[*Otros}– Santa Cruz de Tenerife, entre Calatrava y Herzog & De Meuron

18/11/2008

Javier Mazorra

La reciente inauguración de TEA (Tenerife Espacio de las Artes), de los arquitectos Herzog & De Meuron, es una buena disculpa para volver a la capital de Tenerife, descubrir cómo ha cambiado en estos últimos tiempos y comprobar su apuesta por la arquitectura contemporánea.

TEA2

Nada más aterrizar en el aeropuerto de los Rodeos, ahora conocido como Tenerife Norte, ya se comienza a descubrir esa nueva imagen de la isla de Tenerife, y de Santa Cruz en particular.

La terminal, diseñada por los arquitectos canarios Antonio Corona, Arsenio Pérez Amaral (que ha diseñado la casa particular de Herzog en la isla) y Eustaquio García Martínez, llama la atención de inmediato por la espectacular serie de vigas arqueadas, elaboradas con madera laminada, que cubren el espacio principal, y por la refinada utilización del hormigón en la estructura general de edificio.

Ya en el centro de la ciudad no se tarda en descubrir que muchas de las calles se han peatonalizado, creando nuevas plazoletas en puntos determinantes del trazado urbano, culminando en esa nueva reordenación de la Plaza de España que han acometido Herzog & De Meuron.PzaEspanha

Todo gira ahora alrededor de un lago en el centro, de donde surge cada hora un géiser durante diez minutos, si el viento lo permite.

Todo ello rodeado de nuevas estructuras cubiertas por jardines verticales diseñados por Patrick Blanc y donde una discreta rampa comunica con los restos del castillo que ocupaba esta zona después de la conquista de la isla, que se han descubierto durante las obras.

El carismático Monumento a los Caídos, limpio y remozado, sigue siendo una referencia en el conjunto. La remodelación de este espacio urbano representa la primera fase de la ambiciosa reestructuración de la facha marítima que para 2010 va a contar con un nuevo muelle de enlace que unirá el centro con el puerto deportivo.

auditoriumMuy cerca de allí, se está recuperando el barrio histórico que existía alrededor de la Iglesia de la Concepción, transformando la antigua calle de la Noria en el centro de la vida nocturna de la ciudad y una referencia en su oferta de ocio.

Pronto se terminarán las obras de un nuevo centro cultural del barrio diseñado por Rafael Escobedo, representante de la última ornada de arquitectos canarios, al que también se ha encargado la creación el parque de las Mesas en el noreste de la ciudad.

Espacio verde y carismático

De pronto la ciudad se ha llenado de parques, comenzando por la rehabilitación del Garcia Sanabria —o Parque Municipal—, el espacio verde con más historia y carisma de Santa Cruz. En la fachada oeste, el Parque Marítimo, que César Manrique diseñó antes de dejarnos, ha servido como catalizador para recuperar una zona urbana que hasta hace muy poco estaba destinada a fines industriales. Todavía no está terminado el proyecto de la Montaña del Palmetum en su entorno, pero la zona se ha llenado ya de nuevas infraestructuras. 

auditorium2La más espectacular es el Auditorio de Tenerife, de Santiago Calatrava, que ya muchos identifican con la nueva imagen de Santa Cruz. Del mismo arquitecto y no lejos de allí, se puede ver el Centro Internacional de Ferias y Congresos.

Muy cerca de él se conservó uno de los antiguos depósitos de combustible para convertirlo en 1997 en un espacio cultural que se conoce como El Tanque.

Fue una de las primeras obras del estudio de Arquitectura AMP formado por Artengo, Pastrana y Martín Menis (que ahora trabaja en solitario), responsables de algunas de las obras más interesantes que se pueden conocer, no sólo en la ciudad sino en toda la isla, incluida la que quizás es su obra maestra hasta el momento: el Centro MAGMA en Adeje.

tea1En Santa Cruz pueden verse los edificios de Proa, Bouza y Sion, ejemplos de una forma muy original de entender la arquitectura de viviendas, para luego centrarse en dos proyectos extraordinarios: el Centro Insular de Atletismo, en Tincer, que surge de una estructura en forma de volcán (ha representado la mejor arquitectura española contemporánea en numerosas muestras) y la sede de la Presidencia del Gobierno de Canarias, una obra de enorme complejidad e imaginación a dos pasos del TEA , el centro cultural que acaban de inaugurar Herzog & De Meuron a orillas del barranco de Santos, posiblemente la mejor obra que han realizado en nuestro entorno hasta ahora.

El Mundo

[*Opino}– Los líderes carismáticos

Sean o no líderes, las personas de las que se dice que son carismáticas no me transmiten seguridad. Al contrario, me inspiran desconfianza, en particular cuando ese carisma se manifiesta con autosuficiencia, popularidad y la tal simpatía, un concepto subjetivo que no lo es tanto cuando llega a zalamería.

Los líderes políticos carismáticos que a través de documentales de cine o de TV he visto, se desenvuelven muy bien ante las cámaras, y por ello no me extrañó nada que en un programa de TV que trataba sobre el poder de los medios, en especial de la TV, en la formación de opinión acerca de candidatos en época de elecciones, se dijera que si en los tiempos de los presidentes que fueron decisivos e hicieron grande a EE.UU —Washington, Lincoln, etc.— hubiera existido la TV, ninguno de ellos habría alcanzado la presidencia, pues no sabian desenvolverse en público y no tenían carisma.

Ante esto, mi desconfianza aumentó, y ahora la corrobora la explicación del psicólogo René Zayan quien dice cómo hay que comportarse para lograr personalidad carismática; o sea, que esa tan cacareada condición puede alcanzarse con el debido entrenamiento.

Para ponerme peor las cosas, otro psicólogo afirma que el efecto que sobre la audiencia produce un líder carismático es como el de un flechazo amoroso, que es con lo que suele comenzar el drogamor. Y cuando al tocar la condición que llaman “coyuntuta” mencionan la actual criris financiera como factor determinante en la vicotiria de Obama, no puedo evitar pregntarme, habida cuenta del respaldo masivo que los medios dieron a éste, si la tal crisis no habrá sido provocada. Al fin y al cabo, el detonante de ella, ocurrido en un momento muy «oportuno» de la campaña electoral, fue la quiebra de Fannie Mae y de Freddie Mac, creadas y soportadas por políticos del partido Demócrata useño.

Carlos M. Padrón

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09/11/2008

Los líderes carismáticos combinan autoridad y simpatía, son receptivos y transmiten seguridad.

Obama obtuvo el respaldo de 63 millones de estadounidenses, pero hace meses que había cautivado a ciudadanos de todo el mundo con un señuelo: el cambio.

Con una retórica brillante y la popularidad de una estrella del rock, el senador Barack Obama obtuvo esta semana el respaldo directo de 63 millones de estadounidenses, pero hace meses que había cautivado a ciudadanos de todo el mundo con un señuelo: el cambio, palabra fetiche que ha funcionado como el catalizador que necesitaban los electores de Estados Unidos para dar carpetazo a la era Bush y apostar de forma amplia por la esperanza. Es decir, por Obama. El fenómeno Obama, mediante una estrategia ampliamente divulgada por internet, combina autoridad, credibilidad y empatía, y transmite seguridad a los ciudadanos. Es un líder carismático en toda regla, y el carisma no va indefectiblemente ligado al éxito, pero Obama ha conjugado ambos. Y no es el único.

Más allá de las diferencias culturales, el carisma presenta elementos universales. René Zayan, profesor de psicología política en la Universidad de Lovaina (Bélgica), es un experto en el análisis de los gestos y las expresiones faciales, que le proporcionan más información sobre el carisma de un líder que sus palabras.

Y en opinión de este experto, hay cinco elementos que conforman una personalidad carismática:

Mostrar seguridad es el primero, no denotar inquietud, para inspirar confianza;

Una clara dominancia, que no autoritarismo, para inspirar respeto, y, junto con el primero, credibilidad;

Empatía, la capacidad de representar a los ciudadanos y, llevado al extremo, de transmutarse en ellos, «Yo soy el pueblo», dice un líder populista.

Sociabilidad, que incluye saber escuchar, y la jovialidad, la capacidad de hacer reír, un elemento clave que, bajo apariencia inocente, permite controlar las emociones de la gente durante un discurso. Y el mejor de todos,

Inteligencia social, en la que dice Zayan que el ex presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, era un maestro.

«Pero la llave del carisma – destaca- es transmitir seguridad».

Junto a los gestos, la palabra cobra importancia si se pregunta por las claves del carisma al consultor político Antonio Sola, director de Ostos& Sola y responsable de la última campaña del PP. «Los líderes comunican con multitud de gestos que deben ser coherentes con todo el mensaje», señala. A su juicio, el liderazgo «requiere un combustible básico para que sea efectivo, que está hecho de una mezcla explosiva: ideas, valores, energía y determinación». Y con todos estos elementos se puede construir un líder, mediante un proceso de aprendizaje —destaca— en el que tienen un papel clave las nuevas tecnologías.

Obama las integró en su campaña, en la que se apoyó en una estrategia diversificada en Internet: 1.814 vídeos oficiales con entrevistas, intervenciones, apoyo de actores y mensajes especiales según el estado al que se dirigen, apunta Sola.

Los políticos buscan despertar el interés del auditorio. ¿Lo logran? «Cuando una persona siente placer, o simplemente interés, al escuchar a otro, sus pupilas se dilatan, un reflejo mecánico que no se produce cuando la reacción es de indiferencia», explica Zayan. Activadas las áreas cerebrales de la felicidad, los seguidores de un líder se sienten también atraídos por él, como un flechazo amoroso. Y cada político desarrolla un catálogo de gestos propios para seducir a su electorado. La mirada fija del presidente francés, Nicolas Sarkozy, denota autoridad, elemento indispensable para llegar al Elíseo.

Un candidato con capacidad mediática y un mensaje potente están detrás del éxito. «El mensaje es la piedra de toque, una vez identificado el problema que más preocupa el electorado, pero el político debe convencer de que él es capaz de resolver esa inquietud, y esa capacidad de comunicar es más importante que el mensaje».

De esto sabe Javier Maza, presidente de Maza Communications, consultora internacional especializada en entrenar a los políticos para tratar con los medios de comunicación. Maza apunta un tercer elemento en juego: la coyuntura. Y vuelve a Obama para dar un ejemplo: la crisis dejó «prácticamente sin argumento de defensa política ni de justificación electoral» a su rival, el republicano John McCain.

LV

[*HG}– Gazapo vanguardista: Salió de Palma a Tarragona después de 3 días

Titular en La Vanguardia (España) del 15/11/08:

Rescatan en una balsa a los ocupantes de un yate que salió de Palma a Tarragona después de 3 días.

Salíó después de 3 días; está claro, pero ¿contados a partir de qué o de cuándo?

Porque lo de ‘salió de Palma a Tarragona después de 3 días’ tiene sentido propio que podría causar confusión, y porque ‘después de 3 días’ no tiene que ver con ‘salió’ sino con ‘Rescatan’ y con el resto de ka frase, lo que debieron escribir pero no escribieron es, p.ej.,

Después de 3 días rescatan en una balsa a los ocupantes de un yate que salió de Palma a Tarragona.

[*HG}– Gazapo del día: … sobre Brad Pitt en la revista Vogue

Titular en IBL News (USA) del 13/11/08:

Jennifer Aniston critica la actitud de Angelina Jolie sobre Brad Pitt en la revista Vogue.

Al leer el artículo así titulado, uno encuentra que no hubo ninguna actitud de Brad Pitt en la tal revista.

Porque lo de ‘sobre Brad Pitt en la revista Vogue’ tiene sentido propio que podría causar confusión, y porque ‘en la revista Vogue’ no tiene que ver con ‘Brad Pitt’ sino con ‘critica’, lo que debieron escribir pero no escribieron es, p.ej.,

Jennifer Aniston critica en la revista Vogue la actitud de Angelina Jolie sobre Brad Pitt.

[*HG}– Gazapo del día: Sexo opuesto de por vida

Escrito en el artículo titulado «Localizan molécula responsable del ‘mal de amores’» publicado en Periodista Digital (España) del 17/10/08:

“… especie de mamíferos monógamos que establecen ‘relaciones de pareja’ con ejemplares del sexo opuesto de por vida”.

Porque lo de ‘sexo opuesto de por vida’ tiene sentido propio que podría causar confusión, y porque ‘de por vida’ no tiene que ver con ‘sexo opuesto’ sino con ‘establecen’, lo que debieron escribir pero no escribieron es, p.ej.,

“… especie de mamíferos monógamos que establecen de por vida ‘relaciones de pareja’ con ejemplares del sexo opuesto”.

[*Otros}– Los Canarios en América / José Antonio Pérez Carrión: Antonio Benavides González de Molina

Cuando Felipe II volvió por segunda vez a ocupar el trono de Castilla, después de la ruidosa campaña de Villaviciosa en la que Benavides salvó la vida al joven monarca, éste, atento a los poderosos servicios que le había prestado en tantas y tantas acciones, considerándole como uno de sus más fieles amigos, y queriendo ejercitar su pericia y excelentes dotes militares, le nombró gobernador general de La Florida con expreso encargo de embarcarse sin pérdida de tiempo en las naves que a la sazón enviaba a América al mando de otro bizarro hijo de las Canarias, D. Juan del Hoyo y Solórzano.

Así que llegó a su destino el intrépido Benavides, rechazó con ventaja las irrupciones de los colonos ingleses de la Carolina y reprimió las piraterías que se ejercían en aquellas aguas.

No menos buen diplomático que valiente militar, logró con su persuasión la entrega del fuerte de Apaleche, del cual se habían apoderado los indios. Celebra con ellos un tratado de paz y amistad y, merced a su inteligencia e infatigable trabajo, vio bien pronto florecer ei país a su digno mando, bendiciendo los moradores su gobierno, así como su económica administración.

Ocho años estuvo Benavides al frente del delicado y comprometido gobierno de La Florida, hasta que fue nombrado, por otra Real disposición, gobernador político y militar de la ciudad de Veracruz y Castillo de S. Juan de Ulua. Aquí volvió a distinguirse el noble y pundonoroso Canario con sus costumbres patriarcales, generosas y caritativas.

Pero ya cansado, y quebrantada su salud, solicitó de Fernando VJ su retiro; mas éste, que sabia apreciar las excelentes cualidades de Benavides, no juzgó oportuno concederle esa gracia, y le nombró gobernador y capitán general del Estado de Yucatán, y comandante en jefe de la expedición organizada para las costas de México en el Estado de Tabasco y Honduras, en la América Central, contra la invasión inglesa, v con el título de teniente general de ejército.

Cuando Benavides dio por terminado su cometido venciendo a los ingleses en este continente, pasó a la Península para dar cuenta al Gobierno de la nación, recibiendo antes de los indios de Campeche una completa ovación.

Era Benavides tan sumamente caritativo que llegó a España pobre y sin recursos de ninguna especie; de tal manera —¡parece increíble!— que para presentarse al rey fue necesario que el marqués de la Ensenada le prestase su uniforme.

Todo el anhelo de este honradísimo hijo de las Canarias, era ir a pasar sus días en su país; así es que suplicó a Fernando reiteradas veces le destinara a Tenerife de cuartel, lo cual consiguió al fin, no sin que antes se le brindase el Gobierno general del Archipiélago, honor que rehusó, pues deseaba separarse completamente de la vida pública y entregarse sólo a sus instintos caritativos.

Con efecto, llegó a Santa Cruz de Tenerife y se alojó en el hospital civil de Nuestra Señora de los Desamparados en el que gastaba su pequeño hacer en socorrer a los pobres, y en ensanchar y reedificar el edificio, hasta que, agravándose su enfermedad, sucumbió el 6 de enero de 1763.

Tal fue el invicto Canario, agrega un historiador, que por espacio de 24 años sirvió en el ejército de Flandes, España y América, hallándose en mil encuentros y batallas, particularmente en la de Ecride, en la toma de Salcedilla, y rendición de Villarreal e Imbriesta, en España, en la rendición de Elche y en toda la terrible campaña de 1710… En la batalla de Balaguer; en los cerros de Barcelona y Tortosa; en los encuentros de Almenara y Peñalva; en la reñida batalla de Zaragoza; en la toma de Brihuela; en el sitio de Campoamor; y, por último, en la sangrienta batalla de Villaviciosa.

Los rectos mortales de Antonio Benavides González de Molina reposan bajo las bóvedas de la iglesia Parroquial de la Concepción, en Santa Cruz de Santiago Tenerife, plaza fuerte de primer orden. Sobre su losa sepulcral se lee esta inscripción: “Varón de tanta virtud cuanto cabe por arte y naturaleza en la condición humana”.

[*Opino}– Mucho título y pocas letras

Después de leer el artículo que sigue y de asombrarme con lo que en él se dice, me extraña que no se mencione que, al menos con respecto a la generación de los que al momento tienen menos de 25 años, la culpa de su incultura gramatical es de quienes fueron o son sus profesores, pues tampoco a éstos los enseñaron bien, y con toda razón dice al respecto el artículo que esos profesores “no pueden enseñar a nadie si cometen semejantes faltas”.

Lo que considero más grave es que, hasta donde tengo visto, esta gente se muestra de lo más tranquila con su incultura, como si no tuviera importancia alguna. Y las pruebas las encuentro a diario en la prensa digital de la que cada día podría yo extraer docenas de errores de todo tipo, pero me limito a sólo uno o dos, todos ellos atribuibles a periodistas posiblemente graduados.

Si a uno que se dice pintor no lo consideramos como tal porque no sabe usar la brocha, que es su herramienta de trabajo; si a uno que se dice zapatero no lo consideramos como tal porque no sabe usar la lezna, que es su herramienta de trabajo; si a uno que se dice carpintero no lo consideramos como tal porque no sabe usar el martillo, que es su herramienta de trabajo, ¿por qué consideraríamos periodista a quien no sabe manejar bien la lengua en que habla y escribe, que es su herramienta de trabajo?

Quien no sabe escribir bien, no sabe expresarse bien —o sea, padece de incompetencia expresiva— y, por tanto, tampoco piensa bien. Quien no domina la lengua —dice el artículo— tampoco domina el pensamiento, y como el dominio de la lengua es fuente de poder y resulta indispensable si se aspira a tener una cabeza bien amueblada —continúa diciendo el artículo— hay que deducir que el buen amueblamiento de la cabeza está en relación directa a lo bien que se domine la lengua, y, por tanto, si se quiere aprender a pensar deberá antes aprenderse a dominar la lengua, y en este caso no importa la profesión que se tenga.

Hace más de 25 años una de mis hijas trajo una vez del colegio, escrita por su profesora de matemáticas, una evaluación plagada de errores de ortografía. A riesgo de meterme en un problema, no pude contenerme, y con un marcador amarillo resalté todos esos errores y le devolví la hoja de la evaluación en la que escribí un par de líneas expresando mi preocupación por el efecto que esos errores podrían tener en la educación de cualquier alumno. Para mi sorpresa, la respuesta de la profesora fue que ella enseñaba matemáticas, no gramática.

¿Qué puede esperarse de profesores así? Para cualquier maestro o profesor, el lenguaje es su herramienta de trabajo, y él/ella está en la obligación profesional y moral de dominar bien esa herramienta, tanto en forma hablada como escrita.

Estoy de acuerdo con que, en esto, cualquier tiempo pasado fue mejor. Si volviéramos a la forma en que antes se enseñaba la lengua, a los dictados minuciosos y a la presentación de exámenes orales, no habría ni SMS ni Internet ni otro tipo de tecnología que creara el problema que hay en este momento.

En este blog recibo muchos comentarios que me hacen sentir vergüenza ajena. Cuando tengo tiempo, los corrijo antes de darles curso, pues me he propuesto que, en la medida de lo posible, evitaré que mi blog tenga basura, categoría en la que pongo los atentados contra el idioma, que no sólo incluyen faltas de ortografía, pobreza de vocabulario, errores de concordancia de género o número, etc. sino también, a veces, el uso de una diarrea de puntos suspensivos donde debería ir otro signo de puntuación, como una coma, un punto y coma, etc.

Está claro que quien así escribe no sabe escribir. Como ejemplo, copio textualmente, sin sacarle ni ponerle nada, un comentario recibido recientemente en este blog:

esa fotografia es verdadera mente impresionante felisitasiones a los pescadores y grasiaspor conservarlo vivo solo me gustaria saver si despues de que ustedes lo estudien lo dejaran en livertad ????????????

Y no hablemos de la redacción, pues con gente así sería misión imposible. Pero es en esta área en la que más en evidencia queda la carencia de un pensamiento lógico —que es la que lleva a caer, una y otra vez, en el hipérbaton— y de respeto por el lector. No es de extrañar, por tanto, que esos despachos de abogados hayan recurrido a los “libros de estilo” mencionados, pues la redacción de contratos es algo delicado que requiere saber escribir bien y, por tanto, saber pensar bien.

Durante mi vida profesional, varias veces tuve que discutir con abogados la redacción de contratos. Salva pocas excepciones me costó Dios y su ayuda hacerles entender que algo escrito en el contrato decía, en buena lógica, todo lo contrarío de lo que se quería que dijera. En estos casos, al igual que en el uso de términos y giros, la respuesta que yo recibía era siempre que escribir así era la usanza del medio legal local, a lo que yo respondía que la lógica no sabe de localismos; es la misma en todas partes, que si lo escrito en un contrato deja abierta la posibilidad a doble interpretación, se está ante un problema potencial.

Lo del respeto al lector parece no preocupar nada a quienes, como los periodistas, escriben para que otro lea. En estos casos es fundamental que a ese otro no se le robe su tiempo, no se le creen dudas, no se le obligue a adivinar lo que el escritor quiso decir, ni se le obligue a releer lo escrito, en un esfuerzo por encontrarle sentido o el sentido correcto. Todo eso implica el uso, por parte del escritor, de una lógica cabal, que pasa por evitar el hipérbaton, obliga a aplicar los signos de puntuación correctos en los lugares correctos, a evitar las redundancias y cacofonías, y a disponer de un extenso vocabulario y saber hacer uso adecuado de él.

Carlos M. Padrón

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19/10/2008

José Luis Barbería

Buena parte de los universitarios no superarían hoy el listón gramatical (dos faltas de ortografía o tres de puntuación acarreaban el suspenso) que se aplicaba décadas atrás a los alumnos de nueve años en el examen de ingreso al bachillerato.

Nuestros estudiantes hablan, por lo general, un castellano pobre y, a menudo, impostado, porque el sistema educativo ha descuidado en los últimos tiempos la enseñanza de la lengua, y porque tampoco la sociedad cree que hablar y escribir bien sea fundamental para el desarrollo intelectual y el éxito social y profesional. Ésa es al menos la opinión de una amplia mayoría de docentes convencidos de que asistimos a un proceso de deterioro en el buen uso de la lengua.

El hecho de que muchos universitarios acaben la carrera con graves carencias gramaticales empieza a suponer ya un obstáculo a la hora de acceder a trabajos en los que la capacidad de expresión y persuasión son imprescindibles.

Así, para mejorar la calidad comunicativa de sus empleados, grandes despachos de abogados, como Garrigues, o Gómez Acebo y Pombo, han adoptado en su ámbito interno libros de estilo elaborados por la Fundación del Español Urgente (Fundéu). El propio Colegio de Abogados, y empresas como Red Eléctrica Española, van a seguir ese ejemplo. Mientras, la Facultad de Derecho de la Universidad Pompeu Fabra imita a las estadounidenses e implanta la asignatura de Redacción Judicial y Documental.

«Mi percepción personal es que, en cuestión de ortografía y sintaxis, el nivel universitario es desolador», sentencia Leonardo Gómez Torrego, investigador del Instituto de Filología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Es un juicio que corroboran espontáneamente una legión de profesores con amplia experiencia docente.

«Doy fe del deterioro progresivo en el uso correcto de la lengua», subraya Dolores Azorín, de la Universidad de Alicante.

«Hay una diferencia abismal entre los escritos de los chavales de hace 15 años, y los de ahora. Creo que la pérdida de vocabulario es la punta del iceberg de un mal endémico, estructural, de nuestro sistema de enseñanza», destaca Víctor Moreno, doctor en Filología Hispánica y autor de numerosos trabajos sobre la materia.

«La mayoría —y hablamos precisamente de alumnos de Filología— no saben expresarse bien, no dominan el lenguaje y, en consecuencia, tampoco el pensamiento», apunta Manuel Alvar Ezquerra, catedrático de Lengua Española de la Universidad Complutense de Madrid.

Lo que dispara las alarmas no son las faltas de ortografía, por garrafales que sean; tampoco las confusiones léxicas del tipo «a la muerte del monarca, empezaron las guerras intestinales». Lo que preocupa verdaderamente es la incompetencia expresiva de muchos universitarios que les imposibilita comunicarse con un mínimo de sentido, coherencia y criterio. «El género sirve para designar el sexo de la palabra, sustantivo, adjetivo, artículo, pronombre,…», escribió, por ejemplo, un alumno de Filología Hispánica en los pasados exámenes de septiembre. «Desde Aristóteles, se tiene conciencia de la palabra, aunque no se sabe si existe realmente», apuntó otro.

Aceptado que toda promoción estudiantil está llamada a engordar la Antología del Disparate, el problema adquiere un fondo inquietante cuando se comprueba que alcanza también a los niveles teóricamente más selectos del mundo universitario. «Observo un deterioro muy grande, y no sólo ortográfico. Hay licenciados que tienen dificultades para ordenar una frase con su sujeto, verbo y complementos», asegura la directora de convocatorias de becas de La Caixa, Rosa María Molins.

Los licenciados de los que habla son los aspirantes a becas de posgrado; por lo general, alumnos de elevada nota media de carrera, a quienes se les pide que expliquen en dos o tres folios las razones que les llevan a solicitar la ayuda económica, el proyecto que pretenden hacer, y dónde y cómo les gustaría desarrollarlo.

¿Cómo es posible que estos universitarios de brillante currículo presenten textos pobres y deficientes al jurado que tiene que decidir si les concede las becas (74.000 euros en 18 meses) y la oportunidad de formarse en centros internacionales del máximo nivel? ¿No se esmeraría cualquiera en su lugar para que su tarjeta de presentación estuviera exenta de faltas y, en caso de dificultad, no recabaría el asesoramiento de alguien más ducho en la materia, y haría todo menos quedar en evidencia?

La explicación no es sólo la desidia, ni las dificultades derivadas de la naturaleza ortográfica del español (en realidad, la ortografía de nuestra lengua es de las más fáciles, además de muy fonética), sino el nivel de expansión actual del problema. «El mal uso de la lengua alcanza igualmente a los propios profesores de Ciencias de la Educación. Cuando les corrijo los textos, les añado el comentario de que no pueden enseñar a nadie si cometen semejantes faltas», indica Mercedes Vico Monteolivo, defensora de la Comunidad Universitaria en Málaga.

«La lengua ha dejado de ser clave en la formación del profesorado. En Magisterio, la materia Didáctica de la Lengua es una asignatura de 6 créditos y 60 horas de clase en un cuatrimestre, así que puede que las últimas promociones de maestros no estén muy preparadas en este terreno. Hay un cierto abandono de las humanidades en la formación del profesorado, y también la literatura ha dejado de ser importante», dice el decano de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna, Humberto Hernández.

Aunque, al parecer, no hay estudios que lo certifiquen, algunos entendidos opinan que el proceso de deterioro se inició en 1990 con la entrada en vigor de la LOGSE, que amplió hasta los 16 años la edad de la enseñanza obligatoria. Piensan que, en la práctica, estos cambios trajeron consigo cierto abandono de la enseñanza de la ortografía en un sector muy amplio de la ESO, y que ese hueco no ha sido bien cubierto en la posterior etapa de los dos años de bachillerato.

Pese a las sospechas de algunos expertos, no está demostrado que el bilingüismo incida en el problema, aunque se sabe que algunas becas de periodismo han sido declaradas desiertas porque los aspirantes —en este caso, alumnos formados exclusivamente en catalán y con poco uso diario del español— no alcanzaban el nivel gramatical mínimo exigido. «Los catalanes manejan el español mejor que el catalán, e igual que los del resto de España», afirma Alberto Gómez Font, vicesecretario de la Fundéu y profesor de Periodismo Científico en la Universidad Pompeu Fabra. «Damos redacción en catalán y en castellano, y no vemos que haya diferencias significativas», indica Salvador Alsius, decano de Ciencias de la Información en esa misma universidad.

La cultura globalizadora uniformadora y pasiva del ocio audiovisual, el lenguaje coloquial de los medios de comunicación, y la economía lingüística que acompaña la comunicación por teléfono celular e Internet, sí estarían contribuyendo a la pérdida de la riqueza expresiva del idioma. Y, sin embargo, tampoco cabe achacar todo el problema a la invocada nefasta influencia de las nuevas tecnologías que, a cambio de actualizar el género epistolar, fomentan una comunicación sustentada en abreviaturas, y en un léxico elemental en el que la ‘h’ ha quedado proscrita y la ‘q’ es suplantada por la ‘k’. Ésta es la opinión de Alberto Gómez Font: «Las abreviaturas se utilizan desde la Edad Media, y, además, eso de que la gente lee cada vez menos es un tópico falso. ¡Pero si se pasan todo el día en el computador!».

Nadie niega, sin embargo, que el chateo juvenil, salpicado a menudo de ostentosas faltas de ortografía —no se sabe si fruto de la incuria, de la búsqueda del caos o del intento de asesinar a la lengua—, conlleva el apresuramiento y la precipitación, y, en esa medida, la renuncia a corregir el texto y a tratarlo con esmero.

«Es normal que la jerga juvenil se renueve y resulte transgresora. La cuestión no son las abreviaturas de los SMS o los coloquialismos, sino el empobrecimiento extremo que a veces se refleja en cierta dificultad para razonar en abstracto, y en la falta de adecuación al interlocutor», subraya Concepción Martínez Pasamar, directora del Instituto de Lengua y Cultura españolas de la Universidad de Navarra.

«Nada, pues aquí vengo, a que me expliques este 3, porque el examen me salió de puta madre», sería un ejemplo de esa falta de adecuación que hace que muchos universitarios españoles sólo se sirvan de una manera de expresarse, sea quien sea su interlocutor o las circunstancias de la charla.

Y con demasiada frecuencia, la forma de expresión escrita es la pura oralidad vertida directamente sobre el folio en blanco. He aquí un ejemplo: «Una breve consulta: voy a intentar presentarme al examen del día 1, si no, me presentaré al día 7. ¿Podría decirme cual es el temario que entra para examen?, la verdad es que con tanto parcial no se que entra en este examen, quisiera saber si entra de nuevo el temario del que nos hemos examinado o no. A su vez sería interesante saber los puntos del temario que entran. Espero que esta vez me entienda, saludos».

El proclamado objetivo de que, al finalizar la enseñanza obligatoria, el estudiante debe escribir sin faltas y estar gramaticalmente capacitado para cubrir sus necesidades de expresión futuras, chirría enormemente al contacto con las cifras disponibles. Según el estudio del Instituto Nacional de Calidad y Evaluación, en 2001 sólo el 11% de los alumnos del último curso de ESO no cometían ninguna falta de ortografía en las letras, el 6% en las tildes, y el 1% en los signos de puntuación. Pese a que, en buena lógica, un universitario de fin de carrera tiene menos errores que un alumno de ESO, escribir correctamente es una habilidad que debe adquirirse con anterioridad.

En su intento de superar el empobrecimiento léxico, parte de la comunidad estudiantil busca refugio en el lenguaje administrativo y se adorna con un empalagamiento, un rebuscamiento postizo, o un cultismo mal utilizado e inducido, en buena medida, por el mundo de la política y los medios de comunicación. «Lo que me preocupa es que detecto un lenguaje cada vez más alambicado, retórico y cursi. En eso, los alumnos coinciden con las gentes de la tele que quieren aparecer sofisticadas. Se ha extendido el hábito del eufemismo. El problema es más la oscuridad que la incorrección, y puede que su origen haya que buscarlo sobre todo entre los políticos y los medios», indica Ángel González, profesor de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid.

Un ejemplo de esa oscuridad impostada, de ese deleznable español que se nutre a menudo de muletillas y comodines, la aportaría el siguiente fragmento de un examen universitario: «Es obvia la existencia de dos tipos de registro en este texto. (…) Céntrome un momento en el texto culto. De la mano del redactor. Cabe resaltar la intervención, más allá de los hechos objetivamente concurridos en el evento; además de oraciones explicativas a modo de epíteto, como si se tratase un público al que todo hay que aclarárselo, también se denota la compadecida visión del propio autor hacia el mismo asunto».

Empobrecimiento del léxico y rebuscamiento impostado vienen a ser las dos caras de un mismo problema que muestra que el sistema no garantiza el aprendizaje del buen uso de la lengua.

El empleo abusivo del gerundio y de las comas —»Muchos textos parecen salpicados de cagaditas de mosca», dice Alberto Gómez Font—; el uso errático de las tildes y los signos de puntuación; el desconocimiento de la ortografía; los vicios del laísmo, leísmo, yeísmo y dequeísmo; la sustitución del imperativo por el infinitivo («comer» en lugar de «comed»), y la utilización del infinitivo como verbo principal («decir que»… en lugar de «quiero decir que»…) compondrían algunos de los defectos más frecuentes. A eso hay que sumar la utilización de expresiones que los entendidos juzgan aberrantes, como «a nivel de…», introducidas desde la política y el periodismo.

En este panorama poco reconfortante reverdece la idea de que cualquier tiempo pasado fue mejor, mientras se asienta la convicción de que, contra lo que ocurre en otros países, a nuestros estudiantes no se les forma adecuadamente en la lectura, la escritura y la oratoria; no se les enseña a exponer sus conocimientos.

Los estudios internacionales de evaluación Pirls (2006) y PISA (2003) demuestran que el nivel de comprensión lectora de nuestros estudiantes de primaria y secundaria está a la cola europea y se sitúa sólo ligeramente por encima de la media de los 40 países de la OCDE.

Un dato altamente significativo es que únicamente el 40% de los alumnos españoles tienen profesores con formación específica en didáctica de la lectura, mientras que en el plano internacional, ese porcentaje asciende al 57%. Muchos docentes echan en falta la actividad escolar de la lectura en voz alta, la exposición pública oral de un tema, y la profusión de redacciones y notas escritas que se mantienen en países anglosajones, y en Italia y Francia. «Aquí no se ha prestado atención hasta hace poco a la retórica, como ocurre, por ejemplo, en EE UU con las ligas de debate universitarias», apunta Concepción Martínez. «Los ingleses cuidan mucho más la presentación», sostiene Rosa María Molins.

Sin necesidad de avalar la vieja teoría, más mito que realidad, de que hasta el más iletrado de los franceses puede expresarse con soltura y precisión, parece establecido que la competencia lingüística general (claridad, coherencia, no reiteración) en un país como Francia es superior a la de España. La razón no habría que buscarla en la naturaleza pretendidamente más lógica y diáfana de la lengua francesa, sino en el hecho, constatado por lingüistas como Eugenio Coseriu, de que se expresan de manera más lógica y diáfana. Por tanto, se trata de una cuestión de educación en su sentido más amplio.

«En Francia hay un orgullo por la lengua que no encuentro en España», constata Ángel González. «Todos los profesores franceses, sea cual sea su asignatura, son antes que nada profesores de francés», subraya Manu Montero. El ex rector de la Universidad del País Vasco piensa, sin embargo, que el problema de la ortografía y del empobrecimiento del idioma no es exclusivo del español. «Tengo noticia de que unos maestros franceses hicieron la prueba de poner unos dictados de hace 60 años y comprobaron que los alumnos de hoy cometen muchas más faltas». En todo caso, además de contar con un sistema educativo tradicionalmente orientado a la búsqueda de la brillantez expositiva, la sociedad francesa valora mucho más el hablar y escribir bien.

«Si ahora se escribe peor, es por un asunto de mentalidad, porque hay mucha gente que cree que expresarse bien no es importante y que la lengua no sirve para nada», reflexiona José Antonio Pascual, lingüista y catedrático de la Universidad Carlos III. «Aunque el dominio de la lengua es fuente de poder y resulta indispensable si se aspira a tener una cabeza bien amueblada, parece que el éxito social se ve en otras cosas, como en el dinero o la fama», indica. «Debe de haber un motivo fuerte para que la lengua, que es sutileza, posibilidad de acuerdo, lo opuesto al mundo de las verdades absolutas del blanco y negro, no esté hoy valorada en nuestra sociedad».

Con todo, José Antonio Pascual tiene un mensaje esperanzador para los universitarios que se pelean con la gramática. «Cuando Fernando Lázaro Carreter (ex director de la Real Academia Española, RAE) leyó mi tesina sobre Pío Baroja, me dijo que no se entendía nada y que, si había decidido presentarla, era exclusivamente por no dejarme sin licenciatura. Bueno, creo que con el tiempo he ido mejorando y que ahora ya no escribo tan mal», apunta con ironía. Lo dice él, que es miembro de la Academia Española.

EP