19-02-2025
Carlos M. Padrón
Ocurrió tal y como lo cuento. Los nombres, cuando los hay, son ficticios. Ver antes ÉSTE.
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Contaba también mi madre que, cuando el tiempo lo permitía, las damas de Las Santinas salían al patio de la casa y, a la sombra, se sentaban en círculo a bordar.
Un día en que mi madre y dos vecinas se les unieron, frente a ellas tomó asiento Rosa Santina y, a poco de estar bordando y dándole a la “sin hueso”, Rosa Santina quiso levantarse, perdió el equilibrio y, con las piernas abiertas, cayó hacia atrás.
Como dedujo que las vecinas habían visto bien lo muy oculto (y así fue), apesadumbrada exclamó mientras se levantaba:
— ¡Y esto tuvo que ocurrirme hoy que no me puse bragas!
