09/07/2013

José Ribagorda

El Mar de las Calmas, que se hizo famoso hace dos años por la erupción volcánica, es el lugar perfecto para escuchar el silencio y encontrar la paz.

A la isla de El Hierro llegué a través de unas fotografías, de lecturas o críticas de viajes. Quizá fue una ensoñación que tenía, porque no me lo había recomendado nadie.

Cientos de bailarines¹ en el recorrido de la Virgen de los Reyes por las cumbres herreñas, con motivo de las fiestas de la Bajada, que se celebran cada cuatro años

Atisbé que la isla podía tener una belleza virginal y, al aterrizar la primera vez, me di cuenta de que así era, que no me había equivocado, y por eso me enganchó y enamoró desde el primer momento.

Llevo unos diez años yendo allí casi todos los veranos, así que a estas alturas viajar a El Hierro es para mí una necesidad vital de la que no puedo desprenderme ni quiero.

El Hierro es una de las islas más bellas que he conocido nunca, y me gusta porque ha sabido, por encima de todo, preservar la naturaleza intacta, manteniéndose al margen de la especulación inmobiliaria, convirtiéndose en una isla sostenible que ha conservado bien su inmenso patrimonio natural. Es inmensamente bella.

Suelo ir solo porque el mío es un viaje interior, conmigo mismo, para dejar a un lado todo, el trabajo, la familia y los amigos. Allí se habla de otras cosas, no de nuestras preocupaciones de cada día: de cómo está la mar, de los peces y su pesca, de las inquietudes de los herreños.

Por eso me gusta ver a David, mi amigo pescador, con el que salimos al Mar de las Calmas. Sí, ese mismo mar que se volvió famoso hace dos años, con aquella erupción submarina que tuvo en vilo a todo un país.

El mar de las aguas claras y esa fauna extraordinaria. Aunque no soy muy experto, algún día bucearé allí en el Mar de las Calmas, por ahora mis inmersiones se limitaron a la zona de La Caleta, pero en los próximos proyectos está también conocer El Bajón, otro sitio de los que sólo se encuentran en El Hierro. Me gusta mucho bucear, tengo allí muy buenos amigos que se dedican a ello e instructores que me asesoran y orientan.

La isla la recorro entera, siempre partiendo de mi lugar de referencia, que es el Parador Nacional, donde me tratan especialmente bien. El paseo puede terminar en el que se tenía como el último punto del mundo conocido antes del descubrimiento de América, el faro de Orchilla, por donde también pasaba el Meridiano Cero hasta que los ingleses se lo llevaron a Greenwich.

Me encanta ver el atardecer allí, es de una belleza extraordinaria. Antes, suelo visitar la ermita de la Virgen de los Reyes —este año precisamente es de Bajada— o me asomo al Mirador de Bascos, por encima de la zona del balneario del Pozo de la Salud, en Sabinosa, que es de esos sitios que si quedasen en los Alpes suizos hoy serían lugar de peregrinación de ricos y famosos.

Siento que voy a El Hierro a reequilibrarme, espiritual, física y mentalmente, en esa isla tranquila, apacible, donde se puede escuchar el silencio, donde se puede estar en paz con uno mismo, con unas gentes de lo más cariñosas y acogedoras. Una parte de mí siempre se queda ahí.

Fuente: ABC

(1) NotaCMP.- Estos bailarines asistieron una vez a la Bajada de la Virgen de El Pino, de El Paso, y nos dejaron asombrados porque durante todo el reorrido no pararon de bailar. Entiendo que en la Bajada de la Virgen de Los Reyes tampoco paran a pesar de que el recorrido es más largo y difícil que el de El Pino.

El amigo y pariente Roberto González Rodríguez, como furibundo caminante que es, asistió, el pasado comingo 07 de julio, a la Bajada de la Virgen de Los Reyes, y en relación a ese evento me hizo llegar el artículo y las fotos que siguen.

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07-07-2013

Ana Martínez

El Hierro vibra con la Virgen de los Reyes

Más de 25.000 personas participan en una Bajada marcada por las altas temperaturas.

Antes, mucho antes de que ayer rayase el alba, centenares de herreños llegados de las cuatro esquinas del mundo, alternaban los rezos con el sueño a las puertas del Santuario de la Virgen de los Reyes en La Dehesa. Y no estaban solos. Juntos a ellos, canarios de todas las Islas y amigos y familiares de todas partes abarrotaban la pequeña ermita y sus alrededores. Aún faltaban horas para que comenzase la misa, y aún más para que la Madre Amada partiese hacia Valverde. Pero, después de cuatro años de espera, nadie tenía en cuenta un ratillo de más o de menos.

Pocas veces está tan llena la más pequeña de las Canarias. Fuentes del Cabildo herreño calculan que entre 25.000 y 28.000 personas se encuentran en la Isla para participar en la Bajada. Solo en la última semana, han llegado 9.000 y 2.000 coches, demasiados para un territorio tan limitado y que llegaron a provocar colas de hasta dos horas en la zona de La Llanía.

El fresco de la madrugada invitaba a compartir mantas, termos de café y chocolate y algún que otro traguillo. Por fin, a las cinco de la mañana, el vicario Antonio Varales, acompañado de los tres párrocos de la Isla del Meridiano, comenzó la Eucaristía recordando el sentido de la promesa que los herreños hicieron a su Patrona hace ya 272 años. Obviamente, las dimensiones del santuario no daban ni de lejos para acoger a la multitud que se agolpaba en la zona, por lo que eran muchos los que oían las palabras del sacerdote desde el exterior, gracias a los altavoces instalados al efecto.

Varales elogió la fidelidad de los herreños al Voto y celebró que la cultura y la fe unan «a un pueblo con su Madre». No perdió la ocasión para dar actualidad a un compromiso que va ya para tres siglos, recordando que cuando los isleños de entonces rogaban para que llegase la ansiada lluvia, la sociedad de hoy se enfrenta a unas circunstancias no menos adversas ante la crueldad de la crisis económica que hace estragos en Canarias, España y el mundo.

Sin embargo, el vicario hizo un llamamiento a la generosidad y reclamó a los fieles que tratasen de centrarse en agradecer a la Virgen lo que tienen, en lugar de pedirle lo que creen que les falta. Igualmente, les sugirió que le hiciesen obsequios personales, como las promesas que él mismo había hecho, de ser mejor cristiano y de dar un mayor servicio a los pobres.

En el servicio estuvieron presentes las autoridades de la Isla y el presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero.

Después de la eucaristía llegó el emotivo momento que todos esperaban. El instante en que el grupo de pastores elegidos entre los pastores de verdad, los de La Dehesa, cargaron a la Sagrada Imagen hasta el arco de la ermita, donde la entregaron a los tres alcaldes de la Isla y al presidente del Cabildo, Alpidio Armas.

Ellos eran los encargados de, en completo silencio, llevar a la Madre Amada hasta la Piedra de los Regidores, donde la sentaron, como dicen los lugareños, para que escuchase la tradicional loa que expresa los sentimientos de los fieles que acompañan a la Virgen en su camino hasta la capital, ya sí, con la luz de un sol que apretaría el resto del día.

Fuente: La Opinión

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Aquí, las fotos y comentarios enviados por Roberto.

«Para que puedas elegir te mando varias fotos, tomadas desde la salida (06.25h) de La Dehesa, hasta la llegada (11.55h) a Valverde, a través de un duro recorrido por las cumbres de la Isla. Puedes ver nuestra isla al amanecer, así como Tenerife.

Los paisajes que vi me parecieron maravillosos. El Hierro tiene unos 9 mil y pico de habitantes, y se cree que, entre ciertos puntos a los que se podía acceder con vehículos, había más de 25 mil personas».

Al fondo, La Palma al amanecer, antes de la salida del sol

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Roberto, y al fondo La Palma, ya a pleno sol

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Verdaderas multitudes en las tres fotos que siguen.

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Al fondo, Tenerife

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Como buena herreña al fin, Mary Carmen Barbuzano, también colaboradora de este blog, fue a la Bajada y, para probarlo, me mandó esta foto con la debida explicación: «Como comprenderás, yo no podia faltar».