que creen que el resfriado se lo causa precisamente el A/A.

A la mañana siguiente llamé a Manuel, le conté lo sucedido y le pedí que, por favor, nos consiguiera un hotel en el que proporcionaran A/A de forma “civilizada” y tuviera Internet, y nos pusimos a hacer el equipaje, pero cargando aún con la ropa sucia que trajimos de Canarias, donde no teníamos lavadora ni secadora, con el plan de lavarla en Apartamentos Juan Bravo.

Apenas una media hora después me dio Manuel el nombre del nuevo hotel, bajamos a la recepción y pedí que me hicieran factura de salida. El recepcionista era el mismo señor mayor que nos había hecho el ckeck-in el día anterior, y mirándome extrañado me preguntó si yo no había reservado para dos noches. Le dije que sí pero que nos íbamos porque el hotel cortaba el A/A a las 23:30.

El pobre hombre enrojeció y respondió: “No soy hotelero, soy músico y hago este trabajo para ayudarme, pero no entiendo por qué un hotel corta el A/A. Se los he dicho pero no escuchan. Hace usted muy bien en marcharse, pues yo haría lo mismo. Reciba mis sinceras disculpas”.

Media hora después estábamos ya alojados en Suites Barrio de Salamanca que dispone de A/A individual por habitación y, por tanto, graduable por el inquilino.

***

Apenas entrar comprobé que eso era cierto y que, para variar —¡oh, maravilla!— no sólo en el salón había boca de A/A sino también en el dormitorio.

Una vez deshecho el equipaje monté la laptop y —¡oh, misteriosa sorpresa!— aunque sí había conexión a Internet, los datos no fluían: ni entraban ni salían.

Llamé a recepción pero las instrucciones que me dieron no solucionaron nada, por lo que un empleado subió a nuestra habitación y pudo comprobar, aunque no solucionar, ese extraño fenómeno de conexión sin flujo de datos. Subió luego otro que me llevó a un periplo por varias habitaciones del mismo piso,… sólo para comprobar que el problema era el mismo en todas ellas.

Ante esto subió el que creo que tenía mayor rango o conocimiento en la materia, y éste me hizo entrar en la habitación que estaba en el mismo piso que la mía pero en el extremo opuesto, y en ésa sí hubo flujo de datos. Para no perderlo, salí con la laptop abierta y corriendo me fui a la habitación mía en la que pude mantener el flujo de datos por una hora escasa. Luego se cortó.

Ahora por mi cuenta fui con la laptop frente a la puerta de la habitación en la que Internet sí había funcionado, me senté en el pasillo, conseguí conexión de nuevo, y corriendo por el pasillo con la laptop abierta volví hasta mi habitación. Esta vez la conexión duró sólo 15 minutos.

Repetí la operación y duró sólo 10 minutos, pero en el curso de esta última carrera vi que de la habitación vecina a la nuestra salió una joven que a juzgar por el portazo que dio al salir estaba de muy mal humor. Al verme en tan extraña actitud se detuvo en seco y me dijo: “¡Usted tampoco tiene Internet, ¿verdad?! ¡¡Qué desastre!!”.

Más que molesto bajé con la laptop a recepción donde me explicaron que el hotel tiene dos routers en cada piso, uno en cada extremo, y que, por lo visto, el correspondiente a mi habitación no estaba funcionando, pero que eso no parecía ser cierto porque en la mañana había estado en el hotel el encargado de la informática, revisó y dijo que todo estaba OK.

En la recepción sí pude conectarme sin problema,…. pero a 54 Mbps. Deduje entonces que lo que estaba pasando era que, para ahorrar gastos, los hoteles han contratado algo así como el Dúo de Telefónica y, por supuesto, en lo que se conecten tres huéspedes ya la conexión se satura y no funciona para nadie.

De vuelta a mi habitación, cero flujo de datos, así que me tocó alegrarme de haber recargado el módem USB de Vodafone porque gracias a él pude tener Internet operativo durante los días que estuvimos en Suites Barrio de Salamanca.

Por supuesto, como en ese hotel no había sala de lavado, usamos el servicio estándar que ofrecía entregar en la tarde la ropa que se les diera en la mañana, pero lo que entregamos en la mañana del segundo día no apareció ni en la tarde ni en la noche, por lo que en la mañana del tercero, cuando habíamos planeado salir antes de las 09:00 en carro rumbo a La Rioja, tuvimos que esperar hasta las 11:00 porque sólo a esa hora, y gracias a nuestros reclamos, nos trajeron, en dos entregas, la ropa ya limpia y planchada.

***

A la hora de querer ir desde el hotel Suites Barrio de Salamanca al sitio de alquiler de carro Avis ubicado en la estación del Metro de Nuevos mMnisterios, no encontramos un taxi donde cupiera nuestro equipaje. De la recepción del hotel llamaron a dos servicios diferentes que dijeron no contar con vehículos para eso.

El propio recepcionista me aconsejó que caminara hasta un hotel Meliá que está a la vuelta de la esquina y escogiera un taxi de los que ahí hay muchos y siempre. Así lo hice y conseguí uno en cuyo maletero cupieron nuestras dos maletas y otros bultos pequeños, pero el taxista no sabía dónde, en Nuevos Ministerios, estaba Avis.

Por celular llamé al número que para Avis me habían dado y como resultó que era en Barcelona no supieron explicarme lo que yo necesitaba saber.

Dando vuelta a la estación de Nuevos Ministerios vio Chepina el aviso no sólo de Avis sino de Hertz y otros conocidos, y por fin pudimos llegar con el equipaje cerca del carro de alquiler que resultó ser un VW Passat que me obligó a un rato de adaptación porque, entre otras para mí novedades, en vez de llave de ignición tiene un hueco en el que se introduce, mientras se pisa el embrague, algo como un pen-drive de doble ancho que es además el control remoto para abrir y cerrar el carro. Y al freno de mano sólo le queda el nombre, pues se monta y desmonta oprimiendo el freno de pie y apretando al mismo tiempo un botón que hay en el tablero.

A las 11:30, en vez de antes de las 09:00, iniciamos nuestro viaje de unos 230 km, hacia La Rioja, un viaje que me resultó el más estresante que manejando yo he hecho en mi vida, pues advertido como estaba de la cantidad de radares que Tránsito ha puesto para ver de recaudar dinero por multas a quienes por un pelo violen los límites de velocidad (me dijeron que la recaudación por ese concepto en 2008 fue 400% superior a la de 2007) no pude manejar como acostumbro hacerlo —que es calculando “a ojo” la velocidad, que generalmente es de 110 K/h y 120 para adelantar— sino que estuve constantemente pendiente del velocímetro para no exceder los 100 K/h, ni los 110 al adelantar a otro vehículo.

El agotamiento que eso me causó, sumado al que ya traía acumulado por el mal dormir a causa del calor y de las camas pequeñas, fue tal que al llegar a Soria, consciente de que el sueño me vencería en cualquier momento, me detuve frente a un bar, medio dormité por un rato, y luego, a pesar de que ya eran como las 3 de la tarde, contra mi costumbre me tomé un café doble y una Coca-Cola de las que tienen cafeína completa. Sólo así reaccioné y pudimos continuar el viaje.

Para el regreso aprendí la lección y salimos temprano y por sólo autopistas de forma que no hubiera tanta necesidad de adelantar a otros vehículos.

Llegamos al pueblo de Barajas, donde está el aeropuerto de Madrid, en tres horas y media, y nos tomó más de dos dar con el hotel NH, pues a pesar de que está en Barajas y de que ya lo habíamos usado en 2006 llegando a él desde Madrid, esta vez entré a Barajas por el lado contrario porque hacerlo desde Madrid no sólo me habría obligado a un trayecto más largo sino que habría sido un problema ya que esa ciudad está patas arriba por las muchas obras viales y lo más probable habría sido que me hubiera yo armado un lío ante la necesidad de tomar atajos a causa de las interrupciones de las vías por mí conocidas. Además, confiaba en que en Barajas, un pueblo relativamente pequeño, me sería fácil encontrar el hotel o, si no, preguntar cómo llegar a él, pero, para mi sorpresa, nadie en Barajas sabía de su existencia.

La llamada que por celular hice al propio hotel NH de nada sirvió porque la dama que la atendió sabía cómo llegar al hotel viniendo desde Madrid pero no desde el corazón de Barajas, donde hay muchos otros hoteles.

Entré a preguntar en dos hoteles de éstos y, aunque parezca mentira, las personas que había en la recepción de ellos no sabían dónde en Barajas estaba el NH.

Alguien que encontré en un bar en el que también entré a preguntar dijo que sí sabía y hasta me hizo un mapa de cómo llegar. Contentos seguimos el mapa,… que nos llevó a lo que resultó ser un hotel Tryp.

Siguiendo las vagas indicaciones que en otro hotel me dieron acerca de cómo llegar a uno llamado Diana que, según la persona que me dio esas indicaciones, estaba cerca del NH, dimos con éste, pero de pura casualidad, pues el tal hotel Diana no lo vimos nunca.

Cuando ya instalados en la habitación del HB Barajas se me ocurrió llamar a recepción y preguntar si tenían servicio de Internet, la respuesta me puso en el dilema de si reír o llorar: “Sí tenemos —contestó la recepcionista—. Es wi-fi (allá lo pronuncian ‘uifi’) y cuesta 5 euros la hora ó 10 euros las 24 horas”. Tal vez entendí mal, pero no queriendo saber más eché mano de mi módem USB, y problema resuelto.

A la mañana siguiente llené de gasoil el depósito del carro y puse rumbo hacia la Terminal T4, una ruta que ya había hecho yo en 2006. Pero algo cambiaron porque ahora la ruta a seguir parece que quisiera sacar a uno del país, y luego de seguirla con el presentimiento de que no era la indicada, llegamos por fin al “llegadero”, entregamos el carro en AVIS y entramos a la terminal.

***

El vuelo de Iberia Madrid-Caracas salió puntual, a las 12:37, y luego de 8:48 horas aterrizó en Maiquetía a las 13:54, pero entre el trámite de inmigración y la espera del equipaje se nos fueron nada menos que dos horas, y abordamos el taxi con rumbo a Caracas a las 15:54.

Cuando por fin el taxi arrancó pensé que ya el ciclo de entuertos había pasado. Iluso yo: al enfilar la autopista que lleva a Caracas la encontramos totalmente congestionada por tráfico que no se movía, ante lo cual el chofer que nos traía decidió subir por la llamada Carretera Vieja de La Guaira, una ruta solitaria, estrecha y tortuosa que de puro miedo me tuvo con el corazón en la garganta hasta que, luego de casi una hora más, pudimos entrar en la autopista y llegar a casa a las 20:25.

Habida cuenta de que cuando ese día, el 06/09, nos levantamos en Madrid eran en Caracas las 23:30 del 05/09, tuvimos un viaje de 21 horas, pero llegamos sanos y salvos.

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La próxima semana publicaré la parte final, la positiva, la buena: “[*FP}– Vacaciones 2009 – Dos caras de una misma moneda. 2) Un tributo a la amistad”.

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COMENTARIOS

Estela Bueno, yo diría que esperemos Carlos, que cuente la parte positiva en su próximo artículo para hacer mis propias conclusiones de las tribulaciones de sus vacaciones.

Pues como bien se dice, después de la tempestad viene la calma; espero que haya sido así. Pero de éste que cuenta, lo disfruté igual y me reí, sin burla, claro.

Tampoco quisiera que pasaran esas cosas cuando las personas salen a disfrutar de su descanso. Yo diría que entonces, para evitar la parte de los aires acondicionados, y su quita y pon en los hoteles, le recomiendo que mejor tomen sus vacaciones en invierno, aunque lo malo entonces sería que tampoco funcionaran la calefacción. Entonces no sé que sería mejor.

Estela

CMP En respuesta a charo.Tienes razón, Charo. Si bien me enfado mucho cuando me ocurren, luego pasan a engrosar el acervo de anécdotas de vida, y no sólo celebro el haber salido bien librado de ellas sino que al publicarlas lo hago animado por lo que bien dices: tratar de que el lector se divierta al leerlas.

No siempre lo lograré, pera ésa es mi intención.

charo Carlos más que “cosas negativas” yo diría que son anécdotas que son necesarias porque se convierten en positivas al paso del tiempo pues se pasa muy bien recordándolas y contándolas…..piensa en lo bien que lo hemos pasado todos los que las hemos leído ¿O es que crees que no me has hecho reir al leer tanta “calamidad” en tan poco tiempo y espacio?…….”po ci” me he reído, lo siento pero ha sido así. No te puedes ni imaginar la cantidad de “anécdotas” que tengo yo acumuladas y ahora también me río de todas y no veas lo bien que me lo paso cuando las recuerdo.

CMP En respuesta a Juan Antonio Pino Capote.Juan Antonio, te anticipo que la balanza se inclinará totalmente del lado de la parte positiva.

Y la canción “maldita” no es “Guantanamera” sino “Cartagenera” que, afortunadamente, no sonó esta vez, o al menos no la escuché.

CMP En respuesta a Roberto.Sí, Roberto, fueron muchas; tal vez más de las que yo presentía. Y

Sospecho que tu nefasto homónimo puso su mano en lo de nuestras cámaras. La mía, como ya dije, también sigue haciendo fotos pero si bien puedo verlas en pantalla inmediatamente después de tomarlas, luego no, pues si trato de reproducirlas aparecen fracciones de al menos dos fotos y nunca una completa. Además, al momento de extender y recoger las lentes trastabillea y emite un ruido muy feo.

No sé si aquí puedan arreglarla, pero trataré.

Roberto ¡Cuantas cosas negativas! ¡Y qué bien las relatas, como siempre! Mi cámara continúa haciendo fotos pero no consigo ver nada en la pantalla. ¿Enigmas de la Pared?

Juan Antonio Pino Capote
j
Muchas gracias, Carlos, por el bonito reportaje de la parte negra de vuestro viaje.
No tardes en contar la parte buena.Todo lo que cuentas, igual que cuando oigo las noticias sobre overbooking, huelgas de gasolineras o de trabajadores de las compañías aéreas, etc. me producen lo que yo llamo un “efecto disuasorio” de viajar, especialmente viajes largos.Espero ver que, puestas en una balanza la primera y segunda parte, el saldo sea positivo a favor de la segunda. De lo contrario vencerá el efecto disuasorio. Menos mal que esta vez, nadie ha cantado “Guantanamera”…aunque yo tengo esa música en mi coche.