Carlos M. Padrón
Conocí a Neblina cuando en 1974 IBM de Venezuela, en una operación de centralización de oficinas, mudó a su sede principal —el llamado Edificio IBM, ubicado en Chuao, Caracas— las que operaban en el Centro Capriles, ubicado en Plaza Venezuela, también en Caracas.
En el sótano 1 de ese Edf. IBM, sótano dedicado en su mayor parte a estacionamiento de vehículos, había sin embargo dos pequeñas oficinas, y en una de ellas operaba la filial de una agencia de viajes que se ocupaba de todo lo que en relación a esa actividad necesitáramos los empleados de IBM.
A cargo de tal filial estaba Neblina, a quien llamaré así no tanto por dejar en el anonimato su verdadero nombre o por no hacerle propaganda —pues entiendo que sigue aún en el negocio de los viajes— sino porque la neblina suele ocasionar que los viajeros equivoquen su dirección y no lleguen nunca a su destino. Y hacer que eso ocurriera una y otra vez era, precisamente, la especialidad de Neblina.
La gaveta inferior del ala derecha de su escritorio, una de considerable profundidad porque era la destinada a colocar carpetas colgantes, la tenía Neblina llena de pasaportes. Tal vez reposaban allí porque estaban vencidos y requerían renovación, tal vez porque lo que requerían era renovación de alguna visa, o tal vez porque su dueño había olvidado dónde lo había dejado —que seguramente había sido en manos de Neblina— y lo daba por perdido (Neblina, por supuesto, decía no saber de él), pero es el caso que allí estaban por docenas, amontonados sin orden ni concierto.
Un día salió a la luz que, muchas veces, ante el airado reclamo de alguna de sus víctimas que había descubierto, a veces demasiado tarde, que no tenía reservas de vuelo o de hotel, Neblina juraba y perjuraba que él había hecho todo muy bien, y cuando para querer demostrarlo tomaba el teléfono y formulaba a su vez un aún más airado reclamo a una línea aérea o gerencia de algún hotel,… le hablaba en realidad al vacío porque el teléfono ¡estaba desconectado!.
El por qué —a pesar de lo dicho, y más— mantenían a Neblina en IBM, una empresa que exigía la excelencia en el trabajo, es algo a lo que nunca encontré explicación, a menos que fuera porque Neblina llegaba a niveles de servilismo en todo lo relativo a la alta gerencia, y tal vez ésta gustaba de que le rindieran “culto a la personalidad” y se hacía de la vista gorda ante las barbaridades que Neblina cometía con el resto del personal, barbaridades con cuyo relato podría hacerse un libro de los voluminosos, pues, como escribió mi amigo Leonardo, “Quien habiendo trabajado en la IBM de aquellos tiempos no tenga comentarios sobre las hazañas de Neblina, es porque nunca tuvo que viajar”.
Como ejemplo, siguen cuatro historias “neblinescas”, contadas por sus víctimas. Era típico que, a título de justificación, cuando éstas le formularan los consiguientes reclamos, siempre remataba Neblina con respuestas como las descritas en cada historia, respuestas que acompañaba con su característico tic nervioso consistente en un ligero movimiento lateral y ascendente de su cabeza, como queriendo subirla estirando hacia arriba el cuello, acompañado del recurrir a las mangas de su camisa para, en forma alternativa, pellizcar una a la vez a la altura del codo y tirar de ella hacia arriba como si la manga fuera muy larga. Cabeza, manga izquierda, manga derecha; cabeza, manga izquierda, manga derecha,….
***
Un hotel fantasma
Víctima: Alberto L.
Con motivo de una reunión que teníamos en New York inmediatamente después de Semana Santa, programé con Neblina aprovechar de irme antes a Las Vegas. Según él, todo lo mío lo tenía ya confirmado: boletos aéreos, conexiones de vuelos, hoteles y carro de alquiler.
Todo empezó bien en Maiquetía, y siguió bien en Dallas donde hice la conexión a Las Vegas. Al llegar al aeropuerto de Las Vegas recogí las maletas y pregunté dónde quedaba el counter de atención del Hotel MGM donde, supuestamente y según Neblina, tenia mi habitación reservada con carro incluido. Cuál no fue mi sorpresa cuando me informaron de que ese hotel se había quemado hacía aproximadamente unos dos años. Y ahí empezó mi calvario ya que no tenía hotel y, para empeorar las cosas, como era temporada alta se haría muy difícil conseguirlo.
Después de estar como unas tres horas varado en el aeropuerto me consiguieron por fin cupo en un hotel.
Por supuesto, cuando le comenté a Neblina lo que me había pasado contestó, como siempre contestaba, con una respuesta muy propia de él: «Pero bueno, ¡llegaste y disfrutaste, ¿no?!».
***
AM vs PM
Víctima: Francisco L.
Yo tenía que ir a Italia a tomar un curso, y Neblina, como siempre, me preparó todo lo relacionado a pasajes, alojamiento, etc.
Cuando me entregó el billete del pasaje aéreo me leyó en voz alta el itinerario y luego me dijo:
—Como ves, llegarás a Madrid a las 8:55am y saldrás a las 10:55am, sólo dos horas, etc.
Y luego me preguntó:
—¿Todo bien?
—Perfecto—, le respondí,… sin haber leído antes el billete.
Llegué a Madrid justo como Neblina me había indicado y enseguida me fui a averiguar dónde estaba la puerta de abordaje del próximo vuelo, a fin de llegar a ella antes de las 10:55am. Pero cuando pregunté en información me dijeron que mi próximo vuelo saldría a las 10:55, tal y como me dijo Neblina, pero de la noche, o sea, a las 10:55pm (22:55).
Por mala suerte, yo no tenía visa para España, y el único restaurante que entonces había en el aeropuerto de Barajas estaba en remodelación, por tanto estuve sin comer hasta las 8:30pm, hora en que apareció una señora vendiendo bocadillos, de ésos que hacen con el pan durísimo y una laminita transparente de jamón.
De más está decir que me comí dos, uno tras otro, y sin ninguna bebida que me ayudara a tragarlos.

Como dice Carlos este «Neblina» era todo un personaje y el que no se recuerde y sepa quien es, o no trabajo en IBM y/o nunca viajo.
Conmigo sucedieron muchisimas situaciones por culpa de el, hasta el punto que llego el momento que me harte y solicite a la Gerencia que lo relativo a mis viajes no fuesen solicitados a la Agencia para la que trabajaba «Neblina», y gracias a Dios me aceptaron mi posicion.
Recuerdense que «Neblina» fue la persona que «accidento», «desaparecio», «choco» y tuvo el tupe de decir «se murio» a los motorizados que trabajaban para el, esta era una de sus tipicas respuestas del porque las cosas no se hicieron bien y/o a tiempo.
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No sean tan «imparciales» con el amigo Neblina, que el también nos sacaba los «papeles» de una u otra forma…sin colas… Eso sí, con su módica tarifa. Pero fue una escuela para surgimiento de otros «gestores ad-hoc» que logaron no superarlo, pero al menos replicarlo…para muestra..Tkoa.
Con los pasajes y reservas internacionales tuve suerte!!! Con las locales era un mago creador de «localizadores». Creo que hasta alguno lo pego!!! Pero creo que su objetivo era probarnos a ver si podiamos hacer lo imposible montándonos en un avión sin tener cupo o llegando a un hotel sin tener reserva confirmada, y casi siempre lo logramos!!! Lo que pasa es que conocía demasiado el desorden local en todo, no asi el internacional.
La uútima que me hizo fue lo imposible!!! Renovarme un pasaporte de los viejos, mas allá de lo permitido por la ONIDEX. Lo peor es que funcionó!!! Pero así es el increible Neblina, queridísimo travel man. Lo vi hacer una vez un manejo de pasaje fecha fuera de este mundo, era un hacker de los pasajes!!
Lástima que no me acuerde de alguna de sus hazañas en las que le salió el tiro por la culata, como una con uno de «los chivos», sobre todo un uruguayo y la esposa, que de vaina no fue el caso que lo sacó!!!
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