05-10-12
Carlos M. Padrón
Al tropezar hoy con el artículo que copio más abajo no pude evitar acordarme de un familiar mío, fanático católico él, que montaba en cólera cada vez que escuchaba hablar de conquistar el cosmos, de que el hombre llegaría a la Luna, de que allí no había agua, de que había muchos más planetas que los que entonces creía él que componían nuestro Sistema Solar, etc. Y en medio de su cólera terminaba siempre recitando airado esta cuarteta, atribuida a Quevedo:
El mentir por las estrellas
es un seguro mentir
porque ninguno ha de ir
a preguntárselo a ellas.
Su terquedad y ofuscación en este tema del cosmos era tal que ya su yerno —ambos vivían en la misma casa— no la soportaba, y por eso fue que cuando el día 4 de octubre de 1957 apareció en la prensa matutina la noticia de que los rusos habían puesto en órbita el Sputnik 1, tanto el yerno como yo, aunque estábamos en lugares distantes, tuvimos la misma idea y salimos disparados hacia la casa del pariente en cuestión, a la que llegamos al mismo tiempo, y le hicimos leer la noticia que ocupaba toda la primera página del diario en el que él más confiaba.
El hombre cayó en un estado de mutismo y depresión tal que hubo que recurrir al médico. Nunca más tocó el tema de que el cosmos era dominio exclusivo de Dios o, mejor dicho, de su dios, un dios de vía estrecha, rencoroso y vengativo que, por lo visto, vive en la mente de todos los fanáticos religiosos, tal vez la especie más peligrosa que hay en el planeta, o hasta en el cosmos.
***
05-10-12
El Sputnik 1, lanzado el 4 de octubre de 1957 por la Unión Soviética, fue el primer satélite artificial de la historia.
Se trataba de una esfera de aluminio de 58 centímetros de diámetro que tenía instrumentos para la medición de la temperatura y densidad. A lo largo de su órbita recogió datos acerca de la concentración de electrones en la ionosfera.
Estaba equipado con dos transmisores de radio que permitieron que su señal fuera la primera captada en nuestro planeta de un objeto del espacio exterior.
Siguiendo una órbita elíptica, el satélite tardaba 96,2 minutos en dar la vuelta a la Tierra.
El primero
Éste fue el primero de varios satélites lanzados por la Unión Soviética durante su programa Sputnik, la mayoría de ellos con éxito.
Le siguió el Sputnik 2, como el segundo satélite en órbita y también el primero en llevar a un animal a bordo, una perra llamada Laika.
El primer fracaso lo sufrió el Sputnik 3.
Fuente: Yahoo Noticias
