[LE}> «Localizar» no es «encontrar»

Localizar es un verbo que significa ‘averiguar el lugar en que se halla algo o alguien’, y no es apropiado su uso como mero sinónimo de encontrar.

Uso inadecuado

  • Científicos localizan por primera vez un gran túnel bajo la superficie de la Luna.
  • Cierran al baño la playa tras localizar una carabela portuguesa.
  • Dos detenidos tras localizar una plantación de marihuana en un edificio de oficinas.

Uso adecuado

  • Científicos encuentran por primera vez un gran túnel bajo la superficie de la Luna.
  • Cierran al baño la playa tras hallar una carabela portuguesa.
  • Dos detenidos tras descubrir una plantación de marihuana en un edificio de oficinas.

Tal como se recoge en el Diccionario de la lengua española, localizar tiene, entre otros sentidos, el de indagar para descubrir dónde está alguien o algo, es decir, que se conoce de antemano la existencia de aquello que se localiza. Por este motivo, para expresar que se ha hallado algo que no se sabía que existía, lo más apropiado es emplear encontrar (‘dar con alguien o algo que se busca’, ‘dar con alguien o algo sin buscarlo’), así como otros verbos de sentido similar como hallar o descubrir, según el contexto exacto.

Fuente

[Canarias}> Dialectalismos y jerga médica en el ámbito canario

27-09-2024

Humberto Hernández y Alberto Hernández Bustabad

Dialectalismos y jerga médica en el ámbito canario

(Lo que sigue es un resumen de sólo lo que acerca de canarismos dicen los autores de este interesante artículo).

En este artículo aspiramos a reforzar la idea de que incluso en los textos científicos, por más que se utilice un lenguaje denotativo y una terminología caracterizada por su univocidad, también pueden producirse confusiones —ambigüedades e imprecisiones— como ocurre con frecuencia en la comunicación habitual.

Es necesario, pues, que el profesional sanitario, además de contar con las habilidades comunicativas necesarias en el uso de la lengua general y en la específica de su ámbito, conozca las variantes dialectales (diatópicas) de las voces relacionadas con la medicina propias del espacio territorial en el que ejerce su labor: Canarias en nuestro caso.

Dos profesionales de la Medicina, por ejemplo, y entramos en el terreno que nos interesa, utilizarán, si son canarios, la modalidad del español de Canarias en una situación comunicativa familiar o cotidiana (con seseo, aspiración de eses finales, uso del ustedes en lugar del vosotros, y preferirán, seguramente, millo a maíz, y guagua a autobús).

Ofrecemos un glosario con algo más de medio centenar de dialectalismos (la mayoría sustantivos, algunos verbos y unos pocos adjetivos) relacionados con el ámbito sanitario en el Archipiélago, con información, según nuestra documentación, sobre la localización de su uso.

  • Fv = Fuerteventura
  • GC = Gran Canaria
  • Go = La Gomera
  • Hi= El Hierro
  • LP= La Palma,
  • Lz = Lanzarote,
  • Tf = Tenerife).

Las entradas de este glosario han sido tomadas en su mayoría del ‘Diccionario básico de canarismos de la Academia Canaria de la Lengua’. La forma «prnl.» es la abreviatura de «pronominal». Indica que el verbo se usa como pronominal, esto es, «escucharse».

  • Abochacharse. prnl. Tf. Referido al cuerpo o a alguna de sus partes, hincharse, generalmente por enfermedad.
  • Agripado, da. adj. Que padece gripe o presenta síntomas similares a los de esta enfermedad; griposo.
  • Airón. m. Tf. Jaqueca o malestar causado por una corriente de aire.
  • Amocharse. prnl. Tf. Amodorrarse, aturdirse a causa de una enfermedad.
  • Angurria. (estangurria). meadilla. f. GC. Micción persistente.
  • Buche virado. Dolencia, generalmente infantil, que se manifiesta con retortijones y fuertes dolores de barriga. Según la tradición popular, se cura aplicando hoja de tártago untada en aceite tibio sobre la zona.
  • Chorro. m. Diarrea.
  • Criar. v. Infectarse una herida llenándose de pus.
  • Culebra. (culebrilla) f. LP. Enfermedad eruptiva de la piel, muy dolorosa, que produce una serie de herpes
  • Desmayarse. 1. prnl. Sentir una viva sensación de hambre. 2. prnl. Bostezar.
  • Disipela. m. Erisipela.
  • Engajarse. prnl. Ahogarse a causa de detenerse algo en la garganta; engasgarse.
  • Enroscarse. prnl. GC. Recuperarse tras una enfermedad.
  • Enyugarse. prnl. Fv., Tf., Go., LP. y Hi. Ahogarse a causa de detenerse algo en la garganta; engasgarse.
  • Ensuciar. v. Hacer las necesidades corporales; defecar.
  • Ericera. f. Fv. Infección producida por un pico de erizo.
  • Esgarrar – escarrar. v. Expeler flema.
  • Esgarro. m. Flema que se expele de la garganta.
  • Estelero. m. GC. Curandero que se dedica a arreglar dislocamientos de huesos y articulaciones.
  • Fañoso, sa. adj. Que habla con resonancia nasal, debido a algún defecto o a una enfermedad respiratoria pasajera.
  • Fatiga. f. Desvanecimiento, turbación breve del sentido por alguna indisposición, provocada por hambre o enfermedad.
  • Flato. 1. m. Fatiga, desvanecimiento. 2. m. LP. Indisposición, desazón que se manifiesta con sonrojo y calor en el rostro.
  • Fletar. v. Frotar, restregar, dar friegas.
  • Fogaje. m. Fuego, erupción de la piel.
  • Fola. f. Tf, Go y LP. Ampolla que sale en la piel; vejiga.
  • Gallina. f. GC. Ampolla o bolsa de agua que se forma en la piel, sobre todo a causa de una rozadura
  • Ingua. 1. f. Lz, Tf y LP. Ingle. 2. f. Tf, LP y Hi. Ganglio inflamado, sobre todo cuando ocurre en las ingles, las axilas y el cuello.
  • Jaba. f. GC y Go. Pequeño bulto doloroso que suele salir en las axilas o en la ingle.
  • Jeito. 1. m. Movimiento brusco, que puede producir una torcedura. 2. m. Torcedura, esguince.
  • Jilorio. m. Sensación de malestar en el estómago producida por ganas de comer.
  • Maldita. f. Lz, Fv, GC y LP. Tumor inflamatorio pequeño, puntiagudo y doloroso, que se forma en el espesor de la dermis y termina por supuración, seguida del desprendimiento del llamado clavo o punto negro del centro; divieso.
  • Malaire. m. Parálisis parcial de un miembro o parte del cuerpo, como la boca o un brazo, a consecuencia de un ataque de apoplejía.
  • Meadilla. f. Acción repetida de orinar.
  • Melancolía. (vitíligo). f. Enfermedad de la piel, que produce en ella manchas blancas que se van ensanchando poco a poco.
  • Padrejón. m. Tf y LP. Enfermedad o afección que se manifiesta por una opresión en la boca del estómago, acompañada de cierto malestar general, y que, según creencia popular, es consecuencia de algún susto o disgusto.
  • Pena. 1. f. Desazón estomacal producida por empacho u otra causa semejante. U. m. en dim. . 2. f. GC. Ligera molestia localizada en el ojo.
  • Peta. f. Corvadura anómala y abultada de la columna vertebral.
  • Pestiñoso, sa. adj. Lz. y Tf. Legañoso.
  • Pomo. m. En la creencia popular, órgano o zona del estómago del hombre que se descompone a consecuencia de un susto o un fuerte disgusto.
  • Provocar. v. Dar o sentir ganas de vomitar.
  • Quemor. 1. m. Escozor. 2. m. Am. Escozor. 2. m. Ardor, acidez de estómago.
  • Recalcarse. prnl. Distenderse los músculos y tendones, por lo general a causa de un movimiento brusco, una presión o una carga excesiva.
  • Rescaldado, da. adj. Tf. Con algo de fiebre.
  • Rescaldento, ta. adj. LP. Con algo de fiebre.
  • Revoltura. f. Ganas de vomitar, náuseas. U. m. en pl.
  • Revolverse. prnl. Sentir náuseas.
  • Rompepiedras. m. (Lepidium latifolium) Planta de la familia de las crucíferas, que se cultiva en lugares húmedos y que tradicionalmente se ha utilizado sobre todo para disolver los cálculos renales.
  • Roncha. f. Pequeña erupción en la piel, producida por la picadura de un insecto, por el roce de algunas plantas urticantes, como la ortiga, o por ciertas enfermedades.
  • Rosita. f. Enfermedad infantil infecciosa y contagiosa, caracterizada por la aparición de multitud de pequeñas manchas rosáceas semejantes a picaduras de insectos.
  • Sarampio. (sarampión) m. Enfermedad febril de origen viral, contagiosa y habitualmente epidémica, que se manifiesta por multitud de manchas pequeñas y rojas, semejantes a picaduras de insecto, y que va precedida y acompañada de lagrimeo, estornudo, tos y otros síntomas catarrales.
  • Sarpullo. (sarpullido) m. Erupción cutánea pasajera formada por muchos granitos o ronchas, causada generalmente por procesos alérgicos, por lo común de origen alimentario o farmacológico.
  • Secura. f. Sed intensa. U. m en pl.
  • Tiricia. f. Ictericia.
  • Tontura. f. Desvanecimiento, turbación breve del sentido por alguna indisposición. U. m. en pl.
  • Vida. 1. f. Lz., Fv., Tf. y LP. Cordón umbilical. 2. f. Lz., Fv., Tf. y LP. Ombligo

[Canarias}> Alerta por el ave que sólo vive en Canarias

26-09-2024

Un tesoro en peligro de extinción debido al turismo masivo

Esta especie, única en el mundo, tiene un valor incalculable para la biodiversidad del archipiélago. 

La hubara canaria (Chlamydotis undulata fuerteventura), un ave endémica de las islas orientales del archipiélago canario, especialmente en las islas de Fuerteventura y Lanzarote, se encuentra en grave peligro de extinción y la principal causa vuelve a ser el ser humano.

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Esta especie enfrenta una creciente amenaza debido al turismo masivo. Un reciente estudio realizado por el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), revela cómo la alta afluencia de visitantes a estas islas y los vehículos de estas zonas incrementan la mortalidad de la hubara canaria.

El estudio, cuyos resultados han sido publicados en la revista Biological Conservation, utilizó datos obtenidos de dispositivos de localización instalados en 51 ejemplares de hubara entre 2018 y 2022. Estos dispositivos permitieron a los investigadores rastrear los movimientos y comportamientos de las aves con gran precisión, utilizando tecnología GSM-GPRS para monitorear su actividad en relación con carreteras y caminos y dar a conocer el significativo impacto del turismo en la hubara canaria.

También la pandemia aportó interesantes datos con respecto a la supervivencia de esta ave. Durante el confinamiento de 2020, se observó una reducción significativa en la actividad humana en las islas. Este período proporcionó un valioso marco de referencia para comparar los efectos del turismo masivo en la hubara canaria.

Según Inmaculada Abril-Colón, investigadora del MNCN, «durante el cierre temporal al turismo, las hubaras redujeron la frecuencia de sus vuelos en un 76%, lo que resultó en una disminución de las muertes por colisión con tendidos eléctricos y atropellos en carretera».

El impacto del turismo

De las 51 hubaras estudiadas entre 2018 y 2022, se registraron seis muertes relacionadas con actividades humanas: dos por colisión con tendidos aéreos durante vuelos locales, y cuatro por atropellos.

La mayoría de estas muertes ocurrieron antes y después del confinamiento, con sólo una registrada al final del confinamiento parcial, en mayo de 2021. Estos resultados subrayan el impacto negativo del turismo masivo en la supervivencia de esta especie en peligro de extinción.

Conservación de la hubara

El estudio dirigido por Juan Carlos Alonso, director del Proyecto Hubara y coautor del estudio, destaca la necesidad urgente de implementar medidas para proteger a esta especie.

Los científicos recomiendan establecer zonas acotadas para actividades recreativas al aire libre realizadas en carreteras y pistas, y restringir el acceso a áreas con alta densidad de hubaras y otras aves amenazadas. Medidas que podrían reducir significativamente las perturbaciones humanas y aumentar las tasas de supervivencia de la hubara.

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La hubara es un símbolo de la biodiversidad única de las islas canarias, pero su existencia está gravemente amenazada por el turismo masivo. Los hallazgos del estudio del MNCN y el CSIC proporcionan una base sólida para la implementación de medidas de conservación que pueden ayudar a salvaguardar el futuro de esta especie.

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[El Paso}> Humor en casos verídicos. El silbido de María

25-09-2024

Carlos M. Padrón

Ocurrieron tal y como los cuento. Los nombres, cuando los hay y quiero ocultarlos, son ficticios.

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Las almendras eran —lamentablemente, ya no son— una de las riquezas de El Paso, y para pelarlas existía la costumbre de que muchos vecinos (mayormente mujeres) fueran invitados a la casa de otro para que le ayudaran a pelar las almendras que éste hubiera recogido de su cosecha.

A estas reuniones se les conocía como «Peladas de almendras», y se caracterizaban porque las mujeres asistentes, tal vez animadas por su abrumadora mayoría, se divertían armando posibles «mocedades» (parejas de enamorados) o hablando de las vicisitudes de las parejas ya oficialmente formadas.

En el pueblo se decía que cuando una mujer era virgen y orinaba en cuclillas, su vulva emitía un sonido, como un silbido, que era producido por la estrechez de la vagina y la presencia del himen, y en eso se creía en aquellos tiempos.

A una de estas peladas de almendras fue invitada María, una muchacha de quien José Luis estaba enamorado y cortejaba siempre que podía. Pero como José Luis no había sido invitado a la pelada en cuestión, decidió espiar la reunión desde fuera, por los resquicios de la puerta que daba a la calle, en la esperanza de enterarse de lo que la concurrencia femenina pudiera comentar acerca de sus más que conocidas pretensiones con María y, sobre todo, de lo que ésta pudiera decir sobre sus sentimientos hacia él, algo que, en aquellos tiempos, una mujer no debía confesar nunca a un hombre por más enamorada que estuviera de él.

Y a esa aventura de espía, José Luis se hizo acompañar de su primo Juanillo, tío-abuelo mío que me contó este incidente.

A la casa donde esa noche se llevaba a cabo la pelada de almendras se la conocía entonces como ‘de Sandalio’, estaba un tanto aislada y aún en construcción sobre una plataforma para salvar lo inclinado del terreno. A mitad de esta jornada nocturna, a María le dieron ganas de orinar, se levantó y se dirigió a la puerta de salida. Al verla venir, tanto José Luis como Juanillo, que estaban justo tras esa puerta, bajaron corriendo y se acurrucaron en la base del muro que servía de soporte a la plataforma de entrada.

María salió fuera, cerró la puerta tras ella y, como estaba oscuro y no había nadie a la vista, no bajó a satisfacer su necesidad entre los matorrales del terreno circundante, como habría sido lo normal, sino que se acercó al borde de la plataforma, se puso en cuclillas, remangó su falda, bajó sus bragas, abrió las piernas y, sin más, disparó su chorro……. que fue a caer directamente sobre la cabeza del pobre José Luis, mientras Juanillo, que se separó a tiempo, se tapaba la boca para contener la risa.

Y al dejarse oír en el silencio de la noche el sonido sibilante, alto y firme, que producía el flujo de orina de María, ésta, en voz alta y convencida de que nadie la escuchaba, exclamó: «¡Silba tú que José Luis te va a sacar el silbido!».

Y así, de esta forma tan húmeda e inesperada, pero muy bienvenida, supo José Luis cuáles eran los planes que hacia él tenía María.

[LE}> «Diminutivo» e «hipocorístico» no son sinónimos

Un hipocorístico es un nombre alternativo de persona de carácter afectivo, familiar o eufemístico, y no es lo mismo que un diminutivo.

Uso inadecuado

  • Ha defendido que la cadena pública emplee el diminutivo Pepe para rotular.
  • A la reina Victoria la llamaban Drina, un diminutivo de su primer nombre, Alexandrina.
  • Pita, el diminutivo del diminutivo de Guadalupe, fue la menor de esa familia.

Uso adecuado

  • Ha defendido que la cadena pública emplee el hipocorístico Pepe para rotular.
  • A la reina Victoria la llamaban Drina, un hipocorístico de su primer nombre, Alexandrina.
  • Pita, el hipocorístico del diminutivo de Guadalupe, fue la menor de esa familia.

Tal como explica la gramática académica, un hipocorístico puede ser un acortamiento, es decir, una variante en la que se suprime parte del nombre, como Sebas o Lupe, de Sebastián y Guadalupe, respectivamente, o puede adoptar una forma especial, sin relación obvia o directa con la original, como Pepe o Paco (de José y Francisco).

En cambio, un diminutivo se basa en añadir, sin una alteración sustancial del nombre real, el correspondiente sufijo, como Clarita y Lorencín, de Clara y Lorenzo. Los hipocorísticos a menudo tienen un diminutivo (Charito y Manolito, de Charo y Manolo), aunque el proceso inverso, por el que se crea un hipocorístico a partir de un diminutivo, es mucho más infrecuente (Pita, de Lupita o de Guadalupita).

En algunos casos, como en los dos últimos ejemplos del principio, es posible hablar de acortamiento («Pita, el acortamiento del diminutivo de Guadalupe»), en referencia al procedimiento para su creación.

Fuente

[Canarias}> Posición de la Real Academia Española con respecto a los canarismos

16-09-2024

Posición de la Real Academia Española con respecto a los canarismos

La posición de la Real Academia con respecto a la incorporación de canarismos en sus obras lexicográficas ha sido, en términos generales, poco satisfactoria. Ello es debido, fundamentalmente, a que no parecen existir criterios objetivos y razonables (como la frecuencia o la extensión de uso en el Archipiélago) que guíen la selección de las voces canarias que deben incorporarse a los repertorios generales de español que publica periódicamente la Institución Académica.

Por contra, han sido recogidas y continúan formando parte del diccionario académico hoy en día voces que, pese a estar marcadas como canarismos, tienen un escaso o nulo uso en las Islas. Así, por ejemplo, aparecen en la última edición del Diccionario de la Real Academia las palabras dialectales sarillo `devanadera´ o changallo, lla `perezoso´, que fueron incorporadas al diccionario académico en 1936 a partir de la Colección de Voces y frases provinciales de Canarias, de Sebastián de Lugo (escrita en 1846), y cuyo uso no es habitual en las Islas.

También ha sido frecuente que se dé entrada en el Diccionario de la Real Academia a voces propias de algunos países americanos obviando su presencia en Canarias, de donde, en numerosos casos, pudieron proceder. Es el caso de furnia o tupir, que en la edición del año 2014 aparecen para Cuba y Santo Domingo, en el primer caso, y Cuba y Venezuela, en el segundo, pese a que los valores de furnia como `sima vertical´ y tupirse como `obturarse´ son frecuentes en el Archipiélago.

Estas circunstancias han propiciado que la valoración más frecuente de cómo han sido y son tratados los dialectalismos canarios por la Real Academia consista en destacar la arbitrariedad y la falta de rigor que, en términos generales, han caracterizado su incorporación a los repertorios lexicográficos generales.

Palabras nuestras

lambucear

  1. v. Ensuciar, pringar con lamidos. El perrillo le lambució la cara.
  2. v. Pringar, ensuciar de comida, especialmente la cara. U. m. c. prnl. Tenía la cara lambuciada de la chocolatina.
  3. v. Albear, pintar o fregar de forma tosca o descuidada.
  4. v. Tf. y LP. Hacer regalos para obtener algún favor a cambio. Consiguió el puesto a fuerza de lambucearle los bezos al jefe.

Se pronuncia generalmente lambusiar.

Información sobre la localización de voces y acepciones

  • Fv: Fuerteventura
  • GC: Gran Canaria
  • Go: La Gomera
  • Hi: El Hierro
  • LP: La Palma
  • Lz: Lanzarote
  • Occ: Islas occidentales (Tenerife, La Gomera, La Palma y El Hierro)
  • Or: Islas orientales (Lanzarote, Fuerteventura y Gran Canaria)
  • Tf: Tenerife

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[El Paso}> Humor en casos verídicos. Cura olvidadizo

18-09-2024

Carlos M. Padrón

Ocurrieron tal y como los cuento. Los nombres, cuando los hay, son ficticios.

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Despúes de más de 20 años de noviazgo, Federico decidió casarse. Cuando sus sorprendidos amigos le preguntaron el por qué de esa decisión después de tanto tiempo, Federico dijo que no quería verse inútil y en cama y no contar con alguien que le llevara un agua de pasote.

La noticia de la boda causó tal revuelo en el pueblo, que Federico, Rosa (su novia) y el cura decidieron celebrarla en otro pueblo, pero sin decir nada al respecto. Y así fue; en la ceremonia sólo estuvieron los novios, el cura y los padrinos.

Siguiendo el protocolo, cuando el cura preguntó a Federico si aceptaba a Rosa por esposa, Federico respondió: «¿Y a qué coño cree usted que vine yo aquí?»

[Canarias}> Por qué el acento canario se parece al de algunos países de América Latina, según los expertos

17-09-2024

Nora Villalba

Por qué el acento canario se parece al de algunos países de América Latina, según los expertos

Los lingüistas explican esta peculiaridad en el español hablado en las Islas Canarias con el de países latinos como Cuba o Venezuela

Aunque se encuentran cerca de África y bastante más lejos de la Península Ibérica de lo que muchos piensan (o como el mapa del tiempo muestra), las Islas Canarias son tan españolas como cualquier otra ciudad que pertenezca a España. Y su idioma, por supuesto, es el castellano (o español). No obstante, el acento canario es bastante más diferente a otros como el andaluz, el manchego o el asturiano, siendo muy similar al de países de América Latina como Cuba o Venezuela. Los expertos, asimismo, destacan cuál es la razón y el porqué de esa similitud estando a miles de kilómetros de distancia.

Linguriosa, una conocida lingüista que cuenta con miles de seguidores, ha dado esta explicación en su canal de YouTube. En el inicio del vídeo, ha expuesto a una persona hablando y ha preguntado a los espectadores de dónde es la persona que habla, estableciendo como opciones Cuba, Islas Canarias, Colombia o México. Claramente, son cuatro lugares del mundo en donde el español es el idioma nativo, compartiendo la peculiaridad de que su acento es muy similar.

Según la experta, el hecho de que se confunda el acento de venezolanos, canarios, cubanos, puertorriqueños o algunos andaluces se debe a una razón histórica, siendo ésta la conquista de las Islas Canarias por los castellanos. A lo largo del siglo XV, la Corona de Castilla logró conquistar estas islas. Los conquistadores partían desde Sevilla, uno de los lugares de más prestigio en la era medieval.

Qué relación tienen las Islas Canarias con América Latina: el motivo por el que canarios, venezolanos, cubanos o mexicanos tienen un acento parecido

La conquista de las Islas Canarias no fue uniforme, ya que cada una de las islas tuvo sus particularidades. Las primeras fueron Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro, seguida de la Gomera. Por su parte, la de Gran Canaria fue una de las más complicadas para los castellanos. La expedición acabó con la conquista de La Palma y Tenerife, la última isla en ser conquistada y cuyo proceso fue el más largo.

Así, al enseñar a los lugareños el idioma, también se quedaban con el acento, y adoptaban normas como el «seseo» o la «s implosiva» que suena como una «j». Son rasgos que se encuentran en el español andaluz, como en el canario, como en el americano.

Con respecto a la conquista de América, Colón fue desde Sevilla hasta las Islas Canarias y desde allí hasta las Antillas, y los colonizadores se asentaron en San Salvador, Cuba y República Dominicana, partiendo desde allí hacia otros territorios para lograr la conquista. De esta forma, la línea de comunicación constante entre España y América tenía a Canarias como intermediario, estableciendo un intercambio lingüístico bidireccional.

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