[Col}> Descalza por dentro / Soledad Morillo Belloso

27-07-2025

Soledad Morillo Belloso

Descalza por dentro

La serenidad no se conquista, se revela. No es una cima a la que se asciende con esfuerzo, sino un claro al que se llega cuando uno se detiene en mitad del bosque interior y decide escuchar. Es el susurro de lo eterno en medio del ruido de lo urgente, una forma de estar sin desbordarse, de sentir sin aferrarse.

Es como un lago al amanecer, donde el tiempo parece contener la respiración. No hay prisa en sus aguas, pero tampoco estancamiento. Todo fluye, lento,  lúcido. La serenidad es ese estado donde el alma deja de pelear con el mundo y empieza a bailar con él, sin que le importe llevar el paso perfecto.

Ser sereno no es estar ajeno al dolor, sino mirarlo sin permitir que devore. Es tomar entre las manos la incertidumbre, no para controlarla, sino para comprender su lección. Es encontrar abrigo en lo invisible: en un rayo de luz que atraviesa la ventana, en una palabra dicha con intención, en el silencio que no incomoda, sino abraza.

Hay quienes confunden la serenidad con la pasividad, pero nada hay más activo que el espíritu que elige no reaccionar desde el miedo. Sereno es quien ha hecho las paces con sus sombras y les ha cedido asiento sin permitirles el timón. Es quien puede llorar sin desesperación, reír sin euforia, y amar sin posesión.

Cultivar la serenidad es deshojar la ansiedad que crece como hiedra en la mente. Es soltar el ancla del pasado y no dejarse arrastrar por la marea del porvenir. Es caminar descalzo por dentro, habitando con gentileza cada rincón del ser.

La serenidad no llega con estruendo ni se anuncia con fanfarrias. Camina descalza por los bordes del alma, acariciando con pasos de seda las heridas que aún no han cicatrizado del todo. No exige; se posa. No conquista; florece.

Es como una abuela sabia sentada al borde de mi conciencia, tejiendo en silencio con hilos de aceptación. En sus ojos hay siglos de espera paciente. Cuando todo a mi alrededor se acelera, ella me toma la mano y me recuerda que también puedo quedarme quieta, que respirar es suficiente.

Estar serena es aprender a tocar la vida con los dedos del alma, sin apretar. Es descubrir que no todas las batallas son mías, y que  rendirme ante lo inevitable no es cobardía ni  debilidad, sino amor propio. Es darme permiso de llorar sin romperme, de detenerme sin sentir culpa, de ser sin tener que demostrarlo.

La serenidad vive en los rituales simples: en el primer sorbo de café  al amanecer, en el roce del viento sobre la piel, en mi voz que canta bajito mientras cocino. Habita en la ternura de hablarme bonito, como quien le susurra al mar para calmar su oleaje.

No siempre está conmigo, lo admito. A veces me olvido de ella cuando la prisa me traga o cuando el miedo me grita más fuerte. Pero cuando regreso —porque siempre regreso— la encuentro esperándome, como si supiera que tarde o temprano volvería a necesitarla.

Serena estoy cuando dejo de exigirle respuestas a la vida y empiezo a abrazarla como es: impredecible, salvaje, preciosa. Y entonces comprendo que la serenidad no es un destino, es un modo de andar… con los pies descalzos, el pecho abierto y el alma en calma.

Y así, me reconozco: mujer que ha aprendido a quedarse con lo esencial, a sostenerse con dulzura en medio del torbellino. La serenidad no me ha hecho invulnerable, pero sí más verdadera. Es mi refugio y mi elección. Porque en este mundo que a veces parece desbordarse, he decidido ser río que fluye con calma y no tormenta que arrasa.

Serenidad. No como escapatoria, sino como raíz. No como renuncia, sino como abrazo. Y en ese abrazo, encuentro —por fin— un hogar dentro de mí, un lugar donde escribo descalza.

[SE}> Cristina Lázaro, la psicóloga que estudia experiencias cercanas a la muerte: «El 75% de quienes las viven acaban divorciándose»

Cristina Lázaro, la psicóloga que estudia experiencias cercanas a la muerte: «El 75% de quienes las viven acaban divorciándose»

«Mi investigación es la única que se ha hecho en España desde el ámbito universitario y hospitalario» / «Tienen efectos secundarios como baja presión arterial o que los aparatos a pilas dejen de funcionar» / «En el primer hospital me dijeron que no me querían ver por ahí» / «Una persona contó su experiencia al psiquiatra y éste le recetó medicamentos para la esquizofrenia» / «Las experiencias negativas suponen hasta un 8% de los casos»

[MS}> ¿Se puede reutilizar un fármaco? ¿Dónde se tira un termómetro? Todo lo que debes saber sobre reciclar medicamentos

¿Se puede reutilizar un fármaco? ¿Dónde se tira un termómetro? Todo lo que debes saber sobre reciclar medicamentos

En 2024 se recogió a través de los puntos SIGRE una media por habitante de 105 gramos de este tipo de residuos

[His}> Batallas navales I: Francisco Ribera, el corsario que destruyó a toda la Armada otomana

Batallas navales I: Francisco Ribera, el corsario que destruyó a toda la Armada otomana

La batalla naval se produjo en la costa de Anatolia, entre el 14 y el 16 de julio de 1616, con una victoria aplastante de seis navíos del virrey de Sicilia contra más de 50 galeras turcas

[His}> “Patarroyo se empeñó en que la Ciencia tenía que estar al servicio de la Humanidad, no de intereses”

“Patarroyo se empeñó en que la Ciencia tenía que estar al servicio de la Humanidad, no de intereses”

Basilio Valladares recuerda en Campus África la figura del insigne biomédico colombiano Manuel Elkin, fallecido el pasado mes de enero, creador de la vacuna de la malaria

[CT}> Crean el primer ‘robot caníbal’: se hace más grande y fuerte al consumir otros robots más pequeños

Crean el primer ‘robot caníbal’: se hace más grande y fuerte al consumir otros robots más pequeños

El robot persigue el objetivo de adaptarse a nuevos entornos y mantenerse operativo en todo momento. Sus creadores aseguran que es el primer paso para las máquinas autosuficientes

[Cur}> Ser ‘cool’ o ser ‘charca’: por qué lo peor que puedes hacer es señalar a los demás su propia mediocridad

Ser ‘cool’ o ser ‘charca’: por qué lo peor que puedes hacer es señalar a los demás su propia mediocridad

Repasamos cómo surgieron estos dos términos y a qué aluden para comprender por qué proclamarte a ti mismo como ‘guay’ o auténtico deslegitima cualquiera de tus acciones