[*ElPaso}– Personajes de mi pueblo, disminuidos pero no olvidados: Josefita

24-12-2007

Carlos M. Padrón

La conocí como una viejita solterona, que vivía en el Camino Viejo y siempre vestía de negro y portaba una pequeña caja metálica en la que llevaba tabaco en polvo, pues su vicio era “fullar” (= inhalar) ese producto (como se ve, lo de inhalar coca tampoco es tan nuevo) y siempre tenía la nariz impregnada de él.

No era una pordiosera ni pedía limosna. Su rasgo folclórico consistía en que si alguien que la encontrara en la calle le pedía que cantara, ella contestaba que no podía porque andaba con prisas. Pero esto no pasaba de ser una excusa para hacerse de rogar, y a la segunda o tercera petición, guardaba en un bolsillo la cajita metálica, se acercaba a una pared y poniendo sobre ella los sarmentosos dedos de sus arrugadas manos comenzaba a accionar como si tocara el piano al tiempo que cantaba “Canta, pajarito, canta; canta al son del piano. Cai, cai”, como muy bien la representa Wifredo Ramos en este dibujo,

Y ahí finalizaba el concierto.

Al parecer, alguien desconsiderado, que no faltaba quien abusara de estas gentes, la tomó una vez por su cabellera y la introdujo por la boca de una aljibe como si fuera a soltarla para que cayera el fondo y se ahogara, y por eso cuando le preguntaban si creía en las brujas contestaba:

—Sí creo porque a mí me agarró una por los pelos y quería botarme en la aljibe.

Esther Padrón me recuerda algo que me dejé en el tintero: cuando a Josefita le preguntaban cuántos años tenía, su respuesta —muy femenina, por cierto— era siempre la misma:

—¡Veinticinco virando pa’quince!