Lo mejor que tiene Facebook es que uno puede eliminar gente sin ir a prisión.
Cortesía de Silvia Navarro
Lo mejor que tiene Facebook es que uno puede eliminar gente sin ir a prisión.
Cortesía de Silvia Navarro
06-07-14
Carlos M. Padrón
En varios artículos como éste he tratado el tema del peligro que representa Facebook, y de la para mí extraña y preocupante pasión que por ese sitio siente gente que parece disfrutar mucho de la chismografía, la hipocresía, la autopromoción personal o familiar, y la ostentación social.
Por ello, en nada me extraña que Facebook haya hecho ahora lo que cuenta el artículo que copio abajo; y cabe esperar que hará aún cosas peores.
Por fortuna, a mí no puede incluirme en sus no autorizadas pesquisas, pues mantengo mi decisión de no querer saber nada de redes sociales y, en especial, de Facebook.
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06/07/2014
J. M. Sánchez
El controvertido experimento psicológico llevado a cabo por la red social en 2012, en donde manipuló miles de cuentas de usuarios, genera un dilema ético
Facebook lo sabe todo de sus usuarios; que no le engañen. En el mismo instante en que un usuario le da al botón «me gusta», ese simple gesto queda guardado y será monitoreado en alguna parte de la arquitectura de la red social, porque, debajo de los datos que proporcionamos (gratuitamente) hay un búnker de información demasiado seductor como para pasar de largo.
Puede que muchos usuarios no sean conscientes de que Facebook, más allá de ser un simpático y práctico muro en el que subir imágenes de viajes o desahogarse mediante un reguero de palabras, también es una profunda fuente de datos para los investigadores académicos, tanto dentro como fuera de la empresa. Una verdadera mina de oro.: el negocio del siglo, a todos los efectos.
No olvidemos que, a día de hoy, nadie le hace sombra; es la mayor red social del mundo gracias a sus más de 1.300 millones de usuarios, un tercio de la población global. Imagínense que esta red social fuese un país.
Después de todo, no hay más que pensar en la vasta información que millones de personas regalan libremente a este lugar que ha hecho del «me gusta» un nuevo eslabón de la cadena de la amistad; y, para colmo, lo hacen de forma inconsciente. Un simple e inocente comentario supone para la compañía la oportunidad de beber del manantial de la sabiduría.
Y sí, Facebook lo sabe todo de usted, lector, no sólo su nombre, sus apellidos, su edad y los centros educativos por donde ha pasado, sino también los lugares que visita, sus ideologías, sus estados emocionales, y todo tipo de aficiones y gustos que, al final, sirven de base al negocio.
¿No ha pensado nunca por qué a usted, que en su biografía incluye una relación de casado, no le aparecen anuncios de páginas de ligues como sí le aparecen a su amigo que se define como soltero? No es casual.
Por tanto, estamos ante un lugar muy goloso para poder extraer acertadas y completas estadísticas sobre el comportamiento del ser humano. Es el sondeo más completo de la Historia. Ha quedado demostrado tras desvelarse la manipulación de 689.003 cuentas de usuarios para elaborar un estudio psicológico en colaboración con dos universidades useñas (Cornell y San Francisco).
La conclusión de todo fue que existe un «contagio emocional» sobre nuestras reacciones. Para comprobar esta tesis, a un grupo se le enviaba más noticias positivas o negativas, y sr realizó sin el consentimiento ni aprobación del usuario.
Tomados a granel, todos nuestros datos representan el mejor mapa social acerca del comportamiento humano. Desde al menos el año 2008 —entonces la marca llevaba volando por internet unos cuatro años—, la plataforma dispone de su propio centro de investigación para recolectar y analizar los datos de usuario, según asegura «The Washington Post».
«Con toda la información que le damos a Facebook, un buen analista sería capaz de extraer perfectamente perfiles psicológicos a un nivel de profundidad como nunca se ha hecho antes», reconoce Manuel Chao, responsable del departamento de SEM de la agencia de marketing online Hello, al tiempo que duda de si es positivo el sacrificio de la ética en función de un estudio estadístico.
Aunque gran parte de estos análisis sirven de base para la mejora de servicios publicitarios, a fin de hacer más rentable esa red (ingresó 2.509 millones de dólares en 2013), Facebook también ha utilizado sus datos para alimentar una serie de estudios académicos sobre temas de relevancia social.
«Facebook es una red muy emotiva. Es nuestra vida privada la que exponemos ahí. Lógicamente, tiene un impacto en la forma en la que nos sentimos. Aunque sea legal [porque se aceptan voluntariamente las condiciones de uso en el momento de ingresar], no ha sido muy ético», señala al diario ABC Ismael El-Qudsi, responsable de la agencia Internet República, especializada en medios sociales.
«Lo que se ha demostrado es lo manipulables que somos las personas. Subyace la idea de si los productos de internet deberían ser de pago, porque, si estás pagando, el usuario puede tener ciertos derechos. Al ser un producto gratuito tú eres el precio. Facebook está jugando con nosotros como cobayas, para ver los comportamientos que hacemos».
«Está claro que el valor de Facebook es ser capaz de manipular a la gente a su antojo. El modelo de negocio está clarísimo. Me sorprende que la gente se sorprenda. Detrás de este experimento ha habido investigación académica. Son experimentos necesarios para comprobar cómo se comporta la gente y conocer las palancas que la mueve. Facebook, ahora, está en el punto de mira y le han tocado, pero como socióloga no puedo verlo mal. Está poniendo a nuestra disposición una gran herramienta por la que no pagamos, encima es gratis, ¿y pensamos que no van a hacer nada?», manifiesta Silvia Leal, directora del departamento de Tecnología del Instituto de Empresa y asesora de la Comisión Europea.
En ese potente recolector de información personal llamado Facebook trabajó Jeff Hammerbacher, uno de los fundadores de la empresa de análisis de grandes datos Cloudera, que investigó acerca de la forma en la que los usuarios consumen los anuncios publicitarios en internet.
Es momento de reflexión después de conocerse el controvertido experimento psicológico. Se aplicó a una ínfima fracción de todos sus perfiles, es cierto, pero, lícito o no, lo cierto es que durante una semana miles de usuarios quedaron sesgados de la información de sus contactos, coartados de la libertad de recibir las actualizaciones de los mismos, aunque sólo fueran comentarios nimios y banales. Este mundo virtual, para muchos una continuación o réplica de la realidad, quedó reducido y sesgado sin tener conocimiento de ello.
No es de extrañar que se haya comenzado a aplicar los datos de Facebook en analizar incluso la vida sanitaria de las regiones. De hecho, varios expertos de Facebook y laboratorios de genética colaboran para ayudar a los médicos a hacer predicciones personalizadas sobre sus pacientes.
El problema de aquel estudio de marras, dicen los expertos, es que todo se hizo sin el consentimiento de las personas. Y, tras conocerse este episodio, voces críticas no han dejado de aparecer. La última ha sido el centro de investigación Electronic Privacy Information Center con sede en Washington (EE.UU.) que ha asegurado que en el momento del estudio la política de uso de datos de Facebook no recogía que los datos de las personas se iban a utilizar con fines de investigación y que la compañía no informó a los usuarios que su información personal será compartida con investigadores.
Cuatro meses después lo hizo. Nada es casualidad.
14-03-14
Carlos M. Padrón
En el artículo que copio abajo se da a entender que no estar en las redes sociales es no estar en internet, y eso es falso.
Yo uso internet a diario, pero no estoy en ninguna red social, así que, como se sugiere en el tal artículo, podrán llamarme ‘bicho raro’ o ‘distinto y especial’, pero, repito, no estoy en ninguna red social ni pienso estarlo; es más, no sé ni cómo funcionan, pero sí sé, porque lo he visto y «sufrido», que Facebook es un centro de chismorreo, banalidades, ostentación social, etc. y, por tanto, una pérdida de tiempo.
Además, entiendo que uno o ambos miembros de algunas parejas lo usan para espiar al otro.
Otro argumento para no estarlo es eso de las redes sociales consiguen que uno vea el mundo desde el punto de vista que en ellas se da. Y no, para enterarme de lo que pasa en el mundo no necesito «padrinos»; ése es el uso que le doy a internet, además del de comunicarme con mis contactos a través del correo electrónico o de Google Talk, que son formas que no creo que una red social pueda mejorar.
Tengo Skype sólo para recibir, porque algunos familiares y amigos lo usan para llamarme. Es un mamotreto de programa que ralentiza el arranque de mi PC y que, cuando aún usaba yo Windows XP, obstaculizaba tanto el inicio como el cierre.
En fin, que en este artículo que sigue se enumeran varias ventajas de no estar en las redes sociales.
Artículo relacionado:
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12.03.2014
Qué tiene de bueno que no estés en Twitter y en Facebook
¿Es sólo una pose o son los nuevos frikis profesionales? Hay quien piensa que lo raro hoy es no estar en las redes sociales, aunque esta ausencia puede tener beneficios para tu carrera y para tu vida laboral.
Siguen opiniones de expertos en esta materia.
No sabrás lo que se siente hasta que no lo hayas probado. Es una sensación muy parecida a la que experimenta quien no sigue la serie de moda, o aquél que jamás ha visto un solo capítulo de cualquiera de esos reality shows sobre los que todo el mundo habla.
En el trabajo, con los amigos, o en cualquier reunión social serás incapaz de entender los chistes, de seguir la conversación o de interesarte mínimamente por aquello que todos conocen pero que a ti te resulta ajeno.
Y hay dos formas de verlo: o eres un bicho raro que no está en este mundo, o te has convertido en alguien verdaderamente distinto y especial. Esto ocurre también con los que deciden no estar en Twitter, LinkedIn, Facebook o cualquiera de las redes sociales y profesionales.
Expertos en posicionamiento personal, cree que «hoy está de moda el low cost, y eso significa que ahora está disponible para todo el mundo cualquier cosa que hasta hace poco sólo se podían permitir unos cuantos.
Desde el punto de vista profesional, mantenerse fuera de las redes sociales transmite una idea de cierta exclusividad. No eres uno más que ofrece lo mismo que el resto, sino que, profesionalmente, tienes algo que aportar que no se encuentra realizando una simple búsqueda en Google».
¿Y el prestigio? Pero la decisión de no participar en las redes sociales te puede reportar otros beneficios. Hasta hace poco, estar en Internet te daba prestigio, y, de un tiempo a esta parte. parece que te lo quita.
Emilio Botín, Juan Roig o Florentino Pérez, ¿tendrían el mismo prestigio si se dedicasen a subir fotos de sus empresas a Instagram? ¿Ha mejorado Marcos de Quinto su prestigio profesional por estar en Twitter o esto lo ha debilitado?
No estar en dospuntocerolandia te mantiene en el Olimpo de los profesionales, porque los dioses no tuitean. En este sentido, el número de seguidores o la popularidad que obtengas en cualquier red social ya no son elementos diferenciadores, porque ser muy visible en el mundo 2.0 no te convierte en un buen profesional.
Para que te tengan en cuenta y consigas posicionarte como experto lo más importante es que lo seas realmente. Tiempo y cercanía. A todo esto hay que añadir la ganancia de tiempo. Estar en las redes sociales roba muchas horas y te descentra con mucha facilidad. No se trata de lo que inviertes en crear contenidos, sino lo que gastas en comprobar qué dicen sobre ellos.
Mantenerse fuera de ellas te proporciona un gran ahorro de tiempo, facilita la concentración y te ayuda a centrarte en aquellos que tienes más cerca.
Una mayor productividad y eficacia pueden ser consecuencias positivas para quienes deciden no estar en las redes sociales. No quiere decir que no se pueda adquirir conocimiento a través de ellas, pero hay estudios que aseguran que la estancia media en estas redes es de 35 a 40 minutos diarios, y ese dato cuantifica el tiempo que puedes ahorrar o ganar.
Pero, sobre todo, quien toma la decisión de prescindir de las redes sociales puede hacerlo para trabajar más sus relaciones offline. Aquí entra en juego la cuestión de que la influencia en las redes no tiene sentido si no se tiene una vida real. Aunque no se puede generalizar, ver el mundo tras una pantalla acaba consiguiendo que veamos todo desde el punto de vista de las redes sociales, y es muy tentador pensar que lo que ahí se dice es lo real.
Mantenerse fuera de ellas permite estar más cerca del mundo real y tener una visión más pegada al suelo. Hay gente con éxito en Internet que no tiene nada detrás, y viceversa. Se descubre siempre al mentiroso, y ese castillo de naipes se suele desmoronar.
Otros argumentos que tienen que ver con la «solidez», podrían invitar a evitar la presencia en las redes. En este sentido, la obligación de mantenerse activo en una red social, y la facilidad de uso acaban consiguiendo que cometamos errores. Mantenerse fuera de ellas no asegura que no los cometamos, pero al menos no son de dominio público.
Estar fuera de internet ayuda a mantener una imagen de solidez y coherencia. Mantenerse en el mundo real facilita el control de lo que dices y lo que haces, y permite tomar medidas correctoras y controlar los daños. Sin embargo, comunicarse en las redes sociales fomenta el descontrol, los malos entendidos y los críticos viscerales.
Es mejor no mantener un perfil en redes sociales que tener uno malo, sobre todo de cara a la propia reputación. Ante la posibilidad de no saber gestionar la parte de comunicación de tu marca personal, es mejor no estar en los medios sociales.
Hasta ahora, acceder a ciertos profesionales era complicado o casi imposible. Hoy, si estás en una red social cualquiera puede dirigirse a ti para preguntarte o pedirte cualquier cosa. Estar fuera de ellas te ahorra tener que decir que no a desconocidos que creen que debes hacerles un favor sólo por estar ahí.
22/10/2013
Carlos M. Padrón
Varias veces he declarado en este blog mi aversión a las redes sociales.
Y como no me he «afiliado» a ninguna. no puedo saber cómo las usa mi pareja, ni voy a averiguarlo.
Pero por los indicios que de ellas me han llegado, estoy de acuerdo con varios de los puntos que cita el artículo que copio abajo, y que ratifican mi convicción de que las tales redes —en especial Facebook, que parece ser la más extendida— son sitios de chismografía que, además de peligrosos para la seguridad de quienes publican en ellos y de sus familias, denotan, en los más de los casos, inmadurez, frivolidad, y puerilidad.
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22/10/2013
Seis cosas que las mujeres hacen en Facebook y que los hombres no pueden soportar
Las redes sociales han supuesto una auténtica revolución en la forma en que muchas personas se relacionan, puesto que han permitido retomar amistades perdidas y encontrar nuevas.
Sin embargo, ciertos estudios les achacan también algunas consecuencias negativas, fruto del distinto uso que hombres y mujeres hacen de las mismas.
Así, según señala el blog «Noticiasdot», algunos de los hábitos más extendidos entre las mujeres a la hora de utilizar Facebook son especialmente odiados por sus parejas.
Para fundamentar esta teoría, la web cita una encuesta realizada a un grupo de hombres que desvelaron a la revista Cosmopolitan las actividades que desarrollaban sus novias o mujeres en esta popular red social, y que ellos encontraban completamente insoportables:
1.- Espionaje al estilo del FBI
Armada con un teclado, un ratón y una conexión a internet, cualquier mujer puede convertirse en la mejor detective del mundo.
Por ello, muchos hombres confiesan estar verdaderamente cansados de sufrir intromisiones en su pasado digital por parte de sus novias en busca de sus secretos más íntimos, o todos los detalles posibles de su última ex.
2.- Abusar de las «caritas tontas»
Las fotografías con gestos extraños, caritas monas o poses extravagantes, acompañadas de frases sin sentido que intentan hacer parecer más modernas a las titulares de la cuenta, se han convertido en la última moda de esta red social.
Sin embargo, los chicos prefieren una simple sonrisa a poses falsas que califican como ridículas.
3.- Todo al descubierto
Uno de los mayores errores que se suelen cometer en las redes sociales es contar absolutamente todos los detalles de nuestra vida a todos los contactos. Muchos hombres opinan que es necesario reservar parte de esa información sólo para la intimidad.
4.- Estados acusadores
Muchas mujeres suelen incluir en sus estados de Facebook toda clase de frases en las que hacen referencia a lo decepcionantes, mentirosos y traicioneros que les parecen los hombres.
No es de extrañar que estas actitudes sean de las que más detestan los hombres, sobre todo cuando pueden sentirse identificados con alguno de esos comentarios.
5.- Sólo fotos propias
Algo que a los hombres les resulta verdaderamente vanidoso y patético, y que no pueden llegar a comprender, es descubrir que una chica sólo tiene fotos de sí misma en una red social.
6.- Estás en una relación
Siempre se ha dicho que los hombres padecen una fobia al compromiso que las mujeres no suelen experimentar.
Por ello, los cambios de situaciones sentimentales y de fotos de perfil, cuando apenas han transcurrido unas horas desde la primera cita, suelen ser interpretados como una mala señal por la mayoría de los chicos. En general, los hombres prefieren esperar algo más de tiempo para anunciar su relación.
Después de conocer esta lista sólo nos queda preguntarnos si estas actitudes son exclusivas de las mujeres o si, por el contrario, existen también cosas que los hombres hacen en Facebook y que sus parejas no pueden soportar.
30-07-13
Carlos M. Padrón
Nunca he sido un fan de Bill Gates y su Microsoft, pero no entiendo cómo, en el artículo que copio más abajo, de las declaraciones de Karsten Gerloff se ha dado más importancia a la posible desaparición de Facebook que a la de Microsoft.
¿Es que acaso es menos importante un sistema operativo como Windows que una red básicamente chismográfica como Facebook?
¿Cuántos competidores tiene Windows y cuantos Facebook?
¿Qué es más vital y más fácil de hacer y mantener, una red social o algo como Windows?
Sinceramente, no comparto las opiniones de José Manuel Rodríguez, aunque sí siento simpatía por el software libre porque el que he usado hasta ahora funciona de maravilla.
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30/07/2013
MySpace, el fantasma de Facebook para evitar morir de éxito
J. M. Sánchez
Las empresas nacen, crecen, algunas se reproducen… y ¿mueren? ¿En internet todo es efímero y temporal?
Las contundentes declaraciones de Karsten Gerloff, gurú de software libre, quien ha aventurado la muerte de compañías tecnológicas como Microsoft o Facebook en cinco años, han dado la vuelta al mundo.
Reina de todas las plataformas sociales, Facebook cuenta actualmente con más de 1.100 millones de usuarios en todo el mundo y, aunque ha perdido aceleración en los países más desarrollados, lo cierto es que en los emergentes, dado el auge de internet en los últimos años, no deja de despegar.
La compañía fundada por Mark Zuckerberg ha venido lanzando mejoras en su plataforma para obtener más información de sus usuarios y, por ende, fortalecer su negocio publicitario.
Reina en la Web, y reina también en los dispositivos móviles e incluso en los celulares digamos «normales». La mitad de sus usuarios se conecta a través del celular, y su permanencia en página es de más de 7 horas mensuales.
En concreto, el número de usuarios de telefonía móvil ha subido un 51% —a 819 millones de dólares— durante el pasado trimestre, según datos de la compañía, quien pone sobre la mesa sus envidiables números.
La importancia del teléfono es capital a tenor de los beneficios que redundan, pues el 83% de los ingresos provienen de la publicidad. Y va a más para esta red social cuyo número total de usuarios es de 1.150 millones, 40 más que hace tres meses.
Mientras eso sucede, las acciones de la empresa han subido un 15% el pasado mes, aunque sus resultados económicos dejan que desear. Una pérdida del 32% en su primer año en Bolsa y malos vaticinios han caído en Palo Alto como un jarro de agua fría.
La valoración como empresa ha caído 32.000 millones de dólares desde que empezara su estreno bursátil.
En su cabeza, la cabeza pensante, la cabeza empresarial, debe rondar el fantasma de la burbuja de internet registrada el año 2000 cuando la mayoría de empresas del sector volaron por los aires y, sobre todo, la experiencia de MySpace, de la que ha aprendido considerablemente.
Creada el año 2003, y comprada años después por News Corporation por unos 580 millones de dólares, no ha dejado de perder usuarios desde que apareciera Facebook en esta batalla social, aunque actualmente, se calcula que cuenta con 25 millones de usuarios en EE.UU.
Aunque MySpace comenzó a renacer de sus cenizas el pasado año con la introducción de un importante rediseño y una serie de cambios, como su aplicación de música, lo cierto es que ha quedado encallada casi en el olvido.
Aunque, posiblement,e la «filosofía Facebook» perdure incluso tras su muerte, la pregunta es sencilla: ¿Morirá de verdad Facebook en tres años?
«Hacer una previsión a tan largo plazo es difícil, pues en el mundo de la tecnología, tres años es una infinidad. Creo que la evolución de la web social, y la manera en la que se relacionan los usuarios, es imprevisible y dependerá de muchos factores, por ejemplo, que los usuarios sigan considerando exponerse de manera transparente, y que aplicaciones tipo WhatsApp no suplan de alguna manera las redes sociales.
También las diferentes regulaciones de privacidad pueden afectar. Lo que hará que las redes sociales tal y como las entendemos evolucionen de una manera u otra será si los usuarios se siguen sintiendo a gusto con ellas»,
explica a este diario José Manuel Rodríguez, periodista y consultor especializado en redes sociales.
Competencia de aplicaciones tipo WhatsApp
Pese a todo, Facebook ha perdido diez millones de usuarios en EE.UU. y el crecimiento en regiones como Gran Bretaña es plano, según los últimos datos conocidos por la firma de investigación Nielsen.
«Hay mucha gente de mi entorno que tampoco está muy a gusto con Facebook, pero están ahí porque ahí están sus amigos. Ahora mismo no hay una alternativa visible para que todo el mundo se cambie. Es una presencia casi forzada porque, para algunos, no estar en Facebook es estar desconectado de tu mundo, pero los más jóvenes ya empiezan a prescindir de esa plataforma, precisamente gracias a aplicaciones como WhatsApp»,
añade Rodríguez.
Antes del año 2000, aquellos proyectos que incorporara un «.com» eran sinónimos de éxito y de obtener dinero, pero sus cotizaciones, pocos años después, comenzaron a caer drásticamente. En 2001 habían caído una cuarta parte.
Aquella burbuja de internet sigue en la memoria. ¿Han aprendido la lección Twitter o Facebook? la burbuja .com explotó porque no se supo dirimir la importancia de un servicio de una mera idea sin más, y algunos inversores se lanzaron a poner dinero en proyectos sin planes de viabilidad,… y se acabó.
Ahora es distinto. MySpace murió de éxito al ser superada por otros servicios que aportaban mayores funcionalidades en un mercado en constante evolución.
Facebook aprendió, fundamentalmente, de MySpace, pero su modelo a seguir fue Friendster, una plataforma social gaming creada por el canadiense Jonathan Abrams en 2002.
«MySpace no escaló bien las capacidades que tenía para darle a los usuarios. Facebook ha tenido un crecimiento más ponderado, y desde el punto de vista de la comodidad y las caídas del servicio, ha sido mejor. Facebook ha introducido más publicidad con formatos que a algunas personas no les gustan. Hay personas que consideran que pueden comunicarse igualmente a través de WhatsApp, sin tener esa publicidad»,
reconoce Rodríguez.
A través de Silicon Valley, los inversores y los expertos de la industria aseguran que hay una posibilidad de que las aplicaciones de mensajería puedan amenazar el dominio de Facebook en los próximos años.
Los más grandes están incluso empezando a emerger como «plataformas» en toda regla que pueden apoyar las aplicaciones de terceros, como juegos.
Sin duda, muchos de los que están utilizando las nuevas aplicaciones de mensajería permanecen en Facebook, lo que indica que hay pocas señales inmediatas de que la red social pierda su dominio en el mercado.
Fuente: ABC
Creo haber dicho ya aquí que no me gustan las redes sociales y que, por ello, no pertenezco a ninguna, e ignoro todas las invitaciones que me llegan para que entre en alguna de ellas.
Por tanto, no puedo opinar, con fundamento sólido, sobre lo bueno o malo que ofrecen, pero, porque me pareció interesante el análisis que al respecto me llegó por vía de Oficina Virtual, hice de él el extracto que sigue, y que reafirma mi decisión de mantenerme lejos de esas redes.
Carlos M. Padrón
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Seis cosas que me hartan sobre las redes sociales
27 septiembre, 2011
Edgardo Tamarit
Me agradan las redes sociales.
Les agradezco la forma en que me han permitido estar cerca de familiares y amigos, a pesar de que algunos viven a más 1.200 km de mi ciudad natal. Estoy agradecido por el constante flujo de información divertida, útil e interesante que ofrecen.
También por las muchas personas interesantes que he conocido y llegado a conocer a través de ellas. Me encantan las oportunidades profesionales que me han proporcionado, y, sobre todo, el valor que tiene la forma en que están cambiando el mundo, para mí más plano y transparente, desafiando las formas de hacer negocios, elevando la importancia de las relaciones y la afinidad, como también fomentar una mayor escucha y respuesta.
Pero hay algunas cosas que me hartan sobre las redes sociales, dentro y fuera de ellas. Especialmente en algunas actividades y usos que muchas empresas desarrollan con ellas, como también en las que realizan algunos individuos particulares.
Aquí las comparto según mi sentir y, por supuesto, están invitados a añadir las que quieran.
1. Mensaje directo automático
La avalancha de mensajes automáticos y genéricos en mi Twitter «bandeja de entrada DM» que se interpone en el camino de los mensajes personalizados y valiosos que recibo.
2. La presión por no seguir a alguien
Es inevitable que en los canales digitales sociales se sufran los mismos problemas que en los canales sociales tradicionales, y la presión social es uno de esos problemas.
Es incómodo para uno rechazar a las personas que desean conectarse, seguidores o amigos, y es aún peor cortar esos lazos una vez que están hechos.
El año pasado reduje la lista de amigos de mi Facebook personal y esto enojó a persona que conocí a través de otra y con la que no había tenido yo contacto por más de 12 meses. El tipo cada vez que podía dejaba sentado en su muro que había personas capaces de, en silencio, quitarlo como amigo, porque sí.
3. Narcisismo
Durante mucho tiempo he estado en contra de los escépticos que creen en los medios de comunicación social como un refugio exclusivo para los narcisistas, pero esto no significa que el narcisismo no esté vivo y exista en las redes sociales.
Hay en ellas muchos tipos diferentes de narcisistas.
Está el “Blanca palomita”, que cada día habla acerca de la grandeza de su vida, el brillo de su futuro y su gratitud por cada salida del sol, la flor en ciernes y una gota de lluvia.
También el “Dema ? Gogo”, que obsesivamente anuncia todo lo bueno que otros piensan de él, tira pensamientos que ni por casualidad pondría en práctica pero que se oyen bien y, además, es capaz hasta de anunciar cuándo se le ha agregado en una nueva lista de Twitter.
Por último, están los narcisistas “Bipolares”, cuyas actualizaciones de estado varían enormemente: un día fotos de fiestas e historias con amigos maravillosos y lugares espléndidos, y al día siguiente leemos lo mucho que odian su trabajo, al conductor del transporte que los lleva, o sus vidas.
Por definición, todos los narcisistas se centran en sí mismos y no en los otros, y esto es lo que los hace tan pesados en las redes sociales.
4. La búsqueda de respuestas fáciles y consejos de gurú
Las redes sociales son nuevas, están evolucionando y hasta por ahí confunden, así que es comprensible ver a muchas personas y empresas luchar por encontrar oportunidades y desafíos. Pero esto, no debe ser excusa para buscar respuestas fáciles.
Nada de lo importante y necesario para lograr metas a largo plazo es fácil, y las mejores prácticas universales para alcanzarlas no se pueden aplicar para todos los públicos por igual.
Así como no existe una estrategia de publicidad gráfica, o de televisión, la estrategia Web tampoco funciona en todos los casos. Por tanto, no habrá una estrategia universal para las redes sociales.
Desde la identificación del público y el establecimiento de metas para medir el ROI de la ejecución, las estrategias de cada organización deben ser únicas. Por supuesto, es bueno aprender de los competidores y lo que están haciendo, pero hay que reconocer que el verdadero beneficio estratégico sólo será obtenido por aquéllos que se comprometen con la diferenciación a través del aprendizaje y la experimentación.
Nada es fácil, así que ¡no jodan con soluciones fáciles y los consejos de gurú!
5. El verso de la fatiga y el menosprecio de estar
Estoy oyendo permanentemente los cuentos de la gente que dice estar cansada de las redes sociales, y entonces se borra u opta por no estar nunca en ellas,… lo cual parecen ser exactamente eso: cuentos y no hechos. Por cada persona rara que sale de las redes sociales, cientos entran o profundizan su compromiso.
El número de personas que mantienen un perfil en las redes sociales sigue creciendo. Así que, antes de creer este verso de que algunos se están cansando de las redes sociales, hay que considerar dos cosas: La primera es que los seres humanos son inherentemente sociales, y la segunda es la cantidad de redes y medios sociales existentes, su evolución y sus cambios continuos.
Así como la internet del 2011 es una muy diferente a la del año 2000, podemos esperar el mismo tipo de evolución y crecimiento en los medios de comunicación social en los próximos años. Las herramientas sociales de 2015 serán más fáciles, personalizadas, útiles y valiosas, y, en este sentido, la gente no va a ser menos social en el futuro que en la actualidad.
6. Buscar el próximo gran descubrimiento
A todos nos gustan las cosas nuevas y querer estar a la vanguardia, pero hay que centrarse en atender las cosas reales que hay que hacer hoy.
No se puede estar pendiente en Facebook o Twitter de todo lo que vendrá o se lanzará en breve. Obviamente, habrá un «próximo gran descubrimiento», quizá sea la geolocalización, celulares, Web semántica, televisión interactiva, realidad aumentada, nanotecnología, los descubrimientos fortuitos, o alguna combinación de los mismos, pero ¡vamos a caminar antes de correr!
Para una empresa no es bueno especular o confiar en el «próximo gran descubrimiento» cuando aún no ha descifrado el código para escuchar a los clientes, darles respuestas, contactarlos y saber cómo fomentar la promoción en los canales más populares de la actualidad social. Para la gente en particular, en cambio, eso se llama estar perdiendo el tiempo. Digo, para la gran mayoría de las organizaciones y personas, el “próximo gran descubrimiento” todavía son las redes sociales y lo serán en los próximos años también.
Fuente: Oficina Virtual