[LE}– ‘Capa de ozono’, en minúscula

13-09-2017

La expresión capa de ozono, que alude a una zona de la atmósfera que filtra las radiaciones nocivas del Sol, se escribe íntegramente en minúscula.

Con motivo del trigésimo aniversario del Protocolo de Montreal, en los medios pueden verse frases como

  • «Mediante el protocolo de Montreal, los países se comprometieron a eliminar el uso de sustancias que dañaban la Capa de Ozono» o
  • «La destrucción de la capa de Ozono da una tregua y comienza a regenerarse».

Dado que se trata de la denominación descriptiva de una región de la atmósfera donde aumenta la concentración de ozono, no hay razón para escribirla con mayúscula, como tampoco se hace con las de otras como ionosfera o estratosfera.

Asimismo, ozono se escribe con minúscula inicial por tratarse de una sustancia química, igual que el agua, el amoniaco o el metano, de modo que en los ejemplos anteriores lo apropiado CORR habría sido capa de ozono o, como denominación alternativa pero más técnica, ozonosfera.

Se recuerda finalmente que la expresión Protocolo de Montreal se escribe con iniciales mayúsculas y sin cursiva ni comillas.

Por todo ello, en los ejemplos anteriores lo adecuado correcto habría sido escribir 

  • «Mediante el Protocolo de Montreal, los países se comprometieron a eliminar el uso de sustancias que dañaban la capa de ozono» y
  • «La destrucción de la capa de ozono da una tregua y comienza a regenerarse».

Fuente

[Hum}– Por qué despedí a mi secretaria

Un hombre relataba a otro por qué había despedido a su secretaria.

Dos semanas atrás —contaba él—, fue mi cumpleaños número 37 y no me sentía nada bien cuando me levanté esa mañana. Fui a desayunar sabiendo que mi esposa estaría contenta y me diría «¡Feliz cumpleaños!», y quizás tendría un regalo para mí, pero ella ni siquiera me dio los buenos días. Yo dije para mis adentros «Bueno, quizás mis hijos se acuerden».

Los niños vinieron a desayunar y no dijeron ni una sola palabra. Cuando me fui a mi oficina me sentía totalmente deprimido, y pensé «Ni siquiera el perro se mostró agradecido. Valiente chiste éste de celebrar un cumpleaños más. A toda mi familia le importo poco».

Al entrar en mi oficina, mi bella secretaria Jeanette, me dijo: «Buenos días licenciado, y ¡feliz cumpleaños!». Ahí me empecé a sentir un poco mejor, por lo menos ella sí se acordaba.

Después de innumerables reuniones y telefonazos, ya cerca de las dos de la tarde, entró Jeanette y me dijo: «Sabes… hace un día precioso y además es tu cumpleaños. ¿Qué tal si vamos a comer los dos solos, tú y yo?».

Y yo me dije «Ésta es la mejor cosa que he oído en todo el día», así que, tomé mi chaqueta y salimos. En vez de ir a comer al lugar acostumbrado, fuimos a un sitio seguro, en el campo, un lugar mucho más privado.

Comimos y nos tomamos varios martinis, la comida estuvo deliciosa, nos divertimos bastante. De regreso a la oficina, ella dijo «Sabes, ¿para qué desperdiciar este ambiente? Mejor no regresemos a la oficina. En vez de regresar, te invito a mi apartamento donde te podré preparar unos deliciosos martinis o lo que tú quieras».

Una vez dentro del apartamento, puso música suave (por cierto, una de mis preferidas), la luz tenue y me dijo de manera prometedora: «Si no te molesta, creo que voy a mi dormitorio a cambiarme de ropa y ponerme algo más cómodo. Ahora regreso».

Yo la dejé ir, pues no me molestaba eso. Ella entró en su habitación, cerrando la puerta a su paso, y a los seis minutos regresó cargando un gran pastel de cumpleaños… y seguida de mi esposa, hijos y algunos compañeros de oficina, todos ellos cantando «Cumpleaños feliz».

Y allí estaba yo, desnudo en la sala, sólo con los calcetines puestos.