[*Opino}— Por qué las mujeres viven más que los hombres, hasta en las condiciones más extremas

12-01-2018

Carlos M. Padrón

Según el artículo que copio abajo, el por qué de esto no está claro, pero creo que sí lo está: las mujeres son el medio principal que usa la Naturaleza para perpetuar la especie humana.

Para cuidar a las crías, las mujeres deben vivir más que los hombres, que en este proceso sólo son realmente necesarios para fecundar a las hembras.

De ahí que, como ya he dicho varias veces en la sección Drogamor, las mujeres son títeres de la Naturaleza. Ésta las controla mediante el instinto maternal, una fuerza que no respeta razones.

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11-01-2018

Nuño Domíngez

    Las mujeres viven más que los hombres hasta en las condiciones más extremas

Las féminas de corta edad resisten mejor que los varones en momentos de hambrunas, epidemias o esclavitud, aunque no está claro por qué

Jean Calment es la persona más longeva de la que hay constancia. Nació en 1875, conoció a Van Gogh, montó en bicicleta y fumó casi toda su vida. Cuando murió en 1997, a los 122 años, se barajó que la siguiente persona viva de más edad era Lucy Askew, británica de 104 años. Su sexo no es casualidad. Entre los que alcanzan el siglo de edad, hay cuatro mujeres por cada hombre. Esta superioridad en la esperanza de vida se mantiene en cualquier punto del planeta. Ellas suelen vivir varios años más que ellos, no está claro por qué.

Ahora, un estudio ha analizado la tasa de mortalidad en grupos sometidos a hambrunas, epidemias y esclavitud. Sus conclusiones muestran que las féminas también resisten mejor en estas horribles condiciones y destapan un hecho sorprendente. La mayor parte de la ventaja entre ellos y ellas aparece en el primer año de vida.

La mayor mortalidad registrada en la historia se dio en Liberia entre 1820 y 1843. El Gobierno de EE UU animó a los esclavos liberados a que se marchasen a una nueva patria en África. A muchos sólo les esperaba la muerte. El 43% de los emigrados fallecieron al año de llegar, probablemente debido a enfermedades infecciosas. En esos años, la esperanza de vida de un niño nacido en Liberia era de 1,68 años, y la de una niña, de 2,23, según el estudio, publicado en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU.

El trabajo analiza también las defunciones entre esclavos en la isla caribeña de Trinidad (Trinidad y Tobago) a principios del siglo XIX, durante hambrunas en Ucrania en 1933, Suecia entre 1772 y 1773, e Irlanda entre 1845 y 1849, y dos epidemias de sarampión en Islandia en 1846 y 1882. Sólo se contemplan casos en los que la esperanza de vida de uno o los dos sexos bajó de los 20 años. “Sólo hemos encontrado casos documentados del pasado porque, afortunadamente, en la actualidad es muy improbable que, incluso en las peores crisis, la esperanza de vida sea de 20 años o menos”, explica Virginia Zarulli, investigadora del Centro Max Planck de Odense (Dinamarca) y primera autora del estudio.

En casi todos los casos analizados las mujeres vivieron más que los hombres. La ventaja va del medio año más de vida —en el peor de los casos (Liberia)— a 3,7 años más en el mejor (Irlanda). La única excepción se da entre los esclavos de Trinidad, algo que Zarulli y su equipo atribuyen a que los hombres eran considerados más valiosos para trabajar en el campo y, por tanto, se les cuidaba más. La mayoría de la ventaja en supervivencia de las mujeres sobre los hombres se da durante el primer año de vida, después del cual las diferencias entre sexos se atenúan. En Liberia, Trinidad, Islandia e Irlanda ese desequilibrio en la mortalidad infantil explica hasta el 50% de toda la divergencia. En catástrofes más recientes, como la hambruna que siguió a la II Guerra Mundial en Holanda y otras registradas en Asia, se observa una ventaja similar.

“En condiciones normales, la mortalidad de niños tiende a ser mayor que la de las niñas, por eso la proporción natural es de unos 107 niños nacidos por cada 100 niñas”, explica Zarulli. “La enorme diferencia que hemos encontrado en favor de las féminas durante las crisis es muy sorprendente. Lo que se sabe de las épocas estudiadas es que, si había un trato preferencial por sexos, los machos eran los beneficiarios, por lo que es incluso más reseñable que a pesar de una posible discriminación las niñas sobrevivan más”, argumenta.

Los autores creen que esta superioridad tiene una explicación biológica. En condiciones de vida  similares, las féminas siempre viven más, como han demostrado varios estudios, incluido uno entre monjes y monjas de clausura en Bavaria (Alemania), éstas con una ventaja de hasta un año de vida más.

Entre la mayoría de mamíferos, incluidos los primates, tanto salvajes como en cautividad, las hembras también viven significativamente más tiempo. Las hormonas sexuales pueden ser parte de la explicación, señala el estudio. Los estrógenos femeninos son antiinflamatorios y protegen el sistema circulatorio, mientras la testosterona está asociada a una mayor mortalidad por algunas enfermedades. Los estrógenos fortalecen el sistema inmune, mientras la testosterona y la progesterona parecen hacer lo contrario. La incidencia de infecciones es menor entre mujeres que hombres (la mayoría de las muertes en las poblaciones analizadas pueden achacarse a la disentería, la inanición y la diarrea). Junto a estos factores biológicos hay otros sociales que han venido ayudando al sexo femenino, como que ellas fuman, beben y se drogan menos, conducen de forma menos temeraria, cuidan más su alimentación y tienen menos comportamientos arriesgados.

“El hecho de que entre bebés, cuando las diferencias de comportamiento son mínimas, las niñas sobreviviesen mucho más parece apuntar a que la ventaja femenina tiene unas raíces biológicas bien asentadas”, opina Zarulli. “A riesgo de simplificar demasiado, podemos ver fácilmente cómo, para sobrevivir, una tribu imaginaria necesita solo unos cuantos hombres, pero muchas más mujeres. Un solo hombre puede tener muchos hijos, pero el número de bebés que puede criar una mujer es limitado”, señala.

Si se hubieran tenido en cuenta no sólo los nacimientos, sino las concepciones, algo complicado de encontrar en los registros, la superioridad femenina sería incluso mayor, pues “por cada 100 hembras se conciben unos 160 varones”, explica Diego Ramiro, demógrafo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. “Este trabajo  viene a demostrar que las mujeres son el sexo fuerte, aunque debido a que viven más también sufren más achaques”, añade.

Los dos investigadores que han dirigido la investigación, Kaare Christensen, de la Universidad del Sur de Dinamarca, y James Vaupel, fundador del Centro Max Planck de Investigación Demográfica en Rostock (Alemania), llevan años estudiando los fundamentos biológicos del envejecimiento y los límites de longevidad humana. Según Vaupel no hay límite de edad establecido para nuestra especie —una declaración discutida por otros expertos— y es de esperar que se sigan ganando 10 años de esperanza de vida cada 40 años. Si esto es cierto, es de esperar que las mujeres seguirán llevando ventaja durante mucho tiempo.

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[LE}— ‘Convencer’, conjugación adecuada

NotaCMP.- En mi búsqueda de artículos para nutrir este blog he encontrado verdaderas barrabasadas escritas por lo que considero supuestos periodistas o reporteros de “agua dulce”, o sea, ignorantes de lo que hacen. Pero el error del que trata el artículo que sigue es un exponente imperial de desconocimiento de la lengua española; algo escrito por una persona realmente analfabestia.

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28-12-2017

El verbo convencer es regular y se conjuga como el verbo vencer, de modo que lo adecuado es convenza, no convezca.

En los medios de comunicación es frecuente encontrar este verbo conjugado, de manera inapropiada, como el irregular agradecer:

  • «La empresa está al borde del abismo, ya que no consigue sacar al mercado un móvil que convezca»,
  • «El club está a la espera de una oferta que lo convezca lo suficiente para firmar» o
  • «Los jóvenes no podrían acceder a esas páginas a no ser que convezcan a sus padres de lo contrario».

Según el Diccionario Panhispánico de Dudas, convencer, que significa ‘mover con razones a alguien para que crea o haga algo’, se conjuga igual que los verbos regulares terminados en -er:  convenzo, convenza, convenzamos, etc.; por tanto, es inapropiado incorrecto usar formas como convezco, convezca, convezcamos o convezcan, que se ven con alguna frecuencia en los medios.

Así pues, en los ejemplos antes citados lo adecuado correcto habría sido escribir

  • «La empresa está al borde del abismo, ya que no consigue sacar al mercado un móvil que convenza»,
  • «El club está a la espera de una oferta que lo convenza lo suficiente para firmar» y
  • «Los jóvenes no podrían acceder a esas páginas a no ser que convenzan a sus padres de lo contrario».

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[Hum}– Reflexiones para ingenieros

Si eres ingeniero,

  • Trabajas a horas extrañas, ¡como las putas!
  • Generalmente trabajas hasta tarde, ¡como las putas!
  • Generalmente eres más productivo de noche, ¡como las putas!
  • Generalmente trabajas apurado y con el cliente encima, ¡como las putas!
  • Te pagan por mantener al cliente feliz, ¡como las putas!
  • El cliente paga mucho más, pero tu jefe se queda con casi todo el dinero, ¡como las putas!
  • Cobras por hora, pero tu tiempo se extiende hasta que termines, ¡como las putas!
  • Te recompensan por satisfacer las fantasías de tus clientes, ¡como las putas!
  • Es difícil tener y mantener una familia, ¡como las putas!
  • Cuando te preguntan en qué trabajas, no lo puedes explicar ¡Como las putas!
  • Tus amigos se distancian de ti, y tú sólo andas con otros iguales que tú ¡Como las putas!
  • Ves a los mayores como decrépitos y a los jóvenes como competencia ¡Como las putas!
  • El cliente paga tu cuenta del hotel y de las horas trabajadas, ¡como las putas!
  • Evalúan tu «capacidad» con horribles pruebas, ¡como las putas!
  • El cliente siempre quiere pagar menos, y encima quiere que hagas maravillas, ¡como las putas!
  • Cada día al levantarte dices: «¡NO VOY A HACER ESTO TODA MI VIDA!», ¡como las putas!
  • Estás convencido de que todo cambiará cuando tengas «tu propio negocio», ¡como las putas!

Ahora bien, ¿realmente eres ingeniero?