04-09-11
Aparentemente, la elección de Caracas como centro geodésico de una serie de eventos, ya casi todos ocurridos delante de todos los vivientes, por lo menos desde 1998, no llamó la atención a la mayoría de los humanos.
Tal cosa no tiene mayor importancia pasado el eclipse lunar de 2010, fecha de la cual se puede decir que marcó un antes y un después, así como puede decirse lo mismo de los días del Diluvio.
Pero, ¿qué pasó el día del solsticio de invierno del año pasado?
Ese día hubo un eclipse, o sea, el plano Luna-Tierra se alineó con el plano de la eclíptica, y esos planos, a su vez, se alinearon con el plano que pasa por el centro galáctico, dando lugar a una alineación multiplanar que sólo ocurre cada 372 años.
Hasta aquí la cosa no pasaría de ser algo inherente a la NASA, a los judíos por el cambio de sus sábados o días de reposo y, por supuesto el calendario, o a uno que otro político preocupado porque en los momentos nodales, o cúspides de estos ciclos, es cuando se caen y se levantan los imperios.
El asunto se sale de las manos de los que saben de estas cosas, y caemos en terrenos jamás imaginados cuando entre el 28 de marzo y el 5 de abril, ambos de este año, un GRB (Gamma Ray Burst) —o sea, un chorro de rayos gamma— que desde el 23 de enero era de naturaleza pulsante y de una duración no mayor de 2 segundos y se mantiene activo por más de seis días, desde 3.800 millones de años luz, penetrando en nuestra Galaxia por la constelación de Draco y acercándose hasta los no más de 500 km de la superficie de la Tierra.
Lo que sea, es de naturaleza antigaláctica tradicional, y hay cierta acumulación de esa naturaleza entre las capas de Van Allen, principalmente en la región cercana al polo sur magnético, que se encuentra en la región de la magnetosfera conocida como Anomalía del Atlántico Sur.
Lo importante a señalar en este momento es la definición de cuatro cuadrantes en la Tierra, siendo éstos determinados por dos ejes, uno de los cuales estaría asociado con el Ecuador Galáctico, el cual sigue la orientación del llamado Camino de Santiago, y el otro a la perpendicular al mismo, que pasa por Nueva Orleans (USA) y el Salto Ángel (Venezuela).
Estos eventos, a nivel del globo de la Tierra y de la magnetósfera, hacen que, en vez de hablar de Caracas, la ciudad escogida, hablemos, de la TIERRA, el planeta escogido, por lo cual adjunto uno de los cuadrantes: el que tiene el polo sur magnético y el continente africano como ocupantes de ese espacio.
Hasta aquí lo fundamental de la cuadratura.
Ahora bien, quizás no haya sido suficiente el comentario sobre los chorros de rayos gamma, o Gamma Ray Burst, y su origen, los nuevos visitantes de la Tierra que hasta el 28 de marzo arribaron con una periodicidad de más o menos 5 por semana desde el 23 de enero, y para lo cual se creó la misión SWIFT, unos satélites artificiales que, a la menor detección de radiaciones de tan corta longitud, giran sus antenas y las orientan hacia la fuente de luz, y miden sus parámetros y un tiempo no mayor de 2 segundos.
Por supuesto que esto va a más allá de los rayos gamma y de los rayos cósmicos, pero ni hay aparato que lo mida ni quien lo haya bautizado, aunque, por el tamaño, algunos lo buscan como el bosón de Highs pero por el lado de las micro partículas.
Gracias a la dispersión del rojo, o red shift, se ha calculado que estas fuentes tan energéticas provienen de distancias mayores a los 3.800 millones de años luz, y, si se creyeran las teorías de Albert Einstein, tendría que decirse que eso ocurrió en los primeros segundos de la creación.
Muchas de estas cosas las he comentado en algunas colaboraciones que hice en el pasado sobre “Caracas la ciudad Elegida” (ver al final los artículos relacionados), como son fundamentos escritos sobre los comentarios de Pedro el día de Pentecostés, textos proféticos del Pentateuco, o la TORÁ, del pueblo de Israel, pero, con más precisión, en la canción a los hispanoparlantes americanos, que antes de las
revueltas revolucionarias ya era conocido en la ciudad de Caracas y que, después del gobierno de Guzmán
Blanco, quedó establecido como Himno Nacional de Venezuela.
Artículos relacionados.
