Fotos tomados Arnulfo Laveran Santos Hernández.
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Cortesía de Roberto González Rodríguez
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Cortesía de Roberto González Rodríguez
22-06-14
Oswaldo Izquierdo Dorta
Con veintisiete años de retraso, el Valle de Aridane, en La Palma, ha recuperado la cobertura sanitaria que tuvo entre 1941 y 1985.
Con la apertura de un nuevo centro médico-quirúrgico se devuelve a la comarca oeste de La Palma la posibilidad de atender con inmediatez y garantía cualquier tipo de urgencia quirúrgica o de otra índole, con todas las ventajas de un centro dotado de las técnicas más recientes.

Fachada del edificio que alberga el nuevo centro médico-quirúrgico Clínica Brismedical
En 1941, ¡hace 73 años!, este amplio y privilegiado territorio, que comprende seis municipios (El Paso, Los Llanos, Tazacorte, Tijarafe, Puntagorda y Garafía), contaba con un centro secundario de sanidad, un hospital de aislamiento y una clínica privada, Nuestra Señora de los Remedios, que disponía de varias camas, un quirófano, un solvente médico internista y un experimentado cirujano.
Esta situación, que supuso un salto adelante en cercanía y eficacia, mejoró, veinte años más tarde, con la creación de otro centro privado, la residencia Sanatorial Valle de Aridane, más conocida como la clínica de Los Dos Pinos, dotada también de camas, un quirófano y un competente equipo médico.
Desgraciadamente, desaparecieron las dos primeras instituciones, así como el bello y referencial edificio que las albergaba, y las dos clínicas se vieron obligadas a cerrar porque no cubrían gastos.
Luego, sin restar importancia a la labor, siempre positiva, del centro de salud (1984), que pertenece al Servicio Canario, y de la policlínica privada Sermeva (Servicios Médicos Valle de Aridane, 1994), hemos padecido un prolongado vacío. Se repetía la historia: otra vez, en los casos urgentes había que tomar una ambulancia y, rogando que el enfermo no falleciera durante el trayecto, desplazarse a toda prisa hasta el Hospital General, que, aunque viene realizando una excelente labor, a veces, queda muy distante, y más aún los centros de Tenerife, a los que muchos enfermos son enviados, con el consiguiente trastorno y gastos para los familiares que los acompañan.
Estas carencias hospitalarias se han hecho más visibles durante ese último cuarto de siglo, porque el progresivo envejecimiento de la población requiere atenciones médicas frecuentes e inmediatas, y el turismo, único motor capaz de mover la economía de la isla, exige seguridad sanitaria. Estos dos motivos han evidenciado la necesidad de una clínica quirúrgica completa, moderna y de calidad.
El nuevo centro medico-quirúrgico está preparado y dispuesto para rellenar ese vacío. Ha logrado ponerse en marcha, después de salvar, a lo largo de siete años, múltiples trabas administrativas, desde la licencia de construcción, obtenida en 2005, hasta su apertura, en diciembre del 2012.
El edificio que alberga este centro, situado en la Montaña de Tenisca, de 2.880 metros cuadrados distribuidos en siete plantas monográficas, las
instalaciones y el instrumental, tanto de diagnostico como de cirugía, son del máximo nivel, y las distintas especialidades las cubren profesionales de reconocido prestigio.
Este centro, igual que los anteriores, ha suscrito conciertos con la Seguridad Social tiene disponibilidad de cobertura con la mayoría de las aseguradoras del mercado, lo que demuestra la necesidad de un centro de estas características en La Palma.
Nos preocupa el futuro de este excelente y necesario centro médico por cinco motivos fundamentales: la decadente situación económica; la regresiva evolución demográfica; el envejecimiento de la población; lo poco preparada que está la isla para potenciar el turismo; y la historia de las dos clínicas anteriores.
La caída, ya histórica, del plátano y de la construcción, y el descenso del número de visitantes, dentro del contexto de la crisis general, han llevado la economía insular a la U.V.I. Para salir de esta grave situación es necesario incrementar el turismo, presente y futuro de La Palma; pero si querernos despegar en esa actividad debemos engrasar uno de sus motores fundamentales: el servicio hospitalario inmediato y de alto nivel. Tema que inquieta, y cuya mejora demandan los hoteleros de la Isla.
La Palma dispone de suficientes argumentos naturales para incentivar y atraer visitantes (clima, gastronomía, parajes, senderos, playas,…), pero no es suficiente con eso. Porque, como ha dicho el doctor Brito Pérez, exjefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular Infantil en el Hospital Ramón y Cajal: «El turista necesita saber, antes de viajar, si tiene cobertura fiable para una enfermedad crónica y para una emergencia, por eso el turismo se desarrolló
en el Puerto de la Cruz, sur de Las Palmas y Lanzarote, entre otros lugares, al amparo de las clínicas privadas (1).
La cercanía de médicos de prestigio o, mejor aún, de centros completos de salud, proporciona tranquilidad. En otro tiempo, los vecinos de Tazacorte se sentían protegidos porque contaban con la proximidad de Manuel Morales. Lo mismo podríamos decir de El Paso, con Juan Fernández, o de Los Llanos, con la clínica de José Sobaco, por poner sólo tres ejemplos.
Pero, por otra parte, conviene tener presente que los centros sanitarios privados que han existido y existen en la zona nunca han sido rentables, y lo serán menos en el futuro, al hilo de las preocupaciones expuestas. Un centro de salud genera una amplia y permanente relación de gastos, que van desde la inversión en el edificio, las instalaciones y aparatos, hasta el mantenimiento, conservación y renovación de los mismos, pasando por sueldos y seguros de especialistas, cirujanos, anestesistas, enfermeros, administrativos, más los diarios e ineludibles de funcionamiento: limpieza, agua, luz y material sanitario.
A la vista de esa relación de gastos que conlleva la existencia de un centro medico-quirúrgico, llegamos a la conclusión de que el indiscutible beneficio que aporta para todos los habitantes de esta parte de la Isla no garantiza su mantenimiento si no cuenta con el suficiente apoyo institucional, como ya ocurrió en el pasado con otros centros similares. La historia puede repetirse; los errores, no.
Hasta 1941, existieron las siguientes establecimientos sanitarios, todos en Santa Cruz de La Palma: el Hospital de Nuestra Señora de los Dolores, desde 1914; la clínica privada Martínez de la Barreda, en el primer tercio del pasado siglo; y la clínica privada del doctor Camacho, creada en 1936.

Edificio actual de la antigua clínica nuestra Señora de los Remedios
Dada la constitución triangular de La Palma, que marca tres zonas perfectamente definidas y difícilmente comunicadas durante siglos (este, norte y oeste), el traslado de los enfermos a la capital ha supuesto siempre un elevado riesgo añadido, como bien explica el doctor Martín Gregorio: «Las urgencias quirúrgicas, que a veces llegaban de barrios extremos de Garafía, a por lo menos seis horas de camino de Los Llanos, tenían que seguir su calvario a través de una carretera de cincuenta o más kilómetros, entonces en muy mal estado. La consecuencia de todo ello era el agravamiento —incluso la muerte— del estado de enfermos urgentes con graves traumatismos y hemorragias, con supuraciones abdominales agudas, con perforaciones gástricas o intestinales, con partos distócidos, y con otros procesos de carácter urgentísimo». (2)
Ante esta situación, José González Sobaco, que había sido jefe de cirugía del ejército del coronel Galán, y José Martín Gregorio, reputado médico internista, recién destinados ambos a Los Llanos de Aridane, ponen en marcha, en septiembre de 1941, una clínica con seis camas y el instrumental necesario (3).
Al principio, la labor de anestesista la realizaba el practicante Eduardo Acosta; posteriormente, el doctor Luis Espina Zunzunegui, que regentaba la plaza de Tijarafe. También trabajaron como practicantes los hermanos Octavio y Miguel Bethencourt González, y José Camacho Camacho.
El doctor Sobaco —»el Rubio», como era conocido popularmente—, fue un cirujano polivalente; un profesional de servicio permanente y eficaz, de fuerte carácter y de gran humanidad. Se cuenta, como muestra de su ingenio, que, al no poder disponer de una lámpara adecuada para facilitar la precisión que requiere la cirugía, se inventó una que logró construir en el taller mecánico de los Cutillas, con la ayuda de Roberto, otra figura referencial de la época.
El reconocimiento a la labor profesional de José Martín Gregorio —»el médico del sombrero verde», como era conocido— es una asignatura que tienen pendiente los regidores del Valle de Aridane.
El centro sanitario, denominado Nuestra Señora de los Remedios, ubicado en la calle Fernández Taño, que salvó la vida de muchas personas y recompuso la salud de muchas más, se mantuvo, bajo la dirección del doctor Sobaco, hasta 1962. En esa fecha, este competente cirujano, sobrado de experiencia, de iniciativa y de recursos, atendiendo a una convocatoria de la Organización Mundial de la Salud, decidió trasladarse a la República Democrática del Congo, donde permaneció cinco años realizando una encomiable labor. A su regreso, ejerció en Tenerife, donde falleció en el año 1976. (4).
Como consecuencia de la marcha del doctor Sobaco, la clínica fue adquirida por Adelto Hernández Sosa, cirujano y traumatólogo de reconocido prestigio, jefe del Servicio de Traumatología del Hospital Nuestra Señora de las Nieves, Hijo Predilecto de la localidad, Encomienda de la Orden Civil de Sanidad, deportista y persona próxima y entrañable que, desde mitad de la década de los cincuenta, ya trabajaba en esa clínica.
Bajo su dirección, ésta continuó la impagable labor social que se venía realizando, mejoraron las instalaciones y se potenció el equipo quirúrgico con la incorporación de otro ilustre paisano suyo, Gregorio Acosta Pulido, médico, que cuenta con más de cincuenta años de entrega profesional, dentro y fuera del municipio; especialista en dos vertientes, digestivo, y anestesia y reanimación, con las que ha colaborado a salvar muchas vidas; anestesista, simultáneamente, de la clínica de Los Remedios, Los Dos Pinos, el Hospital de Dolores y la Seguridad Social, durante veinte años fue el único de la Isla, disponible día y noche; altamente valorado por sus compañeros de profesión; con el agradecimiento de aquéllos a los que nos trató y atendió en delicadas operaciones, y del que estimamos que reúne méritos suficientes para ser considerado hijo predilecto de Los Llanos de Aridane.
Es evidente que el prestigio de los ciudadanos engrandece a sus municipios, y que el reconocimiento de ese valor hace justos a los gobernantes; pero también es evidente que estas distinciones hay que celebrarlas en vida de quienes las han ganado, para que éstos puedan disfrutarlas, y no después de su fallecimiento, ya que entonces el recuerdo se contagia de tristeza y añoranza, y el homenaje que, por esencia, tenía que ser festivo, se convierte en un acto gris de desagravio a los familiares.
En la clínica de Los Remedios durante los 44 años de su existencia se realizaron centenares de intervenciones de la más diversa índole, y en ella operaron también cirujanos como Trueba, Morera Bravo, Concepción, y Vega Monroy. Su longevidad fue posible por el empeño de sus directores y por las ayudas que recibieron; y su mantenimiento se hizo imposible cuando faltaron esos apoyos.
Hasta la fecha, hemos podido detectar la colaboración de distintas entidades en cuatro ocasiones: la primera se estableció el 24 de abril de 1959 mediante un contrato anual prorrogable, por el que el Ayuntamiento de la localidad se comprometía a abonar tres mil pesetas anuales a cambio de «asistencia médica y primera cura de los heridos los heridos en accidentes y casos de urgencia. . . » (5); la segunda se realizó por medio de un convenio anual suscrito con el Cabildo Insular en septiembre de 1979, por el que este organismo se obligaba al pago de cinco millones de pesetas por la «prestación de servicios de urgencias médicas y quirúrgicas» (6); la tercera la confirma el doctor Toledo Trujillo: «Tuvo tal importancia, que logró durante algunos años un convenio con la Seguridad Social..?» (7); y la cuarta aconteció con motivo de la creación, en marzo de 1984, de un patronato para la gestión y explotación de la clínica Nuestra Señora de los Remedios, formado por el Cabildo y los Ayuntamientos de Los Llanos, Tazacorte, El Paso, Tijarafe, Puntagorda y Garafía, en el que se comprometían a permanecer al menos un año a partir de la firma del convenio con el Insalud.
Para atender los gastos de la clínica contaban con los ingresos del Insalud, los posibles convenios con el Cabildo y los citados Ayuntamientos, la actividad del propio centro, subvenciones de las administraciones públicas, activos y otros. En caso de déficit, lo asumirían los componentes del patronato en la siguiente proporción: 50% el Cabildo, 28% Los Llanos, 16% Tazacorte y El Paso, y el 6% Tijarafe, Puntagorda y Garafia (8).
En el año 1985, «suspendido el convenio con la Seguridad Social y agravadas las circunstancias que planteaba su sostenimiento (…) al no poder superar éstas, fue cerrada» (9), quedándose los vecinos huérfanos de la única clínica privada que quedaba; del centro que durante casi nueve lustros había atendido con eficacia y sin interrupción los servicios de urgencia, cirugía y otros que requería la zona.
Las colaboraciones expuestas anteriormente, en especial la creación del patronato, demuestran que hubo conciencia oficial de la importancia de la clínica y de sus dificultades económicas; el cierre, demuestra que al final no se hizo lo suficiente para mantenerla.
De nada sirvieron las palabras de alarma del doctor Martín Gregorio al enterarse de que la clínica se hallaba en peligro de desaparición: «Sería un lamentable error que esto llegara a suceder. Porque esta clínica, hoy muy mejorada merced a la actividad del doctor Hernández Sosa, hace falta para que la vida de cerca de 40.000 seres humanos tenga la salvaguardia de un buen servicio operatorio ( … ). Esperamos que las autoridades todas, sanitarias y no sanitarias, no consientan en modo alguno que una zona quede sin la cirugía que a ella supieron llevar hace ocho lustros dos humildes médicos» (10).
Según el doctor Brito Pérez, después de cerrada, un exalcalde, León Manuel Acosta Nazco, proponía, en una entrevista radiofónica, su recuperación, por considerar que la clínica de Los Remedios era «un bien irrenunciable para todo el Valle» (11).
El 17-01-1961, los doctores Pedro Hernández Torres y Jesús Monllor Olcina, y el empresario Clemente Gonzalvo Capote solicitaron, en el
Ayuntamiento de El Paso permiso para obras de ampliación en la vivienda de la finca Villa Carballo, ubicada en Los Dos Pinos, propiedad del citado empresario, según el proyecto confeccionado por el arquitecto Rubens Henríquez (12).

Inmueble en el estuvo ubicada la Residencia Sanatorial Valle de Aridane
El edificio, de dos plantas, previsto para albergar la Residencia Sanatorial Valle de Aridane, más conocida como la Clínica de Los Dos Pinos, dispondría, en la primera planta, de los siguientes servicios: salas de espera, de reuniones y de lectura, cocina, despensa, comedor, despachos de médicos, y dormitorios del personal auxiliar. Y en la segunda: sala de espera, quirófano, sala de partos, cuarto de curas, sala de instrumental y autoclave, lavabos de señoras y de caballeros, y trece dormitorios con cuartos de aseo en su mayoría.
El equipo médico estuvo formado por los doctores Pedro Hernández Torres, Jesús Monlior Olcina, y Gregorio Acosta Pulido, y el practicante José Camacho Camacho. El doctor Hernández Torres, natural de Fuencaliente, era especialista en ginecología y obstetricia, y en neurología y psiquiatría; su dedicación profesional ha sido reconocida con el nombramiento de Hijo Adoptivo de Los Llanos de Aridane. El doctor Monlior Olcina, alicantino, que regentaba la plaza de médico forense, ejercía como urólogo y competente cirujano.
En esta clínica, se realizaron diversas y numerosas operaciones quirúrgicas, en muchas de la cuales participaron especialistas que lo venían haciendo en la capital de la Isla, entre ellos, Ariza, Gil Betés, y Morera Bravo.
Después de trece años de una intensa, sacrificada y poco remunerada labor sanitaria, los citados doctores y el empresario, ante las dificultades que planteaba el ruinoso mantenimiento de esta clínica, «se vieron obligados a cerrarla en 1974, al no conseguir conciertos ni ayudas económicas que pudieran ayudar a mantenerla a flote» (13), privando a la zona de un segundo centro que solventaba de manera inmediata parte de las urgencias y de la cirugía.
Sobre estos temas se alzó la voz autorizada de un exalcalde, Manuel Pereyra: «La clínica privada Nuestra Señora de los Remedios, que tantos y tantos beneficios prestó y a la que últimamente se ha tratado de forma deplorable por quienes tenían en sus manos el que pudiera haber continuado en funciones».
Pero estos centros, que cubrían en gran parte las necesidades sanitarias de la comarca, más la clínica de Los Dos Pinos, en su totalidad han desaparecido y ahora sólo existe el recientemente creado centro comarcal de la salud que es un simple centro que no puede cubrir ni cubrirá lo que anteriormente lo que anteriormente se conseguía con los citados centros (… ).
La sanidad del Valle de Aridane, y toda su amplia comarca, en lugar de progresar, ha retrocedido escandalosamente en todos los aspectos (14). Si esto decía el señor Pereyra en 1987, ¿qué hubiese dicho hace dos años, antes de entrar en funcionamiento la Clínica Brismedical cuando la situación era la misma que él denunciaba, salvo la presencia del policlínico Sermeva?
Las lecciones irrebatibles que presenta la Historia obligan a los gobernantes a no repetir los errores y a recrear los aciertos. En este caso, de apoyar, de forma suficiente y permanente, al centro médico-quirúrgico como el presente que, sin duda, tendrá escasa o nula rentabilidad y, por tanto, no podrá mantenerse por sí solo, pero que será fundamental para el turismo, e imprescindible para la salud y el sosiego de los habitantes de la zona
Según su director, en la Clínica Brismedical, desde enero de 2012 hasta mayo de 2014, se han hecho 237 cirugías variadas, con resultados totalmente satisfactorios, y han sido atendidos 8.910 enfermos (exploraciones y consultas) por veinticinco especialistas, «todo ello, sin estar a pleno renimiento» (15).
Estos contundentes datos, además de evidenciar que la clínica es necesaria, han supuesto comodidad y ahorro económico para los enfermos y sus familiares, y un notable alivio para la agobiante lista de espera quirúrgica de la sanidad pública, que en el pasado marzo rebasaba los 1.300 enfermos, de los cuales,635 llevaban más de seis meses esperando ser operados (16).
La Seguridad Social, que ha sido uno de los mayores logros conseguidos en este pais, atraviesa momentos difíciles. En el ámbito de nuestra Comunidad, una reciente encuesta, realizada a más de 4.000 ciudadanos por la Organización de Consumidores y Usuarios revela que los isleños sufren «una de las esperas más largas para ser vistos por su medico. Uno de cada diez debe aguardar entre una y dos semanas» (17). Nuestra pregunta es elemental: ¿qué le puede ocurrir a un paciente en el plazo de una o dos semanas si su enfermedad es grave y requiere un tratamiento urgente?
Si en un pasado, vivo aún en la memoria, se perdieron, por falta de apoyos, las clínicas de Los Dos Pinos y de Los Remedios y, con ellas, el avance sanitario que habían aportado a todo el Valle, no permitamos que de nuevo se puedan perder la seguridad y la tranquilidad que nos proporciona la cercanía de un centro sanitario completo y puntero.
Pueden servirnos de referente otras islas, como Tenerife, Las Palmas o Lanzarote, que cuentan con varias clínicas privadas; y de que este tipo de empresa está vivo y pujante es prueba el hecho de que una de ellas, Hospitén, continúa en fase de expansión en nuestro país y en el extranjero (18).
Entendemos que la clínica privada es un complemento demostrado a lo largo y ancho de este país como un complemento para el oeste de la Isla; lo que nos lleva a considerar imprescindibles los conciertos con la Seguridad Social a fin de conseguir dos objetivos irrenunciables: movilizar la estancada lista de espera, y acercar los servicios sanitarios a los pacientes de media isla.
Al enfermo le es igual que el centro que lo atienda sea público o privado; lo que le importa es que lo curen lo mejor y lo más pronto posible.
Afiancemos el bienestar y la seguridad que nos proporciona esta institución que sólo aspira a mantenerse y dar el mejor y más moderno servicio sanitario al Valle de Aridane.
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NOTAS
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La cinta —de veinte minutos de duración y totalmente desconocida en España, ya que fue reencontrada en los años 80 junto a otra película del mismo autor, en los Archives du Film de París— destaca por su gran interés como documental social sobre los años 30, y como testimonio visual de la vida y la realidad de la isla de Tenerife, planteando una visión alternativa al documental turístico.
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Documental de colección. La calidad de la imagen no es buena, pero en 1949, y por aquellos lados, no se disponía de mejor tecnología.
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Existe un paisaje subtropical en un rincón del Atlántico; un lugar escarpado y espectacular como pocos. De hecho es La Palma, la isla más abrupta del mundo en su relación altitud, pues con una superficie de 708,32 km², tiene un pico —Roque de Los Muchachos— de 2.426 m sobre el nivel del mar).
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25/03/2014
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Aspira a convertirse en la imagen del año para la NASA, tras haber accedido a las semifinales del certamen que la agencia espacial convoca para elegir las instantáneas más impactantes.
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La NASA propone cada año a sus seguidores en internet 32 imágenes de distintos lugares del planeta captadas desde el espacio, para que estos vayan promocionado a los mejores en un sistema de votación popular que va descartando en cada ronda a la mitad de candidatas.
Este certamen, que el año pasado designó imagen del año a una foto aérea del volcán submarino de El Hierro, ha llegado a su penúltima ronda, con cuatro imágenes semifinalistas.
La foto de Canarias compite en esta ronda con una infografía que refleja sobre el mapamundi la contaminación provocada por el tráfico marítimo, mientras que la otra semifinal enfrenta a dos erupciones volcánicas: la del Etna (Italia) captada por el satélite EO-1 y la del Kliuchevskoi, en Siberia (Rusia), fotografiada por los astronautas de la Estación Espacial Internacional.
La imagen de Canarias que opta este año al torneo de la NASA muestra las siete islas del archipiélago, que parecen flotar sobre el océano, dejando tras ellas una estela en el mar. En realidad, la foto capta cómo los vientos predominantes en el archipiélago, los Alisios, azotan el norte de las islas, las rodean y dejan al sur una zona de calma sin apenas oleaje.
En esta imagen de satélite, ese régimen de vientos se aprecia en La Palma, El Hierro, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria, en forma de largas estelas de nubes impulsadas hacia el sur, especialmente estrechas y alargadas detrás del Teide (3.718 metros de altura).
Hasta este viernes, 28/03, se puede votar por las fotos que siguen en concurso.
Para votar, clicar AQUÍ y luego sobre la foto.
De fondo, la isa «Palmero, sube a la palma» en interpretación del conjunto Canario Los Sabandeños.
Para ver/bajar el archivo, clicar AQUÍ. El avance de las fotos, que son de alta definición, es manual —o sea, clicando—, y a veces se necesitan dos clics.
Cortesía de José Antonio Rodríguez
Un recorrido, entre nubes y estrellas, por esta isla de frondosos bosques y paisajes volcánicos y marítimos, en un vídeo time-lapse de Daniel López, quien trabaja como astrofotógrafo profesional en diversos campos, como la astrofotografía de alta resolución con telescopios profesionales, astrofotografía con equipos amateurs, astrofotografía de gran campo con paisaje y estrellas, y «astro-time-lapses».
Este vídeo, en formato time-lapse nocturno y crepuscular, muestra el espectacular cielo de la isla de La Palma.
Cortesía de Juan Antonio Pino Capote