[*Opino}– ‘Amour’, ¿es sólo Hollywood quien no la entendió?

10-03-13

Carlos M. Padrón

«’Amour’, la película que Hollywood no entendió» es el título de un artículo publicado en Libertad Digital (España) el 25-02-2013 con la firma de Andrés Arconada, quien añade que «Nos da pena que la mejor película del año, Amour, se vaya con un sólo premio, el de mejor película de habla no inglesa, quizás porque los académicos no se han atrevido con un film que yo creo que no han entendido«.

El pasado domingo, 10 de los corrientes, vi esa película, y, habida cuenta de que del cine se dice que es el séptimo arte, recordé lo que, allá por 1994 y en el programa «La radio de Julia» (España), escuché en boca de Fernando Sánchez Dragó lo que creo y sigo creyendo que es una gran verdad: «El arte que necesita explicación, no es arte«.

En este caso, no es raro que yo, que ni soy cinéfilo ni especialista cine, no entendiera esa película, pero así será de enredadita ella que, si es cierto que los académicos de Hollywood —que son varios y muy versados en cine— tampoco la entendieron, es porque necesita ser explicada, en cuyo caso no es arte y no amerita premio alguno.

Además de enredada, en ella destaca esto, que, si mal no recuerdo, era común en el cine de hace décadas:

  • Es oscura y demasiado lenta.
  • Abusa de la cámara fija.
  • Abusa del corte brusco de escenas, sin que éste se suavice con transiciones que faciliten y hagan más agradable el visionado.
  • Abusa del largo de las escenas, a veces en silencio absoluto.
  • Hay intercalación misteriosa de pasajes que, de verdad, sí necesitan de una aceptable y detallada explicación, como la presentación —bastante larga, por cierto— de unas pinturas.
  • En conjunto, parece esforzarse por obligar al espectador a deducir y adivinar, como si se tratara de una película policiaca.
  • Lo abrupto de su final, de difícil relación con el principio, es casi un alivio porque con él termina también la especie de tortura que es ver esa película.

Sí, acepto que el tema es impactante por lo dramático y duro, pero pienso que tal vez porque «Mar adentro» —cuyo tema conozco, pero que es película que nunca vi porque mi hija me recomendó que no la viera— se llevó el Oscar, los que hicieron «Amour» pensaron que también podrían llevárselo si se iban por un camino igualmente dramático, pero se equivocaron.

[*Opino}– España. Murió Rogelio Hernández, quien doblaba la voz de más de media docena de actores famosos

02-01-12

Carlos M. Padrón

¿Tragedia para el oscurantista negocio del doblaje de series de TV y películas?

¡Increíble! Esto es lo mismo que decir: «Señores, durante X años les hemos estafado haciéndoles creer que así declamaban Marlon Brando, Paul Newman,…».

Si al menos el difunto Rogelio Hernández (q.e.p.d.) hubiera prestado su voz a sólo un actor, pero no, fue a media docena.

Ya que en España quieren gravar las descargas de internet y proteger los derechos de autor, ¿por qué no piensan en proteger de una buena vez la voz y el estilo declamatorio de los actores profesionales, un atributo que constituye un 60% de su valor actoral?

Da vergüenza ajena que en relación a esta muerte alguien diga —aparece en un comentario al artículo que copio de seguida— que,

«Rogelio Hernández ha sido uno de los más grandes. En el país que tradicionalmente se ha identificado como el mejor en el mundo del doblaje, él era uno de los mejores. Así que es una lamentable pérdida. Este tipo de voces no volverán y no volveremos a ver a Jack Nicholson con su ‘voz de siempre’ en las próximas películas. Una lástima, de verdad».

Quien escribió esto reconoce que España es el mejor país en al negocio de la estafa del doblaje, lo cual no es precisamente un piropo, y se lamenta de no poder escuchar en nuevas películas ‘la voz de siempre de Jack Nicholson’ (¡!) como si en realidad fuera de este actor la voz que en películas ya hechas por él se ha escuchado en España.

¿¡Cómo se atreve a hablar de la voz de Jack Nicholson si nunca la ha escuchado!?

¡Patético!

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02/01/2012

Muere Rogelio Hernández, la voz de Paul Newman, Marlon Brando y Michael Caine

El actor de doblaje Rogelio Hernández, que fue la voz en el cine de Paul Newman, Marlon Brando o Michael Caine, ha muerto este pasado fin de semana en Barcelona a los 81 años, según informa la Asociación de Actores de Doblaje.

Rogelio Hernández (Barcelona, 1930) ha dejado su voz para la historia del cine y el doblaje en infinidad de películas, dando vida para el público español a Paul Newman, Jack Nicholson, Marlon Brando, Michael Caine, Jean-Paul Belmondo y Tony Curtis, entre otros.

El funeral se ha realizado esta mañana en el tanatorio de Les Corts de Barcelona. «Tengo la impresión desde siempre, que salvo para unos pocos, la actividad de doblar películas ha sido y es, algo desconocido y hasta cierto punto inherente, algo natural», decía el propio Hernández en su página web en defensa de la profesión.

Salvo los grupos más intelectuales, «el público va al cine a divertirse, a distraerse, a reírse, a pasar miedo, a emocionarse y estoy convencido de que muy pocos comentarán al salir de la sala de exhibición ‘¡qué bien doblada está la película que hemos visto’, sino, ‘qué buena película o qué mala o regular, o en fin, nos hemos distraído'», continuaba.

Considerado uno de los mejores actores de doblaje, Rogelio Hernández había participado en un millar de filmes y en 2008 se vio obligado a retirarse por problemas en la vista.

[*Opino}– Más sobre el doblaje de películas

11-12-11

Carlos M. Padrón

Me temo que el Sr. Lucea Deltoro, autor del artículo que copio más abajo, podrá mondarse todo lo que quiera, pero creo no ha visto muchas películas subtituladas, pues ¿de dónde saca él —por sólo mencionar uno de sus ejemplos— que el beneficio de ver versiones originales subtituladas es que los niños, al alcanzar la mayoría de edad, hablan varios idiomas?

No, señor, en referencia a los niños, el beneficio está en que no sólo aprenden a leer rápido, sino que hacen el oído a pronunciaciones para las cuales, según dicen algunos, no está preparado el aparato fonador de los españoles y, en consecuencia, esos niños tienen luego mucha más facilidad para aprender un idioma extranjero.

Lo del aparato fonador da vergüenza ajena.

En un programa de «Españoles en el mundo» cuya mayor parte trascurrió en San Petersburgo (Rusia) entrevistaron a varios españoles que habían residido allí entre 4 y 17 años.

Es increíble, pero ni uno solo de ellos logró pronunciar bien el nombre de esa ciudad en la que por tanto tiempo habían vivido.

Unos decían «peteSburgo» y otros «peteRburgo», pero ninguno «peteRSburgo». Por lo visto su aparato fonador —¿o su oído?— no puede con el sonido RS, como no puede con la P de Mapfre.

Es muy cierto que parte importante de la actuación es la declamación; se le atribuye nada menos que el 60% de importancia, de aquí que el solo hecho de doblar la voz es una flagrante adulteración, cuando no una arrogancia.

En 1994 ó 95 vi en la TV española una película protagonizada por Maribel Verdú (española) y Orlando Urdaneta (venezolano), y me quedé de piedra al comprobar que allá, en España, habían doblado la voz de Orlando para que éste hablara castizo. ¿No es esto algo arrogante y peyorativo?

Y los dobladores podrán ser todo lo actores que quieran, pero sólo logran engañar a quienes no han probado las bondades de las versiones originales.

Sus risas, lloros, gemidos y gritos son, las más de las veces, patéticos por lo poco convincentes. Y no digamos cuando tratan de imitar un acento de Brooklyn, caribeño, etc. Sólo engañan a quienes no hayan tenido contacto real con gentes de esos lugares.

Precisamente porque los subtítulos son un extracto es por lo que el espectador termina complementándolos con lo hablado en el otro idioma y, aunque alguien no lo crea, así se aprende también la que es tal vez la parte más importante de ese otro idioma: la básica, la del habla de la calle, la más común.

Cuando tuve que entrevistar a jóvenes, varones y hembras, que aspiraban a un puesto de trabajo en el que hablar inglés era requisito obligatorio, me sorprendí al dar con varios que lo hablaban bien porque, según me dijeron, esa parte básica e inicial la habían aprendido escuchando canciones en ese idioma.

Confieso que al primero que me lo dijo no le creí, aunque no había motivos para que me diera tal explicación. Pero cuando fueron varios los que, sin conocerse entre ellos, me dijeron lo mismo, tuve que cambiar mi opinión, que luego validé con profesores de inglés.

A veces sospecho que el motivo por el que en España se doblan las películas y series de TV es porque el doblaje resulta tremendo negocio para alguien o para muchos.

Artículos relacionados:

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11/12/2011

Víctor Lucea Deltoro

El doblaje

El doblaje de las películas es un asunto recurrente. Me refiero a las opiniones a favor y en contra. Tarde o temprano aparece en algún debate.

El pasado día 5 de diciembre del 2011, La Contra de este diario, recogía la opinión del señor Augusto M. Torres que recomienda la visión de películas en versión original subtitulada.

No es nuevo. Le doy toda la razón cuando dice que nos perdemos las voces de los actores. Es una parte importantísima de su actuación. Los dobladores también son actores. No son traductores. Ríen, lloran, gimen, gritan de pánico si toca…

Pero creo yo que hay un problema. Las críticas al doblaje incluyen indefectiblemente un argumento que me llama la atención. Es el de la cultura. El de que en otros países europeos, en los que los niños se acostumbran a las versiones originales subtituladas, resulta que al alcanzar la mayoría de edad hablan no se sabe cuantos idiomas.

Y perdónenme pero eso no me lo trago. Los subtítulos son un extracto, una síntesis de las conversaciones que cruzan los actores en la escena de turno. A lo largo de una película subtitulada se pierden cientos de palabras del idioma original. Es imposible asociar una palabra traducida a otra pronunciada, puesto que no sabemos dónde encajan.

Si se tradujeran todas las frases sería imposible seguir el hilo de la narración; no nos daría tiempo a acabar de leer; la escena ya sería otra.

Dice el señor Augusto M. Torres que los jóvenes, con los subtítulos, aparte de mejorar la ortografía, también aprenderían idiomas, como por ejemplo el inglés.

Y aquí, con todos mis respetos, me mondo. ¿Alguna alma cándida puede creer que tras ver quinientas películas suecas subtituladas acabará hablando sueco?

Fuente: La Vanguardia