[*Otros}– Volcán Teneguía (Fuencaliente, La Palma)

28-04-13

Carlos M. Padrón

En julio de 2006, a pocas semanas de haber comenzado yo este blog, publiqué el artículo El volcán Cumbre Vieja: trágico pero espectacular (1) en el que narré los detalles de las diferentes etapas de esa erupción —explosión, columna de humo «sólido», lanzamiento explosivo de rocas incandescentes, emanación de polvo, y fluir de la lava— tal y como los viví cuando yo tenía apenas 9 años de edad.

Entonces no se hacían videos ni se tomaban fotos a color; no al menos en La Palma de 1949. Sin embargo, volcán es volcán, y para ilustrar alguna de las etapas por las que el Cumbre Vieja pasó, adjunto un vídeo —cortesía de Mary Carmen Barbuzano— tomado al que fuera el siguiente volcán palmero: el Teneguía, que hizo erupción en 1971.

Se le llamó el «volcán del turismo» porque su cráter, ubicado en el municipio de Fuencaliente, atrajo mucho turismo porque estaba entre la costa y el tramo de la carretera de circunvalación que pasa por ese municipio, y más cerca de ésta que de aquélla, por lo cual desde esa carretera se tenía una vista privilegiada del cráter y de todo lo que en él pasaba.

Para ver/bajar el archivo, clicar AQUÍ y luego en Download. Todo lo que puede verse en este archivo podría ser aplicado al Cumbre Vieja.

(1) NotaCMP.- De forma para mi sorpresiva, y por demás desagradable, este artículo ha cobrado actualidad siete años después de publicado porque alguien entendió que en él ofendí la memoria de un pasense a quien admiro y cuyo nombre ni siquiera mencioné en el tal artículo.

[*ElPaso}– Recuerdos de la década de los ’50s (4): Grupo navideño y excursiones

27-04-12

Carlos M. Padrón

Para la Navidad de 1949, el año del volcán Cumbre Vieja, de San Juan o Nambroque —todos esos nombres se le han dado—, alguien en El Paso tuvo la idea, aprobada por el párroco Don Salvador Miralles, de conformar un grupo de niños y niñas para que, luciendo los trajes típicos de La Palma —o sea, vestidos de ‘magos’, como se decía allá— amenizaran, con villancicos y bailes típicos, los diferentes actos navideños, entre los que estaba el subir al enorme «nacimiento», que así llamábamos al belén, que se construyó frente al altar mayor de la Iglesia Nueva.

Hubo frecuentes ensayos que, si mal no recuerdo, comenzaron desde septiembre de ese año 1949, pues en esa fecha, ya conseguida mi ropa de «mago», en el patio de mi casa tomaron esta foto en la que aparezco junto a María del Carmen, mi hermana menor:

 

Carlos M. Padrón, y María del Carmen Padrón, mi hermana menor

La casa que se ve al fondo no es la nuestra sino la de nuestro tío-abuelo Juan Sosa, hermano de nuestra abuela Celia Sosa. Esa casa ya no luce así hoy.

Esta otra foto fue tomada el mismo día y en el mismo lugar.

María Celia Padrón, mi hermana mayor, Carlos M. Padrón, y María del Carmen Padrón, mi hermana menor

Para enseñarnos cómo bailar algunos bailes típicos —entre ellos el llamado Aires de Lima— nos trajeron como maestro a don Antonio Ramos, un señor pasense de avanzada edad que conocía muy bien los pasos y figuras de los Aires de Lima porque él los había bailado mucho en sus años jóvenes, cuando estuvieron de moda.

Mi compañera en ése, y en otros bailes que «pusimos en escena», fue Rosa María Rodríguez Pérez (Rosita la de Calixto), una niña del Paso de Abajo que tenía más o menos mi edad: 10 años.

Como testimonio para la historia, al mencionado grupo de niños/as nos tomaron esta foto —tal vez al borde de la lava de Las Mancha— que me ha llegado por cortesía de Carlos Pino Hernández, hijo de la pasense —y también mi amiga, vecina y compañera de estudios— Luz María Hernández; una foto que ahora, 62 años después, tengo el gusto de poner en este blog.

 

(Para ver la foto ampliada, clicar AQUÍ)

Espero que mis paisanos/as y amigos/as me perdonen, pero no son muchos los nombres que recuerdo, y varios de los que recuerdo no son los oficiales sino los apodos con que a algunos de los que aparecen en la foto se les conocía en El Paso.

Si alguien me da más nombres los añadiré, tomando como referencia los números que ya he puesto.

El de sotana es, por supuesto, el cura, Don Salvador Miralles (q.e.p.d.).

1, Carmina Llamas
2, Jesús Capote, «Suso el de La Corrala»
3, Gloria Isabel Rodríguez, hija de Don Calixto, de El Paso de Abajo
4, Susana Miralles, hermana menor del párroco
5, Marisol «la de Corina»
6, Carmen María Capote
7, Nievitas Pestana (q.e.p.d.), mi hermana de leche porque a mí y a ella nos amamantó su madre, Doña Maruca Pestana (q.e.p.d.)
8, Manolo Pino (q.e.p.d.)
9, Teresa Calero, hija de Juan Calero, primo de mi madre
10, Celina Pérez Padrón, prima mía por doble vía, por la de su padre y por la de su madre
11, Argelia Miralles, hermana mayor del párroco
12, Chicha Miralles, también hermana del párroco
13, Juanito «el de Caruncho»
14, Álvaro González, («Gonzalito, el de la viuda de Zoilo». También lo llamaban «Manchitas» porque era de Las Manchas)
15, Eridania
16, Pili Kadi
17, Rosa María Rodríguez, «Rosita la de Calixto»

Mirando la foto, la que está a la derecha de Carmina, la #1, es Ana Gloria, hija de Elena García.

Y entre el 14 y el 15, medio escondido detrás de Argelia Miralles, aparezco yo, Carlitos Padrón, como allá me llamaban de niño.

Para entonces ya usaba yo lentes (gafas) que, si mal no recuerdo, hicieron de mí el primer niño que en El Paso de ese entonces usó lentes correctivos, pues, como ya conté, en mayo de 1950 me mandaron a Santa Cruz de Tenerife a consulta con un oftalmólogo, y éste me prescribió lentes correctivos porque, a pesar de mi corta edad, ya padecía yo de miopía y astigmatismo.

Como recuerdo de ese viaje —que fue mi primera salida de La Palma, mi isla natal—, en el estudio de Benítez, entonces un reputado fotógrafo de Santa Cruz de Tenerife, me tomaron esta foto, que guardo en mis archivos:

 

Y durante esa estadía en Tenerife escribí la primera carta que en mi vida envié a una dama: a mi compañera de baile, Rosita «la de Calixto». de quien podría decir, por cuanto ella la contestó, que fue mi primera «noviecita», del tipo de las que, a esa edad y en ese entonces, podía uno tener. 🙂

~~~

Como una especie de premio por lo bien que los niños lo hicimos en esos actos navideños, en enero de 1951 nos llevaron en excursión a Fuencaliente, pueblo del que Don Salvador Miralles había sido párroco antes de serlo de El Paso.

Creo que fueron varios los vehículos usados para transportarnos a todos, pero yo sólo recuerdo la entonces llamada «Guagua de Miguel el chófer», pues en ése en el que viajé.

De los lugares que en Fuencaliente visitamos sólo recuerdo la vinícola, y también recuerdo la preocupación de nuestras chaperonas por que en la cata de vinos fuéramos a beber más de la cuenta.

Creo que, ellas no obstante, algunos/as se «animaron» con apenas beber sólo una vez, o se las ingeniaron para beber más de una. 🙂

También para la historia, en Fuencaliente nos tomaron esta foto, de hace 61 años y que guardo en mis archivos:

(Para ver la foto ampliada, clicar AQUÍ)

Para ella vale lo mismo dicho en la anterior acerca de los nombres.

1, Ana María Herrera
2, Gloria Isabel Rodríguez
2a, Carmen María Capote
3, Marisol «la de Corina»
4, Párroco de Fuencaliente
5, Alcalde de Fuencaliente
6, Don Salvador Miralles
7, Carlos M. Padrón
8, José Antonio Martín
9, Fernando Pino (q.e.p.d.)
10, Manolo Pino (q.e.p.d.)
11, Celina Pérez Padrón
12, Marusa Martín
13, Érika de Paz.
14, Eridania
15, Gloria Sosa.
16, Teresa Calero
17, Pili Kadi
18, Nievitas Pestana (q.e.p.d.)
19, Carmina Llamas.
20, María del Carmen Morera
21, Nievitas «la de Lila»
22, Rosa María Rodríguez («Rosita la de Calixto»)
23, Jesús Capote («Suso el de la Corrala»)
24, Álvaro González, («Gonzalito, el de la viuda de Zoilo»
25, Juanito «el de Caruncho»
26, Rodrigo González, «Rodrigo el de la Central»
27, Santiago González, «Santiago el de la Central»

La que, en sentido vertical, está entre el 18 y el 27 es Ana Gloria, hija de Elena García.

Por favor, si me he equivocado en algún nombre, que alguien me corrija,

[*Otros}– La Palma: El vino malvasía dulce, el sabor que distingue a la Isla

Octubre 28, 2011

David Sanz | Fuencaliente

Se la conoce como la reina de las parras, el rey de los vinos, una ambrosía, o la joya de la corona, pero “la definición que más me gusta de este vino es el de malvasía dulce de La Palma”.

Tan sencilla como profunda, esta denominación con la que el prestigioso bodeguero de Fuencaliente, Antonio Eliseo Carballo, distingue a este vino, es símbolo de máxima calidad.

Hace unas semanas acabó la vendimia, y en bodegas Carballo, que mantiene todo el sabor de la tradición, han realizado la pisa de la uva que le dará “todo ese calor humano” al vino que marca la diferencia de los caldos palmeros y Canarios.

 

El apellido Carballo está íntimamente ligado a este vino; de hecho, sus antepasados plantaron viñedos en Los Llanos Negros (Fuencaliente), alrededor del año 1700.

Antonio Carballo sitúa el origen de la parra del malvasía de La Palma, “casi con toda seguridad, en Madeira, de donde vendría sobre 1500”. Originaria de Creta, recorrió el Mediterráneo para saltar luego al Atlántico y llegó a Madeira. “Esta parra es la malvasía blanca fina, que la han bautizado recientemente como malvasía aromática”.

Una de las grandes singularidades de este viñedo es que prácticamente sólo se da en un lugar determinado de la isla de La Palma: en la zona conocida como Los Llanos Negros, en Fuencaliente, donde se concentra más del 80% de la producción de la uva malvasía.

Vuelto hacia el suroeste, en este espacio se forma un microclima propicio para esta uva. Además se cultiva en un terreno que antaño era “enormemente fértil” y sobre el que la erupción del volcán San Antonio, en 1677, “depositó como dos metros de granzón”, una capa que actúa “como una gran esponja, que se recarga de agua en la estación de lluvias y la va suministrando lentamente en la medida que la planta la necesita”.

De hecho, según recuerda Carballo, hubo en La Palma grandes sequías, como la ocurrida a comienzos del siglo XIX, que duró quince años, “en la que se perdieron casi todos los viñedos, salvo los de Los Llanos Negros”, gracias precisamente a esa reserva de humedad que ofrece el terreno.

Valor añadido

Carlos Lozano, el enólogo de Bodegas Teneguía, donde también se produce un malvasía de gran calidad, explicó que “el terruño es fundamental para este vino, haciéndolo completamente diferente al resto del mundo. El suelo, la geología, el viticultor, el clima, son una serie de valores añadidos que hay que respetar”.

Esto causa que se produzca un vino que, a su juicio, “es la variedad y el vino que identifica a Canarias”.

Carballo cita, como ejemplo de una zona con las mismas características, a Los Llanos Negros, Las Machuqueras, incluso con el mismo origen volcánico, y que, sin embargo, al estar orientada al sudeste no es posible que alcance las temperaturas de sobremaduración que requiere la uva. La otra subzona donde también se cultiva malvasía es en el Hoyo de Mazo.

Carballo explicó además que, según la tradición oral, llegó a La Palma “una segunda oleada de parras que procedían de la isla de Lípari. Puede ser verdad porque es el malvasía que más se aproxima al de La Palma, aunque nunca alcanza el grado de finura de nuestro vino”.

Otra tradición oral, que tampoco está documentada, habla de que, cuando se firmó el acta de Independencia de los Estados Unidos, “uno de los vinos que estuvo presente fue un malvasía dulce de La Palma”, junto con un Oporto y un Madeira.

El malvasía de La Palma se exportaba sobre todo a América, aunque también iba a Inglaterra. En bodegas Carballo conservan una pipa de 1893 que en uno de sus fondos tiene inscrito el nombre de hotel Telégrafo de La Habana.

“Barcos de vela tan conocidos como La Fama o La Verdad, partían de La Palma a La Habana con malvasía dulce y regresaban con ron”. En el recorrido también pasaban por el puerto de Everglades, en Florida, “donde recogían además madera de roble americano, conocido en Canarias como Virginia, por alusión a la zona geográfica de Estados Unidos de donde procede”.

Elías Carballo, el padre de Antonio Eliseo Carballo, fue quien hizo el último envío de vino de Fuencaliente a Cuba, en el año 1957.

Características

Lozano subraya que el malvasía de La Palma “es el único vino de Canarias que admite una guarda de 15 y 20 años”. Y es que se trata de un vino que “se conserva muy bien en botella y mejora con el tiempo”, explicó el enólogo de Teneguía, quien señaló que “hay clientes que lo adquieren como inversión”. “Lo compran como vino joven por 35 euros, y lo venden en Alemania, pasados los años, por más de 200 euros”.

Carballo, por su parte, también subrayó que “está entre los pocos vinos del mundo que después de la fermentación conserva los sabores primarios. Si olemos un racimo de malvasía y luego el vino, el aroma prácticamente se conserva”.

Para este erudito de todo el universo del vino, otra característica que lo distingue es la larga persistencia en boca. “El retrogusto, que permanece en la boca un minuto” pocos vinos en el mundo lo alcanzan.

Lozano señala también que los catadores destacan de este vino que “en boca es muy complejo, donde aparece el dulce, pero su buena acidez permite que no sea nada empalagoso. Un vino que dura mucho en la boca, perdurando sus recuerdos de pasas, miel, higos secos e, incluso, de piel de naranja. Es, en definitiva, un abanico tan grande de sabores y de aromas que lo hacen muy placentero”.

Para hacerlo dulce es necesario la sobremaduración de la uva de una forma natural. “Esto hace que el vino malvasía esté encuadrado en los naturalmente dulces que lo alcanzan muy pocos en la Unión Europea”, destacó Carballo.

“El malvasía es parte de la pequeña gran historia de La Palma, que tanto nos diferencia en nuestras producciones. Es un vino que no sólo tuvo un pasado, sino que tiene presente y le espera un futuro importante porque la tendencia del consumo va hacia los productos naturales, y este es un vino naturalmente dulce, sin emplear procedimientos artificiosos”, remató el propietario de bodegas Carballo.

Producción

Eva Hernández, gerente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Vinos de La Palma, explicó que la producción media al año de uva de malvasía se sitúa sobre los 12.000 kilos, lo que vendría a traducirse en unos 6.000 litros de vino.

La vendimia se realiza de varias veces y el viticultor recibe unos cinco euros por kilo, lo que pone de manifiesto el alto valor de esta uva de la que sale este dulce natural.

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Antonio Eliseo Carballo, un erudito de todo el universo del vino. | DA

La tradicional pisa de la uva da “un calor especial al malvasía”

Bodegas Carballo sigue manteniéndose fiel a la elaboración artesanal del vino. Hace pocas semanas se llevó a cabo la tradicional pisa de la uva de malvasía en el lagar de tea del siglo XIX que conservan en las instalaciones de esta bodega familiar.

“Los lagares de tea que tenemos en La Palma, son modelo de lagar romano”, explicó Carballo, quien señaló que esta maquinaria está realizada, en la mayor parte, con madera de tea, si bien se emplean otras como el palo blanco, moral, etc.

En total intervienen en el lagar de La Palma “unas seis maderas diferentes y dos o tres arbustos”, ensambladas las distintas partes sin que sea necesario el uso de metales. “Es una máquina que funciona por inercia, una de las primeras máquinas en la que el hombre introdujo el cálculo matemático”, comentó.

En cuanto a la labor de pisar la uva, no lo puede realizar cualquier persona, y hay que conocer la técnica que encierra este proceso artesanal. “Nadie que no sepa pisar se puede meter a hacer este trabajo. Es una labor dura y profesional, donde los pies se mueven a unos ritmos diferentes, que queremos conservar”, explicó Carballo.

Este arte de pisar la uva se desarrolla de una forma “rítmica y pausada” y está clasificado en tres movimientos básicos, según explica Carballo, “patullar, calcar y remoler”. Previamente a la pisa, los dos hombres que realizan este trabajo “se someten al rito del lavado de los pies”.

“El calor humano, el pie del hombre y el recipiente de madera, todo esto le trasmite un calor especial al malvasía. Con máquina también sale bien, pero creemos que ese calor humano que tiene el vino lo da la pisa”, asegura Carballo.

Entre las peculiaridades que se pueden aprender en esta especie de museo vivo del vino que es bodegas Carballo, se encuentra el tapón del lagar, por donde sale el mosto, que está hecho de tabaiba y que suplía al corcho dada la inexistencia en Canarias de alcornoques.

Según recuerda Carballo, en La Palma existía “una pequeña industria para hacer los tapones que se empleaban en los lagares, las pipas, garrafones y botellas”. El método de elaboración encerraba un profundo conocimiento de la naturaleza, dado que “la tabaiba había que cortarla en cuarto menguante y con la marea vacía, porque, al parecer, es cuando las partes aéreas de la planta tiene la menor cantidad de savia retenida y está depositada la mayor parte en las raíces”.

Luego se dejaba secar a la sombra, se le quitaba la corteza y, para terminar, se sumergía en el agua del mar para evitar que los insectos la picaran.

Fuente: Diario de Avisos

Cortesía de Juan Carlos Hernández

[*Otros}– Fallece Javier Cobiella, el cámara del volcán Teneguía

18 de octubre de 2011

A diez días de que se cumpla el cuarenta aniversario de la erupción del Volcán Teneguía, ha fallecido Javier Cobiella (q.e.p.d.).

Fue el cámara de TVE que filmó, no sin riesgo para su vida, las primeras imágenes, en cine y a todo color, de la erupción volcánica de Fuencaliente (La Palma) de 1971, la última registrada en España hasta que comenzó la reciente crisis volcánica de El Hierro que mantiene en vilo a la población herreña.

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Erupción del Volcán Teneguía (1971). Foto del Instituto Geográfico Nacional.

Aquellas imágenes captadas por Javier Cobiella dieron la vuelta al mundo, y hoy vuelven a estar de plena actualidad y reproducidas cientos de veces por los medios de comunicación del mundo entero debido, precisamente, a la erupción del volcán submarino de La Restinga, en El Hierro.

A esas imágenes, propiedad de TVE, lamentablemente no las rotulan con el nombre del «intrépido» periodistas que las filmó.

Javier Cobiella —hermano del músico, escritor y pensador Luis Cobiella— era una persona muy involucrada en la vida social y cultural de la Isla de La Palma.

Fuente: El Apurón

Cortesía de Antonio Pedro Dorta Martín