[Hum}— Los tropezones

Prehistórico. Toda una primicia: ¡el primer chiste picante que me echaron en mi vida… allá por 1953!

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Estaban hablando el alcalde y el maestro en la taberna del pueblo:

“Hoy viene el nuevo párroco”.

“¿Y le va usted a avisar de la costumbre que tienen las mujeres de decir ‘tropezar’ en vez de cometer adulterio?

“No, ya se enterará él”.

El nuevo párroco empezó a confesar ese mismo día:

“Ave, María Purísima”

“Sin pecado concebida. A ver, hija, ¿Qué te pasa?”

“Padre, confieso que he tropezado”

“Pero, hija, eso no es pecado. Anda, vete tranquila”

Así una tras otra, casi todas las mujeres del pueblo, y días tras día durante una semana, al cabo de la cual el párroco, al terminar las confesiones, se fue directamente a la taberna y le dijo al alcalde:

“Señor alcalde, a ver si repara usted las calles que las mujeres no hacen más que tropezar”

“¡¡¡Ja, ja, ja, ja!!!”

“Pues no sé de qué se ríe usted si su mujer es la que más que tropieza”.

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