Siguiendo el orden cronológico que nos hemos trazado, vamos a dar principio a esta serie de biografías de Canarios, que han sido hombres de Ciencias, literatos y periodistas, con el nombre de un compatriota ilustradísimo de quien, por un olvido sumamente originalísimo sin duda, no se han ocupado nuestros historiadores más que para citar sus obras, cuando en apoyo de sus apreciaciones lo han considerado oportuno.
***oOo***
La generalidad de los hijos de nuestras Atlántidas, aún aquéllos que se consideren más eruditos y versados en la historia general de nuestro Archipiélago, han ignorado que el sabio a que nos referimos fuera hijo de las Canarias; y creemos, por lo mismo, que esta causa y no otra sea lo que ha motivado que Viera, particularmente, no lo haya colocado entre los Canarios más distinguidos de su época.
Es éste, pues, Francisco López de la Gomara, conocido por Gomara, primer historiador de las Américas, nació en la villa de San Sebastián de La Gomera el año de 1510, de una de las familias mas distinguidas.
Enrique de Vedia, uno de los recopiladores de la Biblioteca de Autores Españoles, no sólo duda de que nuestro dignísimo compatriota Gomara estuviese con Cortes en México, sino que, desuncido y sin esperar en mientes, coloca su nacimiento en Sevilla, tierra de María Santísima, añadiendo que sólo relata lo que le ha sido dable inquirir sobre tan distinguido escritor, pero que le extraña que Ortiz de Zúñiga, en los anales de Sevilla, no haga mención de un compatriota tan distinguido, al enumerar los escritores que ha producido hasta 1598 la noble y muy ilustrada ciudad de Sevilla. Y claro es, habiendo tenido la dicha de nacer Gomara en San Sebastián de La Gomera, mal podía Zúñiga, ni ningún otro historiador sesudo, colocar el nacimiento de Gomara en Sevilla, salvo que falseara la historia. Démosle at César lo que es del César.
Viendo sus padres las naturales disposiciones que nuestro Gomara manifestaba desde su más tierna edad, lo enviaron a Sevilla para que siguiera la carrera de las armas, pero nuestro joven compatriota se inclinaba por la carrera eclesiástica, a cuya vocación sus nobles padres no pudieron menos que ceder, enviándole a estudiar a la Universidad de Alcalá, donde recibió el grado de doctor en Letras y Humanidades. Allí ocupó muchos años la cátedra de Retórica, distinguiéndose notablemente de los demás colegas tanto por sus luces como por su elocuencia.
Era nuestro López de Gomara, según el Diccionario Histórico de Hombres Célebres, muy versado en la Historia Universal, antigua y moderna, y muy especialmente en la de su país. Así es que, deseando nuestro paisano dar una relación completa del descubrimiento y conquista de las Indias, pasó a México, donde permaneció cuatro años, y a su regreso a la Península Ibérica publicó la primera, segunda y tercera entregas de la Historia General de las Indias, conquista de México y Nueva España.
Hasta entonces no se habían leído en Europa sino relaciones muy incompletas del descubrimiento de América y, por consiguiente, la historia del ilustradísimo hijo de las Canarias no podía dejar de causar gran sensación; por eso su obra fue traducida, sin pérdida de tiempo, al italiano y al latín por Cravaliz y Lucio Mauro, y al francés por Martin Fumee.
El estilo de nuestro Gomara, sostiene un autor distinguidísimo, es puro, elegante y lleno de atractivo, y hay pocos escritores españoles que le hayan aventajado en el talento de interesarse por una expresión siempre clara, enérgica y constante. Publicó además en Madrid el insigne hijo de las Afortunadas La Descripción y traza de todas las Indias, Historia de Horrue y Haradin Babarroja, Reyes de Argel, y Anales del Emperador Carlos V.
La obra de Gomara se publicó por primera vez en 1552 en Zaragoza; repitiose en 1553, en Medina del Campo; en 1554 se hizo otra edición en Zaragoza; en Amberes la imprimieron el mismo año Martin Nucio y Juan Steelsio. En Venecia, en 1560-1565, Agustín Gravaliz. Lucio Mauro en Roma, en 1556. En Francia en 1578, 84, 87, 97 y 1605.
Esta multitud de ediciones en la lengua nativa y principales de Europa, dice Enrique de Vedia, es un testimonio irrecusable del mérito de Gomara y del interés con que el mundo civilizado miraba las empresas de los españoles en América.
Sin embargo, no fue todo flores para el eminente hijo de las Canarias. La ingratitud y la envidia parece que eran el distintivo de aquellos tiempos. Y en medio de las satisfacciones que naturalmente causara a nuestro Gomara el éxito brillante de sus trabajos literarios, tuvo el disgusto de que lo que a todo el mundo extranjero agradara no agradase al Gobierno de Madrid; y se sabe que, por una cédula del príncipe D. Felipe, expedida en Valladolid el 17 de noviembre de 1553, se mandó coger y Ilevar al consejo cuantos ejemplares se hallasen de su obra, imponiendo la pena de doscientos mil maravedíes de multa a quien en adelante la imprimiese y vendiese, multándose al año siguiente a once libreros de Sevilla.
De los numerosísimos trabajos de nuestro compatriota Gomara, por fortuna sólo pudo salvarse de aquel riguroso naufragio el que lleva por titulo De Cortes y sus cartas, donde redacta con gran extensión y acierto los sucesos de la vida de Hernán Cortés en la conquista de México, que por si solo es bastante para asegurar a su autor un puesto altamente distinguido entre los escritores más eminentes de la lengua castellana y que con mas éxito han ilustrado la historia patria.
Nuestro Gomara falleció en Madrid el año de 1560, dejando bien puesto, entre los hombres ilustrados de su época, el nombre de las Canarias.

