[LE}– ‘Orbital’ no es ‘mundial’

28-08-2017

El término orbital está relacionado con las órbitas, por lo que es inapropiado su uso como equivalente de mundial o global en expresiones como «cita orbital» o «marca orbital».

En la prensa se pueden encontrar frases como

  • «Llegará a la cita orbital a defender la doble corona que logró en 2013 y 2015»,
  • «Le permitió clasificarse para la cita orbital que se disputará en Hungría» o
  • «La anterior marca orbital estaba en manos de Florence Jebet Kiplagat».

En estos casos se está empleando este término como si significara ‘del orbe, del mundo’, cuando en realidad no es así: el adjetivo orbital no se ha formado a partir de orbe (‘esfera terrestre o celeste’), sino de órbita (‘curva debida a la acción gravitacional, descrita por un cuerpo celeste que se mueve en torno a otro’).

Así, en los ejemplos anteriores lo adecuado correcto habría sido optar por adjetivos como mundial, universal, global o intercontinental, según los casos:

  • «Llegará a la cita mundial a defender la doble corona que logró en 2013 y 2015»,
  • «Le permitió clasificarse para la cita intercontinental que se disputará en Hungría» y
  • «La anterior marca mundial estaba en manos de Florence Jebet Kiplagat».

Fuente

[Hum}– Integridad femenina (valga el contrasentido)

Una mujer y un hombre se ven envueltos en un accidente de tráfico, uno realmente aparatoso. Los dos vehículos, el del hombre y el de la mujer, quedaron totalmente destrozados, pero, asombrosamente, ni el hombre ni la mujer sufrieron heridas.

Después de salir con esfuerzo de sus automóviles, la mujer examina el suyo y exclama:

—¡Dios mío, qué asombroso¡ Usted es un hombre y yo una mujer, cada uno iba solo en su carro, chocamos y mire los vehículos: ¡No ha quedado nada de ellos! Pero, afortunadamente, nosotros estamos ilesos. Creo que esto debe ser una señal de Dios para que nos conozcamos y vivamos juntos y en paz por el resto de nuestros días.

—Estoy completamente de acuerdo con usted —replica el hombre—. Esto debe ser una señal de Dios.

La mujer continúa,

—Y observe esto: he aquí otro milagro. Mi carro está completamente destruido pero esta botella de vino no se ha roto. De seguro que Dios quiere que nos la bebamos y celebremos nuestra buena suerte.

Y le pasa la botella al hombre quien, asintiendo con la cabeza, la abre y bebe varios tragos monumentales. Luego se la devuelve a la mujer. Ella la toma, la tapa y se la devuelve al hombre que, intrigado, le pregunta,

—¿Es que usted no va a beber?

La mujer se limita a decir:

—No. Creo que yo esperaré hasta que llegue la Policía.