25-11-11
Carlos M. Padrón
Nunca fui bueno para las Ciencias. Y las matemáticas financieras, con su valor presente, retorno de inversión, amortizaciones, etc., me causan indigestión.
Pero a veces la vida pone en nuestras manos, sin uno esperarlo, la solución, clara y diáfana, a problemas que por años nos han angustiado.
Y éste es el milagro que obró en mí la carta que adjunto, pues apenas leerla una sola vez, ¡sólo una vez!, sentí que en mi mente habían entrado de golpe, juntas y en su totalidad, las fórmulas de la lógica de Pitágoras y Descartes.
Y desde entonces, además, ya no me preocupa la exactitud de los cálculos que con mis dineros hagan las compañías financieras, pues sé que serán exactos a la millonésima de céntimo.
Espero que esta carta obre en ustedes el mismo milagro.
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Según dije antes, como las Ciencias no fueron nunca mi fuerte, creí que lo eran las Letras,… hasta que recibí el documento que sigue que me demostró cuán demodé estaban todos mis conocimientos sobre redacción, ortografía y, sobre todo, lógica en la exposición.
Siempre que creo haber aprendido algo en este campo, busco este memorando y le doy una nueva leída para que mi ego regrese al lugar que le corresponde.
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COMENTARIOS
Vicencio Díaz
Hasta el momento, la carta sobre las pantallas me parece bastante explicativa, lo cual no quiere decir que bien entendida.
De lo que he leído, y con olor galáctico, encuentro que para el 28 de marzo del 1989, a cuatro semanas de iniciado “el caracazo”, una empresa había decidido adquirir 10 pantallas; en apariencia, eso ya estaba contratado.
Para el día de la carta —cuatro semanas después, cuando el olor a muerto debería cubrir los aires de la ciudad—, esta empresa decide contratar sólo cuatro de las diez inicialmente convenidas, probablemente como consecuencia de las medidas económicas tomadas por el gobierno y sus lógicas consecuencias.
Siete meses más tarde, la empresa sólo había recibido una de las nueve inicialmente convenidas, lo cual, como debe ser natural, no le arreglaba el problema al cliente, y así se lo hace saber el día 17 cuando aún para que se olvide de las cuatro, cuando no había recibido ninguna.
Seguro que algún gerente tomó la decisión de buscar una pantalla en cualquier lugar y se la mandaron para que los números de fin de año cuadraran. El cliente se a…… y dio por cancelado el convenio de las nueve restantes y que de las diez solo habían recibido una.
Lo que me llama la atención es que aquel 28 de marzo fue crucial para Venezuela y que alguien que fue invitado a IL FORNO, conserve una carta cuyo origen puede ser galáctico, pues tiene que ver a algo que para el 2011 entró a la Vía Láctea, vía constelación de Draco, vía satélite SWIFT, vía Caracas, vía IL FORNO.
Si los ciclos son de 24, como lo es el de la era actual, es emblemática la carta, y el afortunado que la retuvo recibe el mismo mensaje que no tenóa por que entender en los días del caracazo. A mí me confirma que a partir del 28 de marzo que viene, cuando el papa esté hablando con los cubanos, empezará el merequengue con sabor a venezolano y probablemente no dure más de un año.
