[*Opino}– España. La búsqueda de un Estado moderno

30-08-12

Carlos M. Padrón

El artículo que copio más abajo me llegó con esta nota de cabecera:

NO COMPRES  EL DIARIO “EL MUNDO

A partir del día de hoy, que nadie compre “El Mundo”. NADIE, hasta que echen a este payaso.

Boicot a “El Mundo” hasta que despidan a este impresentable, y que él sepa lo que es estar en paro. ¿A que somos capaces de hacernos sentir?

que supongo que habrá sido escrita y puesta en circulación por funcionarios o, más probable aún, por alguien que está en el paro.

Sin embargo, después de leerlo completo me parece que el autor tiene razón en todo excepto en lo de las vacaciones, pues éste es un derecho laboral que busca proteger la salud del trabajador y, como no, aumentar su productividad.

Si el resto de los trabajadores no reciben paga extra, ¿por qué habrían de recibirla los funcionarios?

Si alguien, sea o no funcionario, incumple con sus condiciones de trabajo, ¿por qué no puede ser despedido? La prohibición de despido sólo contribuye, como muy bien dice Sostres, a fomentar la vagancia, la improductividad, la búsqueda de la excelencia, y una larga lista de otros males.

Lo de los sindicatos y partidos políticos es una verdad como un templo: sólo sirven para eso y, por tanto, que los mantenga sus afiliados. De sindicatos ya he contado en este blog.

Y lo de las Autonomías está muy claro; lo que no entiendo es que, sin son 17, cuáles serían las dos que se salvarían de la sabia, y casi imperiosa, decisión de eliminarlas. ¿Serán Cataluña y País Vasco? Si así fuera, sería un trabajo mal hecho.

Lo de que muchos trabajadores «trabajaban lo mínimo para poder pasarse luego largas temporadas cobrando del Estado sin hacer nada» lo he visto comprobado en muchos casos. Y también sé de casos en que el «trabajador» en paro ha amenazado a quien lo contrate, o, preguntado sobre qué haría cuando se le termine el paro, ha respondido tranquilamente «Robar».

Tanto que defienden las libertades, ¿por qué no reconocen el derecho que todo patrono tiene a despedir a quien libremente contrató para llevar a cabo una tarea específica durante un horario de trabajo también muy específico? Así como lo contrató, tiene todo el derecho de despedirlo si no cumple con aquello para lo que lo que lo contrató, o si ya no precisa de sus servicios.

Y el señor Sostres tiene todo el derecho a dar su opinión, pero, según parece, para quienes escribieron la nota que copié en rojo arriba, eso sí es motivo de despido. ¡Que viva la libertad de expresión!

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13/07/2012

Salvador Sostres

Un Estado moderno

Rajoy continúa sin hacer lo que tiene que hacer, que es crear las bases de un Estado moderno y verdaderamente útil a sus ciudadanos, y no este insalvable lastre.

Sobra el 40% de los funcionarios, pero no sólo por la crisis, sino porque un Estado no puede ser esta demencial maquinaria de burócratas. Ni los maestros ni los médicos tienen que ser funcionarios, ni que la Sanidad y la Educación sean servicios universales significa que la red que los provee tenga que ser pública. Sobran 15 autonomías, con sus 15 parlamentos y sus 15.000 cargos duplicados.

La paga extra de los funcionarios —que, según Rajoy, se ha suprimido de forma temporal— tiene que suprimirse para siempre y como concepto, porque nadie tiene que recibir nada extra por realizar bien su trabajo; y tiene, en cambio, que poder ser despedido si su rendimiento no es satisfactorio.

Del mismo modo, la prestación por desempleo no sólo tiene que reducirse a siete meses, sino que tendría que quedar como un mero cojín de emergencia —uno o dos meses para parar el golpe— y que ir al paro no fuera una opción como lo ha sido hasta ahora para muchos caraduras, que trabajaban lo mínimo para poder pasarse luego largas temporadas cobrando del Estado sin hacer nada.

Las subvenciones anulan la voluntad, el esfuerzo y la tensión que nos hacen vivir despiertos y aprovechar cada oportunidad como si fuera la única. Cuando perder el empleo no sea visto por tantos gandules como una ocasión de tomarse un descanso pagado, y todos tengan claro que sin su trabajo no son nada, tal vez lo cuiden con más responsabilidad y menos días personales, y entonces seremos una sociedad mucho más dinámica y competitiva.

Hay que eliminar también el concepto de las vacaciones pagadas, y que nadie vuelva a creer nunca más que va a cobrar sin trabajar. Es justo que nos paguen por nuestro trabajo, pero si tenemos la ocurrencia de querer vacaciones, que sea por nuestra cuenta (y, sobre todo, por nuestro riesgo, tal como están las cosas).

He de decir igualmente que me sorprende escuchar tantas voces preocupadas por la crisis, y tantos discursos sobre la solidaridad, y que ningún trabajador haya tenido el gesto de renunciar a sus vacaciones para arrimar el hombro y emplearse a fondo en el propósito de ayudar a su empresa y de proteger su puesto de trabajo.

Cuando en septiembre te encuentres en la calle, no digas que no te lo esperabas, y pregúntate si hiciste algo para salvarte. Estoy harto de los que tantos discursos dan sobre la solidaridad sin que nadie vaya nunca a reclamársela.

Tampoco es suficiente reducir un 20% las subvenciones a partidos políticos y sindicatos. Tanto unos como otros tendrían que vivir de las cuotas de sus militantes y afiliados, y de las contribuciones privadas que recibieran. Si no hay suficientes afiliados para mantener a los sindicatos es porque ya no representan a nadie, ni defienden a nadie más que a sus cuadros de secretarios, agitadores profesionales y liberados.

Ésta es la única verdad de unos sindicatos que viven fuera de la realidad y que son contrarios a la prosperidad.

No se trata sólo de ahorrar, sino de establecer un nuevo contrato, entre el Estado y el ciudadano, basado en la libertad y en la iniciativa personal, en nuestras cualidades de hombres y en nuestra misión de desarrollarlas. Se trata de aceptar el reto, de recuperar el espíritu explorador y el sentido del honor, de alzarnos y de alargar los dedos hasta tocar la cara de Dios.

Fuente: El Mundo

Cortesía de Leonardo Masina

[*Opino}– Acerca de ‘España debe salvarse a sí misma’, de Ángel Pascual-Ramsay

22-07-12

Carlos M. Padrón

Es refrescante ver que hay algunos con sesera suficiente para detectar las llagas y poner el dedo en ellas.

Pero ésos son una privilegiada minoría que no puede acabar con la ley de que, por ejemplo, un gobierno es el reflejo de la mayoría de los ciudadanos que lo eligieron, y de la mayoría de los rasgos que imperan en su país o, dicho de otro modo, de su idiosincrasia. Es lo que pasa, por ejemplo, en Venezuela.

En el caso que denuncia el excelente artículo que sigue, que creo importante destacar estas frases:

• Se excusaba en el origen internacional de la crisis

Y los españoles seguirán haciéndolo porque, para ellos, el trabajo es castigo y su aspiración es vivir sin trabajar, sin esfuerzo y sin sacrificios, en un país en el que impere el Estado de Bienestar, que, si bien es algo que funciona, por ejemplo, en los países nórdicos, en España se entiende como vivir sin dar golpe y sin pagar impuestos. Para los más de los españoles, los equivocados son los otros, ellos no.

España no ha construido un modelo productivo dinámico

Ni veo cómo pueda hacerlo. Eso exige trabajo.

Nos hemos contado una historia de país rico, innovador y dinámico, que no es cierta

Algo que se ha dicho muchas veces y que a mí ya me da vergüenza ajena, pues cuando algún español destaca en algo, que generalmente es intranscendente, la prensa española —al menos la digital, la que reviso cada día— lo anuncia, por semanas, a bombos y platillos como si de la cura definitivamente del cáncer se tratara.

• Ambición reformista

No, como son los otros los equivocados, son ellos —esos otros— los que deben cambiar su actitud.

España no tiene mimbres para competir en este entorno tan competitivo; o se reforma o languidecerá

Ni los tendrá; ergo: languidecerá. Una golondrina no hace verano, y voces como las de quien escribió este excelente artículo son una golondrina solitaria y, además, vista como peligrosa.

• Dominado por las grandes empresas, en connivencia con los poderes públicos

Es lo que denunció César Vidal en uno, o tal vez más, de la serie de artículos España. Las razones de una diferencia, que publiqué en el blog. Una costumbre ancestral que podrá cambiarse con la urgencia que el caso requiere, pues no cuenta con la empatía de la idiosincrasia nacional.

• Reformar la Administración

Es lo que todos claman ahora, pero, ¿quién le pone el cascabel al gato? Conviene ver este documento para hacerse idea de la magnitud del problema.

• Acabar con el corporativismo conservador del alto funcionariato

Esto me hace recordar lo que un consultor que conocí mientras yo vivía en Madrid me dijo un día: «El problema de España es que es un funcionariato«. Fue la primera vez que escuché esta palabreja.

• Culpabilización de Europa

Repito: los equivocados son los otros, que no saben vivir.

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21-07-12

Prólogo del libro «¿Qué nos ha pasado?»

En menos de cuatro años España ha pasado de ser uno de los países de mayor crecimiento de la UE, a sufrir una profunda depresión nacional, con más de cinco millones de parados, y una reducción de la riqueza que amenaza con llevar a una década perdida.

Durante la última legislatura, el país ha transitado de la euforia a una intensa crisis económica y social. Y el PSOE pasó de revalidar su victoria en marzo de 2008 a cosechar en noviembre de 2011 el peor resultado de su historia, permitiendo al PP acumular más poder, central y territorial, que ninguna otra formación en la democracia.

El mundo también ha cambiado, acelerándose el desprestigio de la globalización y del modelo económico imperante, el

desplazamiento, de Occidente a Oriente y al Sur, del poder y riqueza, el declive relativo de los EE UU, y una crisis sin precedentes del euro y de la Unión Europea.

Las explicaciones han oscilado entre la personalización, en Rodríguez Zapatero, de todos los males, y una visión acrítica que se excusaba en el origen internacional de la crisis, cuando lo que ha habido es un fallo de país en plena transformación europea y global.

Los autores han vivido esta transmutación desde dentro, desde el Departamento de Análisis y Estudios del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, y aportan las claves para entender este naufragio nacional, y cómo superarlo.

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16/07/2012

Angel Pascual-Ramsay

España debe salvarse a sí misma

Europa no salvará a España; ni puede ni debe. Pero sí que ayudará, si asumimos nuestra responsabilidad de modernizar el país. De hacerlo no sólo depende el futuro de España sino incluso la supervivencia del proyecto europeo. La falta de perspectivas de crecimiento de las economías del sur, y especialmente España, está haciendo dudar a la Europa del norte de la viabilidad del euro.

Si mostramos que España puede crecer, con verdaderas reformas y no sólo con brutales recortes, daremos a nuestros socios

europeos la confianza que necesitan para apoyar una mayor integración fiscal y económica, y ayudaremos a Europa a salvarse a sí misma.

Hoy Europa es el problema, y España —puede ser— la solución. Pero, lejos de responder al reto, este país parece empeñado en buscar culpables externos; nada bueno vendrá de esta actitud. España no funciona bien, la responsabilidad es nuestra y, en el fondo, lo sabemos; por tanto, urge asumir la gravedad de la situación y la necesidad de afrontarla colectivamente.

Un primer paso es desmontar varios mitos exculpatorios que dominan hoy la conversación pública española:

1. La culpa es de Merkel y de Alemania

Falso. La postura de Alemania es racional y razonable. Se le está pidiendo a un país, que tiene grabado a fuego por su historia el peligro de la laxitud fiscal, que ponga el dinero para financiar un proyecto que —piensan, y con razón— que puede ser un cubo sin fondo y que puede acabar quebrándoles a ellos también.

Pedimos disparar con pólvora alemana, y Merkel, presionada por su preocupada opinión pública, lógicamente se niega. Antes quiere garantías de que las economías del sur pueden repagar sus deudas, y que la UE es económicamente viable.

2. El problema es el BCE

No; la negativa del BCE a comprar deuda española, y la incapacidad de España para acceder a los mercados, es un problema acuciante, pero no el de fondo, que es nuestra falta de potencial de crecimiento. La prima de riesgo es síntoma, no causa, del problema.

Si el BCE comprara masivamente nuestra deuda, o actuara como prestamista de última instancia, el paciente España seguiría enfermo, y una mayor rebaja de tipos de interés apenas tendría impacto, pues en una recesión de endeudamiento la prioridad es reducir deudas, no obtener crédito barato para inversión o consumo.

En el Reino Unido, el Banco de Inglaterra hace lo que se pide al BCE, pero el país sigue en deflación.

3. Los responsables son la UE y su política de austeridad

Es cierto que la UE sigue inexplicablemente colonizada por una política económica neoliberal que la crisis ha desacreditado y que las desastrosas políticas de reducción del déficit —que toda evidencia empírica muestra que son suicidas en una recesión de endeudamiento como la que vivimos— nos están llevando a una tercera recaída económica.

Pero nada de lo que le estamos pidiendo a Europa nos sacaría de nuestro agujero particular.

El problema es la falta de dinamismo de nuestra estructura económica, y no la falta de estímulo, que, aunque sí evitaría

que las cosas fueran a peor, apenas generaría crecimiento, como vimos con el Plan E.

4. El origen del problema es el mal diseño institucional de la UE

Sólo a medias. Efectivamente, hay desequilibrios entre regiones, y no existen mecanismos de ajuste e instituciones que los gestionen.

Pero las transferencias de la UE no subsanarían el problema de base: tras dos décadas de fondos de cohesión y estructurales, España no ha construido un modelo productivo dinámico que produzca crecimiento y empleo de calidad.

5. España no va tan mal; en las crisis siempre cunde el desanimo.

España va mal, y negarlo es tan irresponsable como contraproducente. Nos hemos contado una historia de país rico, innovador y dinámico, que no es cierta.

Nuestra economía es poco competitiva, está concentrada en sectores de baja productividad, y las empresas no invierten lo suficiente en I+D y formación. No tenemos recursos naturales ni ventajas competitivas en sectores de alto crecimiento y empleo. Muchos mercados están protegidos de verdadera competencia por un ancestral corporativismo. Nos enfrentamos al siglo XXI con estructuras del siglo XX e incluso del XIX.

6. Es culpa de los políticos y su falta de liderazgo

Los principales responsables son, sin duda, los políticos, e igual, o más, la élite empresarial y financiera, que ha llevado al país al borde de la quiebra.

Pero ellos no son sino reflejo de una dejación de responsabilidad colectiva. Como dijo Ortega en su «España invertebrada», cuando las masas dicen que no hay líderes, es que no hay masas: demasiados corruptos han sido legitimados con mayorías absolutas; demasiados españoles exigen servicios sociales pero piden pagar sin IVA.

Todo lo anterior es, por supuesto, matizable. Alemania podría estar jugando un papel más útil, y el BCE debería actuar como prestamista de última instancia. Pero lo cortés no quita lo valiente: la principal causa de nuestro actual predicamento es la falta de ambición reformista durante los últimos quince años (aquél ‘España va bien’ suena hoy a irresponsable complacencia).

Superarlo pasa por tomar conciencia del inmenso reto al que nos enfrentamos, y acometer este verdadero proyecto de regeneración nacional. Basta ya de echar la culpa a Europa.

Y es que España afronta un reto histórico. El mundo está experimentando un cambio sísmico por la eclosión de las economías emergentes. Tres quintos de la población mundial se están incorporando al sistema económico global, con ingentes reservas de mano de obra barata, y, cada vez más, innovación —China ya produce más patentes que EE UU, y más ingenieros

que el todo Occidente junto—, van a generar una dislocación económica como el mundo no ha visto en siglos.

España no tiene mimbres para competir en este entorno tan competitivo; o se reforma o languidecerá. El país necesita un verdadero shock de modernidad; no sólo recortes sociales o cambios en los márgenes, sino auténticas reformas que dinamicen el país y desmantelen intereses creados.

Hay que desmontar el mito de que las reformas son necesariamente sinónimo de sacrificio. Las verdaderas reformas estructurales rompen privilegios y benefician a la mayoría. La fiscalidad progresiva y la creación del estado del bienestar son buenos ejemplos.

El equivalente en la España de hoy deben ser reformas que democraticen la innovación; que den acceso a los instrumentos que permiten innovar a una base mucho mayor de ciudadanos y empresas, y liberen así todo el potencial creativo del país.

Debemos para ello liberalizar la economía, rompiendo el corporativismo que la tiene atenazada, y que resulta en un mercantilismo plutocrático dominado por las grandes empresas, en connivencia con los poderes públicos y en detrimento de la mayoría de empresas y emprendedores.

Debemos reformar la Administración para acabar con el corporativismo conservador del alto funcionariato y su práctica monopolización de la vida política. Y debemos construir una sociedad civil pujante y más cívica, que vigile a sus líderes y alumbre una cultura fiscal más responsable que haga viables los servicios sociales que demandamos.

Pero nada de esto será posible si se arrastra a España a un ajuste demasiado rápido y socialmente inviable con imposibles exigencias de austeridad. La única solución pasa por pedir a la UE un gran pacto por el que demos garantías de reforma y crecimiento cediendo aún más soberanía en política económica, a cambio de financiación del BCE y mayor flexibilidad en el

ajuste fiscal, pues las reformas no generan crecimiento a corto plazo.

Necesitamos espacio para el estímulo y para implementar políticas de crecimiento, empezando por una nueva política industrial.

Ante todo, y sobre todo, debemos sustituir la cada vez más preocupante culpabilización de Europa por empatía y diálogo; entender las razones de nuestros socios, que las tienen, y explicar las nuestras, que también las tenemos; y superar la dinámica acusatoria y nacionalista que tan desastrosa ha sido para Europa en el pasado y que tan peligrosamente parecemos estar

repitiendo.

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  • Ángel Pascual-Ramsay (Madrid, 1973).
  • · Titulado en Ciencias Empresariales Europeas (ICADE) y en Ciencias Políticas y Sociales por la Universidad de Cambridge.
  • · Máster en Administración (Universidad de Harvard).
  • · Dedicó el año 2003 a viajar y escribir en India.
  • · Ha trabajado en los sectores público y privado.
  • · Entre 2008 y 2011 fue asesor de tendencias económicas y geopolíticas globales del Departamento de Análisis y Estudios del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.
  • · Formó parte del grupo de trabajo para el Foro de Davos.
  • · Es Asesor en el Gabinete del Presidente del Gobierno.
  • · En la actualidad es Director of Global Risks del ESADEgeo-Center for Global Economy and Geopolitics.
  • · Es autor de varias publicaciones de política económica e internacional.

Fuente: El País

Cortesía de Adolfo Blanco

[*Opino}– Un corto sobre la burocracia española arrasa en Internet, y otro corto sueco levanta roncha

El 13/02/2007 comenté en un artículo de este blog lo que Francisco Cabrillo contaba sobe las apetencias laborales de los universitarios españoles.

Más tarde, el 24/12/2008, en este post repetí que ya en 1994 era España un funcionariato.

En vista de lo que dice el primero de los dos artículos que copio más abajo, asusta pensar lo que a este respecto será ahora, 17 años después.

Nada tiene de extrañar que este vídeo arrase en Internet, o donde lo pongan, pues entiendo que, en cuanto a funcionarios, la de España es una realidad que no se da en muchos otros países.

El caso es que algunas de las mañas de esta clase han llegado a los empleados de empresas privadas y, por ejemplo, desde hace tiempo es algo así como un derecho adquirido el que a las 10:00 éstos dejen sus puestos de trabajo y salgan a la calle a desayunar, a pesar de que muchos de ellos llegaron tarde a ese puesto de trabajo.

Del tiempo para el café y el almuerzo, mejor no hablar. Se ha encargado muy bien de hacerlo la gente de la TV sueca, según cuenta el segundo de los artículos que reproduzco más abajo.

Carlos M. Padrón

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2011-05-13

Un corto de dos directores españoles desconocidos, Juan Fernando Andrés Parrilla y Esteban Roel García Vázquez, se ha convertido en uno de los vídeos más visto en Internet, en todo el mundo, en los últimos días.

La pieza, llamada «036«, retrata una de las más peculiares características de la vida económica española: la burocracia y el papeleo que rodea cualquier trámite.

Eso sí, alguien ha tenido la ocurrencia de doblarlo al inglés, por lo que todos aquéllos que se sientan reconocidos en el extranjero, podrán verlo y reírse con una especie que florece en casi cualquier clima: el funcionario fastidioso.

Podríamos decir que esta pequeña película es una especie moderna del clásico «Vuelva usted mañana» que ya describía Mariano José de Larra hace casi dos siglos.

El argumento es sencillo: una chica llega a una clásica oficina pública española deseosa de darse de alta como autónomo.

Allí se encuentra con un funcionario que parece tener como único objetivo entorpecer a la solicitante, a la que va pidiendo formulario tras formulario con el fin de que no pueda lograr lo que desea.

Con este planteamiento, mucho talento y una buena dirección, Parrilla y García habían conseguido este viernes casi 1,3 millones de visitas.

Sin embargo, una segunda lectura del vídeo tiene bastante menos gracia. La protagonista simplemente quiere darse de alta como autónomo (para trabajar) y no sólo no se le facilita su deseo, sino que es entorpecido.

Los funcionarios reales no son tan antipáticos como el del vídeo, pero los requisitos oficiales sí lo son.

En España, abrir un negocio es una tarea casi heroica (es más fácil hacerlo en Zimbabue o Venezuela, por ejemplo). Este exceso burocrático cuesta hasta 20.000 millones a la economía española.

Además, esa oficina, llena de funcionarios que no se sabe muy bien lo que hacen, será familiar a muchos españoles, pues en muchos dependencias públicas, puede verse un exceso de trabajadores.

Desde que llegó la democracia, España ha incrementado el número de funcionarios en una tasa tres veces superior al sector privado.

Desde 1998, las administraciones han creado 1,7 millones de empleos, por 1,4 millones el sector privado. Eso sí, al que intente hacerse autónomo ya sabe lo que le espera (como a Carolina Bang, la protagonista de este corto): «Doble fotocopia del modelo 036, numerado y grapado».

Ver el vídeo «Retrato de la burocracia española, en tres minutos«

Fuente: Libertad Digital

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13 de mayo de 2011

La televisión sueca se mofa de los ‘ocupados’ e improductivos trabajadores españoles

Teresa Palacios

El programa Svenska ögon (La mirada sueca) nos ha sacado los colores.

El espacio de humor que, según varios medios pertenece a una televisión sueca y que en es una estrategia de márketing de una marca de bebidas, ha realizado un vídeo parodiando la actitud y jornadas laborales de los españoles.

Según su criterio «los más currantes de Europa».

El guión está muy bien diseñado, porque el país escandinavo es de los más productivos de Europa y el que tiene la jornada laboral más reducida. Todo lo contrario que en nuestro país dónde la producción es de las más bajas de Europa pero tenemos una jornada laboral de las más largas,… según la OCDE.

El vídeo, que está siendo un éxito en Internet, refleja a unos trabajadores dentro de una oficina de Madrid a las 20:15 horas de un día laboral.

Subtitulado a nuestro idioma, el presentador —al parecer un actor— observa la actitud de algunos trabajadores que:

«Empezaron a trabajar a las 10.30…», «han tenido un almuerzo de dos horas», «Se han pasado dos horas en Facebook»…

«Pero, ¿no tienen jornada laboral de 8 horas?»

«Lo dicho: el pueblo más trabajador de Europa».

Otros dicen:

«He terminado de leer el periódico, ya puedo decir que salí a las 22.00 horas».

«Me tengo que quedar porque he estado todo el día hablando en los pasillos y no he hecho nada».

«Yo también quiero el ascenso, haré tiempo subiendo fotos a mi Facebook».

El sketch, que ha tenido más de 200.000 visitas en cinco días, no ha sentado muy bien a algunos españoles, y si «La Mirada sueca» se busca en redes sociales como Twitter, las críticas son continúas.

Seremos vagos pero también divertidos. Por eso, las reacciones no se han hecho esperar, y este jueves, 12 de mayo de 2011, programas patrios de humor como ‘Sé lo que hicisteis’, de laSexta, han realizado su propio vídeo vengándose de los suecos por llamarnos vagos.

Por lo menos, no se han acordado de nuestra preciada siesta, pero todo se andará porque lo que hay detrás es la campaña publicitaria de una marca de bebidas.

Se prevé que salgan más vídeos que forman parte de la misma estrategia de márketing. Informativos Telecinco, tras admitir que estuvo a punto de emitir el vídeo en prime time, asegura que sus equipos estuvieron «investigando» y han llegado a la conclusión de que «ese canal no existe, ni el periodista…».

Para ver el vídeo, clicar AQUÍ.

Fuente: Periodista Digital