Si fuera cierto el riesgo que cita el artículo Lo que realmente ocurre cuando una mosca se posa en tu comida, yo habrá muerto siendo adolescente, pues habiéndome criado en un pueblo agropecuario y, por tanto, en la cercanía de muchos animales domésticos y lidiando a diario con ellos, que una mosca cayera en el plato de comida de cualquiera de ese pueblo era algo que ocurría casi a diario, y nadie, al menos nadie de mi entorno, botó comida por eso.
Es más, por una apuesta me comí una vez dos moscas. … y aún vivo.
