LA CALDERA
I – El risco liso
Aquí, por este risco levantado
del abismo subimos rumbo al cielo,
pues llegó hasta las nubes, consagrado,
para ensayar al porvenir el vuelo.Por el fuego fundido y aventado
cuajó en las rocas su entrañable anhelo,
y se miró, y se ve siempre abismado
como un coloso en permanente duelo.Las aguas de la lluvia lo rayaron,
los vientos le arrancaron sus canciones
y las nubes celestes lo arroparon.Pero él, firme, impasible, hondo y austero,
espera a lucir verdes ilusiones
cuando llegue su tiempo venidero.II – Por el risco liso
Tú que fuiste risquero y resabido
cazador de las luces estrenadas,
del paisaje cambiante y escondido
oculto en las pendientes desriscadas.Tú, que esperaste al sol recién nacido
asomarse a las cumbres desflecadas,
para mirarlo con el ojo ardido
derramarse en las tardes incendiadas.Tú, que viste las nubes volanderas
ascender y bajar, ir y volver,
entretejiendo el cielo de quimeras.Dime qué buscas y en qué norte esperas
hallar el sueño que quisiste ser
buscando en las eternas primaveras.III – Dentro del risco
Y riscos,… sólo riscos. La isla entera
enriscada a los cielos se nos fue,
señalando la vida verdadera
tras la última duda de un porqué.En el grito de Idafe en la Caldera
que, lanzado a los aires, no se ve,
palpita toda nuestra inquieta espera
en la esperanza que alumbró la fe.Quisiera que esta roca, que es mi tierra,
revuelta y trastocada en convulsiones,
nos diera el agua que su entraña encierra,el agua viva, purificadora,
que lave nuestras manchas y traiciones
y nos sacie la sed que nos devora.1964
