[*Opino}– Va de gatos y perros

16-11-14

Carlos M. Padrón

Como nací y me crié en un medio agropecuario, conviví con gatos hasta que, a los 18 años, dejé El Paso, mi pueblo natal, y me mudé a un medio urbano.

Durante esos 18 años, tanto para mí como para todos en el pueblo, un gato era un animal utilitario que se tenía para cazar ratones, cosa que hacían mejor las gatas, pero presentaban el problema de que parían a cada rato y uno se enfrentaba a la necesidad de matar las crías o correr el riesgo de verse invadido por una legión de gatos que, al no disfrutar, por ser tantos, del roce directo con el ser humano, pasaban a actuar como lo que son: fieras.

Fue lo que le ocurrió a un vecino que se declaró enemigo de sacrificar las crías y en cosa de pocos meses comenzó a sufrir las constantes invasiones de decenas de gatos que vivían escondidos en un banco de tuneras (así llamábamos a la planta que da tunos, o higos picos; AQUÍ puede verse la imagen de una) cercano a la casa, y a diario se metían en ésta, y en las de los vecinos, a robar comida. Por si eso fuera poco, en las noches montaban unos escándalos que mantenían desvelado al vecindario.

Todos los intentos por conseguir domesticarlos fueron en vano, y no quedó otra opción que darles caza a tiros, pues los venenos, además de resultar peligrosos para otros animales, raramente funcionan con los gatos, que los detectan y no los comen.

Aunque en casa hubo un perro hasta cuando tuve unos 4 años, mi padre lo sacrificó porque un día mordió a un niño, y el padre de éste cino a presentarle al mío el correspondiente reclamo. Desde entonces, nunca más hubo perros en casa, y tal vez por eso viví con el desconsuelo de tener uno.

La pasión que por los perros mostró desde niña mi hija Alicia me llevó a traer a casa el primero, y desde entonces he convivido con ellos casi de forma ininterrumpida, y he aprendido lo que dice el artículo que copio abajo: el gato es una fiera disimulada; el perro es el mejor amigo del hombre.

También he aprendido que las más de las personas que no gustan de los perros no son muy fiables que se diga, como tampoco lo son los gatos.

Los amantes de ellos podrán decir misa, pero deberían leer bien el artículo que sigue.

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16/11/2014

Por qué no deberías confiar en tu gato

Los gatos son pasivo-agresivos, inabordables emocionalmente, y son conocidos por su independencia. Aún así, son una de las mascotas más populares.

Hay una relación evolutiva para esta tensa relación. Los gatos, al fin y al cabo, siguen siendo salvajes en muchos sentidos. «A diferencia de los perros, los gatos en realidad sólo están semidomesticados», cuenta a Wes Warren, profesor de genética de la Universidad de Washington y coautor del primer mapa completo de los felinos domésticos, según recoge «The Atlantic».

Comparando las diferencias de ADN entre los felinos domésticos y los salvajes, Warren y sus colegas encontraron que las mayores diferencias están en los patrones de pelaje y en la docilidad. Y, los que menos, en los que influyen en el comportamiento, como la respuesta al miedo o la búsqueda de recompensas.

El origen de esta divergencia comenzó hace 9.000 años, cuando los humanos comenzaron a cultivar la agricultura. Los gatos salvajes comenzaron a acercarse a los humanos, que, como veían que ahuyentaban a los roedores, empezaron a recompensarlos con comida. Según la hipótesis de los investigadores, esos primeros agricultores tenían interés de que los pequeños felinos estuvieran a su alrededor.

Acostumbrados a los humanos

«La docilidad viene como resultado de haberse acostumbrado a recibir de los humanos comida como premio», según los investigadores. La pregunta es por qué no se han hecho más amistosos en estos nueve mil años.

Los gatos están más cerca de los carnívoros: son capaces de detectar el movimiento de su presa, tiene visión nocturna, una dieta rica en grasas y proteínas. Esto significa que, a diferencia de los perros, sus genes no han evolucionado para hacerse más dependientes de la comida de los humanos.

Esto demuestra la escasa influencia de la domesticación en la genética de los gatos, en comparación con el caso de los perros, según los investigadores. De hecho, según una reciente investigación sobre el genoma canino, los perros ya eran el mejor amigo del hombre cuando éramos cazadores, hace entre 11.000 y 16.000 años. Su dieta omnívora se desarrolló en paralelo a la evolución de los humanos al estilo de vida agrario.

¿Por qué los gatos siguieron siendo salvajes? La teoría de los investigadores es que las comunidades de gatos continuaron conviviendo con otros gatos salvajes, a pesar de rondar a los humanos. La verdadera moda de los humanos de convivir con ello no tiene mucho más de dos siglos.

Vinieron por los ratones, se quedaron por los restos de comida, y rondaron cerca de los graneros. No sólo es que los gatos sean salvajes en mayor parte, sino que queda mucho para domesticarlos.

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[*Opino}– De perros y gatos

18-05-14

Carlos M. Padrón

Desde que leí el título del artículo que copio abajo pensé que el perro no era tal sino una de esas miniaturas que, como los chihuahua, no merecen que se les considere perros.

Son animales a los que en muchos países se les califica como falderos. No ladran sino que chillan: a todo pulmón, como si, los estuvieran matando, y de cualquier cosa; son irascibles, peleones y, muchas veces, hasta maniacos sexuales.

Cuando vi el VÍDEO confirmé mi sospecha: el «perro» de esta historieta es casi del tamaño de la gata; de haber sido un perro de verdad, la gata no se habría arriesgado.

Para mí, los perros de verdad o son grandes o medianos. De tamaños inferiores, o falderos, son, como los dos que tiene mi hija, uno «cuota inicial» (un whippet) y el otro «opción de compra» (un salchicha).

Por otra parte, en casi todos los Estados de USA, los perros y los gatos están esterilizados, y dudo mucho que un gato esterilizado, ya sea hembra o macho, tenga arrestos para atacar a un perro.

En cuanto al vídeo, en éste, como en muchos otros, resulta sospechoso que alguien pudiera hacer una filmación tan oportuna que comienza antes de que aparezca el gato. Con tal de hacerse viral en la Red, todo vale.

El para mí supuesto ataque del gato me hace recordar que mi tío-abuelo —Juan Sosa Sánchez, hermano de mi abuela paterna—, cuya casa compartía patio con la mía natal, tenía para con los animales un don tan especial que entrenó a un gato, de los varios que tuvo, para que enfrentara y pusiera en fuga a un perro que constantemente lo perseguía.

Era algo que había que ver para creerlo, pues el gato, más ágil que el perro —que tampoco era un perrazo, sino uno de tamaño medio— comenzaba a girar en círculos alrededor del can y, cuando lograba colocarse detrás de él, saltaba sobre el lomo de éste, le clavaba las uñas en el cuello, y el perro huía aullando y despavorido con el gato cabalgándolo cual jinete sobre un caballo. Cuando habían recorrido unos 50 metros, el gato se lanzaba al piso y regresaba junto a su dueño.

También mi tío-abuelo hizo lo contrario: entrenar a un perro para acabar de forma efectiva con un gato. El truco consistió en que, cuando el gato se veía acorralado, el perro adelantaba una de sus patas, y el gato, que se abalanzaba de inmediato a morderla, quedaba cabeza gacha muy cerca del perro, posición que éste aprovechaba para rodear con sus fauces el cuello del gato, y con unas cuantas sacudidas muy violentas, y a veces mortales, mandarlo a paseo.

Y no, que no vengan ahora con cuentos: el perro —el de verdad— es el mejor amigo del hombre.

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16/05/2014

Vídeo: una gata salva a un niño del ataque violento de un perro en California

Tara, la gata de una familia de California, ha roto con todos los tópicos sobre los felinos. Estos animales no son interesados ni pasan de los suyos. Al contrario, son unos grandes protectores.

Cuando Tara percibe que el pequeño de la familia, Jeremy Triantafilo, está siendo atacado a mordiscos por un perro, no tarda ni dos segundos en ir a su rescate. Llega incluso antes que la madre. De la nada, la gata salta sobre el can y luego le persigue para darle su merecido.

Tal y como se expresa al comienzo del vídeo, el niño salvó la vida gracias a la rápida intervención de su mascota. La cosa quedó en un susto, un mordisco en la pierna en el que ha tenido que recibir pocos puntos de sutura.

«Es mi heroína», asegura el niño, que quiere más que nunca a su gata. «Yo realmente ni siquiera me di cuenta lo que había sucedido hasta que mi marido no me mostró el video de vigilancia», dice la madre del pequeño, Erica Triantafilo.

«Nunca he visto a un gato a hacer eso», asegura el padre, Roger Triantafilo. «Esto demuestra lo mucho que realmente quiere a esta familia».

El vídeo se ha difundido de forma viral a través de las redes sociales. El perro, propiedad de uno de los vecinos que viven en la zona, se encuentra en estos momentos en observación. Es difícil mantener aquello de que el perro es el mejor amigo del hombre.

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[*Opino}– Más sobre la supuesta condición doméstica de los gatos

31-12-13

Carlos M. Padrón

En el artículo que copio abajo se cuenta cuán peligrosos son los que llaman gatos «asilvestrados», un adjetivo que para mí es sólo un eufemismo para no reconocer que esos felinos son, por naturaleza, fieras.

Los «no asilvestrados» serían los que nacieron en un ambiente doméstico, o sea, en una casa habitada por humanos, y mantuvieron constante contacto con éstos.

De no ser así, se comportarían como lo hicieron unos gatos que, si bien nacieron y se criaron a escasos metros de una casa de familia, en El Paso (isla de La Palma, Canarias), se comportaron como fieras, según ya conté en el artículo «No creo que a los gatos se les pueda considerar a priori animales domesticados«.

Este artículo recibió un comentario diciendo que los perros se comportarían igual de fieras si hubieran nacido y se hubieran criado en similares condiciones, pero discrepo porque, en el supuesto rarísimo caso de que una perra doméstica —como eran todas las que había en la isla— pariera dentro de unas tuneras tan próximas a una casa habitada, vendría a esa casa a solicitar comida, y traería con ella a sus cachorros en cuanto éstos pudieran caminar. La gata del cuento, aunque supuestamente «doméstica», no hizo nada de eso.

En el artículo que sigue se dice que el gato doméstico ha establecido poblaciones asilvestradas en islas de todo el mundo cuya extensión es inferior a los 290 km², y su población no supera los 900 habitantes.

Pues bien, la isla de La Palma tiene una extensión de 708,32 km², en sus montes no hay especies peligrosas para el hombre, y estoy convencido de que si alguien abandonara en ellos a una pareja —macho y hembra— de perros domésticos (en realidad, allá no hay de otros), éstos no tardarían en acercarse a la casa más próxima y quedarse en ella, si se lo permitieran, o seguir tras del primer humano que en el monte encontraran.

Sin embargo, los gatos del artículo que sigue fueron abandonados en islas mucho más pequeñas, se quedaron en los montes de éstas y vivieron allí como las fieritas que son.

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31/12/2013

Los gatos asilvestrados, el azote de las especies amenazadas en las islas

Un equipo internacional liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha examinado el papel de los gatos asilvestrados en el contexto de la crisis de biodiversidad que sufren las islas.

El equipo ha determinado que estos invasores han contribuido a la extinción de al menos 33 especies de vertebrados endémicos. Los resultados, publicados en la revista BioScience, recogen que 13 especies se encuentran en peligro crítico en 12 islas de dimensiones reducidas.

Los investigadores han identificado aquellas islas donde existe una gran probabilidad de que acontezcan las próximas extinciones causadas por esta especie invasora. Para ello han tenido en cuenta datos sobre la alimentación, los impactos sobre la conservación de especies amenazadas y la experiencia de las campañas de erradicación ya realizadas.

Según estos resultados, dos reptiles, nueve aves y dos mamíferos se encuentran en peligro crítico, de acuerdo con la catalogación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

«Los datos que hemos obtenido pueden ser de gran utilidad a la hora de dedicar los escasos fondos de que disponen las agencias de conservación, a nivel nacional o internacional, a la vez que se priorizan la erradicación de gatos asilvestrados, además de otras especies invasoras, en un contexto global», destaca Manuel Nogales, investigador del CSIC en el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología, ubicado en Tenerife.

La introducción de especies invasoras, particularmente de mamíferos depredadores, es uno de los principales factores que contribuyen a la extinción en las islas.

Desde la domesticación del gato salvaje africano, hace unos 9.000 años, el hombre ha dispersado ampliamente el gato doméstico, que ha establecido poblaciones asilvestradas en islas de todo el mundo, incluso en los archipiélagos más remotos.

  • Siete de las 12 islas que albergan especies de vertebrados en peligro crítico se encuentran en el océano Pacífico: Alejandro Selkirk (Chile), Guadalupe (Baja California), Floreana (Islas Galápagos), Socorro (Islas de Revillagigedo), Fatu Hiva (Polinesia francesa), Robinson Crusoe (Chile), y San Lorenzo Sur (Baja California)
  • Tres de ellas en el Caribe: Cayo Pine (Islas Caicos), Pequeña Caimán (Islas Caimán), y Anegada (Islas Vírgenes Británicas)
  • Una en el Índico, Ámsterdam (Tierras Australes y Antárticas Francesas), y
  • Una en el Mediterráneo (Baja California).
  • Todas ellas tienen una extensión inferior a los 290 kilómetros cuadrados y su población no supera los 900 habitantes.

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[*Opino}– No creo que a los gatos se les pueda considerar ‘a priori’ animales domesticados

23-12-13

Carlos M. Padrón

Pecaré de osado, pero me permito dudar de la afirmación de que, según el artículo que copio abajo, los gatos pueden considerarse un animal domesticado.

Mientras viví en mi casa natal, hubo gatos en ella, como también los había en las casas de todos los vecinos. Uno adoptaba a esos animales desde que nacían, y ellos se acostumbraban a la cercanía humana y a la casa donde se les daba cobijo.

No se los tenía como mascotas sino porque cazaban ratones, y en «su» casa permanecían hasta que morían, bien por viejos o, a veces, ahogados en algún embalse.

Sin embargo, a escasos metros de la casa de uno de nuestros vecinos había un banco de lo que llamábamos tuneras, y en el interior de él parió una gata que. No se supo por qué vino a parir ahí ni por qué no se llevó a sus crías a la casa a la que ella pertenecía.

El caso es que las crías crecieron en ese lugar y sin tener contacto alguno con humanos. Si los habitantes de esa casa dejaban abierta en las noches alguna ventana, los gatos se colaban por ella y hacían destrozos buscando comida, Y, cuando cansados de ellos, los vecinos se les acercaban para ver de echarlos de las tuneras, los «mininos» se defendían como las auténticas fieras que son, y lejos de huir atacaban en grupo y con todo.

¿Podría decirse que eran animales domesticados?

Hasta donde sé, con los perros no pasa eso.

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17/12/2013

Judith de Jorge

Los gatos fueron domesticados en China hace 5.300 años

El gato que duerme sobre nuestro sofá, se calienta junto al radiador o nos pide insistentemente de comer, nuestro gato casero, tiene unos exóticos orígenes orientales.

Arqueólogos de la Universidad de Washington en St. Louis creen que los mininos fueron domesticados por primera vez hace 5.300 años por agricultores del antiguo pueblo chino de Quanhucun, y no en Egipto, como se creía hasta ahora. Su hipótesis aparece publicada en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS) de EE.UU.

Raramente se encuentran restos de gatos en los antiguos yacimientos arqueológicos, y se sabe poco sobre la forma en la que fueron domesticados. Hasta ahora, se creía que este proceso ocurrió por primera vez en el antiguo Egipto, hace unos 4.000 años, pero investigaciones más recientes sugieren que esta estrecha relación pudo haber surgido mucho antes. Incluso se ha encontrado un gato salvaje enterrado con un ser humano en Chipre hace casi 10.000 años.

Sin retrotraerse tanto en el tiempo, la nueva investigación sitúa la domesticación de los gatos en las antiguas aldeas agrícolas de China.

«Los gatos se sentían atraídos por los antiguos pueblos agrícolas en los que había pequeños animales, como roedores que vivían del grano que los agricultores cultivaban, comían y almacenaban», explica Fiona Marshall, coautora del estudio. «El pueblo de Quanhucun era una fuente de alimento para los gatos hace 5.300 años, y la relación entre humanos y gatos tenía beneficios mutuos, aunque era ventajosa para los gatos», dice.

La idea de que los gatos se domesticaron ellos mismos en los primeros asentamientos agrícolas no es nueva, pero había pocas evidencias para sostener la teoría. El nuevo estudio las ha encontrado en ocho huesos de al menos dos gatos recuperados del yacimiento de Quanhucum por científicos de la Academia China de Ciencias.

Utilizando la datación por radiocarbono y los análisis isotópicos de huellas de carbono y nitrógeno en los huesos, demostraron cómo una raza de gatos salvajes encontró un hueco en una sociedad que se nutría del cultivo extensivo del grano de mijo.

Los isótopos de carbono indican que roedores, perros y cerdos domésticos de la antigua aldea comían mijo, pero no los ciervos. Sin embargo, los gatos se aprovechaban de los roedores que vivían en el mijo cultivado y que daban problemas a los agricultores, como se aprecia en señales en las ollas de almacenamiento de grano.

Alimentado por humanos

Los científicos creen que la relación entre los gatos y los seres humanos se hizo cada vez mayor. Uno de los gatos analizados era viejo, lo que demuestra que sobrevivió mucho tiempo en el pueblo. Además, se aprecia que había comido menos ratones y más mijo de lo esperado, lo que sugiere que hurgaba entre la comida humana o era alimentado.

Estudios recientes de ADN indican que la mayoría de los aproximadamente 600 millones de gatos domésticos que viven actualmente en todo el mundo son descendientes de gatos salvajes del Cercano Oriente, una de las cinco subespecies de gato salvaje Felis sylvestris lybica que todavía se encuentran en todo el Viejo Mundo.

Actualmente no hay pruebas de ADN para demostrar si los gatos de Quanhucun son descendientes de este gato salvaje del Cercano Oriente, una subespecie no nativa de la zona. Si los gatos de Quanhucun resultan ser cercanos descendientes de este gato, esto sugeriría que fueron domesticados en otro lugar y posteriormente introducidos a la región.

«Todavía no sabemos si estos gatos llegaron a China desde el Cercano Oriente, ya sea porque se cruzaran con especies silvestres de gato chinas o incluso porque los gatos procedentes de China tuvieran un papel insospechado en la domesticación», dicen los investigadores.

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