[*Otros]– Palmeros en América / David W. Fernández: Antonio Fernández Rojas (1/4)

Antonio Fernández Rojas
(1671-1729)

Entre los mejores marinos canarios de todos los tiempos, ocupa un lugar destacado el almirante Antonio Fernández Rojas, cuya vida, por ser relativamente poco conocida, es digna de un esbozo biográfico para su mayor difusión y mejor conocimiento de sus paisanos.

Entre los portugueses que desde los primeros tiempos de ia colonización de la isla de La Palma tuvieron importante participación en la misma,—atraídos por el comercio de sus productos, sobre todo la caña de azúcar y el vino—, se hallaba un capitán de la Marina Mercante llamado Manuel Fernández de Lima, natural de Matosinhos, pequeña población situada en la margen izquierda de la desembocadura del río Leça, en Portugal. Este capitán visitaba con frecuencia la ciudad y puerto de Santa Cruz de La Palma, hasta que finalmente se estableció en ella, y allí contrajo matrimonio, el 1 de diciembre de 1658, con doña Lucía de Rojas Ravelo Sandoval y Escobar, natural de aquella ciudad.

Tuvo este matrimonio cuatro hijos, tres de los cuales abrazaron la vida monástica; fueron éstos Manuel y Francisco, que entraron de religiosos en el convento dominico de su ciudad natal, y ambos fueron priores del mismo; y María, que fue monja profesa en el convento de Santa Catalina de Sena, de la misma población.

El cuarto de los hijos, llamado Antonio Fernández Rojas, objeto de nuestro estudio, nació, como todos sus hermanos, en la ciudad del matrimonio de sus padres el 12 de septiembre de 1671. De su niñez y juventud sabemos que fue alumno de las escuelas que en Santa Cruz de La Palma sostenían los franciscanos y dominicos, y que a la muerte de su padre siguió la carrera de marino, haciéndose cargo del buque paterno.

A los veinte años de edad lo encontramos en América como piloto acompañado en un patache que transportaba al presidio de San Agustín de la Florida el situado remitido desde Nueva España, y sirvió esta plaza, para la que le fue despachado el título correspondiente por el gobernador de dicho presidio, durante un año y dos meses, de 1691 a 1692.

Siendo gobernador y capitán general de Cumaná y costas de Tierra Firme don Gaspar Mateo de Acosta, paisano de Fernández Rojas y protegido del padre de éste, le fue expedido el título de alférez de Infantería, con el cual sirvió a la Corona en el Ejército de tierra de aquella provincia) con la tropa enviada desde la ciudad de Cumaná para socorrer el castillo de Santiago de Arroyo de la Real Fuerza de Araya, el cual había sido proveído de bastimentos por el referido gobernador. Ocupó esta plaza sólo sesenta y cuatro días, o sea, desde julio de 1693 hasta septiembre del mismo año, fecha del decreto por el cual el gobernador, que se hallaba en los preparativos para pasar con igual cargo a la provincia de Mérida y La Grita y ciudad del Espíritu Santo de Maracaibo, le concedió licencia para pasar a la metrópoli a emplearse en el real servicio. Posiblemente, lo recomendaba para mejor empleo con motivo de su viaje.

En 1695 se hallaba como piloto particular en el puerto de Veracruz, cuando lo llamó el virrey, conde de Gálvez, para que pasara a Filipinas como tercer piloto del galeón “San José” que se preparaba para zarpar. Con este motivo se presentó al virrey en Méjico, pasando seguidamente a Acapulco, en donde embarcó, ocupando dicha plaza desde el 23 de marzo de 1695, llegando a Cavite el 23 de junio de dicho año.

A su llegada a Filipinas permaneció algún tiempo separado del real servicio, y el 7 de julio de 1697 se encontraba en Bagatao [1] de piloto del patache de propiedad privada “San Bernardo», cuando estando listo para salir el galeón “San Francisco Xavler», recién construido en aquellos artilleros, y no hallándose a bordo el día fijado el piloto acompañado, fue nombrado para sustituirle Fernández Rojas, quien, en efecto, realizó el viaje, y en el regreso del mismo ejerció también el mando de una compañía de infantería española, para lo cual le despachó el título correspondiente el virrey, conde de Moctezurna, el 26 de febrero de 1698, designándole un sueldo mensual de 60 ducados de Castilla.

Ocupó esta plaza durante un año y ciento cinco días, es decir, hasta el 19 de octubre de 1698, fecha en que arribó a Cavite, isla de Luzón, archipiélago filipino, en viaje de regreso.

Permaneció en el puerto de Cavite, como piloto entretenido [2], hasta que el 22 de junio de 1699 fue nombrado piloto mayor del patache “Santa Rosa», el cual había de realizar aquel año el viaje regular a las islas Marianas para llevar el situado ordinario y la gente necesaria para su guarnición. Las incidencias de este accidentado viaje, en el que se le asignó un sueldo anual de 300 pesos y la ración ordinaria, se conoce en detalle por el Diario de Navegación redactado por el propio Fernández Rojas, en su calidad de piloto, y el cual figura en el Testimonio de Autos sobre la arribada del patache “Santa Rosa” que se despachó para las islas Marianas en el pasado año de 1699, el cual se conserva en el Archivo General de Indias, de Sevilla.

La frustración del referido viaje dio motivo a un expediente para averiguar sus causas, y en el que todos los dictámenes y exámenes técnicos fueron favorables y elogiosos para Fernández Rojas, por todo lo cual el gobernador dio por fortuita la arribada del patache, dejando a nuestro biografiado libre de todo cargo y favorecido por este contratiempo, donde puso de manifiesto la pericia que le fue reconocida en los informes de los peritos, por lo que antes de concluido el referido expediente, y con fecha 10 de marzo de 1700, le expidió el gobernador el título de piloto acompañado del galeón capitana “Nuestra Señora del Rosario», asignándole un sueldo de 300 pesos anuales.

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[1] Bagalao es el antiguo nombre del actual puerto de Sorsogon, en la isla de Luzón, archipiélago filipino.

[2] Se llamaba piloto entretenido al aspirante a una plaza efectiva, que está haclendo méritos para obtenerla.