[*Opino}– Más sobre el doblaje de películas

11-12-11

Carlos M. Padrón

Me temo que el Sr. Lucea Deltoro, autor del artículo que copio más abajo, podrá mondarse todo lo que quiera, pero creo no ha visto muchas películas subtituladas, pues ¿de dónde saca él —por sólo mencionar uno de sus ejemplos— que el beneficio de ver versiones originales subtituladas es que los niños, al alcanzar la mayoría de edad, hablan varios idiomas?

No, señor, en referencia a los niños, el beneficio está en que no sólo aprenden a leer rápido, sino que hacen el oído a pronunciaciones para las cuales, según dicen algunos, no está preparado el aparato fonador de los españoles y, en consecuencia, esos niños tienen luego mucha más facilidad para aprender un idioma extranjero.

Lo del aparato fonador da vergüenza ajena.

En un programa de «Españoles en el mundo» cuya mayor parte trascurrió en San Petersburgo (Rusia) entrevistaron a varios españoles que habían residido allí entre 4 y 17 años.

Es increíble, pero ni uno solo de ellos logró pronunciar bien el nombre de esa ciudad en la que por tanto tiempo habían vivido.

Unos decían «peteSburgo» y otros «peteRburgo», pero ninguno «peteRSburgo». Por lo visto su aparato fonador —¿o su oído?— no puede con el sonido RS, como no puede con la P de Mapfre.

Es muy cierto que parte importante de la actuación es la declamación; se le atribuye nada menos que el 60% de importancia, de aquí que el solo hecho de doblar la voz es una flagrante adulteración, cuando no una arrogancia.

En 1994 ó 95 vi en la TV española una película protagonizada por Maribel Verdú (española) y Orlando Urdaneta (venezolano), y me quedé de piedra al comprobar que allá, en España, habían doblado la voz de Orlando para que éste hablara castizo. ¿No es esto algo arrogante y peyorativo?

Y los dobladores podrán ser todo lo actores que quieran, pero sólo logran engañar a quienes no han probado las bondades de las versiones originales.

Sus risas, lloros, gemidos y gritos son, las más de las veces, patéticos por lo poco convincentes. Y no digamos cuando tratan de imitar un acento de Brooklyn, caribeño, etc. Sólo engañan a quienes no hayan tenido contacto real con gentes de esos lugares.

Precisamente porque los subtítulos son un extracto es por lo que el espectador termina complementándolos con lo hablado en el otro idioma y, aunque alguien no lo crea, así se aprende también la que es tal vez la parte más importante de ese otro idioma: la básica, la del habla de la calle, la más común.

Cuando tuve que entrevistar a jóvenes, varones y hembras, que aspiraban a un puesto de trabajo en el que hablar inglés era requisito obligatorio, me sorprendí al dar con varios que lo hablaban bien porque, según me dijeron, esa parte básica e inicial la habían aprendido escuchando canciones en ese idioma.

Confieso que al primero que me lo dijo no le creí, aunque no había motivos para que me diera tal explicación. Pero cuando fueron varios los que, sin conocerse entre ellos, me dijeron lo mismo, tuve que cambiar mi opinión, que luego validé con profesores de inglés.

A veces sospecho que el motivo por el que en España se doblan las películas y series de TV es porque el doblaje resulta tremendo negocio para alguien o para muchos.

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11/12/2011

Víctor Lucea Deltoro

El doblaje

El doblaje de las películas es un asunto recurrente. Me refiero a las opiniones a favor y en contra. Tarde o temprano aparece en algún debate.

El pasado día 5 de diciembre del 2011, La Contra de este diario, recogía la opinión del señor Augusto M. Torres que recomienda la visión de películas en versión original subtitulada.

No es nuevo. Le doy toda la razón cuando dice que nos perdemos las voces de los actores. Es una parte importantísima de su actuación. Los dobladores también son actores. No son traductores. Ríen, lloran, gimen, gritan de pánico si toca…

Pero creo yo que hay un problema. Las críticas al doblaje incluyen indefectiblemente un argumento que me llama la atención. Es el de la cultura. El de que en otros países europeos, en los que los niños se acostumbran a las versiones originales subtituladas, resulta que al alcanzar la mayoría de edad hablan no se sabe cuantos idiomas.

Y perdónenme pero eso no me lo trago. Los subtítulos son un extracto, una síntesis de las conversaciones que cruzan los actores en la escena de turno. A lo largo de una película subtitulada se pierden cientos de palabras del idioma original. Es imposible asociar una palabra traducida a otra pronunciada, puesto que no sabemos dónde encajan.

Si se tradujeran todas las frases sería imposible seguir el hilo de la narración; no nos daría tiempo a acabar de leer; la escena ya sería otra.

Dice el señor Augusto M. Torres que los jóvenes, con los subtítulos, aparte de mejorar la ortografía, también aprenderían idiomas, como por ejemplo el inglés.

Y aquí, con todos mis respetos, me mondo. ¿Alguna alma cándida puede creer que tras ver quinientas películas suecas subtituladas acabará hablando sueco?

Fuente: La Vanguardia

[*Opino}– ‘Lost in translation’, o lo perdido al adulterar (doblar) las series y películas

Carlos M. Padrón

En el artículo así titulado, y que copio más abajo, ‘Lost in translation‘ —que es el título original de una película protagonizada por Billy Murray y Scarlett Johansson— viene a significar «Perdido en la traducción», y nunca mejor usado porque el tal artículo se refiere a lo que le ocurre en España a la series de TV o a las películas cuando las doblan al castizo.

Como ya en un artículo previo hablé al respecto, no voy a repetir lo que en él dije, pero sí enfatizar que, en relación a series y películas extranjeras, todavía veo en la prensa digital española reseñas de crítica basadas no en la versión original sino en la versión ADULTERADA, doblada al castizo en España.

Hay que tener guáramo —falta de profesionalismo, o tal vez ignorancia o cara dura— para hacer algo así, o sea, ¡atentar contra la serie o película cargándosela, como se dice más abajo, y estafar al público!

Del artículo ‘Lost in translation’ debo celebrar que ya haya voces que se alzan contra la aberración del doblaje. Una buena prueba está, además de en el texto del artículo, en este comentario hecho a él, comentario que respaldo totalmente.

Comentario a ‘Lost in translation’ por un lector de El País

Con gente de muchos países del mundo he tenido conversaciones sobre el doblaje de películas. Para los que no lo sepáis, el fenómeno de doblaje que sufrimos en España, y que nos parece normal hasta que salimos fuera, existe en poquísimos países del mundo: Alemania, Italia, Francia, y creo que en muy pocos más.

Para el resto, incluida toda Europa y toda América (también Latinoamérica) es unánimemente una aberración. Nunca he encontrado a nadie de un país libre de doblaje que estuviera a favor de cargarse las películas doblándolas.

Gentes de cualquier clase social, edad o nivel cultural siempre afirman que les parece increíble la aberración de doblar películas en España, Alemania, Francia e Italia.

He llegado a la conclusión de que el bajísimo nivel de inglés, y otras lenguas extranjeras, que hay en España, Italia y Francia, está directamente ligado a la burrada de ver desde pequeños series y películas dobladas, y no ver las versiones normales. como se hace en todos los otros países.

Deberíamos cambiar eso cuanto antes. Tras unos pocos años para acostumbrarnos ya nunca querríamos ver películas dobladas. Os lo digo por experiencia; yo ya nunca veo nada doblado, es simplemente una estafa.

En lo que sigue, los resaltes en rojo los puse yo para destacar en qué aspectos se concentran las mayores pérdidas.

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07-12-11

Natalia Marcos

‘Lost in translation’

¿Qué pasos se dan desde que se graba un capítulo de una serie en un idioma que no es el castellano hasta que los espectadores españoles ven el episodio doblado?

Es un proceso en el que intervienen varios profesionales cuya actividad es fundamental para que las series lleguen a nuestra televisión.

Dejamos a un lado el debate entre series dobladas o en versión original, y nos centramos en la complicada labor de los traductores de series, el paso previo al doblaje. Un trabajo que en ocasiones se lleva a cabo contrarreloj y que presenta grandes dificultades.

El traductor, redactor y presentador Xosé Castro describe al traductor audiovisual como «el responsable de adaptar los diálogos al público español, tanto para doblaje como para subtitulación. Crea la versión española a partir de la extranjera».

Una vez traducido, se manda al estudio de doblaje, donde puede sufrir modificaciones por «el ajuste (adaptar el texto al movimiento labial de los actores), preferencias del cliente, pequeñas improvisaciones de los actores…».

Las dificultades de la traducción

Uno de los problemas actuales de la traducción de series es el tiempo de entrega del trabajo.

Xosé Castro explica que, aunque el tiempo que se tarda en traducir un episodio depende mucho del contenido del mismo, «un capítulo de una serie de unos 20 minutos suele traducirse en uno o dos días. Una serie de unos 45-50 minutos, en 2-4 días».

María José Aguirre de Cárcer fue la encargada de traducir «Perdidos».

Esta serie, y en especial su última temporada, es un ejemplo claro del escaso margen de tiempo entre su emisión en Estados Unidos y en España, lo que añade dificultad al proceso de traducción.

«A lo largo de toda la última temporada, para que la emisión de cada episodio coincidiera con su estreno en Estados Unidos, trabajé con versiones preliminares y, a veces, incluso tuve que traducir directamente de imagen, sin un guion escrito».

Esta forma de trabajar le permitió ver la serie desde otro punto de vista: «Como fan de la serie, me divertían mucho las imágenes preliminares sin retoques de 3D, ni efectos especiales de posproducción. Ver a Sawyer sujeto por un arnés, colgando de un acantilado de cartón piedra con una colchoneta en el suelo me resultaba tan emocionante como si fuera un acantilado de verdad».

Otra dificultad con la que se encuentran los traductores de series es mantener la coherencia a lo largo de las temporadas que tiene una serie.

«Para ello, creo glosarios con frases recurrentes, latiguillos, nombres de personajes, etc. También procuro conservar todos los guiones originales, y mis traducciones para posteriores consultas», explica por correo electrónico Aguirre de Cárcer, que en este momento está concentrada en la traducción de «Futurama», «Glee», «El cuerpo del delito», y acaba de terminar la tercera temporada de «Bored to death» y la película de !Los Muppets».

Precisamente «Glee» es una de las series en la que se está encontrando más dificultades.

«Aparte de que contiene mucho diálogo, y algunos de los personajes hablan como metralletas, cada uno de ellos tiene su propia forma de hablar, lo que llamamos idiolecto. Rachel, por ejemplo, es muy refinada y directa, mientras que Santana es mordaz, sarcástica, emplea motes y frases rebuscadas. Por otra parte, hay que traducir las canciones para su subtitulado y, en ocasiones, como en el caso de muchos temas de música rap, presentan una dificultad añadida«.

Diferencias culturales

Sin embargo, a la hora de hablar de los escollos con los que se encuentran los traductores, Xosé Castro no duda en destacar las referencias culturales.

«En las series se hace referencia a cuestiones culturales, humorísticas, de actualidad, a modas, personas y tendencias que son conocidas en el país de origen, pero puede que no lo sean aquí».

Para hacer frente a esta dificultad, Castro recuerda que «el objetivo de un traductor de series no es traducir diálogos, sino emociones. Si en una escena, los espectadores estadounidenses se ríen a carcajadas o lloran, los espectadores españoles también deben reír o llorar. Esto implica reinventar chistes o hacer referencia a personajes más conocidos para el público español«.

Los giros verbales y las frases hechas son muchas veces imposibles de traducir. Imaginemos por un momento que la serie española Aida se exportara tal cual a un país de habla no española.

La dificultad es extrema a la hora de traducir guiones en los que buena parte de la comicidad viene por confusiones con el lenguaje, dobles sentidos o por las expresiones propias de un personaje. ¿Cómo afronta un traductor estos problemas?

Xosé Castro explica estas dificultades poniendo algunos ejemplos de expresiones propias de la cultura estadounidense.

Traducir literalmente I am in a Spring Break mood (‘Estoy con humor de Spring Break’) no tiene sentido si se desconoce que esas vacaciones escolares de primavera eran sinónimo, en este caso, de playa, sexo y alcohol.

O la frase Beaches in Europe are a non-stop Mardi Gras, but without the necklaces (literalmente, ‘Las playas en Europa son como un Mardi Gras constante, pero sin los collares’) carece de lógica si no se sabe que una de las tradiciones del carnaval del Mardi Gras es que las mujeres enseñan el pecho a los desconocidos que les regalan collares.

En este sentido, Castro destaca a la versión estadounidense de «The Office» como uno de sus trabajos más complicados.

«Prácticamente todas las escenas tienen algún juego de palabras o referencia a la cultura, el deporte o el mundo del espectáculo en los Estados Unidos».

El uso cada vez mayor del español en las series estadounidenses está produciendo también muchas dificultades a la hora de traducir y adaptar los guiones a la emisión doblada.

¿Cómo traducir momentos en los que un personaje no entiende lo que dice el otro porque utiliza el español? Inevitablemente, en el proceso se pierden detalles y rasgos esenciales de los personajes.

El caso de Los Simpson

Una de las series más veteranas, más traducidas y que más dificultades ofrece es Los Simpson.

Cada traducción de Los Simpson es un mundo. Y al comparar las versiones dobladas con la versión original siempre se encuentran detalles que cambian ligeramente.

En el blog Simpsonitos sus autores y los comentaristas del blog se dedican a señalar las diferencias entre la versión estadounidense de la serie y su traducción al español neutro*.

En España, también es María José Aguirre de Cárcer la encargada de traducir la serie de la familia más famosa de Springfield.

Muchos de sus chistes se apoyan en la imagen, «lo cual te limita mucho. Se puede decir que, en algunos casos, más que traductores somos adaptadores porque, al no poder traducir literalmente un chiste, un juego de palabras o una frase hecha, tenemos que basarnos en el gag original para crear uno nuevo».

Sin embargo, procura siempre ser lo más fiel posible y, «al mismo tiempo, acercar los diálogos al espectador español sin recurrir a referentes exclusivos de nuestra cultura. Creo que el espectador debe sentir que está viendo una obra extranjera. Por ejemplo, si aparece el nombre de un personaje público desconocido en España, lo sustituyo por otro, también estadounidense, pero conocido por el espectador español».

Traductores ‘amateur’

¿Y su opinión sobre la proliferación de subtítulos elaborados por aficionados a las series en Internet?

Xosé Castro destaca la generalizada baja calidad de estas traducciones, aunque «he visto traducciones que son bastante decentes».

Le sorprende que haya quien dedica a esta labor «mucho tiempo personal, sin reparar en que hay personas o empresas que se lucran cómodamente gracias a su trabajo regalado».

«De todos modos, como predecía Nicholas Negroponte en 1995, ‘la gente no quiere ver mejor la televisión; quiere ver mejor televisión’, y eso significa ver lo que uno quiere cuando uno quiere. Las productoras, distribuidoras y emisoras están tardando en adaptarse a este cambio, que ya hace tiempo que está en marcha», concluye.

Fuente: El País

(*) NotaCMP.- ¿¡Neutro!? Espero que no este adjetivo no se refieran al español de la series traducidas en España, porque ése de neutro no tiene nada: es castizo puro.