[Col}– Acerca de lo que ha dicho el Papa Benedicto XVI / Leonardo Masina

NotaCMP.- Acerca de esto han corrido ríos de tinta —o, más bien, de bytes— que aún no paran.

Abrumado por tal aluvión, no hice nada al respecto, pero ahora el amigo Leonardo Masina ha preparado un buen resumen, hasta con toques de humor negroide, que copio a continuación. Gracias, Leo.

Al leerlo, y leer lo aparecido en la prensa digital, me pregunto si no será cierto que Benedicto XVI está senil o que está rodeado de lobos, pues si así pretende atraer fieles a la Iglesia Católica, me temo que ha errado el camino.

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22-11-12

Leonardo Masina

Uno se acostumbra a leer en la prensa tantas chorradas que muchas veces le cuesta distinguir el trigo de la paja y, aunque me excomulguen, ésta no la puedo dejar pasar y, por tanto, voy a dar mi opinión.

Ahora resulta que, después de más de 2.000 años, nos sale un “testigo ocular” y nos viene a decir que en el pesebre no había ni mula ni buey. ¿Acaso no podía tratarse de un BURRO y una VACA? Y si hubiesen sido borregos, ¿no daba lo mismo? Y ¿quién puede afirmar que, en realidad, Cristo nació en un pesebre?

Por lo que dice y cuenta, posiblemente una monja hizo de partera y por eso ésta pudo corroborar, confirmar y asegurar, lo de la virginidad de María. ¡Y menos mal que no estaba presente la tal Sor María porque, de haberlo estado, seguramente el niño habría ido a parar a otra familia!

Sí, me refiero a Sor María, monja muy famosa aquí en España porque, hace unos 30 años le decía a alguna que otra madre que su hijo había nacido muerto, y luego lo “daba” en adopción a otra familia con mayores méritos,… por supuesto, a cambio de una “pequeña” colaboración espontánea.

Dentro de poco saldrá a la luz que Herodes no era, nada más ni nada menos, que el mismísimo Ayatolá Jomeini, y que Yasir Arafat era posiblemente un “samaritano”.

Por si alguien todavía no lo hubiese averiguado, Herodes el Grande, rey de Judea, nació el año 73 a.C. y, según los historiadores modernos, murió después de un eclipse de Luna que pudo verse desde Jericó y antes de la Pascua Judía. Dicho eclipse podría corresponderse con el sucedido el 13 de marzo del año 4 a.C.

Por tanto, Herodes el Grande pudo haber muerto a finales de marzo o a principios de abril de dicho año. Así podemos establecer una primera acotación en las fechas: la Natividad debió acontecer antes del 4 a.C. Ahora bien, si volvemos al Evangelio de Mateo tenemos que: “Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos”. (Mateo, 2. 16).

Si el hecho fue así, Jesús tendría como mucho dos años al dictar Herodes la degollación de los santos inocentes. Por lo que, basándonos en el Evangelio de Mateo, podríamos establecer una fecha para la Natividad entre el 7 a.C. y el 5 a.C.

También dice el Papa que “Jesús nació en Belén en una época determinada con precisión: en el año 15 del imperio de Tiberio César”.

Al respecto, véase AQUÍ una tabla muy interesante. Creo que un buen regalo para el Papa en estas Navidades sería un libro de Historia.

¡YO NO ME ESTOY INVENTANDO NADA, TODO ESTÁ ESCRITO!

El Papa dice que no hubo buey ni asno en el portal de Belén, y que la Virgen lo fue “sin reservas” (Libertad Digital/AGENCIAS 2012-11-21)

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El papa dice que el nacimiento virginal de Jesús no es un mito, sino una verdad «sin reservas»

  • Así lo afirma Benedicto XVI en su libro ‘La infancia de Jesús’, presentado este martes en el Vaticano, y desde este miércoles en las librerías.
  • «¿Es cierto que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de santa María Virgen? Sí, sin reservas», dice.
  • Añade que en el Evangelio no se habla del buey y la mula en el pesebre.
  • El libro ha sido editado en nueve idiomas, entre ellos español, y sale con una primera edición global de un millón de ejemplares.

(EFE. 20.11.2012 – 12.16h)

Jesús nació en Belén en una época determinada con precisión, en el año 15 del imperio de Tiberio César, y su nacimiento virginal «no es un mito, sino una verdad», asegura Benedicto XVI en su libro La infancia de Jesús, presentado este martes, en el que también señala que en el Evangelio no se habla del buey y la mula en el pesebre.

El Papa también desmiente a San Agustín, que afirmó que la Virgen María habría hecho un voto de virginidad. En el libro, el Papa Ratzinger señala que en el Evangelio «no se habla de animales» en el lugar donde nació Jesús, pero, tratándose de un pesebre, «el lugar donde comen los animales, la iconografía cristiana captó muy pronto ese motivo y «colmó esa laguna» y ninguna representación del Portal de Belén renuncia al buey y a la mula.

En el texto, el Pontífice también desmiente a San Agustín, que afirmó que la Virgen María habría hecho un voto de virginidad y se habría comprometido con José para que la protegiera, señalando que esa reconstrucción «está fuera del mundo judío del tiempo de Jesús».

«¿Es cierto que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, y nació de santa María Virgen? Sí, sin reservas», afirma el Pontífice, que señala que hay dos puntos en la historia de Jesús en los que la acción de Dios interviene directamente en el mundo material: en el parto de la Virgen y en la Resurrección del Sepulcro, «en el que no permaneció ni sufrió la corrupción».

Benedicto XVI subraya que si a Dios sólo se le permite actuar en la esfera espiritual y no en la material, «entonces no es Dios», pero que sí tiene ese poder.

La infancia de Jesús, tercer libro de la trilogía de Joseph Ratzinger-Benedicto XVI —se usan los dos nombres ya que los comenzó siendo cardenal—, sobre Jesús de Nazaret, ha sido editado en nueve idiomas, entre ellos español, y sale con una primera edición global de un millón de ejemplares.

Por capítulos

El libro, de 176 páginas, consta de un prólogo del Papa y está dividido en cuatro capítulos y un epílogo. El primer capítulo está dedicado a la genealogía del Salvador en los evangelios de Mateo y Lucas, muy diferentes ambos, según señala, pero con el mismo significado teológico-simbólico: la colocación de Jesús en la Historia.

Benedicto XVI señala que Jesús no nació y apareció en público en una fecha imprecisa, sino que se sabe muy bien quién es y de dónde viene, y que pertenece a una época «perfectamente datable, y a un ambiente geográfico perfectamente indicado».

Jesús nació —escribe el Papa, echando mano del Evangelio de Lucas— en el año 15 del imperio de Tiberio César.

El segundo capítulo está dedicado al anuncio del nacimiento de Juan el bautista y de Jesús, y en el mismo Benedicto XVI escribe que, leyendo el diálogo entre María y el ángel Gabriel, se ve cómo Dios, a través de una mujer, busca «un nuevo ingreso en el mundo».

María, subraya el Papa, «aceptó la voluntad de Dios, trató de comprender, y se mostró como una mujer valerosa, de gran interioridad».

El tercer capítulo está dedicado al nacimiento en Belén y al contexto histórico del nacimiento de Jesús, el imperio romano que bajo Augusto se extiende entre Oriente y Occidente y que con su dimensión universal «permite el ingreso en el mundo de un universal portador de salvación».

El cuarto capítulo está dedicado a los Reyes Magos. En el texto, el Papa reconstruye una amplia gama de información histórico lingüística y científica.

Epílogo

En el epílogo, Benedicto XVI echa mano del Evangelio de Lucas y cuenta el último episodio de la infancia de Jesús, la última noticia que se tienen de él antes del inicio de su vida pública con el bautismo en aguas del río Jordán.

Se trata del episodio de tres días durante la peregrinación de la Pascua, en la que Jesús, que tiene doce años, se aleja de María y José, y permanece en el Templo de Jerusalén discutiendo con los doctores.

Jesucristo nació en Belén en una época determinada con precisión y su nacimiento virginal «no es un mito, sino una verdad», asegura Benedicto XVI en su libro La infancia de Jesús, en el que también señala que en el Evangelio no se habla del buey y el asno en el pesebre.

En el libro, el Papa Ratzinger señala que en el Evangelio «no se habla de animales» en el lugar donde nació Jesús, pero que, tratándose de un pesebre, el lugar donde comen los animales, la iconografía cristiana captó muy pronto ese motivo y «colmó esa laguna» y ninguna representación del Portal de Belén renuncia al buey y al asno.

En el texto, el Pontífice también desmiente a san Agustín, que afirmó que la Virgen María habría hecho un voto de virginidad y se habría comprometido con José para que la protegiera, señalando que esa reconstrucción «está fuera del mundo judío del tiempo de Jesús».

«¿Es cierto que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de santa María Virgen? Sí, sin reservas», afirma el Pontífice, quien señala que hay dos puntos en la historia de Jesús en las que la acción de Dios interviene directamente en el mundo material: «el parto de la Virgen y la Resurrección del Sepulcro, en el que no permaneció ni sufrió la corrupción».

‘La infancia de Jesús’

La infancia de Jesúses el tercer libro de la trilogía de Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret. El trabajo, de 176 páginas, está dividido en cuatro capítulos y un epílogo.

El primero está dedicado a la genealogía del Salvador en los evangelios de Mateo y Lucas, muy diferentes ambos, según señala, pero con el mismo significado teológico-simbólico: la colocación de Jesús en la Historia.

Benedicto XVI señala que Jesús no nació y apareció en público en una fecha imprecisa, sino que se sabe muy bien quién es y de dónde viene y que pertenece a una época «perfectamente datable y a un ambiente geográfico perfectamente indicado».

Jesús nació —escribe el Papa, echando mano del Evangelio de Lucas— en el año 15 del imperio de Tiberio César. El segundo capítulo está dedicado al anuncio del nacimiento y Benedicto XVI escribe que leyendo el diálogo entre María y el ángel Gabriel se ve cómo Dios a través de una mujer busca «un nuevo ingreso en el mundo».

María, subraya el Papa, «aceptó la voluntad de Dios, trató de comprender y se mostró como una mujer valerosa, de gran interioridad».

El tercer capítulo está dedicado al nacimiento en Belén, y sobre el mismo señala que María envolvió al niño en pañales y que «sin sensiblería» podemos imaginar el amor con el que María se preparó para ese momento y cómo preparó el nacimiento del hijo».

A la vez analiza cómo la tradición ha interpretado el pesebre y las gasas teológicamente y señala que el niño envuelto en gasas se presenta como una anticipación de la hora de su muerte y que el pesebre del portal de Belén se considera una especie de altar.

El cuarto capítulo está dedicado a los Reyes Magos, que representan, según el Papa, a la humanidad «cuando emprende el camino hacia Cristo».

El Papa Ratzinger precisa que, aunque algunos pongan en duda la Adoración de los Reyes, está convencido de que se trata de un acontecimiento histórico, pero subraya que, de todas maneras sea verdad o no, no afecta a ningún aspecto esencial de la fe.

En el epílogo echa mano del Evangelio de Lucas y cuenta el último episodio de la infancia de Jesús, cuando con doce años fue al Templo de Jerusalén discutiendo con los doctores.

El Papa dice que se presenta a Jesús como un liberal o un revolucionario, pero que lo que subraya es su comportamiento contra las falsas devociones.